jueves, 12 de diciembre de 2024

Reseña Hambre de gloria, de Víctor Fernández Correas.


 








Datos técnicos:




Título: Hambre de gloria.

Autor: Víctor Fernández Correas.

Editorial: Edhasa.

1ª edición: Junio/2024.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.

ISBN: 978-84-350-6268-8.

Idioma: Español.

Nº páginas: 704.





Sinopsis:






Fernando Álvarez de Toledo sabe que no le queda demasiado tiempo de vida. Desterrado en el castillo de Uceda por orden del rey Felipe II, a quien tanto y tan bien ha servido, como antaño a su padre el emperador Carlos, ha quedado en el olvido de su majestad. Pero no de la corte y, así, cuando se inicia la campaña de Portugal por la que el rey reclama el trono, será él el nombrado por todos para comandar los ejércitos del rey.

Aun cansado, doliente y con muchos años a sus espaldas, el tercer duque de Alba acepta la encomienda. Se jura que Felipe II ascenderá al trono de Portugal, y más pronto que tarde. Nadie sabe más que él acerca de la guerra, pues la batalla es su mundo. A su lado tendrá a su hijo bastardo Hernando, aquel que más se le parece; a su maestre de campo Sancho Dávila y al capitán general del Mar Océano, don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, entre otros. Una vez más volverá a demostrar que es el mayor genio militar que nadie recuerde. De ello depende su honor. Y con ello saciará, al fin, su hambre de gloria.

Soldados de leyenda, glorias de las letras españolas, esclavos africanos dispuestos a empuñar una pica con la promesa de libertad y mujeres que ocultan su condición y claman venganza son algunos de los personajes de esta nueva novela de Víctor Fernández Correas. Un homenaje a un personaje, el duque de Alba, tan denostado por algunos como amado por otros. Una trama llena de pasión, vida y misterios del alma humana que nos llegará al corazón.





Opinión Personal:





Si Edhasa dice en la sinopsis de Mülhberg (reseña) que es la mejor novela escrita hasta la fecha sobre esta batalla y el emperador Carlos I, Hambre de gloria es un relato magistral y un novelón con mayúsculas en el que Víctor Fernández Correas (Saint Denis, Francia, 1974) reivindica la figura de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, a la sazón III duque de Alba, desterrado por el monarca Felipe II en la fortaleza de Uceda (Guadalajara). Un duque de Alba que no deja indiferente a lo largo de los capítulos porque, en mi opinión, es un gran aliciente para mostrar interés por la gran personalidad que emana este militar y estadista, del que me fascinó no sólo su visión como gran estratega, sino también la gran humanidad que destila su persona, en la que destaco los rasgos intimistas que se manifiestan en varias fases de la trama. En este sentido, no tienen desperdicio los diálogos que mantiene con su hijo Hernando de Toledo y los recuerdos que dedica a su esposa, consciente de que a él le queda poco tiempo de vida, y sobre lo que reflexiona en varios episodios.

(Duque de Alba)
Quienes hayan leído Mülhberg reconocerán de nuevo en Hambre de gloria el estilo característico, certero y ameno con el que el autor nacido en tierras galas, pero declarado extremeño de cuna, relata curiosidades de la historia en las redes sociales. Un estilo que ayuda a que nos enfrentamos a las 700 páginas que conforman esta historia porque, una vez que entramos en faena, fluyen de tal forma que nos olvidamos de la extensión de semejante tocho. No es sólo porque está estructurada en 79 capítulos más un prólogo y un epílogo, sino también por la variedad de situaciones que viven los personajes que las protagonizan, y de las que el lector es informado puede decirse que en tiempo real, tal y como están fechados los capítulos y subcapítulos que lo conforman.

Pese a lo que acabo de comentar en el primer párrafo sobre el hecho de que el Habsburgo reclame al duque para sus propósitos de coronarse como nuevo rey de Portugal, el gran militar no las tendrá todas consigo mientras dura la campaña bélica en este país. Sin duda alguna, el prólogo y el primer capítulo son un buen punto de partida para imantar al lector. Y es que los capítulos se suceden de tal forma que incitan a estar muy pendiente de las reflexiones que vierte el duque de Alba sobre la opinión que tiene el monarca español hacia su persona, y que se confirmará en el sentido inverso en más de una ocasión a lo largo del relato de la voz narrativa. En estos primeros compases se fragua la decisión que toma Felipe II sobre el nombramiento del militar idóneo para dirigir al ejército que organiza para enfrentarse a su primo el prior de Crato, porque está en juego el ganarse por derecho propio la vacante dejada en la corona del reino de Portugal, al no haber candidato directo alguno. Una decisión que viene precedida de un intenso e interesante cambio de pareceres con su secretario real, Mateo Vázquez de Leca.

Víctor Fernández Correas aborda la conquista de Portugal con tal dinamismo que la vuelve muy atractiva. Desde las primeras páginas, me familiaricé con una serie de personajes que le confieren a la trama grandes dosis de intriga, acción, traición y conspiración. En este sentido, el autor jugó con acierto las bazas que le sirven para enriquecer la trama principal. Y es que desde los primeros episodios se percibe que alguien mueve los hilos de un asunto turbio, lo que origina una subtrama muy interesante por los derroteros que generan una serie de movimientos sospechosos que me llevaron a conjeturar que tienen como objetivo la empresa encargada a Fernando Álvarez de Toledo, aunque sin tener muy claro hacia quién están dirigidos. Una subtrama que se encadena con un hecho histórico como el de la batalla de Lepanto y la figura de Miguel de Cervantes. Sin duda alguna, el autor lo borda en estos episodios por el claro nexo que hay por lo que sucede entre ambos.

