jueves, 31 de agosto de 2023

Reseña Breo, el celta que desafió a Roma, de Francisco Narla.

 











Datos técnicos:



Título: Breo.

Autor: Francisco Narla.

Editorial: Edhasa.

1ª Edición: Mayo/2023.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta

y lazo con punto de lectura.

ISBN: 978-84-350-6419-4.

Idioma: Español.

Nº pág.: 624.




Sinopsis:




Su padre había iniciado el camino, pero fue traicionado. Él, sin embargo, se refugió en la costa, lejos de los clanes; sólo deseaba embarcar hacia las verdes islas del norte y seguir los pasos de las antiguas leyendas.


Pero su pueblo agonizaba, esclavizado en la mayor mina de oro de la todopoderosa Roma.

Una bruja de la Orden lo fue a buscar. Una joven destinada a liderar a los hombres lo creyó posible.

Y, entre los lujos de Roma, ahogado en vino, ahogado entre sus excesos, Nerón clamó venganza y aulló por la conquista absoluta. Nunca antes se reunieron tal número de legiones. La consigna era matar a cualquiera capaz de sostener un arma.


Fue entonces cuando el linaje y la herencia lo obligaron a luchar. Sólo había una salida: terminar lo que su padre había empezado. Rebelarse. Juntos plantarían cara al imperio más poderoso de todos los tiempos.


Niske unió a los clanes. Y, al fin, Breo desafió a Roma.



Opinión Personal:




Breo es la quinta novela de ficción histórica que leo y reseño de Francisco Narla (Lugo, 1978) en este blog. La historia de Breo se desarrolla a través de una trama en la que, mientras disfrutaba de su lectura, tuve muy presente al protagonista de Assur, el carismático personaje que protagoniza la obra que consagra al escritor lucense en este género literario—, y las vicisitudes que le acompañan a lo largo de unas páginas inolvidables. Por lo que leí en las redes sociales, esta misma sensación les acompañó también a la mayoría de quienes siguieron con igual interés las vicisitudes que acompañan al celta que desafió a Roma. En mi opinión, entiendo que Breo es un personaje que Francisco Narla perfiló a conciencia. Es consciente que, desde las primeras páginas, atraerá la atención y la empatía del lector, pese a la descripción que sobre este personaje realiza el narrador omnisciente en el primer tramo de la historia que protagoniza. Sin duda alguna, su forma de ser y actuar está perfilada de forma que el autor consigue que nos preguntemos si este personaje es realmente quien está llamado a convertirse en el nexo que va a unir a los diferentes clanes celtas para enfrentarse a las legiones romanas. Este perfil provoca que estemos muy pendientes de su evolución a lo largo del desarrollo de la trama. Una evolución que, sin duda alguna, encandilará a quienes deseen conocer su historia.

(Castro de Fazouro-Lugo)
Sin duda alguna, Breo es una historia de reivindicación, por el peso que el legado del pueblo celta tiene en la historia de Galicia, en donde todavía se conservan sus costumbres ancestrales, como las que se describen en algunas fases de la tramaBuscando información sobre esta novela, me quedo con la respuesta que da Francisco Narla a una entrevista que le hacen en la Cadena Ser, porque «está cansado de que los romanos sean los buenos». Breo es una historia de reivindicación, por lo que significa en Galicia el legado de los celtas y la raigambre que tienen en nuestra tierra muchas de sus costumbres.  Breo es una historia de rebelión en la que los celtas se unen para enfrentarse a las temidas legiones romanas. Unas legiones que no dudan en matar a todo aquel que pueda empuñar un arma con la que enfrentarse a ellos. Breo es la historia de un enfrentamiento militar contada desde el lado de los vencidos. Roma tardó doce años en expulsar a los cartagineses de la península, pero fueron doscientos los años que invirtieron en conquistar el Noroeste de Hispania. Como dice el autor en la misma entrevista, fueron las minas de oro de Las Médulas las que originaron este interés de Roma por hacerse con tan preciada riqueza, y lo que provocó que la conquista del noroeste peninsular les llevara dos siglos. Breo es, sin duda, un magnífico viaje al pasado, a la época de nuestros ancestros, en cuya historia me sentí un celta más que disfrutaba de sus costumbres, muchas de las cuales perviven en nuestra cultura hoy día. Un viaje en el que disfruté con la exquisita ambientación que describe la voz narrativa en la que, como si de un documental se tratara, una voz en off aprovecha los episodios que se prestan a la ocasión para describir escenas en las que son protagonistas la flora y la fauna de Gallaecia.

