viernes, 9 de junio de 2023

El domador de lagartijas, de María Dolores García Pastor.

 










Datos técnicos:




Título: El domador de lagartijas.

Autora: María Dolores García Pastor.

Editorial: Palabras de Agua.

1ª edición: Febrero/2018.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN:978-84-948061-5-5.

Idioma: Español.

Nº pág.: 250.




Sinopsis:




Aurora y Ginés son dos niños que viven en un pueblecito español de la posguerra. Ninguno de los dos va a la escuela, lo que les permite vivir una infancia en libertad más allá de sus respectivos problemas familiares. Su vida cambiará con la llegada de una joven maestra, que busca el anonimato de la vida rural, y la irrupción de un circo ambulante en la rutina de sus días. Las intrigas del hijo falangista del alcalde traerán la desgracia al padre de Aurora, un viudo republicano que intenta seguir adelante tras la derrota cuidando de su hija y de su cuñado inválido.

La abuela de Ginés, el tío de Aurora, el funambulista del circo Odeón, o el maqui que sobrevive a duras penas en el monte, son otros de los personajes que conforman esta novela coral sobre la infancia y los sueños, sobre las derrotas impuestas y los pequeños triunfos que todos llevamos dentro.




Opinión Personal:




Las novelas ambientadas en la Guerra Civil Española y posterior posguerra cuentan historias que sorprenden y no dejan indiferentes al lector, porque a través de ellas nos encontramos con episodios desconocidos, o si tenemos constancia de ellos, son contados desde una perspectiva diferente por quienes vivieron y padecieron las consecuencias derivadas de este cruento conflicto fratricida, que segó la vida de miles de españoles. En relación con lo que acabo de comentar, El domador de lagartijas, obra de la escritora barcelonesa María Dolores García Pastor, contiene una trama que, en mi caso, me tocó la fibra de pleno, porque la historia que relata el narrador omnisciente es contada desde la perspectiva de la inocencia de dos niños que les toca vivir en un período dominado por la pobreza, el hambre, la miseria y las represalias. Pese a ello, estos dos niños también procuran aprovechar los momentos en los que disfrutan de una cierta libertad para buscar aventuras propias de su edad. Sin embargo, a través de esas aventuras son testigos de las derrotas impuestas, pero también de los pequeños triunfos que todos llevamos dentro, como se podrá comprobar, sobre todo, en los capítulos finales, en los que las duras situaciones que viven en primera persona estos dos personajes les harán madurar y sentir el impacto de la cruda realidad que les rodea.

(Cuevas de la Araña-Bicorp-Valencia)
El domador de lagartijas mantiene el interés y la intriga durante los 32 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama. En mi opinión, me encontré con una trama que va de menos a más, sobre todo en el último tramo de la novela, si bien ya desde el principio suceden episodios que atrajeron mi atención. Puede decirse que su trama está dividida en dos partes bien diferenciadas: en la primera se desarrolla en torno a las penurias que atraviesa Cosme Moreno, el herrero del pueblo. Cosme Moreno fue un miliciano que combatió en la guerra civil española, y tras finalizar este crudo conflicto bélico, regresa al pueblo, en donde se las ve y desea para seguir adelante con su trabajo, porque los vencedores no lo dejan tranquilo y quieren buscarle la ruina como sea, tal y como se podrá comprobar en determinadas fases de la trama. Leocadio Beltrán, el hijo falangista del alcalde, se aprovecha de su posición para cometer las barbaridades y atrocidades que sean necesarias, para amedrentar a los perdedores de la recién finalizada contienda. Junto a Cosme Moreno aparece un nuevo personaje, la recién llegada nueva maestra del pueblo, Lilith Betancourt, que viene a sustituir a don Higinio, quien «había sido maestro de aquel lugar durante treinta años, se jubilaba» (pág. 31). En la que se puede tomar como la segunda parte llega al pueblo un destartalado circo Odeón, cuya presencia originará una serie de episodios que alterarán la vida del pueblo, y mantendrá la atención del lector por todo lo que sucede desde su llegada hasta que deciden abandonarlo para actuar en la capital. En este tramo se desarrollan una serie de episodios que culminan en un final diría que impactante, e incluso sobrecogedor. Un circo que puede tomarse como una metáfora de lo que la guerra había dejado a su paso, reflejado en los mugrientos y descoloridos camiones que lo conforman y los escasos recursos de que disponían para ofrecer una atractiva función que atrajera a los espectadores que se interesan por sus actuaciones.

