miércoles, 30 de diciembre de 2020

La isla de los glaciares azules, de Christine Kabus.












Datos técnicos:



Título: La isla de los glaciares azules.

Título original: Insel der blauen Gletscher.

Autora: Christine Kabus.

Traducción: Paula Aguiriano.

Editorial: Ediciones B (Grupo PRH).

1ª edición: Mayo/2015.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-666-5707-5.

Idioma: Español.

Nº pág.: 568.



Sinopsis:



Tras seducir a los lectores en español con En el corazón de los fiordos e Hijas de la luz del norte, Christine Kabus se consagra definitivamente como la autora landscape más exitosa en el mundo, después de Sarah Lark, gracias a la ambientación escandinava de sus novelas y su maestría a la hora de retratar historias de mujeres con misterio e intriga. El resultado es todo un hallazgo.

Alemania y Círculo Polar Ártico, 2013. Hanna decide reajustar su vida y volver a ejercer de periodista. Pronto le encargan un cuaderno de viaje sobre el solitario archipiélago que hay más allá del Círculo Polar Ártico. Allí conoce a un interesante investigador, con quien explora el paisaje único de la isla de Spitsbergen, hasta que descubre un cadáver cubierto por el hielo durante década... y decide profundizar en su misterio.

Cuenca del Ruhr, 1907. En lugar de seguir los deseos de sus padres y buscar un marido, Emilie hace un pacto con su hermano menor: se disfrazará de hombre y se hará pasar por él en la expedición al Ártico en la que debía participar. Pero pronto se percata de que ella no es la única que oculta algo.



Opinión Personal:



Cierro 2020 con la lectura y reseña de La isla de los glaciares azules, catalogada como landscape, un subgénero literario al que poco a poco me voy habituando, y cuyos títulos me atraen según qué temáticas aborden las autoras de turno en las historias que ofrecen a los lectores. En este sentido, me llamó la atención Christine Kabus (Alemania, 1964) porque, si las tramas de la gran mayoría de los títulos que se encuadran en este subgénero literario están ambientadas en países cálidos y exóticos, rompe con las pautas habituales que las marcan, ya que en sus obras los lectores se encontrarán con personajes que buscan una nueva oportunidad en los países escandinavos. Éste es el cuarto título que leo de su autoría, y seguiré muy pendiente de su narrativa, porque me gusta las historias que cuenta y el estilo narrativo sencillo, a la par que cautivador, con el que envuelve a los lectores con la maestría a la hora de retratar historias de mujeres con misterio e intriga.

(Sulzbach-Rosenberg-Alemani)

La isla de los glaciares azules supone un gran colofón a un año de muy buenas lectura  aunque, sin embargo, no las disfruté como acostumbro, porque supongo que influiría mucho en ello las circunstancias extraordinarias que vivimos casi todo este año, al que por fin ya despedimos. El lector se encontrará con un tocho de 568 páginas, pero Christine Kabus le imprime un ritmo fluido y una voz narrativa amena, pese a que en algunos tramos predominan las descripciones de los paisajes por los que se mueven los personajes, lo que ayuda a que con el paso de los capítulos se olvide de que le espera un largo viaje literario hasta llegar al desenlace. Sin embargo, se percibe que los traza con mucha pasión, por lo que consigue imantarnos con las magníficas estampas que pinta el narrador omnisciente, porque esa fue la sensación que tuve en todo momento cuando describe los escenarios por los que se mueven los personajes, en los que la belleza de los paisajes ensombrece su intervención en algunas fases del desarrollo de la trama.

Christine Kabus construye una historia solvente, en la que el lector comprobará cómo las dos líneas temporales transcurren paralelas y se van alternando a lo largo de los 61 capítulos cortos en los que se estructura la trama, para confluir en cierto modo en un desenlace que atraerá su atención. En este sentido, me dije que tal y como están planificados los capítulos y se suceden a lo largo de su desarrollo, conforman un verdadero puzzle. De hecho, me pregunté durante toda la lectura qué relación tenía el prólogo con el que empieza la novela con los capítulos que la conforman, respuesta que no encontraría hasta llegar al tramo final. El puzzle que planificó la autora me mantuvo muy pendiente de todo lo que sucede durante el desarrollo de la trama, sobre todo desde que se producen una serie de giros que atrajeron mi atención, e incluso me dije que uno de ellos incrementaba la intriga ante los interrogantes que se planteaba la protagonista de la primera línea temporal, porque Hanna sintió la necesidad de profundizar el misterio que esconde un cadáver cubierto por el hielo durante décadas, como adelanta la sinopsis.

(Catedral del Ártico-Tromso-Noruega)
La isla de los glaciares azules es la historia de dos mujeres separadas por el tiempo, pero que ven cómo cambia su destino, pese a que ya tenían encauzado su futuro más próximo, si bien por diferentes circunstancias; sin embargo, un giro en su ciclo vital les llevará a vivir unos episodios en cierto modo paralelos que atraerán la atención del lector porque comprobarán cómo les conducen a descubrir una cierta relación entre ellas. Emilie sabe que su vida está predeterminada desde el día en el que cumple 21 años, en el que sus padres le indican el camino a seguir, pese a que no está muy conforme con el destino que le espera. Hanna es una reportera de viajes que está casada con un directivo con el que siente que su convivencia se ha distanciado hace ya algunos años, y sus dos hijos están ya en edad universitaria, por lo que toma la decisión de darle un nuevo rumbo a su vida. Pero el destino predeterminado de Emilie dará un vuelco desde que viaja a Berlín para establecerse durante un tiempo con su tía Franziska, porque consideran que es una oportunidad maravillosa para introducirla en la alta sociedad. Su hermano menor Max estudia en la capital alemana, por lo que tendrá tiempo también para estar con él pero, tras una confesión que le hace éste, decide suplantarlo en la expedición que lo llevaría a Spitsbergen para realizar durante unos días un trabajo que le había encargado su profesor de Biología. Hanna decide reincorporarse a su antigua profesión y se traslada a Múnich, en donde la redactora jefe de la revista femenina en la que había trabajado le propone que colabore con ellos, y acepta el encargo, si bien en un principio se decepciona ante el destino que le señalan, porque tiene que presentar un reportaje sobre Siptsbergen, la mayor de las islas del archipiélago Svalbard.

Emilie Berghoff y Hanna Keller, de soltera Vogel, son las protagonistas de ambas líneas temporales, y atraerán la atención del lector a lo largo de los capítulos alternos en los que estará muy pendiente de sus peripecias. En mi caso, me resultó más atractiva la subtrama de la segunda línea temporal que la de la primera, si bien ambas se complementan de tal forma que incluso el lector podrá comprobar cómo los personajes de la trama actual se interesan por estudiar los cambios que se producen en el Océano Glacial Ártico, teniendo para ello muy en cuenta la expediciones que se realizaron en el pasado. En este sentido, me resultaron muy interesantes y diría que instructivas las conversaciones que mantienen los personajes de esta línea temporal en torno a los estudios que realizan los científicos noruegos sobre los parajes que se mencionan en la novela, en los que se percibe el respeto al paisaje que les rodea, así como la preocupación que muestran por el cambio climático. Pero también atrajeron mi atención las condiciones en las que se realizaban las expediciones a los territorios polares a principios del siglo pasado, los estudios que llevaban a cabo y los métodos técnicos que utilizaban para ello, así como la experimentación con nuevos aparatos que les permitirían mejorar sus investigaciones científicas. Christine Kabus cuida con mimo todo lo que se refiere al ámbito social que rodea a ambas protagonistas en la época que se desarrolla la respectiva subtrama. En la subtrama que se desarrolla en 1907 atrae la atención del lector el ambiente costumbrista encorsetado en el que vive Emilie, cuya vida está supeditada a las decisiones que tome su padre Gustav Berghoff, así como también el ambiente patriótico que se respira en el seno familiar, sobre todo en el cabeza de familia y el hijo mayor, en lo que respecta a su admiración por la figura del emperador alemán Guillermo II, el último káiser. En la primera línea temporal cambian las relaciones sociales, si bien atrajo mucho mi atención el trato que mantienen los noruegos en su ámbito social, así como el alto nivel cultural y económico que se percibe a través de los personajes de esta época, así como la influencia que tiene en su día a día la duración de la luz solar.