Sin duda alguna, Breo es un magnífico trabajo literario en el que su autor ofrece al lector una historia o cuento, como le gusta llamar a las historias que son producto de la más pura imaginación— con la que el entretenimiento está asegurado a lo largo de las poco más de 600 páginas que contienen una trama muy atractiva y adictiva. Una trama en la que el ritmo de lectura es fluido, lo que es de agradecer en una novela de ficción histórica, y en la que no faltan giros narrativos que me incitaron a estar muy pendiente de lo que les sucede a los personajes que deciden enfrentase a los hijos de la Loba (Roma), como el narrador omnisciente llama a los soldados enviados por Nerón, uno de los emperadores más crueles y violentos, el último de la dinastía Julio-Claudia en gobernar el Imperio romano durante 14 años—. A la trama atractiva y adictiva hay que añadir el dinamismo que se manifiesta a lo largo de las cinco partes en las que está estructurada su desarrollo. Cinco partes encabezadas cada una de ellas por fragmentos de obras de autores latinos clásicos, más una que forma parte del Libro de Leinster, manuscrito medieval irlandés. Un dinamismo que provoca que se esté muy pendiente de lo que sucede en las diferentes subtramas que enriquecen a la principal, y que juntas conforman un cuerpo compacto. Unas subtramas que se desarrollan en las diferentes localizaciones que figuran en el mapa que antecede al cuerpo de la novela. Desde las escenas costumbristas que tienen lugar en el castro de Fazouro, a la dureza y crueldad extrema a la que son sometidos los esclavos que trabajan en la mayor mina de oro a cielo abierto en el yacimiento de Las Médulas, o los episodios que tienen lugar en Lucus Augusti (la actual Lugo) —una urbe que empieza a crecer—. Otro tanto sucede con las escenas que se desarrollan en el campamento en el que se refugian un puñado de celtas que se rebelan contra Roma, porque todo lo que en él sucede significaría un antes y un después para el pueblo celta. No me olvido de las que protagoniza Nerón en la residencia que construyó en la colina del Palatino, en donde la voz narrativa relata episodios que muestran la depravación sexual del emperador al igual que la crueldad y la tiranía que muestra a lo largo de su mandato.

(Minas de las Médulas-Astorga-León)
Uno de los grandes atractivos de las novelas de ficción histórica de Francisco Narla es crear protagonistas carismáticos con los que el lector no tarda en estar muy pendiente de todas las vicisitudes que les acompañan, y sobre todo si le sucede algún percance que puede poner en peligro su vida o la de alguno de los personajes secundarios que más relación de cercanía tienen con él; incluso de amistad. Cada uno de los protagonistas es acompañado por un fiel perro que le sigue a todas partes y está muy pendiente de todo lo que le sucede, por si necesitara su ayuda. En esta ocasión a Breo le acompaña un perro lobero, Cerno, que encariñará a los lectores, porque la voz narrativa describe con claridad las escenas que protagoniza y nos hace sonreír ante la cabezonería que muestra en determinados episodios, porque él quiere jugar con su dueño, pese a que éste no esté por la labor, aunque el animal insista en que le haga caso.

Breo es un personaje que atrae el interés del lector desde las primeras páginas. Vive junto al castro de Fazouro pero, como adelanta la sinopsis, sólo deseaba embarcar hacia las verdes islas del norte y seguir los pasos de las antiguas leyendas. Es un personaje que presenta una evolución brutal porque, como ya indico en el primer párrafo de esta reseña, y dada su forma inicial de ser y actuar, tuve mis dudas con su destino, pese a la insistencia de la seguridad que muestra la meiga Tana sobre el futuro que le espera. Sin embargo, con el transcurrir de los episodios se convierte en un líder indiscutible, seguido por quienes están convencidos de poder enfrentarse al imperio más poderoso de todos los tiempos, para evitar que conquisten sus tierras o, por lo menos, que tarden mucho tiempo en apoderarse de ellas. En torno a Breo nos encontramos con un elenco de personajes que atraen nuestra atención a lo largo de los capítulos, tanto los que viven en los castros como los romanos que persisten en conquistar el noroeste peninsular, sobre todo desde que Nerón insiste en la persecución del celta que está llamado a ser el líder que una a los clanes para enfrentarse a sus legionarios. Está bien perfilada la pirámide social de los castros, en los que cada uno de sus habitantes sabe cuál es el papel que desempeña en el clan. Breo tiene sus más y sus menos con los habitantes de Fazouro, por las normas que rigen para quienes desean mantener tratos comerciales con ellos. En este sentido, hay dos personajes que, sin embargo, estuvieron muy pendientes de él: Sento, el bardo, natural del castro de Baroña, y la meiga Tana, miembro de la Orden quien, cuando la ocasión se presta a ello, le recuerda su origen y la gran misión que le espera. Haciendo un inciso en esta reseña, merece la pena acercarse y disfrutar de los espectaculares parajes que rodean al castro de Baroña (ubicado en la aldea de Baroña, municipio de Porto do Son, en la provincia de A Coruña), un asentamiento construido en una península, y en el que se conservan la estructura de sus viviendas y la muralla principal—. Entre los personajes celtas destacaría el papel que desempeñan dos mujeres: la ya mencionada Tana, y la joven Niske, hija del jefe del clan, Abulus, quien en el último tramo de esta novela desempeñará un papel esencial, y de la que también estuve pendiente por la relación que mantiene con Breo.

Entre los romanos, Francisco Narla perfila unos personajes que no tienen desperdicio. Junto al mismísimo Nerón, del que la voz narrativa describe unos episodios muy suyos, y que no duda en ordenar que se persiga a quien osa enfrentarse al poder de Roma. Para este cometido elige a Sila, un personaje que actúa como un verdadero sabueso que no duda en utilizar las malas artes para conseguir su objetivo, pese a que presume de ser un hombre refinado y culto. Cada vez que Sila entra en escena se presiente que algo malo va a pasar, por lo que el suspense está muy presente en la trama. Otro que atrae la atención del lector es Marco Lucio, el prefecto de Lucus Augusti, quien protagoniza junto con el sicario de Nerón escenas que mantienen en vilo al lector, porque se presiente que sus desencuentros con Sila pueden derivar en un desenlace funesto, dada la rivalidad que mantienen ambos, incrementada a medida que el enviado de Nerón campea a sus anchas por Lucus Augusti. El tercer vértice de este cruel triángulo lo ocupa el capataz de las minas de Astúrica, Las Médulas, Druso, que emplea una crueldad extrema con los esclavos que trabajan en este yacimiento, muchos de ellos celtas.