La trama se ubica en un pueblo ficticio de la provincia de Valencia. Pese a lo que acabo de comentar, está bien trazado y el lector puede hacerse a la idea cómo son los espacios por los que se mueven los personajes, por las descripciones claras y concisas que ofrece la voz narrativa. Sin embargo, hay ciertos parajes que lo rodean y que invitan a ser visitados, como las llamadas Cuevas de la Araña, al igual que el río Escalona o el macizo de Caroche. También se cita a la próxima población de Millares, en donde vive el médico que asiste a los enfermos del pueblo cuando lo llaman, o el municipio de Enguera, de triste recuerdo para muchos republicanos. A lo largo de los capítulos se describen escenas costumbristas, en las que se percibe la diferencia en el día a día entre quienes son afines al régimen franquista y quienes lucharon o apoyaron a los perdedores. Aún resuenan los ecos de la guerra civil, por lo que en determinadas fases se relatan duras escenas derivadas de este cruento conflicto bélico. Una consecuencia directa son las fuertes represalias que se llevaron a cabo contra los perdedores de la guerra civil: nadie estaba a salvo de ser señalado como rojo o encubridores de quienes apoyaban, dentro de lo que podían, a los guerrilleros que se habían echado al monte para expulsar del poder al ilegítimo gobierno franquista; pero, sobre todo, quienes más las sufrían eran los milicianos que regresaban del frente y querían reiniciar su vida.

(Enguera-Valencia)
María Dolores García Pastor perfila unos personajes bien definidos. En El domador de lagartijas el lector se encontrará con una novela coral, en la que los personajes que conforman el elenco que transitan por sus páginas viven episodios que originan un efecto dominó porque, en mi opinión, diría que afectan, de una forma u otra, al conjunto de los que tienen un mayor peso en el desarrollo de la trama. Sin embargo, son los niños Aurora y Ginés quienes más atrajeron mi atención, y supongo que también la de la mayoría de los lectores que decidieron disfrutar de esta atractiva historia. Unos niños que, desde su inocencia, viven la realidad que les rodea de una forma diferente, como niños que son, pero determinados episodios que suceden en el pueblo les marcarán y el lector se sorprenderá cómo casi sin darse cuenta pasan a comportarse como adultos, pese a la corta edad que tienen. «Aurora era la mejor amiga de Ginés. Sus ojos grandotes y tristes encerraban esa sabiduría que solo atesoran cierto tipo de niños cuya vida interior es más intensa, si cabe, que la que viven cada día» (pág. 346). Aurora no va a la escuela porque sus compañeros le hacen la vida imposible, al ser hija de un rojo. Se dedica a realizar las tareas de casa que puede, mientras su padre trabaja en la forja, y le ayuda a cuidar de su tío Fermín, que quedó parapléjico tras una paliza que le dieron. Ginés es el hijo único de Paulina, una muchacha enfermiza y enclenque, y de Ginés, hijo de Úrsula, de quien se decía por el pueblo que «era una bruja de esas que lo mismo te echan el mal de ojo y pillas una triquinosis que te lanzan un conjuro para que se mueran todas las bestias» (pág. 16). A Ginés lo toman por el tonto del pueblo, si bien se comprobará, sobre todo en los últimos capítulos, cómo «tenía una profunda clarividencia, la sapiencia desprejudiciada de aquel que se atreve a decir siempre lo que piensa» (pág. 235).