(Kings Bay-Ny-Alesund-Noruega)

La isla de los glaciares azules es una novela landscape que contiene una historia entretenida de paisajes y personajes, así como también puede decirse que es una novela de viajes por las descripciones que realiza el narrador omnisciente sobre los lugares que describe la voz narrativa, y que aprovecha para contar historias, curiosidades y costumbres. Christine Kabus le confiere al desarrollo de la trama un ritmo fluido, aunque decae en algunos tramos en los que predomina la narración, si bien la lectura es amena. Está escrito con un estilo directo y un lenguaje sencillo, a la par que cuidado y cautivador, diría que influenciado por sus trabajos como guionista para varias series de televisión, como indica su biografía. También se percibe la maestría con la que construye historias de mujeres y pasión con la que describe los exóticos e inhóspitos parajes árticos. En este sentido, supongo que al igual que me pasó a mí, a la mayoría de quienes leyeron esta novela les atraería la adaptación que muestran los personajes tanto al clima como a la duración de la luz solar. La autora construye dos subtramas protagonizadas cada una de ellas por una mujer que atrae la atención del lector, sobre todo por los moldes con los que rompe el Emilie en la segunda línea temporal, al rebelarse contra la rígida decisión adoptada por su padre, pero también al llevar a la práctica una decisión que para ella puede suponer un grave riesgo si es descubierta. En esta segunda línea temporal se encontrará con un variopinto grupo de personajes que conforman la expedición, sobre todo por los secretos que esconden algunos de ellos, y salen a relucir en la primera línea temporal, así como las relaciones y disputas que mantienen, algunas de las cuales sorprenderán al lector. La historia de Hanna es quizás más lineal, aunque también hay algún giro atractivo, y en la que las segundas oportunidades muestran cómo ayudan a olvidar el disgusto que supone romper con un proyecto que suponía definitivo.


Biografía:


Christine Kabus nació en 1964 en Wurzburgo. Estudió literatura e historia en Múnich y Heidelberg. Ha sido asistente de dirección y dramaturga, trabajando en varios teatros así como en la industria del cine y como guionista para varias series de televisión. Desde muy joven se sintió fascinada por los paisajes escandinavos, gracias a la lectura de las obras de Astrid Lindgren y Lagerlöf Selma, y muy especialmente le hechizó el insólito, indómito e original paisaje de Noruega, razón por la que empezó a aprender noruego y a estudiar la historia de este fascinante territorio. Su primera novela, En el corazón de los fiordos (reseña), ha cosechado un gran éxito entre lectores y libreros, convirtiendo a la autora en uno de los referentes del género Landscape en nuestro país. Con Hijas de la luz del norte (reseña), Kabus continúa desentrañando los secretos y el esplendor de un país tan misterioso como brillante como es Noruega. El secreto del solsticio de verano (Ediciones B, 2016) (reseña).

Nota: Datos técnicos, fotografía y biografía de la autora, tomados de la web de Megustaleer. Imagen de Sulzbach-Rosenberg, tomada de la web Agoda. Imagen de La Catedral del Ártico en Tromso, tomada de la web Viaje a Escandinavia. Imagen de Kings Bay-Ny Alesund, Svalbard, tomada de la web Dark Season Blues. 







lunes, 28 de diciembre de 2020

Carvalho: Problemas de identidad, de Carlos Zanón.

 






 

 

 

 

 

Datos técnicos:


Título: Carvalho: Problemas de identidad.

Autor: Carlos Zanón.

Editorial: Planeta.

1ª edición: Enero/2019.

Encuadernación: Tapa dura con solapa.

ISBN: 978-84-08-201-48-9.

Idioma: Español.

Nº pág.: 345.



Sinopsis:



Sin saber bien cómo ni por qué, Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid. En Barcelona le quedan los restos de su tribu y el despacho en el que sigue trabajando. En Madrid anda perdido en el laberinto de una mujer casada con un prohombre de la política nacional, y que le ha desestabilizado más de lo que consiguió nadie antes. Quizá se está haciendo viejo o le asaltan —como al propio país— problemas de identidad a todos los niveles: ¿quién eres, Carvalho?, ¿qué quieres?, ¿qué buscas? Estamos en 2017 y las placas tectónicas de la sociedad parecen moverse de un modo inédito. Los problemas de siempre, la desaparición de una prostituta o una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. En lo personal, la complicidad con Biscúter pasa por horas bajas, y su salud no es la mejor noticia del momento. Y sigue odiando la música moderna y quemando libros.


Opinión Personal:


Este funesto año, al que ya mismo estamos despidiendo, leí muy poca novela negra, pese a que es uno de los géneros literarios que más me gustan. A lo que acabo de comentar, añado que todos los años suelo realizar uno o varios viajes literarios a Barcelona y, si me descuido, me despido de 2020 sin acercarme a ninguna de las muchas historias literarias que están ambientadas en la ciudad condal.  Para no romper esta tradición lectora, elegí Carvalho: Problemas de identidad, de Carlos Zanón. Antes de compartir mis impresiones, adelanto que no leí ninguna de las novelas y relatos que protagoniza este mítico y atípico detective privado, porque sólo lo conozco a través de la serie Las aventuras de Pepe Carvalho, que Vázquez Montalbán escribió para televisión en 1986. Si bien el propio autor y la crítica especializada especializada no mostraron su conformidad con la adaptación realizada para la pequeña pantalla, recuerdo que en su momento me entretuvo y ahora volví a ver los capítulos para refrescar la idea que tenía sobre este carismático sabueso literario, y tengo que reconocer que les doy la razón sobre la disconformidad con la adaptación televisiva.

(Vallvidrera-Barcelona)
Algunas reseñas que leí en la prensa especializada comentan que Carlos Zanón resucita a Pepe Carvalho en Problemas de identidad, e incluso se hace mención a la posibilidad de continuar con la publicación de más casos protagonizados por este personaje. En mi modesta opinión, me atrevería a decir que lo que ofrece el escritor barcelonés al lector es un pastiche cuya trama gira en torno a la figura de uno de los sabuesos literarios más conocidos de nuestro país. Un pastiche en el que entiendo que el autor tiene muy en cuenta en todo momento el canon de este atípico detective privado.