Pero también atrajo mi atención otra línea argumental que tiene origen en las costas africanas de Senegal, en donde se desarrollan crudas escenas que cambian para siempre la vida de quienes moran en el poblado invadido por los negreros, que trasladan su preciada mercancía en condiciones infrahumanas hacia tierras en las que la mayoría de ellos son vendidos a propietarios que se aprovechan de su condición de esclavos. Propietarios que descargan su ira sobre sus carnes ante el más mínimo error que comenten, como se podrá comprobar en varios episodios, aunque también los hay que son más permisivos porque los tratan como seres humanos, lo que se refleja en una serie de situaciones en las que se resalta la incómoda relación que mantienen sus amos, y que influye en el devenir de sus esclavos, ambos procedentes del mismo poblado senegalés.

(Prior de Crato)
La novela tiene también el aliciente de que la voz narrativa incita a estar muy pendiente de todo el desarrollo de la campaña militar, que se fragua en los diferentes consejos de guerra que se celebran para preparar la estrategia a seguir, pero también para tener muy organizado todo lo relacionado con la intendencia necesaria para alcanzar el objetivo final deseado, al igual que la solución a imprevistos que puedan surgir. Quizás esto pueda parecer un tanto tedioso aunque, sin embargo, me resultó muy didáctico por cómo se aborda esta faceta, porque la estrategia a seguir la intercala también entre los diálogos que mantienen los mandos militares implicados, de tal forma que las conversaciones me resultaron muy atractivas por el lenguaje empleado, lo que es de agradecer. A lo que acabo de comentar añado que el relato de estas escenas en absoluto interrumpen el ritmo narrativo. De hecho, se refleja en las descripciones que se ofrecen sobre los diferentes combates, rendición de plazas, y en especial, la decisiva batalla del río Alcántara. En este sentido, sobrecogen episodios en los que se toman medidas muy drásticas ante la negativa de los defensores al no rendir la plaza de turno a los españoles, o bien ante los desmanes que comete la tropa una vez que es conquistada, por lo que al duque de Alba no le queda otra opción que ordenar un sumarísimo castigo para contener a los incontrolados saqueadores. Estas escenas que se relatan son muy visuales, por lo que el lector se puede hacer una clara idea de las rendiciones o los castigos a los que me acabo de referir, al igual que sobre el desarrollo de los combates entre ambos ejércitos en los diferentes flancos, en especial en la batalla ya citada, con el atractivo de que se narran de forma generalizada y no centrándose en determinados focos entre soldados de ambos bandos, salvo en muy contadas excepciones, dada la particularidad y trascendencia para la batalla que pueda deducirse de ese puntual choque armado.

Un apartado a tener muy en cuenta en las novelas de Víctor Fernández Correas es el perfil de los personajes que transitan por sus páginas. Personajes que construye con celo porque muestra el lado más humano de cada uno de ellos, lo que se refleja incluso en el más mínimo detalle en las relaciones que mantienen con quienes comparten elenco. Está claro que es consciente de que en circunstancias extremas como estas tiene que reflejarse lo mejor y lo peor del ser humano, porque en una guerra hay situaciones para que uno muestre lo que lleva dentro, tanto si es para encararse con el enemigo como para mostrar que también puede estar al lado de quien necesita su ayuda cuando la situación se requiere, sobre todo si está en peligro su vida. En estas circunstancias salen a relucir la solidaridad, la camaradería, la amistad, el respeto, la nobleza y la lealtad porque son conscientes de que a cualquiera de ellos les puede pasar lo mismo y son correspondidos con actos similares, pero también tienen muy claro que, si no cumplen con su deber, pueden comprometer la integridad física de quienes comparten con ellos el destino al que se enfrentan.

De nuevo me encuentro con personajes inolvidables que merecen mi atención por el papel que desempeñan a lo largo de los capítulos, tanto ficticios como reales, que interactúan de forma muy natural entre ellos, a través de los que se refleja lo que comento en el párrafo anterior. Fernando Álvarez de Toledo es el protagonista indiscutible, y está rodeado por un elenco muy atractivo, que protagonizan toda una serie de situaciones de las que da debida cuenta la voz narrativa. Junto al duque de Alba nos encontramos con el prior de Crato, autoproclamado rey de Portugal como Antonio I, al igual que el papel que desempeña en la trama el maestre de campo Sancho Dávila, o los quebraderos de cabeza que le da al duque el italiano Próspero Colonna porque, pese a las órdenes recibidas, hay episodios en los que las interpreta a su manera. Entre los ficticios fue Íñigo Sánchez de quien estuve más pendiente, sobre todo por el papel que desempeña en la subtrama a la que me refiero en el cuarto párrafo de esta reseña, al igual que Inés Arias, mujer soldado que clama venganza, y que da origen a una serie de situaciones tensas entre quienes guardan relación con el antes citado, como el sevillano Ginés Castro y Rodrigo de Cervantes, ya liberado de su cautiverio en Argel. No deja indiferente el esclavo Ebou y su relación con el militar portugués Cristóbal Freire, al igual que la que mantiene con Nyima, con quien protagoniza una serie de episodios que le sorprenderán, tras el rechazo que recibía de esta muchacha en su aldea, y el papel que desempeña entre ambos la intervención de Isatou, hermana fallecida del joven esclavo.

(Batalla del río Alcántara, s. XVI, Portugal)
Con Hambre de gloria  Víctor Fernández Correas se encumbra en el panorama literario nacional como un autor destacado en la novela histórica patria, con una trama en la que reivindica la figura del gran militar que fue Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba. El lector se encontrará con un personaje que no deja indiferente, porque a lo largo de los capítulos muestra el lado más humano de este estratega, en el que se resaltan los rasgos intimistasporque dada su edad y sus achaques es consciente de que no tardará en disfrutar del ansiado descanso eterno. La trama es muy adictiva y de ritmo fluido, pese a las 700 páginas que conforman esta novela, pero en la que se encuentra con situaciones muy dinámicas y visuales, a la par que sobrecogedoras, en las que se describen los diferentes combates, rendición de plazas, en especial la decisiva batalla del río Alcántara. Situaciones en las que la intriga, la acción, la traición y la conspiración están muy presentes, en una trama que se complementa con hilos secundarios muy atractivos que nos llevan a la batalla de Lepanto y a Argel, pero también a la costa de Senegal en donde son apresados como esclavos quienes moran en esas latitudes. Hambre de gloria es una ficción histórica relatada con el estilo característico, certero y ameno de su autor, en el que sobresale el perfil de unos personajes que reflejan lo mejor y lo peor del ser humano en situaciones extremas como la que les toca vivir, en las que salen a relucir la solidaridad, la camaradería, la amistad, el respeto, la nobleza y la lealtad.