(Castro de Baroña-Porto do Son-A Coruña)
Sin duda alguna, Breo es una novela de ficción histórica que tiene todos los elementos necesarios para atraer la atención del lector desde las primeras páginas. Sin embargo, y como lo aclara Francisco Narla en la nota del autor posterior al cuerpo de la novela, «Pretender escribir una novela sobre los llamados celtas, celtas hispánicos, celtas atlánticos o castreños (sea como sea que se los quiera llamar) y, al tiempo, ser riguroso, es una sandez en toda regla» (pág 577). Breo es un magnífico trabajo literario que el autor escribe, sobre todo con la finalidad de entretener al lector. Y vaya que si lo entretiene. He de reconocer que disfruté muchísimo con el personaje de Breo y todo lo que gira en torno a su figura, así como lo que representa. Estoy seguro que en esta entusiasta reseña influye muy mucho el hecho de que, de una u otra forma, los gallegos que vivimos en el siglo XXI somos descendientes de este pueblo que vivió en el Noroeste de Hispania, y puso en jaque a las legiones romanas, porque les costó doscientos años conquistar estas tierras. Está claro que este empecinamiento se debe al oro de las minas de Asturica que surtían de este preciado metal las arcas de Roma.

Pese a ser un tocho de algo más de 600 páginas, el ritmo de lectura de Breo es fluido. Un ritmo de lectura en el que también influye el dinamismo de las subtramas que relata el narrador omnisciente. En este ritmo influye también el hecho de que el lector se encuentre con un estilo muy directo, exento de circunloquios, en donde abundan las frases cortas, descripciones claras y precisas, y los diálogos ágiles, cortos, dinámicos y muy vivos, sobre todo en los episodios en los que la intriga y la tensión narrativa está muy presente. Esta intriga y tensión narrativa provocan que se esté muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama, en donde no faltan giros que incrementan el interés por lo que está por suceder en los siguientes episodios. En este sentido, diría que el escritor lucense jugó con la empatía que el lector siente por los personajes que transitan por las páginas de esta magnífica novela, porque es consciente de que a algunos de ellos les espera un funesto desenlace, y sabe que será difícil asimilarlo. Sin duda alguna, Breo es un carismático personaje del que uno no pierde detalle, tanto por su relación con los moradores del castro de Fazouro como por el destino que le espera, y que le recuerda la meiga Tana, pese a que sólo piensa en embarcarse rumbo a la isla de Erín. Sin duda alguna, Breo protagoniza una historia inolvidable.



Biografía:



Francisco Narla, nacido en Lugo en 1978 y afincado en un pequeño pueblo del corazón de Galicia, Friol, es aviador y escritor. Pero son sus aficiones las que lo definen; arquero, pescador con mosca, aficionado a los bonsáis, apicultor y casi cualquier cosa sobre la que pueda leer en un libro.

Ha publicado poesía, relatos, ensayos técnicos y novelas. Ha colaborado con radio y televisión y también es conferenciante habitual en foros universitarios.

Como novelista, ha sido traducido a varios idiomas y ha ocupado los primeros puestos de las listas de ventas con títulos como Assur (reseña), Ronin (reseña), Donde aúllan las colinas, o sus más recientes éxitos: Laín. El bastardo (reseña), novela con la que fue galardonado con el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas (2018), Fierro (reseña) (2019) Y Balvanera (reseña) (2022).


Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomada de la web de Edhasa. Fotografía del autor tomada de la web de la Cadena Ser. Imagen del Castro de Fazouro tomada de la web del diario El Correo Gallego. Imagen de las minas romanas de Astúrica (Astorga), en León, tomada de la web Asociación de Turismo Rural Ancares Bierzo. Imagen del castro de Baroña tomada de Wikipedia. 








miércoles, 30 de agosto de 2023

La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza.

 


















Datos técnicos:




Título: La verdad sobre el caso Savolta.

Autor: Eduardo Mendoza.

1ª edición: 33ª edición en Biblioteca de Bolsillo.

Edición inicial: 1975.

ISBN: 84-322-30819-9.

Formato: Tapa blanda.

Idioma: Español.

Nº pág.: 434.




Sinopsis:




En un período de naturalidad política (Barcelona 1917-1919), una empresa fabricante de armas abocada al desastre económico por los conflictos laborales es el telón de fondo de Javier Miranda, protagonista y narrador de los hechos. El industrial catalán Savolta, dueño de ese negocio que vendió armas a los aliados durante la Primera Guerra Mundial, es asesinado.

El humor, la ironía, la riqueza de los matices y de las experiencias, la parodia y la sátira, el pastiche de la subliteratura popular, la recuperación de la tradición narrativa desde la novela bizantina, la picaresca y los libros de caballerías hasta el moderno relato detectivesco, convierten La verdad sobre el caso Savolta en una tragicomedia inteligente y divertida, que ha situado a Eduardo Mendoza entre los más destacados narradores hispánicos contemporáneos.