En mi modesta opinión, Carvalho: Problemas de identidad es una novela detectivesca muy negra y con tintes clásicos, genuinos, como digo en estos casos, muy propios de este género literario. Pese a que la trama se desarrolla en 2017, en todo momento tuve la impresión de que el protagonista y narrador sentía una cierta nostalgia de la Barcelona que tantos éxitos le había dado en su profesión, porque así me lo daba a entender a lo largo en su relato en primera persona, que se reflejan en reflexiones que hace sobre el momento actual que vive el país o sobre la impresión que le causan en la actualidad determinadas localizaciones de la ciudad condal. Carlos Zanón intercala con naturalidad las investigaciones que realiza Pepe Carvalho con la alusión a temas que sacan a relucir los personajes en las conversaciones que mantienen en su día a día, en las que está muy presente el referéndum sobre la independencia catalana, como lo podrá comprobar el lector en varios episodios de la novela, y que atraerán su atención sobre todo por los peculiares y diría que sarcásticos comentarios que hace el detective privado al respecto.

El lector tiene el entretenimiento asegurado a lo largo de los 34 capítulos titulados en los que se estructura la trama porque, como digo en estos casos, en cada uno de ellos hay algo que atrae su atención, y en los que el escritor barcelonés muestra que tiene muy claro la planificación de su desarrollo para que no decaiga el interés por lo que sucede en cada uno de ellos. Si bien la sinopsis adelanta que Carvalho anda desgarrado entre Barcelona y Madrid, es en Barcelona donde se desarrollan la mayoría de los capítulos. Estuve muy pendiente de lo que le sucede al protagonista en Madrid, sobre todo por la relación que mantiene con el personaje femenino al que llama Mi Novia Zombie, esposa de un político que está llamado a ocupar un puesto relevante en el Gobierno de Cifuentes. En más de una ocasión me preguntaba por qué se refería a este personaje con semejante apelativo, pero la respuesta a esta pregunta la tendrá el lector una vez se decida a acompañar al protagonista en una historia en la que no pasa por su mejor momento. Pese a lo que acabo de comentar, al mítico y atípico detective privado no le falta trabajo. A su despacho acuden una serie de clientes en busca de su servicio: algunas son investigaciones que podrían definirse como menores, pero hay una que atrajo mi atención en todo momento, y supongo que también la de quienes leyeron la novela, por los derroteros que toma las pesquisas que le pide realizar una vieja amiga que acude en busca de ayuda por un sangriento crimen familiar. Un crimen familiar que trae de cabeza a Carvalho, e incluso me decía que las investigaciones que realiza tienen un sabor a clásico, porque en todo momento tuve la impresión de que el autor jugaba con el posible culpable de este caso que investiga, según las pistas que iba recabando. Pero tampoco me olvido de las veces que tiene que atender el protagonista y narrador a la madre de una prostituta desaparecida en la Montaña de Montjuïc, sobre todo ante las reacciones de la madre tras las respuestas que le ofrece el protagonista sobre las investigaciones que realiza para localizarla.

(Montaña Montjuïc-Barcelona)
Quienes conozcan la figura literaria de Pepe Carvalho estarán más familiarizados con su forma de ser y actuar en los casos que le encargan investigar, y en la relación que mantiene con quienes trabajan en su despacho. Sé que en este caso juego con desventaja, pero como ya recalqué en el segundo párrafo de esta reseña, entiendo que Carlos Zanón respetó el canon del que quizás sea el detective privado más famoso de la literatura española, si bien adaptándolo al año en el que se desarrolla la trama, 2017. El lector se encontrará con un detective en decadencia, tanto en lo personal como en lo moral. Una decadencia que se refleja a lo largo de los capítulos, y sobre todo se recalca en el aspecto sanitario, porque su comportamiento da a entender de que su salud no pasa por un buen momento, si bien no tiene en cuenta las prescripciones facultativas o elude la asistencia médica, pese a que manifiesta síntomas de que la precisa. También sigue con su cínica afición por condenar a la hoguera libros de su nutrida biblioteca cuando el episodio de turno se presta a ello. No abandona sus aficiones culinarias, si bien ahora se limitan a aconsejar a Biscúter, quien participa en reality MasterChef, o cocina algunas de sus especialidades en horas un tanto intempestivas en compañía del abogado Alfons Subirats, un personaje que tendrá una mayor presencia en la trama a medida que esté más próxima la resolución del sangriento crimen que investiga. Pero también atraerá su atención Estefanía Briones, la actual secretaria, sobre todo por su peculiar carácter, que da lugar a que uno esté muy pendiente de los diálogos que mantiene sobre todo con Carvalho, quien ya no sabe cómo frenar su comportamiento porque es consciente de su eficiencia en el trabajo. Junto a Alfons Subirats destaco en este plano secundario el papel de la periodista de La Vanguardia Laura Barranco, o Marina, una vieja amiga que busca ayuda en Carvalho en el que será el caso principal que investiga en esta trama, sin olvidarme de Manel del Río, Max o Amèlia, tres personajes que atraerán la atención del lector por diferentes motivos.

Si bien cuesta un tanto adaptarse al estilo narrativo de Carlos Zanón, una vez salvado este “escollo” inicial, disfruté con la historia que narra en primera persona Pepe Carvalho en Problemas de identidad. Y es que Carlos Zanón tiene un estilo narrativo muy directo, diría que de guión cinematográfico, por la fluidez de la voz narrativa y el carácter incluso telegráfico en algunos fragmentos de la narración. Esto que acabo de comentar ayuda a que las escenas sean muy visuales y el lector pueda imaginarse cada una de las escenas que se suceden a lo largo de los capítulos, por lo que en todo momento tuve la sensación de que acompañaba al detective privado en sus investigaciones, por lo que incitaba a estar muy pendiente sobre todo de las escenas en las que están muy presentes la violencia y la tensión narrativa, o también me obligaba a prestar una mayor atención a los diálogos, sobre todo cuando se utiliza el catalán en algunas conversaciones, e incluso cuando mencionaba a El Escritor y lo que le diría o dijo cuando la ocasión se prestaba a ello.


Biografía:


Carlos Zanón (Barcelona, 1966) es autor de los libros de poemas El sabor de tu boca borracha (Nínfula, 1989, mención especial Premio Anthropos), Ilusiones y sueños de 10 000 maletas (Ed. Libertarias-Prodhufi, 1996), En el parque de los osos (Ayuntamiento de Málaga, 2001, finalista del Premio Nacional de Poesía Ciudad de Irún), Algunas maneras de olvidar a Gengis Khan (Ed. Hiperión, 2004, Premio Valencia de Poesía), Tictac tictac (Ed. Carena, 2010), la antología Yo vivía aquí (1989-2012) (Playa de Ákaba, 2012), Rock’n’roll (66rpm, 2014) y Banco de sangre (Espasa, 2017). En el ámbito narrativo es autor de las novelas Nadie ama a un hombre bueno (Ed.Quadrivium, 2008, Sigueleyendo, 2012), Tarde, mal y nunca (Saymon, 2009, RBA Serie Negra, 2010), premio Brigada Mejor Primera Novela del año, finalista del Premio Memorial Silverio Cañada, Giallo e dell Noir (Italia) y Violeta Negra (Francia), No llames a casa (RBA, 2012, 6.ª ed.) premio Valencia Negra a mejor novela del año, Yo fui Johnny Thunders (RBA, 6ª ed), premio Salamanca Negra mejor Novela del Año 2014, premio Novelpol 2015 y premio Dashiell Hammet 2015, y del libro de relatos Marley estaba muerto (RBA, octubre 2015) y su última novela Taxi (Salamandra, octubre 2017).