Me gustó mucho El domador de lagartijas, un título que me intrigó desde el principio, pero prefiero que sea el lector quien descubra el origen del mismo. Me encontré con una novela que no deja indiferente y que, en mi caso, me tocó la fibra sensible, porque diría que los hechos que relata un narrador omnisciente  son contados desde la perspectiva de la inocencia de dos niños, Aurora y Ginés. Pese a su corta edad, muestran una madurez impropia de ellos, porque los episodios que viven, sobre todo en los últimos capítulos, les hacen ver la realidad de una forma diferente a como la sentían en el primer tramo de la novela. El estilo narrativo de María Dolores García Pastor me pareció muy cercano, a la par que muy cuidado, y que le lleva a describir con gran sensibilidad los episodios más duros que relata el narrador omnisciente. Una sensibilidad que se percibe, sobre todo, en los episodios que toman parte los dos niños ya mencionados en este párrafo y que, dadas las circunstancias que les rodean, pasan desapercibidos para la mayoría de sus conciudadanos. Sin embargo, la presencia del destartalado circo Odeón les ayudará en su crecimiento vital, porque comprueban cómo los artistas que forman parte de su elenco, en especial Mateo, el funambulista, les hacen ver que son unos niños que no tienen nada que envidiarles a los demás. Otro tanto sucede con Lilith Betancourt, la nueva maestra del pueblo, quien se interesa y preocupa por la escolarización de ambos, al igual que procura ayudar a Cosme a resolver los duros problemas en los que se ve envuelto, por su condición de ser un miliciano que regresa al pueblo y quiere retomar su vida. Leocadio Beltrán, el hijo falangista del alcalde, es su antagonista, porque se aprovecha de su situación para cometer de forma impune las mayores tropelías que le sean posible contra los represaliados.  En El domador de lagartijas el lector se encontrará con una trama que tiene un ritmo fluido de lectura y cuya lectura incluso recomendaría a los adolescentes que quieren acercarse por primera vez a este duro y oscuro período de nuestra reciente historia, porque Aurora y Ginés les ayudarán a interesarse por las vicisitudes y aventuras que les acompañan.




Biografía:



Barcelona, 1970. Es Licenciada en Ciencias de la Información por la UAB. Ha colaborado recomendando libros en diferentes medios (Onda Cero, La tormenta en un vaso, La Biblioteca Imaginaria…). Autora de El susurro de los árboles (Fundación Drac, 2008) y El Café de la Luna (Alrevés, 2012), ha participado en los libros colectivos Relatos de Mujeres Viajeras (Casiopea Ediciones, 2011), Sonrisa de Gato (Jirones de Azul, 2009), Scream Cielo Abierto, alto al trabajo infantil (SM, 2009), Sorbo de letras (Gobierno de La Rioja, 2010) y Más cuentos para sonreír (Hipálage, 2009). Sus relatos han aparecido en revistas como Parteaguas(México), Contemporary Literary Orizont (Rumanía) y BCN-Week (España). Ganadora de los Premios YoEscribo.com de Novela en su edición 2008, del Concurs de Relats Breus de Dones “Paraules d’Adriana” en sus ediciones 2014 y 2016, del Certamen de Escritura Scream “Cielo Abierto” en sus ediciones 2008 y 2009 y del Concurso Literario La Rosa de Barcelona en el año 2006, además de finalista o mención especial en numerosos certámenes. Actualmente recomienda libros en el espacio radiofónico Lectura Obligatòria en La Ciutat, Onda Cero Barcelona.

Notas: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía de la autora tomados de la web de la editorial Palabras de Agua. Imagen de las Cuevas de la Araña, en Bicorp, provincia de Valencia, tomadas de la web de la Comunitat Valenciana. Imagen del municipio de Enguera, en Valencia, tomada de la web Levante-EMV. 







3 comentarios:

  1. Empezando por el titulo tan curioso y llamador, tu reseña me hizo estrellas en los ojos!
    Eso se significa que ya lo anoto.
    Saludosbuhos!

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  2. Pues me dejas con ganas de descubrir el por qué del título. Tomo buena nota, que pinta la mar de bien.
    Besotes!!!

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  3. Hola Paco, me gustan las novelas ambientadas en la Guerra civil y en la posguerra y siempre me despiertan ternura las novelas protagonizadas por niños, así que esta novela me la llevo, que quiero saber qué pasa con Aurora y Ginés. Besos.

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