Datos
técnicos:
Título:
El último morisco.
Autor:
Diego Ramos.
Autoeditado
Amazon (Amazon).
1ª
Edición: Octubre/2022.
ASIN:
B0BHXDGSPY.
Formato:
Ebook.
Idioma:
Español.
Nº
pág.: 442.
Precio: 4,99 € en ebook.
24, 00€ tapa dura.
19,90 € tapa blanda.
Sinopsis:
Alarmado
por el avance otomano en el Mediterráneo y las osadas acciones de
los corsarios berberiscos en las costas españolas, el rey Felipe II
proclama en 1567 una Pragmática Sanción que prohíbe a los
«cristianos nuevos» utilizar la lengua árabe y suprime sus
costumbres.
Esa
decisión provoca la rebelión de las Alpujarras, una contienda
fratricida que acabó con las vidas de decenas de miles de personas y
causó la esclavitud y el destierro de muchas más.
Centrándose
en la historia de Khalíl y Dídac, dos jóvenes cuyas vidas se ven
zarandeadas por el vendaval de la guerra, El último morisco recrea
con singular viveza el universo español de mediados del siglo XVI,
poblado con personajes, despreciables unos y heroicos otros, familias
rotas y cadáveres de inocentes, a medio enterrar en cunetas nevadas.
Entre
tanto sufrimiento, el lector encontrará retazos de amor y, quizás,
un rayo de esperanza.
Opinión
Personal:
La
primera reseña de este recién estrenado año 2023 es sobre una
novela autoeditada en Amazon que me sorprendió muy mucho: El último
morisco, del escritor almeriense Diego Ramos,
quien se considera «hijo de
la emigración». Como digo
en estos casos, hay que estar muy pendiente de sus nuevas
publicaciones, porque en esta su ópera prima demuestra un buen hacer
literario, en el que ofrece una trama muy visual y atractiva, absorbente, dinámica, solvente, bien escrita y con un ritmo de lectura fluido,
lo que es de agradecer, porque el narrador omnisciente mantiene la
intriga a lo largo de los 61 capítulos en los que se estructura el
desarrollo de la trama, ya que da a entender al lector que no tardará
en encontrarse con episodios que atraerán su atención.
A
lo largo del desarrollo de la trama el narrador omnisciente
ofrece la intrahistoria de lo sucedido en la llamada Rebelión de las
Alpujarras o también Guerra de las Alpujarras, por la gravedad e
intensidad de los combates y escaramuzas que tuvieron lugar entre los
dos bandos contendientes, sobre todo a medida que los moriscos se
daban cuenta de la dureza de las medidas tomadas por el rey Felipe
II, quien en una pragmática sanción en la que, si querían ser
considerados buenos cristianos, les prohíbe utilizar la lengua árabe
y suprime sus costumbres. Una pragmática sanción impuesta por temor
a un ataque otomano, como se reflejará en varias fases de la novela,
ante las consecuencias que pueden surgir de una incursión de la
escuadra turca. Hablo de intrahistoria porque a lo largo de los capítulos el autor muestra cómo son los ciudadanos de a
pie los más perjudicados por un conflicto bélico en el que se ven
inmersos sin ellos haberlo pedido. Son quienes llevan la peor parte
de esta rebelión, porque muchos de ellos ven cómo sus familias
sufren las consecuencias de la misma, en la que hijos, padres,
hermanos o abuelos son conducidos a una muerte horrenda originada por
la barbarie humana, en unas acciones en las que no duda en mostrar
su lado más oscuro y ruin. Como adelanta la sinopsis, El
último morisco recrea con singular viveza el
universo español de mediados del siglo XVI, poblado con personajes,
despreciables unos y heroicos otros, familias rotas y cadáveres de
inocentes, a medio enterrar en cunetas nevadas.