Su narrativa ha sido traducida y publicada en Estados Unidos, Alemania, Francia, Holanda e Italia.

Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía del autor, tomados de la web de Planeta. Imagen de Vallvidrera, tomada de la web Sygic Travel. Imagen de la Montaña de Montjuïc, tomada de la web del Ajuntament de Barcelona.






miércoles, 23 de diciembre de 2020

Un marido ideal, de Óscar Wilde.


 




 

 

 

 

 

 

 

 

Datos técnicos:


 

Título: Un marido ideal.

Título original: An ideal husband.

Autor: Óscar Wilde.

Fecha publicación inicial: 3/1/85.

ASIN: B006E9SXRI.

Formato: Ebook.

Idioma: Español.

Nº pág.: 198.



Argumento:



Sir Robert Chiltern es ahora Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, porque ha sabido mantener en secreto el origen de su fortuna: una transacción fraudulenta por la que vendió secretos de estado al Barón Arnehim. Toda la alta sociedad inglesa y sus pares de la Cámara de los Comunes lo tienen por un hombre respetable e íntegro. Símbolo de la honestidad y la competencia futuro político parece brillante, contando siempre con el respaldo de su esposa, Lady Chiltern, que lo considera el marido ideal. Sin embargo, las apariencias son engañosas y el orden social se basa únicamente en la mentira individual y colectiva. ese brillante porvenir se complica con la aparición de la señora Cheveley.



Opinión Personal:



No soy muy dado a leer teatro, salvo en muy contadas ocasiones. Una de ellas es el hecho de participar en el Reto Genérico que organiza Laky, la administradora del blog Libros que hay que leer, así como mi afición a los autores clásicos. En esta ocasión la obra elegida es Un marido ideal, de Óscar Wilde, uno de los grandes exponentes del esteticismo, cuya principal característica es la defensa del arte por el arte, aunque en sus obras también refleja la decadencia de la sociedad victoriana de finales del siglo XIX. Se tiene a Un marido ideal por la mejor obra teatral del escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés, pese a que la más conocida de su autoría sea La importancia de llamarse Ernesto.

(Grosvenor Square-Londres)
Un marido ideal es una obra de teatro cuya trama gira en torno a una temática
de rabiosa actualidad: la corrupción. Tal y como se desarrollan los cuatro actos en los que está estructurada, y si trasladamos a nuestros días su contenido, diría que poco habría que cambiar en esta comedia de enredo que mantiene el interés del lector en todo momento, y no digamos del espectador que la disfrute en vivo y en directo, porque las escenas que se suceden no dan lugar a respiro. Y es que Wilde construye una historia en la que el suspense está servido, e invita a que uno se pregunte qué desenlace le espera tal y como se desencadenan las escenas que se suceden desde que se descubre el secreto que sale a la luz, con el que queda al descubierto el origen de la carrera política ascendente y la boyante situación económica de sir Robert Chiltern, actual subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de Su Graciosa Majestad.

En Un marido ideal todo comienza con una reunión de lo más granado de la sociedad victoriana londinense en una habitación de forma octogonal en la casa del personaje mencionado al final del párrafo anterior, en Grosvenor Square. Mediante una serie de diálogos entre los personajes, en los se ponen al día sobre su ajetreada vida social, el dramaturgo de origen irlandés los presenta al lector a través conversaciones ingeniosas, en las que sale a relucir el humor inglés, ácido, con frases que cargadas de doble sentido, e ironía. En este primer acto, Óscar Wilde presenta con maestría a quienes van a tener un mayor peso durante el desarrollo de esta obra que, en mi modesta opinión, se pueden deducir de los diálogos que mantienen algunos de ellos en determinadas escenas, porque son los que más atraen la atención del lector.

(St. James Street-Londres)
Es a partir del segundo acto cuando se empiezan a poner las cartas boca arriba, por lo que el lector se sentirá atrapado en una sucesión de escenas de enredo que le invitarán a preguntarse por la deriva que tomarán los tiras y aflojas entre los principales implicados en el descubrimiento de un pasado que puede echar por tierra la gran carrera política que le espera en un futuro inminente a sir Robert Chiltern. Un futuro que dependerá, sin embargo, de la inesperada actuación de lord Goring, por la opinión que tienen de él quienes asisten a ese acto social. La tensión en el ambiente es palpable, si bien las escenas se desarrollan con tal pericia y naturalidad, que invitan al lector a estar más pendiente de los equívocos que tienen lugar con las entradas y salidas de los personajes implicados y los motivos que realmente los llevan a estar presentes en esas escenas, con el añadido de que el interés se incrementa con papel que desempeña lady Chiltern a medida que se aproxima el desenlace. Aunque también el lector estará muy pendiente por el futuro de lord Goring, ante la insistencia de su padre por cambiar la deriva que llevaba la vida de su hijo.

Óscar Wilde ofrece en esta pieza teatral un reflejo de la sociedad victoriana de la época, el papel que desempeñaba los miembros de la alta sociedad en la misma, siguiendo las costumbres y moralidad de aquel entonces, con alusiones más bien despectivas a los escalafones inferiores de la pirámide social. También la situación política del país está presente, porque en varias fases se hace mención a la Cámara de los Comunes y a la de los Lores. El autor ofrece al lector unas magníficas descripciones con las que se puede imaginar las estancias en las que se reúnen los miembros de la alta sociedad londinense, al igual que también profundiza en los rasgos psicológicos de los personajes, por los que se famializará con ellos a medida que se suceden los actos, sobre todo los que tienen un papel más destacado en la trama. Sin duda alguna, Un marido ideal es una comedia de enredo muy entretenida, en la que se encuentra con diálogos ingeniosos, naturales muy dinámicos, y en los que se manifiesta la tensión entre algunos personajes, sobre todo cuando en sus diálogos está en juego el futuro de la carrera política de sir Robert Chiltern y el de su propio matrimonio.


Biografía:

 

 

Oscar Wilde fue un escritor, poeta y dramaturgo británico, famoso por su habitual ingenio y sarcasmo social. Nació en el año 1854 en Dublín, en una familia aristócrata y siendo el mediano de tres hermanos. Falleció en París en 1900.

Alumno destacado del Trinity College n su ciudad natal, Wilde acabó sus estudios en Oxford. Durante ese periodo, el escritor estudió a los clásicos de la literatura griega, convirtiéndose en un experto sobre la materia, incluso ganando varios premios de poesía clásica, como el Premio Newdigate de poesía, el cual tenía mucho prestigio en esa época. Compaginó sus estudios viajando por Europa y publicando sus poemas en periódicos o revistas.

A partir de 1879 decide establecerse en Londres de manera permanente donde años después se casó y tuvo dos hijos. Es en Londres donde empieza a producir sus primeras obras de éxito, como su reconocida novela El retrato de Dorian Gray (1890) o, en teatro, El abanico de Lady Windermer (1892), Salomé (1894) —que fue censurada por retratar personajes bíblicos—, o La importancia de llamarse Ernesto (1895), divertida comedia que ha sido llevada al cine en diversas ocasiones. Entre los años 1887 y 1889 editó una revista femenina, Woman’s World.