Biografía:





Víctor Fernández Correas (Saint Denis, Francia, 1974), es hijo de la emigración pero extremeño de cuna. Profesionalmente, lleva más de veinte años contando qué ocurre en el canal español de distribución de las TI, entre otras cosas.

La historia y la literatura son sus grandes pasiones. Ha participado en diversas antologías y escribe cuentos y artículos variados, además de colaborar en la revista literaria Pasar Página. Tras un breve inicio en el mundo literario con relatos breves, su primera novela fue La conspiración de Yuste (La Esfera de los Libros), primera obra sobre Carlos I de España y V, de Alemania, cuya compañía frecuenta siempre que puede. Posteriormente, publicó La tribu maldita (Temas de Hoy, 2012) y Se llamaba Manuel (Versátil Ediciones, 2018) hasta que en 2022 vio la luz Mülhberg, novela sobre la gran batalla a orillas del río Elba que lo ha colocado en lo más alto del género histórico de nuestro país.



Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de Edhasa. Imagen del III Duque de Alba, Prior de Crato y de la batalla de Alcántara tomadas de Wikipedia. 


martes, 10 de diciembre de 2024

Libros leídos y reseñados en Noviembre/2024:


 








Penúltimo balance de lecturas del presente año. En noviembre han sido un total de 5 libros los reseñados y 6 los leídos


Los leídos: 








Los reseñados: 



-La heredera del mar, de Juan Francisco Ferrándiz


-Tres malditos en Lay City, de Pablo Carnicero de la Cámara


-Las ratas, de Miguel Delibes


-Los espacios efímeros, de Fernando García Calderón



-El visitador. La geografía del dolor, de José Antonio Fortuny.




Evolución retos literarios en los que participo:



-VIII Edición Nos gustan los clásicos:  (11/8) (100%). Completado



-Reto Autores de la A a la Z (año 2024): (19/24) (79%). Sin avance.



-Reto 25 españoles (año 2024):  (40/25) (+5). Completado. 












miércoles, 4 de diciembre de 2024

Reseña Pisto a la bilbaína, de José Francisco Alonso.

 









Datos técnicos:





Título: Pisto a la bilbaína.

Autor: José Francisco Alonso.

Editorial: Alrevés.

1ª edición: junio/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-19615-86-2.

Idioma: Español.

Nº pág.: 302.





Sinopsis:




La mujer de un rico ingeniero de Bilbao ha sido secuestrada y el marido, cuando se dispone a pagar el rescate, descubre que tiene un amante. ¿Cuánto vale la vida de la persona que amas? ¿Tres millones de euros? ¿Y si tiene un amante? El profesor Loizaga siente la curiosidad para llegar hasta el final de la historia y descubrir qué se esconde detrás de todo, así que decide investigar con la ayuda de su amigo, el oficial de la Ertzaintza Román Escudero. Y su madre, la increíble ama Loizaga.

Reeditamos la primera entrega del profesor Loizaga, un tipo irónico, en un caso de adulterio y mucha comida acontecido en el Bilbao actual. Como si del mejor Montalbán se tratara, José Francisco Alonso teje una conexión entre género negro, humor y gastronomía, conformando una voz propia e inconfundible dentro del panorama de la novela negra.




Opinión Personal:





Añado a mi lista de autores patrios de lo negrocriminal a José Francisco Alonso (Bilbao, 1968), que me hizo pasar tres días muy amenos, con el peculiar protagonista de su novela Pisto a la bilbaína, el profesor Loizaga, que imparte clases de Filosofía en el Instituto de Secundaria Miguel de Unamuno de Bilbao. El título fue clave para decantarme por su lectura, porque me dije que tenía que ser un anticipo de la presencia de lo culinario en la trama, y así es. Aunque también podía ser un título con significado encubierto, pero no: el título es muy acertado, y saldrá de dudas el lector que sienta curiosidad por averiguarlo. A lo que acabo de comentar hay que añadir otra pista: el fragmento que resalta el autor antes del cuerpo de la novela, que sirve como punto de partida habitual para que nos hagamos una idea de lo que nos vamos a encontrar en el desarrollo de la trama: «Si quieres que algo suceda, hazlo tú mismo», en este caso atribuido a Uno que lo dijo. Más claro, agua. Ahí lo dejo.

(Puente de Zubizuri-Bilbao-Euskadi)
La trama de Pisto a la bilbaína es de las que se agradecen en este género literario. Se agradece por la forma en la que es contada, pese a ahondar en temas que no dejan indiferente. Y es que el escritor bilbaíno afincado en Valladolid, amolda el relato de la voz narrativa a la singular forma de ser del protagonista. Un protagonista que hace ver de una forma diferente los problemas más complejos, por muy difíciles que sean de resolver, desde una perspectiva muy diferente a como lo hace habitualmente el sabueso de turno, lo que achaco a su visión de la vida como profesor de Filosofía. Una visión que se refleja en su forma de impartir las clases de esta asignatura a «unos adolescentes vírgenes de pensamiento y deseosos de seguir siéndolo», (pág. 12) Estoy seguro de que los alumnos quisieran tener un profesor tan enrollado como este, aunque también les exige lo suyo Un profesor que tiene la ironía por bandera y sabe cómo quitarle hierro a un asunto cuando se pone muy feo, pero también sabe amedrentar al más pintado, por mucho poder que tenga, aunque sea económico y de los más influyentes de Bilbao.

