Datos técnicos:
Título: Breo.
Autor: Francisco Narla.
Editorial: Edhasa.
1ª Edición: Mayo/2023.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta
y lazo con punto de lectura.
ISBN: 978-84-350-6419-4.
Idioma: Español.
Nº pág.: 624.
Sinopsis:
Su padre había iniciado el camino, pero fue traicionado. Él, sin embargo, se refugió en la costa, lejos de los clanes; sólo deseaba embarcar hacia las verdes islas del norte y seguir los pasos de las antiguas leyendas.
Pero
su pueblo agonizaba, esclavizado en la mayor mina de oro de la
todopoderosa Roma.
Una
bruja de la Orden lo fue a buscar. Una joven destinada a liderar a
los hombres lo creyó posible.
Y,
entre los lujos de Roma, ahogado en vino, ahogado entre sus excesos,
Nerón clamó venganza y aulló por la conquista absoluta. Nunca
antes se reunieron tal número de legiones. La consigna era matar a
cualquiera capaz de sostener un arma.
Fue
entonces cuando el linaje y la herencia lo obligaron a luchar. Sólo
había una salida: terminar lo que su padre había empezado.
Rebelarse. Juntos plantarían cara al imperio más poderoso de todos
los tiempos.
Niske
unió a los clanes. Y, al fin, Breo desafió a Roma.
Opinión Personal:
Breo es la quinta novela de ficción histórica que leo y reseño de Francisco Narla (Lugo, 1978) en este blog. La historia de Breo se desarrolla a través de una trama en la que, mientras disfrutaba de su lectura, tuve muy presente al protagonista de Assur, —el carismático personaje que protagoniza la obra que consagra al escritor lucense en este género literario—, y las vicisitudes que le acompañan a lo largo de unas páginas inolvidables. Por lo que leí en las redes sociales, esta misma sensación les acompañó también a la mayoría de quienes siguieron con igual interés las vicisitudes que acompañan al celta que desafió a Roma. En mi opinión, entiendo que Breo es un personaje que Francisco Narla perfiló a conciencia. Es consciente que, desde las primeras páginas, atraerá la atención y la empatía del lector, pese a la descripción que sobre este personaje realiza el narrador omnisciente en el primer tramo de la historia que protagoniza. Sin duda alguna, su forma de ser y actuar está perfilada de forma que el autor consigue que nos preguntemos si este personaje es realmente quien está llamado a convertirse en el nexo que va a unir a los diferentes clanes celtas para enfrentarse a las legiones romanas. Este perfil provoca que estemos muy pendientes de su evolución a lo largo del desarrollo de la trama. Una evolución que, sin duda alguna, encandilará a quienes deseen conocer su historia.
(Castro de Fazouro-Lugo) |
Sin duda alguna, Breo es un magnífico trabajo literario en el que su autor ofrece al lector una historia —o cuento, como le gusta llamar a las historias que son producto de la más pura imaginación— con la que el entretenimiento está asegurado a lo largo de las poco más de 600 páginas que contienen una trama muy atractiva y adictiva. Una trama en la que el ritmo de lectura es fluido, lo que es de agradecer en una novela de ficción histórica, y en la que no faltan giros narrativos que me incitaron a estar muy pendiente de lo que les sucede a los personajes que deciden enfrentase a los hijos de la Loba (Roma), como el narrador omnisciente llama a los soldados enviados por Nerón, uno de los emperadores más crueles y violentos, el último de la dinastía Julio-Claudia en gobernar el Imperio romano durante 14 años—. A la trama atractiva y adictiva hay que añadir el dinamismo que se manifiesta a lo largo de las cinco partes en las que está estructurada su desarrollo. Cinco partes encabezadas cada una de ellas por fragmentos de obras de autores latinos clásicos, más una que forma parte del Libro de Leinster, manuscrito medieval irlandés. Un dinamismo que provoca que se esté muy pendiente de lo que sucede en las diferentes subtramas que enriquecen a la principal, y que juntas conforman un cuerpo compacto. Unas subtramas que se desarrollan en las diferentes localizaciones que figuran en el mapa que antecede al cuerpo de la novela. Desde las escenas costumbristas que tienen lugar en el castro de Fazouro, a la dureza y crueldad extrema a la que son sometidos los esclavos que trabajan en la mayor mina de oro a cielo abierto en el yacimiento de Las Médulas, o los episodios que tienen lugar en Lucus Augusti (la actual Lugo) —una urbe que empieza a crecer—. Otro tanto sucede con las escenas que se desarrollan en el campamento en el que se refugian un puñado de celtas que se rebelan contra Roma, porque todo lo que en él sucede significaría un antes y un después para el pueblo celta. No me olvido de las que protagoniza Nerón en la residencia que construyó en la colina del Palatino, en donde la voz narrativa relata episodios que muestran la depravación sexual del emperador al igual que la crueldad y la tiranía que muestra a lo largo de su mandato.