Su carrera y su vida tal y como la conocía se derrumba a finales de 1895. Acusado de sodomía por el padre de un íntimo amigo suyo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados. Durante su estancia en prisión escribiría una larga carta titulada De Profundis, que no sería publicada de manera completa hasta 1909, ya de manera póstuma.

Tras su salida de la cárcel sufre un absoluto ostracismo social y decide abandonar Inglaterra rumbo a Francia, donde viviría en Berneval hasta la muerte de su esposa en 1898. A partir de entonces y bajo el nombre de Sebastian Melmoth, viajó por Europa para acabar estableciéndose en París, donde murió en noviembre del año 1900 con tan solo 46 años.

Nota: Datos técnicos, tomados de Amazon. Argumento, tomado de Wikipedia. Imagen de Grosvenor Square, tomada de Wikipedia. Imagen de St. James Street, tomada de la web AVictorian. Fotografía de Óscar Wilde, tomada de wikipedia.

viernes, 18 de diciembre de 2020

El secreto de Rosanegra, de Jairo Junciel.













Datos técnicos:

 

 

Título: El secreto de Rosanegra.

Autor: Jairo Junciel.

Editorial: Almuzara.

1ª edición: Octubre/2019.

Encuadernación: Rústica con solapas.

ISBN: 978-84-17797-79-9.

Idioma: Español.

Nº páginas: 320.


Sinopsis:


En 1728 tres navíos zarparon de la Península protegidos por el más absoluto de los secretos en una misión solo conocida por Felipe V, el capitán general López Pacheco y el almirante Blas De Lezo: "algo por lo que los reyes de las naciones sacrificarían las vidas de sus pueblos o de sus propios hijos si fuere preciso". Por mandato del Rey un buque más, el Audaz, se sumó poco después a la escuadra. Con 110 cañones y 1100 hombres embarcados era la más formidable máquina de guerra construida hasta la fecha.

Lo que ni el mismo Rey podía prever es que a bordo de esa nave, embarcado contra su voluntad, había un hombre que en el ocaso de sus días, sin nada o nadie a quien temer, dejó constancia de aquella odisea: Aníbal Rosanegra

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Una novela que nos evoca los intrépidos océanos de O´Brian, Melville y Conrad. Una aventura de sabor clásico que perdurará en el tiempo.



Opinión Personal:


La lectura y posterior reseña en septiembre de 2019 de El guardés del tabaco (reseña), supuso para mí el descubrimiento de un personaje que me encandiló mientras seguía sin pestañear el cúmulo de vicisitudes que le acompañaron en la primera de sus aventuras. Estoy seguro de que Aníbal Rosanegra le dará muchas alegrías al escritor salmantino Jairo Junciel, porque crea un protagonista que atrapa a los lectores que gustan de las novelas de capa y espada. Además, tiene el atractivo de que el desarrollo de la trama incorpora elementos metaliterarios, y el añadido de que sus andanzas transcurren durante el Siglo de Oro y recuerda mucho a los pícaros de este período de nuestra literatura. En mi modesta opinión, me atrevo a decir que los orígenes de Aníbal Rosanegra son un guiño al Lazarillo de Tormes, el mítico pícaro literario, e incluso también añadiría a Guzmán de Alfarache. En la sinopsis, la editorial comenta que la novela evoca los intrépidos océanos de O´Brian, Melville y Conrad. En mi modesta opinión, añadiría influencia de la leyenda de El holandés errante, de El corsario negro, de Emilio Salgari, y escenas que me recordaron a Allan Poe.

 (Dip. Cádiz-Antigua Casa de Contratación)
Si Aníbal Rosanegra me encandiló con El guardés del tabaco, mientras leía El secreto de Rosanegra disfruté como un gorrino en un lodazal. ¡Quién le iba a decir a un charro que se vería embarcado en una misión que le llevaría a surcar el Océano Atlántico! En esta nueva aventura que protagoniza el guardés salmantino se embarca en semejante viaje, quien lo más parecido a navegar que había hecho hasta ese momento fue cruzar en su infancia las aguas del Tormes en una pequeña balsa. Pero también se encontrará con el pasado, porque la batalla de Rande será evocada en algunos pasajes de esta novela, en la que también estarán presentes los corsarios, que se cruzará en la ruta del Audaz, en episodios de máxima tensión e incierto desenlace.

Si la trama de El guardés del tabaco gira en torno a la floreciente industria de este preciado producto que llega desde el Nuevo Mundo hasta su gestión y distribución por la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, en El secreto de Rosanegra el escritor salmantino planifica una historia que desarrolla en torno a una misión en la que buena parte de los episodios que la conforman se desarrollan en el Océano Atlántico. Pese a ello, el lector se encontrará con capítulos muy atractivos porque la acción e incluso la intriga están muy presentes, ya que se encontrará con escenas en las que se hace referencia al espionaje, por lo que los oficiales del Audaz tiene que estar muy pendiente de actuaciones extrañas que supongan un peligro para la empresa que se le ha encomendado a un buque que era la más formidable máquina de guerra construida hasta la fecha, como adelanta la sinopsis. No faltarán episodios que pondrán a prueba la pericia y las artimañas de Aníbal Rosanegra y su amigo Aritza Cucha, porque antes de embarcar tendrán tiempo para tomar parte en reyertas o enfrentarse con alguaciles, como les sucederá en Cádiz o en la provincia de Huelva,  como adelanto a los combates navales y abordamientos que les esperan en la mar océana.

(Castillo San Felipe de Barajas-Cartag. Indias)
Sin duda alguna, Jairo Junciel construye un personaje carismático que atrae la atención del lector a lo largo de los once capítulos titulados en los que se estructura la trama. Aníbal Rosanegra sabe hacer uso de las habilidades que fue aprendiendo en la escuela de la vida y le salvaron el pellejo en varias ocasiones y no duda en utilizarlas para ayudar a quienes están con él en la empresa de turno, toma decisiones y participa en las acciones en las que le piden su colaboración. Al protagonista lo acompaña Aritza Cucha, su inseparable amigo, aunque un tanto bruto pero buena gente, quien en esta segunda entrega sorprende al lector por su comportamiento en alguno de los episodios en los que interviene, preguntándome incluso en alguno de ellos si estaba en sus cabales. Ambos se encontrarán con personajes históricos y otros creados por la imaginación del autor, estos últimos representativos de la sociedad de la época, sobre todo de la dotación que por aquel entonces surcaban los océanos. Si bien tiene menos presencia Diego de Torres y Villarroel, el lector se encontrará con «su excelencia don Blas de Lezo y Olavarrieta, general de la Armada de Su Católica Majestad y jefe de la Escuadra del Mar del Sur» (pág. 247), y el mismísimo rey Felipe V, aunque su presencia en la trama es más bien testimonial.

El escritor salmantino aprovecha la travesía del Audaz por el Océano Atlántico para mostrar las funciones que desempeñan los tripulantes en el barco, o las maniobras de combate que realizan a bordo para que estén preparados si llega el momento de enfrentarse a algún enemigo imprevisto. En este buque se embarca un variopinto elenco de personajes que conforman su dotación, como el capitán Carrión o el teniente Gravina, los oficiales que mayor presencia tienen en la travesía. Pero también atraen mi atención otros personajes que por alguna particularidad los diferencia de los demás, como los presos que son enrolados a la fuerza, porque se les ofrece la posibilidad de conmutar la pena a la que han sido condenados si toman parte en la expedición, caso del que se conoce como Sacramento; o personajes como el joven guardiamarina Lorenzo o la sorprendente historia del toledano Juan y la singular arma que atrae la atención de Rosanegra y Cucha.