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(Sorbas-Almería) |
El
escritor almeriense, aunque «hijo
de la emigración», ofrece al lector una
historia en la que se encontrará con dos personajes que no le dejan
indiferente por las vicisitudes que les toca vivir desde su infancia
y, sobre todo, por el vuelco que ocasionará en sus vidas la Rebelión
de las Alpujarras. Khalíl y Dídac son dos jóvenes que parecen no
tener nada en común, pero el paso del tiempo indica que tienen
rasgos que los unen. La supervivencia y la rebelión a la que me acabo de referir
marcarán el destino de los habitantes de esta comarca, influirá en
su evolución como personas, porque ambos se tendrán que amoldar a
la violencia que se desata en esta comarca, si no quieren ser
víctimas de un enfrentamiento que con el paso del tiempo cobra
víctimas inocentes, muchas de ellas masacradas de forma cruenta e
inhumana. Khalíl será testigo de cómo su vida apacible en la aldea
de Quajarana dará un gran giro desde que la revuelta morisca es
una realidad y su virulencia se incrementa con el paso del tiempo,
ante la firmeza del rey Felipe II impuesta por la pragmática sanción, y el descontento que esta provoca en los
cristianos nuevos al ver cómo les prohíben seguir utilizando sus
costumbres ancestrales. Dídac también llevaba una vida apacible con
sus padres en la comarca del Maresme, en el Principado de Cataluña,
en donde se ganan la vida talando árboles. Padre e hijo son
contratados en unos astilleros en los que se estaban construyendo
tres galeras reales, pero el progenitor de Dídac, Jaume Martí, es
arrestado sin causa justificada, por lo que la vida de su hijo toma
un derrotero diferente al que tenía previsto y las vicisitudes le
acompañarán desde ese episodio, hasta verse envuelto en un
conflicto que nada tiene que ver con él, si bien prefiero que sea el
lector quien descubra las circunstancias que le llevaron hasta las
Alpujarras. Como afirma el autor en una entrevista que le realizan en
la web Tregolam, « Ambos quieren vivir y
dejar vivir. Pero a lo largo del camino se van a encontrar con seres
mezquinos y situaciones que les pondrán en serios aprietos».
Me
gustó mucho el enfoque que le dio Diego Ramos a la trama de El
último morisco, un título muy acertado,
después de tener claro quién era el personaje al que se refiere. A
lo largo de los capítulos el narrador omnisciente relata cómo se
fragua la rebelión de los moriscos de las Alpujarras y la crudeza
del enfrentamiento entre ambos bandos contendientes, pero también
con la incertidumbre a la que se enfrentan los nuevos cristianos una
vez que son conscientes del desenlace de este conflicto. Un conflicto
que el lector seguirá con mucho interés, pero también horrorizado
por las escenas que describe la voz narrativa, ante el destierro
incierto al que son condenados los moriscos una vez finalizada la
contienda, y sabedores de que sus antiguas moradas van a ser
repobladas por cristianos viejos, episodios que darán lugar a
escenas conmovedoras. Una trama en la que la voz narrativa incide en poner rostros a aquellas familias rotas y olvidadas con el
paso del tiempo, y que fueron las principales afectadas en un
conflicto que segó la vida de decenas de miles de personas. También
se fija en quienes se aprovechan de esta rebelión para sacar
aprovecharse de quienes consideran los más vulnerables, porque
incluso no dudan en venderlos como esclavos u provocarles las más
crueles vejaciones.
El
narrador omnisciente ofrece también el día a día de los moriscos
de esta comarca, a la par que se incrementa la escalada de tensión y
violencia. Un día a día en el que se refleja con detalle las
costumbres de los cristianos nuevos, pese a que son conscientes de
pueden ser condenados por no respetar las normas impuestas por el
monarca español. En mi modesta opinión,
entiendo que el autor tuvo claro que tenían que ser la población de
Sorbas y la aldea de Quajalana los lugares que más peso tienen en la trama, porque en esta zona del reino de Granada la
violencia no estuvo tan presente en el inicio de la rebelión como en el resto de Las Alpujarras.
Entiendo que es por esta particularidad que la voz narrativa incide
en cómo la espiral de este conflicto afecta a habitantes de ambas
poblaciones. De hecho, es la familia de Khalíl y Francisco Calderón
quienes atraen la atención del lector por toda la violencia que
reciben, por quienes tenían claro que había que vigilar y castigar
con dureza por la desconfianza que tienen hacia ambos núcleos
familiares. Francisco Calderón y su hijo Juanillo partieron de un
pueblo cercano a Albacete, porque decidió empezar de cero en algún
lugar para olvidarse del infortunio que recordaba a cada instante, y
deciden instalarse en Quajalana.
