viernes, 29 de noviembre de 2024

Reseña El visitador. La geografía del dolor, de José Antonio Fortuny.


 








Datos técnicos:




Título: El visitador.

Autor: José Antonio Fortuny.

Editorial: Letrame.

1ª edición: Marzo/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-1181-927-5.

Idioma: Español.

Nº páginas: 268.





Sinopsis:





En 1772, en una convulsa Europa, un noble inglés llamado John Howard abandona la comodidad de su mansión y se embarca en un frenético viaje por toda Europa. Pretende mejorar las condiciones de vida de las prisiones y recintos hospitalarios, lugares en los que los abusos y epidemias arrasan con las esperanzas de salir con vida de allí.
Acompañan a Howard en esta cruzada su sirviente, Thomasson, y una enigmática mujer, Camille.No tardarán en darse cuenta de que les siguen; son muchos los enemigos del noble interesados en que la expedición fracase.
Entre los viajeros se desatarán las sospechas y la tensión, y, conforme las relaciones entre ellos se vayan estrechando, también eclosionarán las palpitaciones sentimentales, confusas, perturbadoras y difíciles de dominar.
Durante el trayecto, los expedicionarios sufrirán los rigores del tiempo y sortearán múltiples peligros; conocerán a personajes ilustres como Diderot o Mozart, que les insuflarán optimismo, pero también serán testigos de lo peor de la condición humana.
Tal cúmulo de vivencias los transformará, derribará estructuras internas y dilatará la percepción de sí mismos y del mundo.
Conforme el coche de caballos se abra paso, las carcajadas de los adversarios de Howard, de los custodios del orden establecido, enmudecerán, y el temor aguijoneará tantas miradas perplejas: ¿conseguirá un hombre cambiar los cimientos de la sociedad?




Opinión Personal:




Me llevé una gratísima sorpresa con la lectura de esta novela de ficción histórica que hoy reseño y no dudo en recomendar, El visitador (la geografía del dolor), de José Antonio Fortuny. De este escritor mahonés leí y reseñé en 2014 Alehop, una comedia de humor negro que me gustó mucho y levanta más de una risa a lo largo de los capítulos que la conforman. Una gratísima sorpresa, porque el autor muestra un muy buen hacer literario y ofrece al lector la oportunidad de disfrutar de una trama bien construida, consistente, y protagonizada por un personaje histórico que no deja indiferente, porque fue uno de los primeros que lucho por los derechos humanos, preocupado porque los menos favorecidos de la sociedad -en este caso, los presos y los enfermos hospitalizados-  tuvieran una atención digna, privándose de disfrutar de una vida tranquila en sus propiedades como un noble británico más.

(John Howard)
Estoy seguro que la gran mayoría de los lectores desconocen la labor realizada por el 
filántropo inglés John Howard, uno de los primeros defensores de los derechos humanos, y muy preocupado por el estado de las prisiones de su país,  pero sobre todo , preocupado por el trato de los presos,  la mayoría de los cuales permanecían retenidos porque no podían pagar su propia A  al carcelero, como se podrá S en el primer capítulo de esta novela.  A lo largo de los 40 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama, el autor refleja el interés mostrado por el protagonista durante su También viaje por Europa, visitando cárceles y tomando nota de lo que veía y le pudiera interesar para ayudar a mejorar las condiciones de las prisiones que ya inspeccionó y sugerirles soluciones a los alcaides de las que visitaba.  También se resalta en varios episodios su preocupación por las condiciones en las que eran atendidos los enfermos en los hospitales, haciendo hincapié en la labor que desempeñan los lazaretosporque entiende que su instalación es fundamental para evitar la propagación de enfermedades contagiosas o sospechosas de serlo.

Sin duda alguna, José Antonio Fortuny tuvo muy en cuenta el gran potencial que le ofrece este filántropo, consciente de que su gran humanidad le permite planificar y desarrollar una trama en la que incide en lo mejor y lo peor del ser humano. A lo que acabo de comentar hay que añadir el carácter didáctico que se observa en varios tramos de El visitador. En mi opinión, entiendo que la información que ofrecen las dos voces narrativas incita a que el lector se interese por estos detalles que, en mi caso, atrajeron mucho mi atención. Incluso me dije que no sólo enriquecía el relato ya de por si muy atractivo, sino que tmbién ayuda a conferirle un gran realismo a la historia que protagoniza John Howard, en la que se percibe el rigor documental, por lo que surte el efecto de que se realiza un viaje literario imaginario al último tercio del siglo XVIII.