Opinión Personal:




Hace años disfruté mucho con la lectura de La verdad sobre el caso Savolta, novela con la que Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) se dio a conocer en el panorama literario nacional. Su ópera prima prima fue alabada por los lectores y la crítica especializada, y obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa castellana. Decido hacer una relectura para comprobar si la percepción que tenía sobre esta novela seguía siendo la misma, y desde luego que sí. Incluso diría que me gustó más. La verdad sobre el caso Savolta tiene una trama de corte policíaco y un claro trasfondo histórico. Un trasfondo histórico que se sitúa en una Barcelona en la que hay empresas que se lucran a costa de los países que se enfrentan en la Primera Guerra Mundial, y en la que la inseguridad en las calles está muy presente, porque los obreros reclaman lo que es suyo, ya que se sienten explotados por sus patronos, con unas jornadas maratonianas y bajos salarios. Un claro trasfondo histórico porque la trama se sitúa a principios del siglo XX en Barcelona, entre 1917 y 1919, en una época en la que todavía las Fuerzas del Eje y los Aliados se enfrentan en el conflicto bélico al que me acabo de referir.

(Casa torre-Sarrià-Barcelona)
En mi opinión, entiendo que La verdad sobre el caso Savolta es una novela circular, porque empieza con un juicio que se celebra en Nueva York diez años después en el que Javier Miranda declara de forma voluntaria en relación con el caso Savolta. Una novela circular en la que hay  varios saltos temporales, que constituyen un verdadero puzzle, en el que se van acoplando todas las piezas que lo conforman para que el lector llegue a un desenlace en el que se haga una idea clara de lo que sucedió en torno al asesinato del empresario Enric Savolta, y una serie de crímenes relacionados con la empresa de la que el fallecido era el máximo accionista.

También entiendo que me encontré con una novela de corte clásico en la que nada es lo que parece, porque tenía muy claro que algo ocultan determinados personajes que guardan relación con la empresa Savolta, lo que se comprobará con el paso de los capítulos, en los que queda claro el papel que desempeña cada uno en la trama. El escritor barcelonés ofrece al lector una novela policíaca con claros elementos de novela negra, porque la corrupción está muy presente en la trama, al igual que la intriga, ya que el lector es invitado a estar muy pendiente de todo lo que sucede en cada capítulo. Se desvela en pequeñas dosis todo lo relacionado con el asesinato del empresario Enric Savolta, y varios personajes relacionados con la empresa. Incluso la acción está muy presente en determinadas fases de la trama. Es el comisario Alejandro Vázquez el encargado de llevar a cabo la investigación del caso Savolta. Una investigación en la es muy tenaz y metódico, y en la que entiendo que sigue una labor policial de corte clásico.

Sin duda alguna, Eduardo Mendoza planifica y desarrolla una trama muy atractiva, y que en mi opinión va de menos a más a lo largo de los quince capítulos en los que se estructura su desarrollo, agrupados en dos partes bien diferenciadas. Una trama en la que el lector se preguntará por los asesinatos que se comenten en torno a la empresa a Savolta,  una empresa que «pasó en pocos meses de ser una pequeña industria que abastecía un reducido mercado nacional o local a proveer de sus productos a las naciones en armas, logrando con ello, …, beneficios considerables y fabuloso lucro para aquélla a costa de ésta».(pág. 25). En todo momento tuve la sensación de que buena parte de la trama se desarrolla en tiempo real, por las técnicas narrativas que utiliza el autor.

Eduardo Mendoza ofrece un magnífico retrato de Barcelona en la época en la que se desarrolla la trama, en la que el pistolerismo está muy presente, pero en la que también la vida regalada se refleja en las reuniones que se celebran en los salones de los miembros de la alta sociedad barcelonesa. Un pistolerismo en el que participan tanto los anarquistas como los empresarios, que contratan a sicarios para que realicen los trabajos que les encargan, relacionados sobre todo con las huelgas que se convocan en las empresas por el descontento de los trabajadores. Los bajos fondos de la ciudad están también muy presentes a lo largo de los capítulos. Unos bajos fondos por los que deambulan un variopinto grupo personajes de diferente calado, incluso de la alta sociedad, porque se introducen en este ambiente por intereses propios. Por estos bajos fondos deambulan las prostitutas, personajes de clases bajas que habitúan a frecuentar desagradables ambientes taberneros, clientes de dudosa reputación que acuden a los cabarets, que más bien parecen tugurios. El autor describe una ciudad condal muy inestable porque en aquel entonces los asesinatos estaban muy a la orden del día, al igual que las estafas y la delincuencia. Y es que muchos de los miembros de las clases sociales más bajas no tenían otro remedio que acudir a las malas artes para sobrevivir, al igual que algunos de las clases altas, que acudían a estos «negocios» ilegales para obtener un buen beneficio de ellos. Asistimos a las reuniones de la alta sociedad, tanto en las grandes mansiones, como la de Enric Savolta, o las organizadas por Paul-Andrè Lepprince, en una de las cuales incluso sorprende la presencia del rey Alfonso XIII.

(Jardines Reina Victoria-Barcelona)
Por la ópera prima de Eduardo Mendoza transitan un amplio elenco de personajes muy atractivos y variados, y que representan a los diferentes estratos sociales. Sin embargo, estoy seguro de que, sobre todo en el primer capítulo, el lector puede hacerse un lío con los que desfilan por sus páginas, en las que el autor presenta a los que tienen un mayor peso en el desarrollo de la trama. Unos personajes a los que sin embargo, conocerá en profundidad a lo largo de los capítulos. Pese a lo que acabo de comentar, esta puesta en escena inicial me resultó muy atractiva, porque el narrador-protagonista consiguió que estuviera muy pendiente de lo que sucede en los diferentes escenarios y empezar a hacer cábalas sobre el papel que desempeña cada uno en el llamado caso Savolta. 