Lo que acabo de comentar en el párrafo anterior es, sin duda alguna, un aliciente para disfrutar de una ficción que se desarrolla toda ella por el callejero de Bilbao. Es un aliciente para conocer al profesor Loizaga que, aunque ficticio, uno quisiera tener como amigo y consejero, porque sabe que siempre va a estar disponible cuando se le necesita, sobre todo si se trata de ayudar a los más desfavorecidos, como este es el caso. Un protagonista que, además, tiene un arma secreta con el que convencer a quienes le acompañan para resolver el caso de turno, o también puede servirle para ganar para su causa a quien o quienes puedan ayudarle a buscar una solución que le favorezca, como se puede comprobar en esta novela: y es que el profesor Loizaga es un apasionado por la cocina: no sólo por el buen comer, que también, sino porque disfruta entre fogones. En este sentido, tal y como se suceden los capítulos, me acompañó en su lectura el mítico Pepe Carvalho, otro apasionado de los fogones, al igual que su ayudante Biscuter.

José Francisco Alonso planifica y desarrolla una novela que me atrajo desde las primeras páginas y mantuvo en vilo mi interés por todo lo que sucede a lo largo de los 40 capítulos en los que se estructura. Como adelanta la sinopsis, la mujer de un rico ingeniero de Bilbao ha sido secuestrada, por lo que el profesor Loizaga siente la curiosidad de llegar hasta el final de la historia y descubrir qué se esconde detrás de todo  esto. porque teme que incluso pueda haber cadáver relacionado con el caso. En este menester le ayuda el oficial de la Ertzainza, Román Escudero, pero también solicita la colaboración de su ama (madre), que realiza sus singulares averiguaciones en modo mortadélico, por lo que levanta más de una sonrisa o incluso risa, porque es que hay que verla -o más bien suponerla- en su salsa.

(Biblioteca La Alhóndiga-Bilbao-Euskadi)
Pero Pisto a la bilbaína es también una novela de denuncia social, porque se critica la construcción de macroproyectos urbanísticos aprovechándose de los que tienen menos poder adquisitivo para poder comprarles las casas prometiéndoles el oro y el moro. «Unos años después el Ayuntamiento anunció el Proyecto Zorrotzaurre. ¿Cómo decía? «Zorrotzaurre: una isla para vivir, trabajar y disfrutar» A la semana quiso comprarnos el piso una inmobiliaria. Dijimos que no. Unos meses después, despidieron a Javier. Todavía no había comenzado el crack del ladrillo. ¿Se dice crack, no?» (pág. 50). Un desahucio que también tiene su intriga, no sólo por lo que significa el hecho en sí, sino también por las investigaciones que hace al respecto el ilustre filósofo, preocupado por el destino que le espera a esta familia y otras tantas como ellos.

José Francisco Alonso ejerce de guía turístico, porque a través de los personajes invita al lector a visitar los lugares más emblemáticos de la capital vizcaína. Y desde luego que surte el efecto deseado por la perspectiva que ofrece de cada uno de ellos, en donde ubica escenas trascendentales para el desarrollo de la trama, o también muestra los rincones en los que el ocio y esparcimiento son su santo y seña, en donde los habitantes del botxo realizan sus peregrinaciones habituales a los templos en los que degustan unos buenos pintxos acompañados de sus respectivos txikitos. Lugares en los que también están muy presentes los txokos, las asociaciones gastronómicas en las que las peñas de varones se dan buenos homenajes culinarios, representada en este caso por la de Loizaga. Sin duda alguna, Bilbao es un personaje más de la novela que acoge con cariño a quienes transitan por sus calles y plazas, pese a que en ocasiones el tiempo no les acompañe, por lo que no tienen excusa para guarecerse en alguno de los refugios gastronómicos y hacer así más agradable la espera a que pase el chaparrón de turno, o bien aventurarse a hacer la ronda pertinente entre portal y portal enfrentándose con valentía a las inclemencias del tiempo, como buenos bilbaínos que son.

En la parte inferior de la novela resalta el universo Loizaga. Un universo conformado por un elenco de personajes que son otro buen reclamo para atraer al lector. Y es que junto al profesor Loizaga nos encontramos con figuras como el subinspector Román Escudero, amigo del protagonista, y a la sazón el que utiliza la placa policial cuando la situación lo requiere, aunque la visita de turno sea más bien oficiosa. Son dos personajes que se complementan muy bien porque les une una buena amistad y esto hace que se entiendan a la perfección cuando trabajan juntos, sin necesidad incluso de dirigirse la palabra. Junto a ellos se encuentran un ramillete de secundarios que incitan a mantener el interés por todo lo que sucede cada vez que entran en escena, sobre todo los que guardan relación con el secuestro o el desahucio, según se vaya comprobando la implicación o relación que puedan tener en uno u otro. En este sentido, me gustó mucho cómo enfoca Loizaga la línea a seguir a la hora de entrevistarse con cada uno de ellos, porque el profesor sabe cómo encadenar las entrevistas de tal forma que, con el paso de los capítulos, consigue acorralar al o los posibles sospechosos, consciente de que en cualquier momento puede haber algún desliz que delate su participación. Y es que en todo momento tuve la sensación de que nada era lo que parecía. Junto a la ya mencionada ama Loizaga, merece atención el padre Aguirre, que fue profesor de Metafísica en la Universidad de Deusto o Maite, psicóloga que trabaja en el Ayuntamiento de Bilbao, sin olvidarme del papel que desempeña Águeda en el último tramo de la novela ni, por supuesto, de la jueza Anne Campuzano.  Y es que a parte de formar parte de la investigación y, como quien no quiere la cosa, se presenta en el sitio de turno y se excusa diciendo que había quedado con George Clooney pero que, como no acude a la cita, aprovecha la ocasión para apuntarse al sarao organizado por la pareja de sabuesos.