En relación con lo que comento en los tres párrafos anteriores, el lector se encontrará con una trama que le mantendrá en vilo en todo momento. Ya en el primer episodio John Howard tiene sus más y sus menos tanto con el alcaide como con el carcelero de la prisión de Marshalsea, a quienes les hace ver el motivo de su visita al penal, lo que origina recelo por parte de los dos personajes. Pero será desde que embarca en Londres para iniciar su viaje por Europa con la misma finalidad donde se incrementa la sensación de inseguridad y desconfianza que se percibe a medida que se encadenan sus visitas. Y es que las reformas que pretende fomentar este filántropo tenía sus detractores, porque eran conscientes de que podía terminar con la corrupción que hay en las prisiones. Sensación que tiene en cuenta el autor para provocar todo tipo de situaciones en las que la intriga está muy presente. Situaciones que se originan no sólo ante quienes pretenden dinamitar su labor, sino también en el seno del pequeño grupo que conforman el sheriff de Bedford, su fiel servidor Thomasson y la misteriosa Camilla, a quien decide llevar en su viaje hasta Francia, tras escuchar las explicaciones que le relata sobre su desventura. Sin duda alguna, estos tres personajes tan dispares le dan mucho juego a la novela, se originan entre ellos una serie de situaciones en las están muy presentes el recelo, las disputas e incluso se sospecha que la traición, por lo que incitan al lector a preguntarse si terminarán juntos el viaje o bien se producirá algún episodio inesperado que ponga fin al sueño que persigue John Howard. Esto origina que se incremente el interés por lo que sucede en los capítulos finales, en los que me encontré con un desenlace que, en mi caso, supone un gran colofón para esta magnífica historia.

(Prisión Delle Stinche-Florencia-Italia)
La exquisita ambientación que se refleja a lo largo de los capítulos   ayuda al lector a que se familiarice  co el día a día de las ciudades que visitan, descrito con certera precisión por las dos voces narrativas, de tal forma que ofrece alguna nota a pie de página con la aclara el uso de determinadas prendas o utensilios que atraen su atención. Pero también el autor refleja los cambios sociales que se producen en esa época, como lo pone de manifiesto en el símil que se percibe en la descripción de las colinas de Montmartre: «los que no querían perder sus privilegios y los reformistas, los devotos y los desesperanzados, los ingenuos y los iluminados» (71).

José Antonio Fortuny perfila unos personajes creíbles, cercanos y diría que de carne y hueso, por su forma de ser y actuar, al igual que por sus sentimientos, emociones y sensaciones. Personajes con los que no tardé en empatizar, si bien fue Thomasson el que me resultó más lejano, pero cuya personalidad encontré muy creíble, desempeñando un papel que supone una nota discordante en relación con sus dos compañeros de viaje. Aunque también Camille tiene sus peculiaridades, por el contrapunto que, en un principio, supone con el visitador, lo que incita a estar muy pendiente de su evolución al tomar como referencia los debates que mantiene con el sheriff de Bredford. El autor sabe que la forma de que el lector esté muy pendiente de sus vicisitudes es describir la personalidad de estos tres personajes de forma dosificada, porque al desvelarse algunos secretos que ocultan influye en la relación que mantienen entre ellos, con lo que aguardan algunas sorpresas, sobre todo en lo referente a la misteriosa Camille y los motivos que le conducen a tomar parte en este viaje, el doloroso pasado de John Howard y el no menos inquietante de Thomasson y las razones que le incitan a actuar de forma sospechosa. A lo largo del viaje interactúan con naturalidad con personajes históricos y otros ficticios con los que protagonizan escenas atractivas, pero también tensas, caso del encuentro en Viena  del visitador con el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, José IIAnemas, sin olvidarme del interesante diálogo que mantienen con los  ilustrados Denis Diderot y Voltaire,  al igual que los emotivos episodios vividos en Constantinopla, con la hija del alcaide de la prisión de  Anemas como foco de atención por el papel que desempeña el visitador.