Los personajes de La verdad del caso Savolta están bien perfilados, con unos rasgos psicológicos muy pronunciados, y sobre todo son conocidos por su forma de ser y actuar. Son personajes que pertenecen a los diferentes escalafones sociales de aquel entonces, y a los que el autor interrelaciona de forma natural, si bien cada uno de ellos sabe el papel que le corresponde en el estrato social al que pertenece, dado que forman parte de una sociedad encorsetada en la que es muy difícil subir algún peldaño en la pirámide social. Eduardo Mendoza es consciente de cómo atraer la atención del lector sobre los personajes de las diferentes clases sociales que, de una forma u otra guardan relación con el asesinato de Enric Savolta. Los que más peso tienen en este caso son: el misterioso Paul-Andrè Lepprince que procede de Francia, y es hijo de madre española, y del que poco se sabe de su vida en ese país. Poco a poco se introduce en los círculos industriales y financieros y ocupa un cargo responsable en la empresa Savolta. Nicolás Claudedeu, el jefe de personal, a quien también apodan «el Hombre de la Mano de Hierro», y Pere Parells, uno de los socio de mayor peso de la empresa Savolta. En este grupo no me olvido de María Rosa Savolta, hija del dueño de la empresa, quien está acostumbrada a vivir en el lujo, si bien su vida dará un giro tras el asesinato de su padre. También me atrajo mucho, y sorprendió a partes iguales, el papel del abogado Cortabanyes, que tiene un modesto despacho, y en el que trabajan Julián Miranda, Perico Serramadriles y la Doloretas.

Hay cuatro personajes que, sin comerlo ni beberlo, como se suele decir en estos casos, guardan relación con el caso Savolta: el joven Javier Miranda, protagonista y narrador de esta novela, que se traslada de Valladolid a Barcelona, porque entiende que en la ciudad condal tiene una mayor posibilidad de encontrar un trabajo, sobre todo por las cartas de recomendación que lleva de su padre. Lo encuentra en el modesto despacho de Cortabanyes. Me pareció un personaje apocado e inestable, a quien Lepprince manejará a su antojo. El periodista Domingo Pajarito de Soto, ingenuo y un personaje quijotesco, escribe artículos periodísticos un tanto apasionados, próximos a los anarquistas, en el diario La Voz de la Justicia, y a quien Lepprince le encarga un estudio sobre la empresa Savolta. También se ve metido en el ajo Nemesio Cabra Gómez, un personaje que atrajo mucho mi atención, que parece sacado de la picaresca, por cómo actúa cuando le conviene. Es chivato de la policía y también puede echar una mano a quien le interesen sus servicios, con tal de que le den algo para su sustento. María Coral es una joven gitana que trabaja en uno de los cabarets a los que me referí en el cuarto párrafo de esta reseña. Su belleza imanta a los hombres a los que, si es consciente que le convienen, sabe cómo seducirlos, entre ellos Lepprince, que la convierte en su amante.

(Castillo de Montjuic-Barcelona)
Eduardo Mendoza ofrece al lector una obra atractiva y, en mi caso, adictiva. A parte de los elementos de corte clásico que comento en el segundo párrafo de esta reseña, hay también otros que se pueden asimilar a algunos personajes de la novela, como antihéroes, caso de Julián Medina, o con rasgos propios de la picaresca, caso de Nemesio Cabra Gómez, un personaje que parece no estar en sus cabales, aunque sabe como actuar según le convenga, com tal de sacar beneficio de ello. En mi opinión, entiendo que La verdad sobre el caso Savolta es una novela experimental, por las técnicas narrativas que utiliza el escritor barcelonés. Unas técnicas que dan la sensación de que todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama se ocurre en tiempo real, salvo en los saltos temporales. El autor utiliza, sobre todo en la primera parte de la novela, fragmentos del juicio que se reabre en Nueva York sobre el caso Savolta,  en el que declara de forma voluntaria Julián Miranda, porque se había trasladado a esta ciudad con su esposa. Documentos de prueba que se añaden al expediente judicial, como por ejemplo, el presentado por el ex comisario Alejandro Vázquez. También en la trama hay cartas que se cruzan el comisario antes citado y el sargento Totorno, una vez que el primero es destinado a Tetuán. Narración en primera persona del protagonista y narrador, así como un narrador omnisciente cuando el anterior no está presente en los hechos que se relatan. El ritmo de lectura se me hizo fluido, pese a las técnicas narrativas que utiliza el autor y que, en algunos casos, interrumpe lo narrado por la voz narrativa de turno. Pero el lector se encontrará también con una trama dinámica, en la que la acción está también muy presente, dada la inestabilidad de la época en la que se desarrolla. 

Eduardo Mendoza utiliza un estilo narrativo sencillo pero muy trabajado en el que utiliza diversos registros lingüísticos, porque tiene muy en cuenta la clase social a la que pertenecen los personajes que transitan por La verdad del caso Savolta. Los saltos temporales están muy presentes en la trama, lo que origina que el lector se encuentre con un verdadero puzzle en el que se van acoplando las piezas que lo conforman a medida que se aproxima el desenlace. Diría que hay un cierto equilibrio entre la narración y el diálogo. Unos diálogos que se ajustan a los personajes, en relación  a las clases sociales a las que pertenecen. Las descripciones son claras y precisas, si bien en algunos episodios, sobre todo en los que describe espacios cerrados, se recrea un tanto en la descripción de los mismos. El autor ofrece una magnífica ambientación de la Barcelona de aquel entonces, tanto en las estampas costumbristas como en el trasfondo histórico, en una época en la que la inestabilidad estaba muy presente. Otro tanto sucede con el retrato de las diferentes clases sociales de la época. En aquel entonces cada uno sabía el lugar que le correspondía, con muy pocas posibilidades, o ninguna, de subir algún peldaño en el escalofón social. La verdad sobre el caso Savolta es una novela que no dudo en recomendar, y en la que el autor utiliza recursos literarios como el humor, la ironía e incluso el sarcasmo, con el que le da un repaso crítico a la sociedad española


Quienes estén interesados en esta novela, pueden ver también la película rodada en 1979 por el director de cine español Antonio Drove, con actores como José Luis López Vázquez, Ovidi Montllor, Omero Antonutti, Charles Drenner o Stefania Sandrelli. Merece la pena verla, sin duda. 


