Datos técnicos:
Título: Vulcanalia.
Autor: Antonio J. Álvarez Balastegui.
Editorial: Caligrama.
1ª edición: Octubre/2024.
Formato: Libro digital.
ASIN: B0DKBBTC8T.
Idioma: Español.
Nº páginas: 582.
Sinopsis:
Entre los años 154 y 153 a. C. un suceso cambió para siempre el curso de la historia: la llamada segunda guerra celtíbera. Intrigas, ansias de riqueza y el poder del Senado romano son los ejes vertebradores de esta cruenta guerra. En ella, los celtíberos luchan por su supervivencia como pueblo frente a un enemigo dispuesto a todo por conseguir su objetivo: el saqueo y el control de Hispania. En esta fascinante novela, los personajes de uno y otro bando se ven arrastrados hacia un caos sin sentido, en el que incluso los dioses deberán tomar partido, desembocando finalmente en lo que los romanos denominaron con acierto la «guerra de fuego».
Opinión Personal:
Hay períodos de nuestra historia que están muy poco novelados, y uno de ellos es el que se conoce como la «Guerra de fuego», que tiene lugar entre los años 154 a 152 a. C. El escritor barcelonés Antonio J. Álvarez Balastegui la ficciona en la tetralogía que lleva por título el que acabo de mencionar. Vulcanalia es la primera novela que la conforma, en la que la voz narrativa describe lo sucedido durante este conflicto bélico. Me gustó mucho la puesta en escena de la trama, en la que se desarrollan una serie de episodios que atrajeron mi atención, tanto por el dinamismo con el que los relata como por el rigor documental.
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(Ruinas Sekaiza-Zaragoza-Aragón) |
Esta primera novela de la tetralogía muestra el germen que sirve de base a los posteriores títulos que la conforman. Un germen en el que se pone de manifiesto los tira y afloja que hay entre ambos bandos contendientes. Pero también incide en la perspectiva que hay sobre el mismo en Roma, ansiosa por una victoria con la que paliar los problemas internos que se les puede avecinar a sus habitantes, sobre todo ante la reacción de la población al respecto. Sin embargo, los celtíberos saben qué bazas utilizar, porque son conscientes de que la razón les asiste ante las injustas peticiones de la capital del imperio. Un germen en el que también están presentes episodios que semejan fantásticos, pero surten esta impresión porque la voz narrativa los describe de tal forma que consigue que nos fascine lo que en ellos sucede, y que no deja de ser la labor que desempeñan determinadas hechiceras o adivinas, a quienes el paso del tiempo parece conducirles a realizar sortilegios que atemorizan a quienes acuden a ellas para consultarles o pedirles ayuda como sanadoras o adivinas.
Es muy atractiva la perspectiva que le confiere Antonio J. Álvarez Balastegui a esta guerra de fuego, porque la voz narrativa me relata, prácticamente a la par, lo que sucede tanto en Roma como en Celtiberia, no sólo en los prolegómenos de este conflicto, sino también durante el mismo y los efectos que producen en unos y otros el desenlace que se pretende, muy dispar en los dos bandos beligerantes. Perspectiva en la que mostré mucho interés en las estrategias que planifican los mandos de ambos ejércitos. En este sentido, me gustó el enfoque que le confiere el autor a las batallas, porque muestra más cómo se desarrolla en líneas generales, otorgando dinamismo a la voz narrativa para que mantenga informado al momento sobre lo que sucede en las tropas celtíberas y romanas, y en las que las avanzadillas desempeñan también un papel trascendental.
Vulcanalia es un magnífico viaje literario a este tiempo pretérito de nuestra historia. Un viaje literario que nos lleva por las poblaciones que conforman Celtiberia, sobre todo desde que la lucha entre ambos bandos es una realidad. Ciudades que figuran en el mapa que acompaña al cuerpo de la novela, junto con otros esquemas y planos que adjunta el autor. Merece la pena recrearse en los parajes que rodean a estas poblaciones, descritos con tal nitidez que surte la impresión de deambular por esas tierras junto a los personajes, sobre todo por el papel que desempeñan en las batallas que tienen lugar. Unos parajes de los que los nativos aprovechan el conocimiento que tienen para determinar los enclaves en los que plantar cara al enemigo con éxito o, cuando menos, provocarles el mayor número de bajas posible.
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(Curia Hostilia-Roma) |
Antonio J. Álvarez Balastegui muestra un atractivo elenco de personajes para que el lector siga con interés el desarrollo de la trama y, tal y como se suceden los capítulos, por las tres restantes novelas de esta tetralogía. Sin duda alguna, los personajes conforman un magnífico soporte a esta ficción, y en los que estos están perfilados con tal fuerza que consiguen que no perdamos detalle de las vicisitudes que los acompañan, que no son pocas, sobre todo a medida que la guerra es un hecho real y es imprevisible el destino que les puede deparar. Por las páginas de Vulcanalia transita un elenco de ficticios y reales que dan mucho juego a la trama, sobre todo por los diferentes intereses que incitan a actuar de la forma en que lo hacen cada uno de ellos. El hecho de que figure la relación de personajes de la novela antes del cuerpo de la misma y esté conformada por un amplio listado, no es impedimento alguno para que nos hagamos un lío con ellos, sino que los rasgos que los caracterizan y el papel que desempeñan ayudan a que nos familiaricemos sobre todo con los que cobra un mayor protagonismo. Hay una interesante interactuación de ficticios con históricos, lo que confiere un mayor interés por las situaciones que protagonizan. En mi caso, atrajeron mi atención personajes como Caro de Sekaiza, Cayo Mario, el centurión Décimo Marcio o el emisario del senado romano Marco Cornelio Gallus, al igual que Tiresio, el hijo del ya mencionado Caro, o el papel que desempeña el histórico Retógenes a la hora de tomar decisiones entre los mandos militares celtíberos, y los dos cónsules que marcan las directrices a seguir por el ejército imperial. Destaco también el papel que desempeñan los femeninos Daleninar, La Reina del Silencio o La Dama del Mirlo Negro.
Vulcanalia es una novela adictiva, de ritmo fluido, aunque no constante, bien escrita y con un lenguaje muy cuidado. En mi caso, la liturgia de los sacerdotes romanos rompen un tanto la constancia del ritmo. Tampoco soy muy partidario de excesivas notas a pie de página, aunque sólo me sirvo de ellas si es realmente necesario. El lector no pierde detalle de todo lo que sucede en esta segunda guerra celtíbera, estimulado por las diversas vicisitudes que acompañan a los personajes y el dinamismo de las situaciones que viven. Es la primera de las novelas que conforman la tetralogía Guerra del fuego.
Biografía:
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