(Almirante Blas de Lezo)
Uno de los grandes atractivos de esta novela es la ambientación espacio temporal. El lector sentirá que realiza un viaje literario a finales del primer tercio del siglo XVIII, porque tanto el aspecto costumbrista como el trasfondo histórico de la época quedan magníficamente reflejados en cada uno de los once capítulos titulados en los que se estructura la trama. Presenciará el trajín y el bullicio que se vive en Cádiz en torno a la Casa de Contratación o el ambiente en los lugares de ocio de dudosa reputación, las tabernas o las posadas en las que se entretienen o descansan quienes esperan embarcar para buscar fortuna en el Nuevo Mundo. Cartagena de Indias será su destino, en el que se quedarán fascinados por los «cientos, miles de miles de naves de todo tipo y condición atracaban en su puerto cada año» (pág. 235), admiran la belleza de la ciudad, o la visita al castillo de San Felipe de Barajas en donde son recibidos por Blas de Lezo, más lo que ya comenté en el párrafo anterior sobre el día a día de quienes se enrolaban como guarnición de una nave que ponía rumbo a la otra orilla del océano.

El secreto de Rosanegra es una novela de aventuras de corte clásico, con escenas de capa y espada, y un claro trasfondo históricoJairo Junciel cuida con detalle la narración en primera persona de Aníbal Rosanegra, al igual que los diálogos que se mantienen entre los personajes, en los que no faltan los refranes y algunas alusiones literarias cuando la intervención del interlocutor de turno se presta a ello. Su ritmo de lectura es fluido y ameno, en el que se percibe equilibrio entre la narración y los diálogos, en los que el lector estará muy pendiente de unas conversaciones dinámicas y naturales, en las que se palpa la tensión narrativa entre los personajes en algunas escenas. La voz narrativa utiliza términos de la época, en alguno de los cuales el lector conocerá el origen de algunas expresiones y vocablos utilizados hoy día. Sin duda alguna, esta segunda entrega que protagoniza Aníbal Rosanegra es una muy buena lectura. No es preciso haber leído la novela anterior, ya que son autoconclusivas, y porque el autor introduce en las escenas adecuadas información necesaria sobre lo sucedido en la primera aventura que protagoniza este carismático personaje.


Biografía:


Jairo Junciel (Salamanca, 1982) es escritor, licenciado en Derecho y columnista habitual en medios digitales e impresos. Amante de la literatura del Siglo de Oro e interesado en la lingüística evolutiva, cultiva diversos géneros literarios, siendo la novela histórica su gran pasión. Respaldado por el aplauso de crítica y público tras su novela El Guardés del Tabaco, ganadora del prestigioso certamen Albert Jovell, nos trae la segunda entrega de la vida del guardés charro que ha embrujado a miles de lectores.


Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de Almuzara. Imagen de la Diputación de Cádiz (antigua Casa de Contratación), tomada de la web OCádizDigital. Imagen del castillo de San Felipe de Barajas, en Cartagena de Indias, tomada de la web Fortificaciones Cartagena de Indias. Imagen Almirante Blas de Lezo, tomada de Wikipedia.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Entrevista a Pilar Ruiz Gutiérrez, autora de El jardín de los espejos.

 









En esta sección de entrevistas, hoy toca charlar con Pilar Ruiz Gutiérrez, autora de El jardín de los espejos (reseña), leída y posteriormente reseñada en este blog el pasado 20 de noviembre. El jardín de los espejos es muy buena historia, entretenida y atractiva, ambientada en los valles pasiegos. Son tres las protagonistas que narran en primera persona las tres líneas temporales en las que se estructura esta novela. 

El jardín de los espejos es una historia que entrelaza muchas otras como en un juego de espejos enfrentados, un cuento de hadas y de brujas, una leyenda antigua recuperada del olvido, que por fin sale a la luz para vencer al tiempo y al silencio.

Al igual que en su ópera prima, El corazón del caimán (reseña), Pilar Ruiz vuelve a conquistarme con una historia solvente, por la que transitan unos personajes fuertes y que parecen cobrar vida propia, y un estilo narrativo diría que muy influenciado por el séptimo arte, directo, muy cuidado, y elegante cuando los episodios se prestan a ello. 


Biografía:


Pilar Ruiz (Santander, 1969) es licenciada en Periodismo, máster en guion y diplomada en dirección cinematográfica. Desarrolla su carrera profesional en diversas disciplinas del medio audiovisual: guionista de cine y series de televisión (La señora, TVE). Como directora de cine, su largometraje Los nombres de Alicia (2005) obtuvo una nominación al Mejor Sonido en los premios Goya, la Mención especial del Jurado en el Festival de Málaga y el Premio especial del Jurado en el Festival de Miami. Es autora de El corazón del caimán y La danza de la serpiente (Ediciones B).


Entrevista:


1) Francisco Portela.- Gracias por concederme esta entrevista. Con esta charla pretendo que nos hables sobre el proceso de creación de tu última novela, El jardín de los espejos, aunque sin desvelar información trascendental de una historia que encandila a quienes decidieron conocer la fuerza que emanan las tres mujeres que la protagonizan.

P. R.- Encantada de entablar esta charla sobre El jardín de los espejos. Espero que le resulte interesante a tus lectores.

2) F. P.- Supongo que ya te lo preguntarían en más de una entrevista, pero tengo la curiosidad por conocer cuál es el origen de El jardín de los espejos.

P. R.- Esa pregunta siempre es la más difícil de responder… Sin duda, el origen por el que preguntas resulta la parte más misteriosa de inventar historias. En este caso, creo que surge de dos líneas que se entrecruzan: mi fascinación por las pinturas rupestres de las cuevas de El Castillo en Puente Viesgo, Cantabria y por otro lado, las investigaciones que tanto amigos y amigas relacionados con las artes plásticas han llevado a cabo para recuperar a las mujeres artistas perdidas y sepultadas por una lectura parcial y sexista de la Historia del Arte. De pronto, algo se cruza, ya digo, de manera misteriosa, que te empuja a empezar a contar.

3) F. P.- Aunque El corazón del caimán está ambientada en Cuba, su trama está basada en lazos familiares con la isla caribeña. La danza de la serpiente está ambientada en Santander y la trama de El jardín de los espejos se desarrolla en la zona más misteriosa de Cantabria: los valles pasiegos. Tengo la sensación de que te encuentras muy a gusto contando historias ambientadas en tu tierra.

P. R.- Sí, por supuesto: soy cántabra, aunque vivo en Madrid, y pasé parte de mi infancia en una aldea en el valle de Campoo a donde llegaban los osos a comerse las colmenas. Mi abuelo era veterinario y solía acompañarle a visitar las granjas de ganaderos; veía como curaba a las vacas, como parían. Imagino que nos pasa a todos, contamos lo que conocemos, con sus defectos y virtudes. Como los valles del Pas, que han sido recuperados para el turismo en fechas recientes, pero que durante siglos fueron lugares aislados, agrestes y pobrísimos: su cultura era vista con desconfianza y sus habitantes eran despreciados en el resto de Cantabria. Muchos de ellos emigraron a otros lugares de España y a América huyendo de la miseria, de eso se habla también en la novela.