Biografía:




Eduardo Mendoza nació en Barcelona en 1943 y residió en Nueva York de 1973 a 1982. Ha publicado las novelas La verdad sobre el caso Savolta (Seix Barral, 1975), que obtuvo el premio de la Crítica, El misterio de la cripta embrujada (Seix Barral, 1979), El laberinto de las aceituras (Seix Barral, 1982), La ciudad de los prodigios (Seix Barral, 1986), La isla inaudita (1989), Sin noticias de Gurb (Seis Barral, 1991), El año del diluvio (Seix Barral, 1992), Una comedia ligera (Seix Barral, 1996), por la que obtuvo en París el premio al Mejor Libro Extrajero, referido además a todo el conjunto de su obra, en 1998, y La aventura del tocador de señoras (Seix Barral, 2001). En colaboración con su hermana Cristina ha escrito la obra Barcelona Modernista (Planeta, 1989). Es autor de la obra teatral en catalán Restauració (Seix Barral, 1990), que él mismo tradujo al castellano (Restauración, Seix Barral, 1991).

Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web Planetalibros. Imagen casa torre en Sarrià, Barcelona, tomada de la web del Ajuntament de Barcelona. Imagen Jardines Reina Victoria en Barcelona tomada de la web del diario La Vanguardia. Imagen del castillo de Montjuic tomada de la web España Fascinante. 


viernes, 25 de agosto de 2023

Reseña La barraca, de Vicente Blasco Ibáñez.

 









Datos técnicos:




Título: La barraca.

Año de publicación: 1898.

Autor: Vicente Blasco Ibáñez.

Editorial: Biblioteca Nacional de España.

1ª edición: Agosto/2017.

ASIN: B074PD8GQV.

Formato: Ebook.

Idioma: Español.

Nº páginas: 322.





Sinopsis:



La novela se centra en las pésimas condiciones del pueblo campesino y agrícola de la Valencia (España) del siglo XIX. Debido a que el tío Barret no puede costear el precio del terreno donde tiene su huerta, el cual había sido cultivado por su familia durante generaciones, se ve obligado a abandonarlo.

Los vecinos de la aldea se indignan ante tal situación y deciden boicotear la tierra para que nadie más trabaje allí después de echar al tío Barret. Tras un tiempo, se instala allí una nueva familia acuciada por la necesidad y son hostigados por el resto de la comunidad, llegando incluso a afectar a los hijos de este matrimonio, que tienen diversos encuentros con los otros niños de la aldea...

Para la edición del libro La barraca, de Vicente Blasco Ibáñez, se ha utilizado la edición de Prometeo Germanias, 33, Valencia.




Opinión Personal:




La barraca, tras Cañas y Barro (reseña), es la segunda novela de Vicente Blasco Ibáñez que leo y reseño en este blog, a parte del libro de viajes En el país del arte. Tres meses en Italia (reseña). Blasco Ibáñez es uno de los autores más representativos del Naturalismo español, junto con Emilia Pardo Bazán, Benito Pérez Galdós y Leopoldo Alas “Clarín”. El escritor valenciano es uno de los máximos exponentes de la literatura de su tierra; de hecho, varias de sus novelas forman parte del llamado ciclo valenciano. Merece la pena recrearse en la nota que antecede al cuerpo de la novela, porque el autor habla sobre el origen de la que se dice que es su mejor obra narrativa, y en el que se refleja el carácter republicano de su faceta como político.

(Barrio de Pescadores-Valencia)
En La barraca Blasco Ibáñez denuncia las malas condiciones de los labradores de la huerta, sobre todo de quienes dependen de los grandes terratenientes, porque los explotan para sacar de su trabajo pingües beneficios. También refleja las propias normas que tiene la huerta valenciana porque los campesinos no aceptan que nadie se entrometa en sus asuntos, ya que ellos resuelven entre sí los problemas que les preocupan. Una huerta que tiene su propia vida y en la que los labradores se amoldan a la dureza que supone trabajar esas tierras. Unos trabajadores que, como se verá a lo largo de los diez capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama, guardan mucha relación con Valencia, a donde van a trabajar muchas de las campesinas a las fábricas de la ciudad, y en donde se dirimen los conflictos sobre el reparto del regadío en el Tribunal de las Aguas.