(Calzadas de Mallona-Bilbao-Euskadi)
José Francisco Alonso planifica y desarrolla una trama relatada con ritmo muy ágil por un narrador omnisciente con un estilo narrativo fresco y muy ameno, y en el que la ironía y el humor -en ocasiones negro- están muy presentes: «-A los buenos días -saludó Loizaga. -Muy buenos no, señor Loizaga -respondió don Miguel. -¿Y eso? -Estoy siendo convencido por el pensamiento del señor Nietzsche, señor Loizaga. -¿Y qué hay de malo? -Que Nietzsche es muy derrotista. Me acongoja el alma. -No necesariamente, don Miguel. Solo al principio, son los primeros años. Luego, se muestra esplendoroso. Dele tiempo -¿Persevero entonces? -Persevere, persevere»(pág. 13).. Esto conlleva a que esté relatado en tono desenfadado cuando la situación se presta a ello, determinados diálogos incluidos,  con el añadido de que predomina la conversación frente a la narración: unas conversaciones muy vivas y que diría son el alma de la novela.





Biografía:





José Francisco Alonso. Bilbao (1968). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto. Trabaja, igual que su protagonista, Loizaga, como profesor de Filosofía, en este caso en la ciudad de Valladolid. Pisto a la bilbaína (editada originalmente en 2022) es la segunda entrega de la serie Loizaga. La primera, Milhojas de jamón, también será reeditada próximamente por Alrevés.




Notas: Datos técnicos, sinopsis  biografía del autor tomados de la web de la Editorial Alrevés. Fotografía de José Francisco Alonso tomada de la web Vitoria Negrasteiz. Imagen del puente de Zubizuri tomada de Wikipedia. Imagen de la Biblioteca de la Alhóndiga tomada de la web Bilbao Ría 2000. Imagen de las Calzadas de Mallona tomada de Wikipedia. 


lunes, 2 de diciembre de 2024

Lectura de la semana 49/2024: Hambre de gloria, de Víctor Fernández Correas.

 








Comenzamos primera semana del mes de diciembre con la lectura de la novela de Víctor Fernández Correas, Hambre de gloria



Sinopsis:


Fernando Álvarez de Toledo sabe que no le queda demasiado tiempo de vida. Desterrado en el castillo de Uceda por orden del rey Felipe II, a quien tanto y tan bien ha servido, como antaño a su padre el emperador Carlos, ha quedado en el olvido de su majestad. Pero no de la corte y, así, cuando se inicia la campaña de Portugal por la que el rey reclama el trono, será él el nombrado por todos para comandar los ejércitos del rey.
Aun cansado, doliente y con muchos años a sus espaldas, el tercer duque de Alba acepta la encomienda. Se jura que Felipe II ascenderá al trono de Portugal, y más pronto que tarde. Nadie sabe más que él acerca de la guerra, pues la batalla es su mundo. A su lado tendrá a su hijo bastardo Hernando, aquel que más se le parece; a su maestre de campo Sancho Dávila y al capitán general del Mar Océano, don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, entre otros. Una vez más volverá a demostrar que es el mayor genio militar que nadie recuerde. De ello depende su honor. Y con ello saciará, al fin, su hambre de gloria.
Soldados de leyenda, glorias de las letras españolas, esclavos africanos dispuestos a empuñar una pica con la promesa de libertad y mujeres que ocultan su condición y claman venganza son algunos de los personajes de esta nueva novela de Víctor Fernández Correas. Un homenaje a un personaje, el duque de Alba, tan denostado por algunos como amado por otros. Una trama llena de pasión, vida y misterios del alma humana que nos llegará al corazón (704 pág., tapa dura con sobrecubierta).

viernes, 29 de noviembre de 2024

Reseña El visitador. La geografía del dolor, de José Antonio Fortuny.


 








Datos técnicos:




Título: El visitador.

Autor: José Antonio Fortuny.

Editorial: Letrame.

1ª edición: Marzo/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-1181-927-5.

Idioma: Español.

Nº páginas: 268.





Sinopsis:





En 1772, en una convulsa Europa, un noble inglés llamado John Howard abandona la comodidad de su mansión y se embarca en un frenético viaje por toda Europa. Pretende mejorar las condiciones de vida de las prisiones y recintos hospitalarios, lugares en los que los abusos y epidemias arrasan con las esperanzas de salir con vida de allí.
Acompañan a Howard en esta cruzada su sirviente, Thomasson, y una enigmática mujer, Camille.No tardarán en darse cuenta de que les siguen; son muchos los enemigos del noble interesados en que la expedición fracase.
Entre los viajeros se desatarán las sospechas y la tensión, y, conforme las relaciones entre ellos se vayan estrechando, también eclosionarán las palpitaciones sentimentales, confusas, perturbadoras y difíciles de dominar.
Durante el trayecto, los expedicionarios sufrirán los rigores del tiempo y sortearán múltiples peligros; conocerán a personajes ilustres como Diderot o Mozart, que les insuflarán optimismo, pero también serán testigos de lo peor de la condición humana.
Tal cúmulo de vivencias los transformará, derribará estructuras internas y dilatará la percepción de sí mismos y del mundo.
Conforme el coche de caballos se abra paso, las carcajadas de los adversarios de Howard, de los custodios del orden establecido, enmudecerán, y el temor aguijoneará tantas miradas perplejas: ¿conseguirá un hombre cambiar los cimientos de la sociedad?




Opinión Personal:




Me llevé una gratísima sorpresa con la lectura de esta novela de ficción histórica que hoy reseño y no dudo en recomendar, El visitador (la geografía del dolor), de José Antonio Fortuny. De este escritor mahonés leí y reseñé en 2014 Alehop, una comedia de humor negro que me gustó mucho y levanta más de una risa a lo largo de los capítulos que la conforman. Una gratísima sorpresa, porque el autor muestra un muy buen hacer literario y ofrece al lector la oportunidad de disfrutar de una trama bien construida, consistente, y protagonizada por un personaje histórico que no deja indiferente, porque fue uno de los primeros que lucho por los derechos humanos, preocupado porque los menos favorecidos de la sociedad -en este caso, los presos y los enfermos hospitalizados-  tuvieran una atención digna, privándose de disfrutar de una vida tranquila en sus propiedades como un noble británico más.