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(Abén Humeya-Caudillo morisco)
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Otro
gran atractivo de El último morisco
son los personajes. Unos personajes que reflejan cómo era la España
del siglo XVI, en la que conviven con recelo los cristianos viejos
con los nuevos o moriscos. El lector se encontrará con unos
personajes muy vivos, quienes por su forma de ser y actuar parecen
cobrar vida propia. Son trazados con gran fuerza psicológica y unas
descripciones físicas claras y concisas que nos ayudan a imaginar
cómo son, y con el paso de los capítulos nos vamos familiarizando
con su personalidad. Una personalidad que se acentúa a medida que
este conflicto bélico se recrudece porque se originan episodios en
los que se reflejan lo peor y lo mejor del ser humano. Diego Ramos
relaciona con naturalidad figuras históricas con los que son
creados por su imaginación. Don Diego de Haro y Sotomayor, marqués
del Carpio, Luis Fajardo de la Cueva, marqués de los Vélez y
adelantado mayor del reino en Murcia, don Juan de Austria, Aben
Humeya, que encabezó la rebelión de Las Alpujarras, y
posteriormente Abén Aboo, y otros históricos menos conocidos como
Jerónimo El Maleh, general morisco, o el caballero Antich Sarriera,
entre otros. En este sentido, y en mi modesta opinión, entiendo que
tienen una gran importancia en la novela los diálogos que mantienen, porque el lector conocerá a través de las
conversaciones que mantienen los movimientos que planifican los altos
mandos de los dos bandos contendientes, lo que opinan las familias
sobre este conflicto, porque tienen miembros implicados en el mismo,
o las desavenencias y episodios de alta tensión que tienen lugar al
no haber conformidad con algunas decisiones que se toman. Incluso
también sirven para conocer la relación que mantienen los vecinos
de los pueblos que de una forma u otra toman parte en esta rebelión,
porque servirán para señalar a quienes se acusan como
traidores, lo que dará lugar a que se ordenen ejecuciones, incluso
sin justificación alguna para llevarlas a cabo, como se podrá
comprobar en algunas fases de la novela. Me gustaron las descripciones que ofrece la voz narrativa zobre las poblaciones y parajes de Las Alpujarras por las que transita el elenco que conforma el dramatis personae de la novela, porque son muy visuales y ayudan a imaginarse cómo son los espacios por los que se mueven.
Me
gustó mucho El último morisco,
sobre todo por el enfoque que le dio Diego Ramos, quien planificó y
desarrolló la trama con objeto de ponerle rostros a una de aquellas
familias rotas y olvidadas. Familias que querían vivir y dejar vivir
pero que, sin comerlo ni beberlo, fueron las más castigadas por este
cruento conflicto, que se define como la primera guerra civil que
hubo en España. Junto al desarrollo de la rebelión está la cara
más amarga de este enfrentamiento armado, como consecuencia de su
desenlace los moriscos de Las Alpujarras son enviados a un
exilio incierto, con el dolor que conlleva, porque los deportados son
conscientes de que no regresarán al hogar de sus ancestros. Este es
un conflicto cruento que se cobra la vida de decenas de miles de
personas, muchas de las cuales sufren una muerte atroz, a manos de la
barbarie humana o del crudo invierno, que origina que muchos
cadáveres sean abandonados en las cunetas. Las vejaciones están
también muy presentes, sobre todo porque los causantes de las mismas
se escudan en el poder que tienen o les ampara, e incluso se
aprovechan de los seres más indefensos para hacer negocio con ellos
vendiéndolos como esclavos. El ritmo de El
último morisco es muy fluido, influido por
el dinamismo de la trama y por el dominio de los diálogos frente a
la narración. Unos diálogos que no tienen desperdicio, como lo
aclaro a lo largo de esta reseña. A lo largo de los capítulos, el
narrador omnisciente ofrece un relato muy visual cargado de realismo.
El autor es fiel a la exhaustiva labor de documentación realizada,
por lo que puede decirse que el lector tiene ante si una crónica
novelada de la época, en la que el autor da visibilidad a uno de los
episodios más oscuros y desconocidos de la historia de España, por
lo que el lector se encuentra con una obra fiable, muy bien
construida, con una gran intensidad narrativa y grandes dosis de
emoción. Pese a que los personajes viven episodios cruentos, hay
incluso tiempo para el romance y diría que también para la
esperanza, encarnada en los protagonistas, Khalíl y Dídac, quienes
viven situaciones muy duras, pero que al mismo tiempo les fortalecen
y les vuelven más maduros, y son conscientes de que una vida nueva
es posible, después del infierno que les tocó vivir. Esto que acabo
de comentar se manifiesta en un desenlace que me gustó mucho, sobre
todo por lo que vivieron ambos personajes en el ámbito sentimental,
y la decisión que toma Khalíl con respecto al destino del hogar
familiar al que ya no podrá regresar. Sin duda alguna, El
último morisco es una magnífica lección de
historia.
Biografía:
Nació en Francia y se considera "hijo de la emigración". Tras estudiar ingeniería técnica industrial en Barcelona, su carrera como ejecutivo de una multinacional le llevó a residir en distintos continentes y a tener responsabilidades de negocio tanto en América como en varios países europeos. Aun así, reconoce que con el paso del tiempo se siente cada vez más apegado a sus raíces almerienses.
Curioso
por naturaleza, es un apasionado de la historia. En la actualidad se
dedica a tiempo completo a la escritura.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de Amazon. Fotografía de Diego Ramos tomada de su web. Imagen de Sorbas, en Almería, tomada de Wikipedia. Imagen de Abén Humeya tomada de Wikipedia.