Sin duda alguna, La barraca es una de mis mejores lecturas de este año. Sorprende el estilo narrativo de Blasco Ibáñez porque es muy contemporáneo, y con el que me sentí muy cómodo durante su lectura. Es una novela de poco más de trescientas páginas que mantiene muy en vilo la atención del lector a lo largo de su desarrollo, porque se suceden episodios en los que se presiente que en algún momento puede suceder una desgracia personal, dada la tensión que se palpa en el ambiente, sobre todo desde que se corre la voz de que una familia llega con todos sus bártulos para trabajar las tierras del del tío Barret. Unas tierras que «no serían nunca para los hombres, debían anidar en ella los bicharracos asquerosos, y cuanto más mejor» (cap. I). En el primer capítulo el narrador omnisciente presenta a los personajes que van a tener una mayor trascendencia en la trama. El lector se preguntará el porqué de la reacción del tío Pimentó una vez que su mujer le pone en conocimiento de la llegada de la familia que va a trabajar las tierras que durante generaciones labraron el tío Barret y su familia. En los nueve siguientes se describen todo lo que sucede desde la llegada de Batiste Burrull para trabajar las tierras malditas del tío Barret, como así se conocen entre los habitantes de la huerta.

La barraca es una novela en la que se percibe la clara simbiosis entre los habitantes de la huerta valenciana y las tierras que trabajan. Los campesinos están muy adaptados a la dureza que supone la labor que realizan para obtener la cosecha que les reporte un beneficio con el que puedan mantenerse todo el año y poder abonar la renta al terrateniente. Pero también en La barraca Blasco Ibáñez resalta la psicología de los personajes, que está muy ligada a la dureza que supone trabajar la huerta, sobre todo cuando es época de sequía. La tensión narrativa estará muy presente a lo largo de los capítulos, porque son conscientes de lo que supone la presencia de un extraño en sus tierras, y más todavía si va a trabajar unas que tienen una historia funesta, por lo que «un estremecimiento de alarma, de extrañeza, de indignación, corría por toda la vega, como si no hubiesen transcurrido los siglos y circulara el aviso de que en la playa acababa de aparecer una galerna argelina buscando cargamento de carne blanca» (cap. I).

(Barranco de Carraixet-Alboraya-Valencia)
En La barraca el lector se encuentra con un elenco de personajes muy atractivos, por la viveza que le dan al desarrollo de la trama. Unos personajes diría que inolvidables, sobre todo los dos antagonistas: Batiste Burrull y Pimentó. Batiste Burrull es el labrador que está decidido a trabajar las tierras del malogrado tío Barret, de quien el lector sabrá los motivos por los que los habitantes de la vega dicen que sus tierras están malditas y deciden proteger para que nadie más vuelva a trabajarlas. Pimentó es todo lo contrario, porque es violento y pasa las horas muertas en la taberna de Copa, y también «cazador de pájaros con liga, enemigo del trabajo y terror de la contornada, no pudo conservar su gravedad impasible de gran señor ante tan inesperada noticia» (cap. I). Su mujer, Pepeta, «una animosa criatura, de carne blancuzca y flácida en plena juventud, minada por la anemia, y que era sin embargo la hembra más trabajadora de toda la huerta» (cap. I). Junto a Batiste y Pimentó hay un grupo de personajes que los secundan y de los que merece la pena estar muy pendientes, como la familia de Batiste: su mujer, Teresa; su hija Roseta, y sus cuatro hijos. Roseta es una joven tímida que trabaja en la fábrica de seda en Valencia, y durante el regreso teme que se enfrenten a ella, porque todos los campesinos quieren amedrentar a su familia para que abandonen la barraca del tío Barret. Sus cuatro hermanos también sufrirán la furia de los hortelanos, sobre todo de los hijos de estos, que los acorralan en los episodios que tienen como eje la escuela que dirige en una barraca el maestro don Joaquín, un personaje un tanto peculiar. Llama la atención también el pastor al que conocen como el tío Tomba, cuyo nieto, Tonet, se enamora de la hija de Batiste. El tío Barret es un personaje pasivo, porque se conocerá las causas que originaron su desgracia, provocada por don Salvador, el avaro terrateniente dueño de su barraca y de las tierras que la circundan. La barraca es otro personaje más de la novela, porque todo lo que sucede en ella y en torno a sus moradores estará muy presente a lo largo de los capítulos.

Sin duda alguna, la trama de La barraca atrae la atención del lector desde las primeras páginas hasta el desenlace. Una trama que le mantiene en vilo porque, dada la tensión narrativa que se percibe desde que Batiste y su familia ocupan la que fuera barraca del tío Barret, se suceden una serie de giros en los que incluso me temí que podían producirse situaciones funestas para alguno de los personajes, sobre todo desde que el acoso de Pimentó a Batiste va a más, arropado por los vecinos de la huerta. En todo momento tuve la sensación de que entre ambos se producía un verdadero duelo, de cuyo desenlace me temía lo peor, dado que Batiste no dudaba en defender todo lo relacionado con su familia y las tierras que trabajaba, y Pimentó quería que el labrador foráneo abandonara las tierras que había ocupado ilegalmente. En este sentido, destacaría el episodio que tiene lugar en la taberna de Copa, en donde lo que podía ser un acercamiento entre ambos personajes terminaría en un episodio que provoca el empeoramiento de su relación, y el temor que suscita el mismo, porque me dije que se presentía un desenlace funesto.