(John Howard)
Estoy seguro que la gran mayoría de los lectores desconocen la labor realizada por el 
filántropo inglés John Howard, uno de los primeros defensores de los derechos humanos, y muy preocupado por el estado de las prisiones de su país,  pero sobre todo , preocupado por el trato de los presos,  la mayoría de los cuales permanecían retenidos porque no podían pagar su propia A  al carcelero, como se podrá S en el primer capítulo de esta novela.  A lo largo de los 40 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama, el autor refleja el interés mostrado por el protagonista durante su También viaje por Europa, visitando cárceles y tomando nota de lo que veía y le pudiera interesar para ayudar a mejorar las condiciones de las prisiones que ya inspeccionó y sugerirles soluciones a los alcaides de las que visitaba.  También se resalta en varios episodios su preocupación por las condiciones en las que eran atendidos los enfermos en los hospitales, haciendo hincapié en la labor que desempeñan los lazaretosporque entiende que su instalación es fundamental para evitar la propagación de enfermedades contagiosas o sospechosas de serlo.

Sin duda alguna, José Antonio Fortuny tuvo muy en cuenta el gran potencial que le ofrece este filántropo, consciente de que su gran humanidad le permite planificar y desarrollar una trama en la que incide en lo mejor y lo peor del ser humano. A lo que acabo de comentar hay que añadir el carácter didáctico que se observa en varios tramos de El visitador. En mi opinión, entiendo que la información que ofrecen las dos voces narrativas incita a que el lector se interese por estos detalles que, en mi caso, atrajeron mucho mi atención. Incluso me dije que no sólo enriquecía el relato ya de por si muy atractivo, sino que tmbién ayuda a conferirle un gran realismo a la historia que protagoniza John Howard, en la que se percibe el rigor documental, por lo que surte el efecto de que se realiza un viaje literario imaginario al último tercio del siglo XVIII.

En relación con lo que comento en los tres párrafos anteriores, el lector se encontrará con una trama que le mantendrá en vilo en todo momento. Ya en el primer episodio John Howard tiene sus más y sus menos tanto con el alcaide como con el carcelero de la prisión de Marshalsea, a quienes les hace ver el motivo de su visita al penal, lo que origina recelo por parte de los dos personajes. Pero será desde que embarca en Londres para iniciar su viaje por Europa con la misma finalidad donde se incrementa la sensación de inseguridad y desconfianza que se percibe a medida que se encadenan sus visitas. Y es que las reformas que pretende fomentar este filántropo tenía sus detractores, porque eran conscientes de que podía terminar con la corrupción que hay en las prisiones. Sensación que tiene en cuenta el autor para provocar todo tipo de situaciones en las que la intriga está muy presente. Situaciones que se originan no sólo ante quienes pretenden dinamitar su labor, sino también en el seno del pequeño grupo que conforman el sheriff de Bedford, su fiel servidor Thomasson y la misteriosa Camilla, a quien decide llevar en su viaje hasta Francia, tras escuchar las explicaciones que le relata sobre su desventura. Sin duda alguna, estos tres personajes tan dispares le dan mucho juego a la novela, se originan entre ellos una serie de situaciones en las están muy presentes el recelo, las disputas e incluso se sospecha que la traición, por lo que incitan al lector a preguntarse si terminarán juntos el viaje o bien se producirá algún episodio inesperado que ponga fin al sueño que persigue John Howard. Esto origina que se incremente el interés por lo que sucede en los capítulos finales, en los que me encontré con un desenlace que, en mi caso, supone un gran colofón para esta magnífica historia.

(Prisión Delle Stinche-Florencia-Italia)
La exquisita ambientación que se refleja a lo largo de los capítulos   ayuda al lector a que se familiarice  co el día a día de las ciudades que visitan, descrito con certera precisión por las dos voces narrativas, de tal forma que ofrece alguna nota a pie de página con la aclara el uso de determinadas prendas o utensilios que atraen su atención. Pero también el autor refleja los cambios sociales que se producen en esa época, como lo pone de manifiesto en el símil que se percibe en la descripción de las colinas de Montmartre: «los que no querían perder sus privilegios y los reformistas, los devotos y los desesperanzados, los ingenuos y los iluminados» (71).

José Antonio Fortuny perfila unos personajes creíbles, cercanos y diría que de carne y hueso, por su forma de ser y actuar, al igual que por sus sentimientos, emociones y sensaciones. Personajes con los que no tardé en empatizar, si bien fue Thomasson el que me resultó más lejano, pero cuya personalidad encontré muy creíble, desempeñando un papel que supone una nota discordante en relación con sus dos compañeros de viaje. Aunque también Camille tiene sus peculiaridades, por el contrapunto que, en un principio, supone con el visitador, lo que incita a estar muy pendiente de su evolución al tomar como referencia los debates que mantiene con el sheriff de Bredford. El autor sabe que la forma de que el lector esté muy pendiente de sus vicisitudes es describir la personalidad de estos tres personajes de forma dosificada, porque al desvelarse algunos secretos que ocultan influye en la relación que mantienen entre ellos, con lo que aguardan algunas sorpresas, sobre todo en lo referente a la misteriosa Camille y los motivos que le conducen a tomar parte en este viaje, el doloroso pasado de John Howard y el no menos inquietante de Thomasson y las razones que le incitan a actuar de forma sospechosa. A lo largo del viaje interactúan con naturalidad con personajes históricos y otros ficticios con los que protagonizan escenas atractivas, pero también tensas, caso del encuentro en Viena  del visitador con el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, José IIAnemas, sin olvidarme del interesante diálogo que mantienen con los  ilustrados Denis Diderot y Voltaire,  al igual que los emotivos episodios vividos en Constantinopla, con la hija del alcaide de la prisión de  Anemas como foco de atención por el papel que desempeña el visitador.

(Palacio imperial Hofburg-Viena-Austria)
El visitador es un magnífica novela, muy bien escrita, con un ritmo de lectura fluido, pese a que domina la narración frente al diálogo, aunque éstos son muy atractivos, no sólo por la información que se ofrece relacionada con el objetivo del viaje de John Howard, sino por la tensión que se percibe en algunos episodios tanto entre el filántropo y sus dos acompañantes, como con los personajes que interactúan por el camino.