(Palacio imperial Hofburg-Viena-Austria)
El visitador es un magnífica novela, muy bien escrita, con un ritmo de lectura fluido, pese a que domina la narración frente al diálogo, aunque éstos son muy atractivos, no sólo por la información que se ofrece relacionada con el objetivo del viaje de John Howard, sino por la tensión que se percibe en algunos episodios tanto entre el filántropo y sus dos acompañantes, como con los personajes que interactúan por el camino.





Biografía:




José Antonio Fortuny nació en Mahón, en la isla de Menorca, una isla de belleza cristalina percibida también, a veces, como un muro muy limitante.

Su afición por escribir no se gestó por haber mostrado una precoz vocación literaria, sino por circunstancias de la vida que no aparecen en los cuentos color rosa: cuando tenía pocos meses de vida le diagnosticaron una grave enfermedad muscular degenerativa, que le ha ido paralizando todo el cuerpo. Al tener que pasar mucho tiempo en casa, comenzó a leer mucho y la lectura desembocó en su pasión por escribir. Actualmente, solo puede mover algunos dedos de una mano y escribe mediante un programa de voz.

Tarda muchos años en escribir una novela pero lleva tres. Nunca lo creyó posible. Escribe a diario, fundamentalmente para mantener la mente en forma y para compartir sentimientos y conocimientos con el mundo exterior. Escribir es un aliciente para levantarse de la cama y afrontar su día a día.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de la editorial Letrame. Imágenes de John Howard, de la prisión de Delle Stinche en Florencia y del Palacio de Hofborg tomadas de Wikipedia.  Fotografía del autor tomada de la web Trabalibros. 


martes, 26 de noviembre de 2024

Reseña Los espacios efímeros, de Fernando García Calderón.

 










Datos técnicos:




Título: Los espacios efímeros.

Autor: Fernando García Calderón.

Editorial: Algaida (Grupo Anaya).

1ª edición: Marzo/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-9189-893-1.

Idioma: Español.

Nº páginas: 360.




Sinopsis:





«Un hombre inmóvil, de mirada ausente, apoya la cabeza en la ventanilla de un tren. Escucha un pitido intenso, que parece no molestarle, y nada más. En ese momento, aislado, llega a la convicción de que va a morir». Un atentado desata el terror y despierta el instinto de un par de profesionales de amplia trayectoria que, convencidos de su inminente final, abordan con perspectivas muy diferentes el deseo de ser recordados. Set, guionista justiciero, y Tomás, sabueso infalible, se retarán en una serie de asesinatos que replican los inmortalizados en películas de culto, desencadenando una trama que ha de conducirlos a su irrenunciable destino. Si jinetes del Apocalipsis se citan en Madrid para sembrar el caos y cosechar la catástrofe, alguien tendrá que descabalgarlos. Los espacios efímeros relata la historia de dos vidas paralelas, resignadas, que se quiebran hasta converger por un breve periodo en una causa superior. Los espacios efímeros es el thriller de nuestros miedos. El miedo a la soledad, el miedo a la muerte, el miedo al olvido.




Opinión Personal:




Hay novelas que no dejan indiferentes, es difícil olvidarlas e invitan a la reflexión por cómo se desarrolla su trama. Los espacios efímeros, del escritor sevillano afincado en Madrid, Fernando García Calderón, es una de ellas. Si a lo que acabo de comentar se le añade la curiosidad que se siente por el título, y una sinopsis en la que atrajeron mi atención los dos personajes que se citan, es un claro adelanto de que el entretenimiento está asegurado. Pero es que, además, me encontré con el señuelo de la estructura, al que hay que sumar otro que seguro dejará un tanto descolocado a algún que otro lector, entre ellos, servidor. Ese otro señuelo son los títulos de los capítulos, que son máximas filosóficas de Sócrates. Sin duda alguna, este segundo señuelo puede ser un arma de doble filo, porque uno se pregunta qué relación puede tener el pensamiento socrático con la trama de este thriller. Quizás, por esto último, no sea fácil recomendarlo; en mi caso, y a medida que se suceden los capítulos, me quedo muy sorprendido por la reflexión socrática de su desarrollo, por lo que el debate está asegurado.