4) F. P.- En mi modesta opinión, encuentro la historia de tu última novela publicada hasta la fecha muy original, porque una vez que comencé su lectura, los valles pasiegos, El jardín del alemán y las tres protagonistas me imantaron de tal forma que era muy difícil decidir el punto en el que tenía que tomarme un descanso. Supongo que la planificación de una novela compleja como esta hay que realizarla con mucho tiento para que el lector no se sienta perdido a lo largo de su desarrollo y sea consciente de que todo lo que sucede en cada uno de los capítulos que la conforman tiene una explicación.

P. R.- ¡Los autores nunca contamos nuestro proceso de trabajo porque sería aburridísimo para quien nos lee! Y en mi caso aún más porque provengo de la dramaturgia teatral y de la escritura cinematográfica, disciplinas muy técnicas donde la estructura es fundamental. Tuve maestros excelentes y muy exigentes a la hora de analizar textos, desde William Layton a Jose Luis Borau. Hay una parte de nuestro trabajo muy oscuro, donde se tira de oficio y que resulta muy poco vistoso: incluso decimos que es la fase de “picar piedra”. Pero no creo que eso importe demasiado al lector o lectora: lo importante es que entren en el juego y se diviertan leyendo.

5) F. P.- Inés, Amalia y Elisa relatan en primera persona sus historias en tres líneas temporales paralelas. ¿Por qué eliges los años 1949 y 1919 para ubicar las tramas de Amalia y Elisa?

P. R.-Se trataba de jugar con esas mujeres, por lo que empecé como imágenes reflejadas en un espejo también temporal y desde Inés en 2019, así que solo tenía que encontrar el correspondiente reflejo de Amalia y Elisa en fechas que evocasen ese comienzo. No es casual, me interesaba contar la situación de dos artistas en dos momentos de la Historia muy distintos e interesantes: la época de las vanguardias de principios del siglo XX y las décadas más oscuras de la dictadura en España, con la mujer doblemente sometida a un régimen de falta de libertades.

6) F. P.- ¿Qué significado tiene la presencia del escritor maldito que estaba obsesionado con las pinturas rupestres de la zona? ¿Hay algún paralelismo con el destino de las tres protagonistas que las lleva hasta los valles pasiegos?

P. R.- Por supuesto, sin desvelar nada: el personaje del cineasta Samperio representa el vértice que une, de distintas maneras, a las tres protagonistas. Él también es un “desaparecido” que tenemos que buscar y encontrar. Y la razón de su desaparición forma parte fundamental de la historia.

7) F. P.- En El jardín de los espejos se van alternando los relatos de las tres protagonistas a lo largo de su desarrollo. ¿Tenías esquematizado desde un principio en qué episodio debía finalizar su intervención cada uno de los tramos en los que narran sus vicisitudes las tres protagonistas o tuviste que modificar en algún momento el plan inicial para que se mantuviera la coherencia de sus peripecias?

P. R.- La estructura de la que parte la historia siempre tuvo la forma de tres voces narrativas articuladas en torno a una trama principal en la que las incógnitas planteadas solo se desvelan al final. Así estaba planteada la novela desde el inicio. Una vez que comienzas a escribir y por mucho que desarrolles acciones y personajes te vas adaptando a esa estructura sin traicionarla, como un rumbo fijo y sujetando fuerte el timón. Si no lo haces así, es muy posible que llegues a naufragar.

8) F. P.- Cada una de las protagonistas realiza una actividad artística ¿Con cuál de ellas te sientes más identificada? ¿Qué pensabas ante el futuro incierto que les depara la firme decisión que toman Amalia y Elisa, teniendo en cuenta sobre todo la época que les tocó vivir?

P. R.- Nunca me identifico con ninguno de mis personajes y sin embargo, los quiero a todos por igual, incluso cuido más a los que no son protagonistas. Algunos lectores creen que hay algo de autobiográfico en Inés pero nada más lejos de la realidad: solo nos une el que yo conozca la labor de documentalista -aunque nunca haya trabajado como tal- porque forma parte de los muchos oficios más o menos técnicos que existen en el sector audiovisual, lo mismo que conozco el trabajo del cámara Martín. Además, Inés -digo esto sin revelar nada- nunca podría dirigir una película porque se moriría de miedo y yo en cambio ¡me muero de ganas de dirigir cine otra vez! Respecto al futuro, tenía claro que después de tantos avatares y como decía Jane Austen, esas mujeres merecían una vida mejor, así que sus finales están llenos de esperanza en el porvenir.

(Cuevas Monte Castillo-Cantabria)
9) El arte rupestre también tiene su lugar destacado en la trama. Aunque Cantabria es  conocida por la cueva de Altamira, el lector descubrirá las Cuevas de El Castillo que, tal y como se describen, invitan a ser visitadas. ¿Quizás sea el hecho de que la Cueva de Altamira haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad y se conozca como la Capilla Sixtina del Paleolítico lo que ensombrezca a las otras cuevas cántabras?

P. R.- Altamira es una joya de tal nivel que ha eclipsado al tesoro absoluto que representan el resto de cuevas con representaciones artísticas de Cantabria: albergan la esencia, el significado profundo del ser humano y su valor es incalculable para todo el planeta. Si a eso se añade el desprecio a nuestra cultura, a la investigación científica, al patrimonio monumental y medioambiental que ha caracterizado a nuestro país durante siglos, estamos ante una tormenta perfecta. Ningún actor público o privado de relevancia ha tenido jamás interés por proteger el patrimonio común, más bien todo lo contrario. Tampoco en educar a la ciudadanía en el respeto y el conocimiento de lo que es de todos. Lo único que interesa es su explotación turística en un modelo completamente desfasado.

10) F. P.- Junto a las tres protagonistas sobresale la que en Puentes Viesgo se conoce como «El jardín del alemán», una casona del siglo XIX rodeada de un jardín de estilo romántico. ¿Esa casona es fruto de tu imaginación o partes de alguna construcción propia de los valles pasiegos?

P. R.- Es completamente inventada. Era necesario para el tono gótico de la historia: los fantasmas no se aparecen en una casa cualquiera y esta tenía que ser muy particular… Luego ocurren cosas curiosas: una lectora se puso en contacto conmigo para invitarme a conocer su casa rural, que se llama “El jardín de Aes”, justo en la localidad -real- más cercana a esa casa que inventé. La ficción es así: imprevisible.

11) F. P.- Otro personaje de la novela es el balneario de Puente Viesgo, que está en pleno apogeo en la línea temporal que protagoniza Elisa. Supongo que visitarías el Gran Hotel Balneario actual para documentarte y adaptarlo a las tres líneas temporales. ¿Mantiene la esencia del balneario original o percibes mucho cambio en sus nuevas instalaciones?

P. R.- Sí, claro, lo conozco bien. En realidad el actual balneario es un complejo moderno y lujoso con solo restos de su construcción original, así que fui al cercano -en Cantabria está todo cerca- balneario de Las Caldas del Besaya, que parece anclado en el tiempo: mantiene todas las características de un balneario del siglo XIX y principios del XX. La descripción que aparece en la novela es muy fiel al lugar.