Biografía:




José Antonio Fortuny nació en Mahón, en la isla de Menorca, una isla de belleza cristalina percibida también, a veces, como un muro muy limitante.

Su afición por escribir no se gestó por haber mostrado una precoz vocación literaria, sino por circunstancias de la vida que no aparecen en los cuentos color rosa: cuando tenía pocos meses de vida le diagnosticaron una grave enfermedad muscular degenerativa, que le ha ido paralizando todo el cuerpo. Al tener que pasar mucho tiempo en casa, comenzó a leer mucho y la lectura desembocó en su pasión por escribir. Actualmente, solo puede mover algunos dedos de una mano y escribe mediante un programa de voz.

Tarda muchos años en escribir una novela pero lleva tres. Nunca lo creyó posible. Escribe a diario, fundamentalmente para mantener la mente en forma y para compartir sentimientos y conocimientos con el mundo exterior. Escribir es un aliciente para levantarse de la cama y afrontar su día a día.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de la editorial Letrame. Imágenes de John Howard, de la prisión de Delle Stinche en Florencia y del Palacio de Hofborg tomadas de Wikipedia.  Fotografía del autor tomada de la web Trabalibros. 


martes, 26 de noviembre de 2024

Reseña Los espacios efímeros, de Fernando García Calderón.

 










Datos técnicos:




Título: Los espacios efímeros.

Autor: Fernando García Calderón.

Editorial: Algaida (Grupo Anaya).

1ª edición: Marzo/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-9189-893-1.

Idioma: Español.

Nº páginas: 360.




Sinopsis:





«Un hombre inmóvil, de mirada ausente, apoya la cabeza en la ventanilla de un tren. Escucha un pitido intenso, que parece no molestarle, y nada más. En ese momento, aislado, llega a la convicción de que va a morir». Un atentado desata el terror y despierta el instinto de un par de profesionales de amplia trayectoria que, convencidos de su inminente final, abordan con perspectivas muy diferentes el deseo de ser recordados. Set, guionista justiciero, y Tomás, sabueso infalible, se retarán en una serie de asesinatos que replican los inmortalizados en películas de culto, desencadenando una trama que ha de conducirlos a su irrenunciable destino. Si jinetes del Apocalipsis se citan en Madrid para sembrar el caos y cosechar la catástrofe, alguien tendrá que descabalgarlos. Los espacios efímeros relata la historia de dos vidas paralelas, resignadas, que se quiebran hasta converger por un breve periodo en una causa superior. Los espacios efímeros es el thriller de nuestros miedos. El miedo a la soledad, el miedo a la muerte, el miedo al olvido.




Opinión Personal:




Hay novelas que no dejan indiferentes, es difícil olvidarlas e invitan a la reflexión por cómo se desarrolla su trama. Los espacios efímeros, del escritor sevillano afincado en Madrid, Fernando García Calderón, es una de ellas. Si a lo que acabo de comentar se le añade la curiosidad que se siente por el título, y una sinopsis en la que atrajeron mi atención los dos personajes que se citan, es un claro adelanto de que el entretenimiento está asegurado. Pero es que, además, me encontré con el señuelo de la estructura, al que hay que sumar otro que seguro dejará un tanto descolocado a algún que otro lector, entre ellos, servidor. Ese otro señuelo son los títulos de los capítulos, que son máximas filosóficas de Sócrates. Sin duda alguna, este segundo señuelo puede ser un arma de doble filo, porque uno se pregunta qué relación puede tener el pensamiento socrático con la trama de este thriller. Quizás, por esto último, no sea fácil recomendarlo; en mi caso, y a medida que se suceden los capítulos, me quedo muy sorprendido por la reflexión socrática de su desarrollo, por lo que el debate está asegurado.

(Cantoblanco-Campus Universidad Autónoma-Madrid)
El primer imán de Los espacios efímeros es el título, porque diría que desentona con los habituales de este género literario. Sin embargo, se percibe que el autor lo tiene muy claro desde el minuto cero. Y es que un espacio efímero es una instalación no permanente que transmite un mensaje muy directo con un objetivo muy claro. Y esto es lo que hace Set, el guionista justiciero. A lo que acabo de comentar hay que añadir el gran peso que tiene el séptimo arte en la novela, en la que se citan una serie de títulos de películas de culto -la gran mayoría conocidas por los cinéfilos- que guardan relación con las escenas de los crímenes que deja preparadas el asesino en serie, su sello personal a modo de firma.

Fernando García Calderón planifica y desarrolla la trama a partir de los atentados yihadistas del 11 M en Madrid. Unos atentados que estarán muy presentes a lo largo de los capítulos por todo lo que sucede posteriormente en torno a los autores: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado preparan el operativo para detenerlos y ponerlos a disposición judicial. Operativo al frente del que está el comisario del inspector citado al final del párrafo anterior. Sin embargo, el veterano sabueso, próximo a la jubilación, tiene como preferencia desenmascarar al autor de una muerte que en un principio se cataloga como suicidio pero que, tras examinar el lugar del crimen, tiene muy claro que hay caso a investigar, por lo que no duda en realizar las pesquisas necesarias para detener al culpable. Caso a investigar al que hay que añadir varias muertes más, que siguen el mismo patrón que la primera. Sin duda alguna, estas son las pautas de un thriller de corte clásico, en donde están muy presentes los giros inesperados, la acción e incluso episodios en los que surge alguna pista falsa.