(Mercado de ganado-Cauce Turia-Valencia)
La barraca es una novela de claros rasgos naturalistas. Una trama en la que se refleja la dureza a la que se enfrentan los campesinos que trabajan las tierras de la vega valenciana, y sobre todo si tienen que rendir cuentas a los terratenientes que se les arriendanUna dureza que se refleja todavía más si la sequía está muy presente, por lo que los labradores se enfrentan a una subsistencia extrema. Una trama en la que también se describen las costumbres de la zona y la relación que guardan los campesinos de la huerta con Valencia y Alboraya. El lector se encontrará con un ritmo narrativo fluido, pese a que domina la descripción frente al diálogo, un estilo directo en el que la voz narrativa ofrece desde el punto de vista objetivo todo lo que sucede a lo largo de los diez capítulos que conforman la trama. Blasco Ibáñez incluye en determinadas fases de la trama fragmentos de diálogos en valenciano, idioma que utilizan los habitantes de la huerta de Alboraya. Unos fragmentos en valenciano que no influyen en el ritmo de la lectura, y confiere un mayor realismo al retrato que se hace de los campesinos de la zona. La barraca es una novela muy visual porque las descripciones que ofrece el narrador omnisciente sobre el paisaje, los personajes y las escenas que protagonizan ayudan a que nos podamos imaginar cómo son los rasgos que los definen y los parajes por los que transitan, en los que también están muy presentes las descripciones que se hacen sobre la flora y la fauna de la huerta valenciana. El escritor valenciano desarrolla una trama en la que, a medida que se suceden los capítulos, el lector presiente que le espera un desenlace que no le va a dejar indiferente.



Biografía:



Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 29 de enero de 1867 - Mentón, Francia, 28 de enero de 1928), escritor, editor, periodista y político valenciano. Se licenció en Derecho en 1888, por la Universidad de Valencia, aunque nunca llegó a ejercer. Hijo de aragoneses y, aunque hablaba valenciano, realizó casi toda su obra en castellano. Escribió algún relato en valenciano para el almanaque de la sociedad Lo Rat Penat y se vinculó a la Renaixença influenciado por Constatí Llobart, pero poco después se distanció del movimiento.

Fundó los diarios, La Bandera Federal, en 1889 y El Pueblo, en 1894, dónde puso de manifiesto sus ideales republicanos y su oposición a la monarquía. También fue muy importante su actividad editorial y creó las editoriales Sempere y Prometeo, con la participación de destacados ilustradores, como Povo, Mellado, Ochoa y Ballester. En 1890 fue condenado al exilio en París, dónde entró en contacto con el naturalismo francés, que ejerció una gran influencia en su obra. Su primera novela de éxito fue La barraca, que denunciaba la injusticia social en la Valencia campesina.

Las novelas de Blasco Ibáñez se caracterizan por el naturalismo y credibilidad en las descripciones de los ambientes, por los elementos costumbristas y regionalistas y por la acción trepidante en sus relatos. Sus obras se pueden agrupar según su temática: de carácter valenciano, como Arroz y tartana, La barraca y Entre naranjos; novelas de denuncia y crítica social, las más conocidas, La catedral y El intruso; novelas psicológicas, como Sangre y arena, que tuvo un enorme éxito; de temática bélica, la más famosa - Los cuatro jinetes del Apocalipsis-, fue traducida al inglés en 1918 con gran repercusión; y los libros de viajes, que escribió a lo largo de dos décadas de viajes internacionales, como La vuelta al mundo de un novelista.


Notas: Datos técnicos tomados de Amazon. Sinopsis tomada de la web Elejandía digital. Biografía del autor tomada de la web  bivaldi.gva.es. Imagen del Barrio de Pescadores tomada de la web Valencia en blanco y negro. Imagen del Barranco de Carraixet, en Alboraya (Valencia) tomada de la web Levante EMV. Imagen del Mercado de ganado, en el cauce del Turia, en Valencia, tomada de la web Valencia en blanco y negro. 









lunes, 21 de agosto de 2023

Lectura semana 34/2023: La ley de los justos, de Chufo Lloréns.

 










Comenzamos la penúltima semana del mes de agosto con la novela de Chufo Lloréns, La ley de los justos. 


Sinopsis:


A finales del siglo XIX, Barcelona vive una época de esplendor. Acaba de celebrarse con gran éxito la Exposición Universal y una burguesía próspera y culta, que busca inspiración en los salones parisinos, exhibe su elegancia en fiestas y veladas musicales. Pero al otro lado de la ciudad, donde las calles se estrechan y huelen a pobreza, el rencor y la injusticia están fraguando una revolución capaz de recurrir a la violencia más descarnada.

Práxedes Ripoll dirige con mano de hierro a los obreros de la fábrica que lleva su nombre, pero no consigue que sus hijos vayan por el camino que él pretende. El mayor, Germán, es un vividor que goza del favor de las mujeres y disfruta de los placeres que le ofrece la Barcelona más canalla mientras que el menor, Antonio, está decidido a abrazar el sacerdocio para el resto de sus días. Y Candela, su joven y rebelde sobrina, que no está conforme con el papel que destina para la mujer la machista sociedad de la época, tampoco está dispuesta a seguir sus designios.

Y es que, desde hace un tiempo, Candela se ve a escondidas con Juan Pedro Bonafont, el hijo de la costurera; un muchacho de mirada franca y amante de los libros de quien se ha enamorado perdidamente. Un amor imposible para las rígidas costumbre de los Ripoll, quienes no dudarán en usar todos los medios a su alcance para frustrar los planes de la pareja.

Con la habilidad de los grandes maestros de la novela histórica, Chufo Lloréns teje un tapiz geográfico y humano apasionante. Su pluma ágil y perspicaz nos conduce desde los lujosos reservados del teatro del Liceo hasta los lóbregos sótanos donde se tramaban las conjeturas anarquistas, mientras el destino de los personajes se va trenzando en una Barcelona que se debate entre la atracción por la modernidad y el miedo a unos cambios sociales violentos e inevitables (1152 pág, tapa dura con sobrecubierta).