(Balneario de Las Caldas de Besaya-Cantabria)

12) F. P.- El jardín de los espejos es una novela de personajes, aunque en claro equilibro con los magníficos paisajes de los valles pasiegos que describen las tres protagonistas, y que tanto les atraen. Este equilibrio requiere un gran esfuerzo para que las vicisitudes de las protagonistas no ensombrezcan los parajes que las rodean. ¿Has tenido que cambiar algunas escenas para que no se rompiera ese mimetismo?

P. R.- Pues no, la verdad. De nuevo, mi condición de cineasta no encuentra problema en eso: en el cine los personajes siempre se mueven en un lugar concreto que forma parte, como ellos, de la historia. Son inseparables. De todas formas, siempre he cuidado la parte atmosférica: me interesan las narraciones en las que casi puedes sentir lo que te rodea, el calor, el frío, la luz, la humedad, el sabor, el olor. Los detalles que hacen que al comenzar una historia te metas dentro de un espacio físico, en principio, completamente ajeno. En el lenguaje del cine es más complicado, en literatura, mucho más fácil.

13) F. P.-Al igual que en El corazón del caimán, los personajes femeninos tienen una mayor presencia que los masculinos en El jardín de los espejos. Sin embargo, don Santos, el Indiano; don Gustavo Zaragoza, el director del balneario en la línea temporal de Elisa; el médico Fidel Peña, el maquis Angelín o Martín, el operador de cámara que ayuda a Inés a conseguir las grabaciones para el documental atraen la atención del lector por el papel que desempeñan, sobre todo en determinadas escenas de la novela. Aunque son personajes secundarios, está claro que cuidas mucho el papel que desempeñan en la novela.

P. R.- Siempre. Siento un enorme respeto por los llamados secundarios, supongo que eso también me viene del cine, donde disfruto enormemente con los “característicos”: actores y actrices que sin ser protagonistas aportan a la historia una personalidad propia. Intento que no sean solo un vehículo de la trama principal sino que tengan peripecia y conflictos propios, “carne”, como decimos en el argot. La creación de todos mis personajes es como un casting donde busco un reparto ideal, donde pongo voz, rostro y rasgos de intérpretes concretos. Sin que lo sepa el lector, entre los personajes de mis novelas pueden aparecer Marcelo Mastroianni o Juliette Binoche, Rafaela Aparicio o Pepe Isbert.

14) F. P.-En mi reseña comento que mientras leía la novela tuve la sensación de que personajes como el director del balneario, don Gustavo Zaragoza, estaba basado en algún personaje histórico. También atrae mi atención la labor que realiza la escultora Anne Coleman en la Primera Guerra Mundial, al igual que la mención que hacen algunos personajes al prehistoriador y paleontólogo Hugo Obermaier y su relación con las cuevas. Esto me hace sospechar que en la novela haya algún personaje real más, bien de forma directa o encubierto en otros ficticios.

P. R.- Don Gustavo es un personaje completamente inventado. A parte de los personajes claramente históricos como los que mencionas, creo que los autores actuamos todos como una especie de Dr. Frankestein: cogemos partes de realidad aquí y allá, rostros, nombres, situaciones, recuerdos, vivencias… y los cosemos para crear una ficción, a veces incluso de forma inconsciente, hasta descubrir que rasgos que creías inventados por tu imaginación pertenecían a alguien real que habías olvidado mientras escribías. Un ejemplo: Angelín, el maqui, tiene mucho de Juanín, un guerrillero famosísimo en Cantabria, pero no es del todo él: lo que hago es subrayar la tradición popular que convertía en leyenda a los que se echaron al monte tras la Guerra Civil. Angelín tiene características de duende y de trasgo, como un ser mitológico; ahí se aparta del Juanín real.

(Anna Coleman-escultora)

15) El jardín de los espejos es una historia de hadas y magia, de brujas que adivinan, de curanderas, druidas y trasgos. ¿Son estos ritos y tradiciones ancestrales las causas del recelo que se siente por los habitantes de los valles pasiegos, como se resalta en algunos episodios de la novela?

P. R.- Sí, por supuesto, pero no solo. Cantabria fue una zona apenas romanizada donde el catolicismo solo se superpuso a esas religiones y tradiciones ancestrales de origen celta y prerromano. En el siglo XVIII, que es casi anteayer, los jesuitas enviaban misiones intentando cristianizar a esos habitantes de zonas remotas. Hoy día sigue habiendo curanderas y tradiciones paganas, aunque la mayoría de la gente no sea consciente de ellas. Además, los pasiegos mantenían costumbres como la “muda”, una forma de trashumancia en la que las familias se trasladan a distintas cabañas diseminadas por el monte, junto a su ganado, cargando con sus enseres. La miseria, además, empujaba a la pasieguería a emigrar, comerciando con lo que fuera: ahí están las famosas amas de cría, una forma de supervivencia para las mujeres pasiegas durante el siglo XIX. Galdós decía que eran las “vacas de la aristocracia”. Aún hoy llamar a alguien pasiegón o pasiegona en Cantabria es un insulto.

16) F. P.-En mis reseñas sobre El corazón del caimán y El jardín de los espejos comento que tu estilo narrativo está influenciado por el séptimo arte. En todo momento el lector visualiza cada las escenas que se describen a lo largo de los capítulos, y el ritmo narrativo es fluido y ameno. Sin embargo me pregunto si te encuentras más cómoda escribiendo un guión cinematográfico o de series, o disfrutas por igual mientras trabajas en un proyecto literario.

P. R.- Me gusta escribir de todo, disfruto con ello, soy una profesional vocacional y es mi trabajo. También como periodista, con mis artículos en la sección de cultura de la revista CTXT. Desde luego, hay mucha más libertad al escribir novelas que en el audiovisual, en el sentido en que no existen trabas técnicas -un guion es una guía para un equipo técnico y artístico, no tiene que tener “calidad literaria”-, mucho menos de producción. Es fantástico poder escribir una escena carísima sin preocuparte de si se va a poder rodar o no: la escribes y ya está hecha, eso es magnífico.

17) F. P.- Espero que con esta batería de preguntas haya más lectores que sientan interés por conocer la historia de Inés, Amalia y Elisa, sus temores, sus reflexiones y su admiración por los valles pasiegos. Pero, antes de despedirnos, ¿nos podrías adelantar algo sobre tu nuevo proyecto literario?

P. R.- Es una regla de oro de todas las profesiones artísticas: jamás hablar de proyectos, solo de realidades. Pero puedo adelantarte que tenemos varios proyectos entre manos, algunos son literarios y otros no, pero en todos contamos historias. Estoy muy orgullosa de pertenecer a un oficio que intenta acompañar, emocionar y entretener al público haciéndole vivir otras vidas, otras épocas, invitándole a conocer otros rostros y lugares. Después de años de ejercer este oficio creo que por fin puedo decir que significan para mí las historias y la ficción en general: una búsqueda y un encuentro compartido. Un viaje fantástico por el que merece la pena seguir trabajando, ahora más que nunca.


Nota. Biografía de la autora, tomada de la web de Roca Editorial. Fotografía de Pilar Ruiz, tomada de Facebook.  Imagen portada de El corazón del caimán, tomada de la web Megustaleer. Imagen de Pinturas de la Cueva del Monte Castillo, tomadas de la web Wellness Magazine. Imagen del Banleario de Las Caldas de Besaya, tomada de la web Viajar por Cantabria. Imagen de Anna Coleman, tomada de la web Mujeres en la historia.