Pero el autor da una vuelta de tuerca a la trama, porque con el paso de los capítulos uno se pregunta cómo puede ser posible que un policía con un gran bagaje profesional a sus espaldas pueda dar semejante vuelco a su impoluta labor de investigación, e incite a preguntarnos qué le mueve a actuar de tal forma que traspasa una línea que se considera infranqueable. Y es que no duda en cruzarla para que se cumpla el objetivo esencial, sobre todo por el cariz que toma el devenir de los episodios, que enrevesan todavía más ese cruce, ya que no cuenta con las consecuencias que resultan de la marcha de Lara y Elisa a Cannes para participar en un operativo organizado por la Interpol. El inspector jefe es  consciente de que, como adelanta la sinopsis, si jinetes del Apocalipsis se citan en Madrid para sembrar el caos y cosechar la catástrofe, alguien tendrá que descabalgarlos. Jinetes que provocan una serie de situaciones peligrosas para los dos protagonistas, con el aliciente de que el inspector jefe, más conocido como Lobo, decide resolver el caso que investiga, amparándose en la efectividad que le proporciona el plan que elabora para controlarlos, aunque parezca muy descabellado. Sin embargo, tiene muy claro que es la la única solución con la que evitar que se produzca una gran masacre en la ciudad, siempre con el rabillo del ojo puesto en un evento lúdico reivindicativo que atrae a miles de personas. «La mía, retorcida, se caracteriza por esa extemporánea forma de justificar los medios empleados para el logro de un fin benéfico» (pág. 222).

(Calle Tribulete-Madrid)
La vuelta de tuerca a la que me refiero en el párrafo anterior también se percibe en relación con los dos personajes principales: Set y el inspector jefe Tomás López Bosio, alias Lobo. El autor incide a lo largo de los capítulos en la personalidad de ambos protagonistas. Protagonistas que reflexionan sobre lo que esperan de la vida, dadas las circunstancias de cada uno. Set está convencido de que le queda poco tiempo, por lo que, tras sobrevivir al mortal atentado yihadista, decide acudir a su médico de cabecera para que le derive a un especialista, que pauta  una serie de pruebas médicas con las que poder diagnosticar el mal que padece. El veterano policía no le va a la zaga, y por eso actúa para resolver el caso del asesino en serie tal y como comento en los párrafos anteriores. Es consciente de la que le puede caer encima si descubren el tinglado que organiza, pero también sabe que el éxito conlleva que lo ensalcen si desbarata la célula yihadista, aunque esto último le es indiferente. Pero también el lector conoce su lado más humano, porque a medida que se suceden los capítulos rememora una serie de episodios en los que la culpa está presente, pero también la añoranza de lo que pudo haber sido y no fue, en relación con la que fue su novia, Nieves, a quien todavía tiene muy presente.

Por las páginas de Los espacios efímeros transita un elenco de personajes que le dan mucho juego a la trama, caracterizados cada uno de ellos por una peculiaridad que los define, y que se tienen que amoldar a un ambiente cada vez más enrarecido, por la presencia de los jinetes apocalípticos que quieren sembrar todavía más caos en Madrid, después del atentado yihadista del 11-M. A los ya mencionados Set y Lobo hay que añadir secundarios que tienen su protagonismo en un momento dado, si bien cada uno de ellos con diferente fortuna en el papel que les toca desempeñar en el entramado que se organiza para que el mal no consiga alcanzar sus objetivos. Junto a Lobo -el inspector jefe Tomás López Bosio- la agente Lara, novata y eficiente, de la que estuve muy pendiente en las escenas que protagoniza, sobre todo desde que se presenta de nuevo en su vida el padre de su hijo Lorenzo. Luisito Correa, pertrechado en el sótano de la comisaría de Chamberí, es algo así como el servicio de inteligencia, por la capacidad que tiene de acumular datos en su fabulosa memoria, y que protagoniza junto con el inspector una serie de escenas desenfadadas. Junto a Set, el guionista justiciero, atrae la que se conoce como la vecinita de enfrente, Elisa, y el papel que desempeña con el paso de los capítulos, sobre todo desde que, junto con Lara, se desplaza a Cannes para tomar parte en el operativo al que ya me referí en esta reseña policial. También merece la pena estar pendiente de lo que se cuece en la llamada Torre Olimpo, en donde tiene su sede la empresa audiovisual en la que trabaja Set, pero también en la que hay una serie de personajes relacionados con el mundo del cine que incitan a estar muy pendiente de sus actos, sobre todo por lo que significa su presencia en la trama.

(Barrio Tetuán-Madrid)
Los espacios efimeros es un thriller muy bien escrito, con un ritmo ágil, lo que provoca que los capítulos -todos ellos de igual número de páginas- se sucedan sin dar tregua. Un thriller en el que los vivos y cinematográficos diálogos, la intriga y la acción provocan que el lector esté muy pendiente de su desarrollo. Los episodios son muy visuales, lo que ayuda a que uno se pueda imaginar las escenas que se suceden en las localizaciones por las que transitan los personajes, ubicadas casi todas ellas en Madrid y a visualizar un desenlace inesperado



Biografía: 



Nació en Sevilla en un caluroso mes de agosto de finales de los cincuenta. Comenzó en el cuento su andadura literaria, siendo galardonado en prestigiosos certámenes de toda nuestra geografía. Fruto de esta larga pasión son los volúmenes El mal de tu ausencia (2000), Sedimentos en un pantano (2004), Diario de ausencias y acomodos (2015) y La sonrisa del observador (2024). Sus dos primeras incursiones en el género de la novela, El vuelo de los halcones en la noche (1998) y El hombre más perseguido (1999), se hicieron merecedoras de los premios Félix Urabayen y Ateneo-Ciudad de Valladolid, respectivamente. Con un cuerpo narrativo que abarca desde los claroscuros del siglo XV hasta las sombras de nuestro airado presente, sus últimas obras publicadas, De lo visible y lo invisible (2018) y Para olvidar quién fuiste (2019), son una buena muestra de su actual quehacer. Algaida, tras agotarse las ediciones en pasta dura y bolsillo, ha lanzado recientemente una nueva versión de La judía más hermosa, su trabajo más celebrado. Los espacios efímeros es su undécima novela. www.fernandogarciacalderon.com.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de la editorial Algaida. Imagen de Cantoblanco en Madrid tomada de Wikipedia. Imagen de la calle Tribulete en Madrid tomada de la web del diario digital elDiario.es. Imagen del Barrio de Tetuán tomada de la web Mahoudrid.