(Minas de las Médulas-Astorga-León) |
Breo es un personaje que atrae el interés del lector desde las primeras páginas. Vive junto al castro de Fazouro pero, como adelanta la sinopsis, sólo deseaba embarcar hacia las verdes islas del norte y seguir los pasos de las antiguas leyendas. Es un personaje que presenta una evolución brutal porque, como ya indico en el primer párrafo de esta reseña, y dada su forma inicial de ser y actuar, tuve mis dudas con su destino, pese a la insistencia de la seguridad que muestra la meiga Tana sobre el futuro que le espera. Sin embargo, con el transcurrir de los episodios se convierte en un líder indiscutible, seguido por quienes están convencidos de poder enfrentarse al imperio más poderoso de todos los tiempos, para evitar que conquisten sus tierras o, por lo menos, que tarden mucho tiempo en apoderarse de ellas. En torno a Breo nos encontramos con un elenco de personajes que atraen nuestra atención a lo largo de los capítulos, tanto los que viven en los castros como los romanos que persisten en conquistar el noroeste peninsular, sobre todo desde que Nerón insiste en la persecución del celta que está llamado a ser el líder que una a los clanes para enfrentarse a sus legionarios. Está bien perfilada la pirámide social de los castros, en los que cada uno de sus habitantes sabe cuál es el papel que desempeña en el clan. Breo tiene sus más y sus menos con los habitantes de Fazouro, por las normas que rigen para quienes desean mantener tratos comerciales con ellos. En este sentido, hay dos personajes que, sin embargo, estuvieron muy pendientes de él: Sento, el bardo, natural del castro de Baroña, y la meiga Tana, miembro de la Orden quien, cuando la ocasión se presta a ello, le recuerda su origen y la gran misión que le espera. —Haciendo un inciso en esta reseña, merece la pena acercarse y disfrutar de los espectaculares parajes que rodean al castro de Baroña (ubicado en la aldea de Baroña, municipio de Porto do Son, en la provincia de A Coruña), un asentamiento construido en una península, y en el que se conservan la estructura de sus viviendas y la muralla principal—. Entre los personajes celtas destacaría el papel que desempeñan dos mujeres: la ya mencionada Tana, y la joven Niske, hija del jefe del clan, Abulus, quien en el último tramo de esta novela desempeñará un papel esencial, y de la que también estuve pendiente por la relación que mantiene con Breo.
Entre los romanos, Francisco Narla perfila unos personajes que no tienen desperdicio. Junto al mismísimo Nerón, del que la voz narrativa describe unos episodios muy suyos, y que no duda en ordenar que se persiga a quien osa enfrentarse al poder de Roma. Para este cometido elige a Sila, un personaje que actúa como un verdadero sabueso que no duda en utilizar las malas artes para conseguir su objetivo, pese a que presume de ser un hombre refinado y culto. Cada vez que Sila entra en escena se presiente que algo malo va a pasar, por lo que el suspense está muy presente en la trama. Otro que atrae la atención del lector es Marco Lucio, el prefecto de Lucus Augusti, quien protagoniza junto con el sicario de Nerón escenas que mantienen en vilo al lector, porque se presiente que sus desencuentros con Sila pueden derivar en un desenlace funesto, dada la rivalidad que mantienen ambos, incrementada a medida que el enviado de Nerón campea a sus anchas por Lucus Augusti. El tercer vértice de este cruel triángulo lo ocupa el capataz de las minas de Astúrica, Las Médulas, Druso, que emplea una crueldad extrema con los esclavos que trabajan en este yacimiento, muchos de ellos celtas.
(Castro de Baroña-Porto do Son-A Coruña) |
Pese a ser un tocho de algo más de 600 páginas, el ritmo de lectura de Breo es fluido. Un ritmo de lectura en el que también influye el dinamismo de las subtramas que relata el narrador omnisciente. En este ritmo influye también el hecho de que el lector se encuentre con un estilo muy directo, exento de circunloquios, en donde abundan las frases cortas, descripciones claras y precisas, y los diálogos ágiles, cortos, dinámicos y muy vivos, sobre todo en los episodios en los que la intriga y la tensión narrativa está muy presente. Esta intriga y tensión narrativa provocan que se esté muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama, en donde no faltan giros que incrementan el interés por lo que está por suceder en los siguientes episodios. En este sentido, diría que el escritor lucense jugó con la empatía que el lector siente por los personajes que transitan por las páginas de esta magnífica novela, porque es consciente de que a algunos de ellos les espera un funesto desenlace, y sabe que será difícil asimilarlo. Sin duda alguna, Breo es un carismático personaje del que uno no pierde detalle, tanto por su relación con los moradores del castro de Fazouro como por el destino que le espera, y que le recuerda la meiga Tana, pese a que sólo piensa en embarcarse rumbo a la isla de Erín. Sin duda alguna, Breo protagoniza una historia inolvidable.
Biografía:
Ha publicado poesía, relatos, ensayos técnicos y novelas. Ha colaborado con radio y televisión y también es conferenciante habitual en foros universitarios.
Como novelista, ha sido traducido a varios idiomas y ha ocupado los primeros puestos de las listas de ventas con títulos como Assur (reseña), Ronin (reseña), Donde aúllan las colinas, o sus más recientes éxitos: Laín. El bastardo (reseña), novela con la que fue galardonado con el I Premio Edhasa de Narrativas Históricas (2018), Fierro (reseña) (2019) Y Balvanera (reseña) (2022).
Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomada de la web de Edhasa. Fotografía del autor tomada de la web de la Cadena Ser. Imagen del Castro de Fazouro tomada de la web del diario El Correo Gallego. Imagen de las minas romanas de Astúrica (Astorga), en León, tomada de la web Asociación de Turismo Rural Ancares Bierzo. Imagen del castro de Baroña tomada de Wikipedia.
Muy buena reseña, Paco. La estoy leyendo en estos momentos y me está encantando. También me ha evocado a Assur. Abrazos.
ResponderEliminarTiene muy buena pinta. Me la llevo anotada. Un beso.
ResponderEliminarHola Paco, me gusta mucho Narla del que he leído tres novelas, esta va también a mi lista. Muy buena reseña. Besos.
ResponderEliminarÁún no he leído nada del autor, no tengo perdón lo sé, me echa para atrás la longitud de sus obras, porque mi atención deja mucho que desear. Lo que cuentas y por cómo lo cuentas sé que me resultaría fascinante, pero desde luego para más adelante, cuando esté más centrada. Buena reseña. Besos
ResponderEliminarPaso de puntillas que, como sabes, lo tengo pendiente y quiero leerlo en breve.
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