(Cantoblanco-Campus Universidad Autónoma-Madrid)
El primer imán de Los espacios efímeros es el título, porque diría que desentona con los habituales de este género literario. Sin embargo, se percibe que el autor lo tiene muy claro desde el minuto cero. Y es que un espacio efímero es una instalación no permanente que transmite un mensaje muy directo con un objetivo muy claro. Y esto es lo que hace Set, el guionista justiciero. A lo que acabo de comentar hay que añadir el gran peso que tiene el séptimo arte en la novela, en la que se citan una serie de títulos de películas de culto -la gran mayoría conocidas por los cinéfilos- que guardan relación con las escenas de los crímenes que deja preparadas el asesino en serie, su sello personal a modo de firma.

Fernando García Calderón planifica y desarrolla la trama a partir de los atentados yihadistas del 11 M en Madrid. Unos atentados que estarán muy presentes a lo largo de los capítulos por todo lo que sucede posteriormente en torno a los autores: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado preparan el operativo para detenerlos y ponerlos a disposición judicial. Operativo al frente del que está el comisario del inspector citado al final del párrafo anterior. Sin embargo, el veterano sabueso, próximo a la jubilación, tiene como preferencia desenmascarar al autor de una muerte que en un principio se cataloga como suicidio pero que, tras examinar el lugar del crimen, tiene muy claro que hay caso a investigar, por lo que no duda en realizar las pesquisas necesarias para detener al culpable. Caso a investigar al que hay que añadir varias muertes más, que siguen el mismo patrón que la primera. Sin duda alguna, estas son las pautas de un thriller de corte clásico, en donde están muy presentes los giros inesperados, la acción e incluso episodios en los que surge alguna pista falsa.

Pero el autor da una vuelta de tuerca a la trama, porque con el paso de los capítulos uno se pregunta cómo puede ser posible que un policía con un gran bagaje profesional a sus espaldas pueda dar semejante vuelco a su impoluta labor de investigación, e incite a preguntarnos qué le mueve a actuar de tal forma que traspasa una línea que se considera infranqueable. Y es que no duda en cruzarla para que se cumpla el objetivo esencial, sobre todo por el cariz que toma el devenir de los episodios, que enrevesan todavía más ese cruce, ya que no cuenta con las consecuencias que resultan de la marcha de Lara y Elisa a Cannes para participar en un operativo organizado por la Interpol. El inspector jefe es  consciente de que, como adelanta la sinopsis, si jinetes del Apocalipsis se citan en Madrid para sembrar el caos y cosechar la catástrofe, alguien tendrá que descabalgarlos. Jinetes que provocan una serie de situaciones peligrosas para los dos protagonistas, con el aliciente de que el inspector jefe, más conocido como Lobo, decide resolver el caso que investiga, amparándose en la efectividad que le proporciona el plan que elabora para controlarlos, aunque parezca muy descabellado. Sin embargo, tiene muy claro que es la la única solución con la que evitar que se produzca una gran masacre en la ciudad, siempre con el rabillo del ojo puesto en un evento lúdico reivindicativo que atrae a miles de personas. «La mía, retorcida, se caracteriza por esa extemporánea forma de justificar los medios empleados para el logro de un fin benéfico» (pág. 222).

(Calle Tribulete-Madrid)
La vuelta de tuerca a la que me refiero en el párrafo anterior también se percibe en relación con los dos personajes principales: Set y el inspector jefe Tomás López Bosio, alias Lobo. El autor incide a lo largo de los capítulos en la personalidad de ambos protagonistas. Protagonistas que reflexionan sobre lo que esperan de la vida, dadas las circunstancias de cada uno. Set está convencido de que le queda poco tiempo, por lo que, tras sobrevivir al mortal atentado yihadista, decide acudir a su médico de cabecera para que le derive a un especialista, que pauta  una serie de pruebas médicas con las que poder diagnosticar el mal que padece. El veterano policía no le va a la zaga, y por eso actúa para resolver el caso del asesino en serie tal y como comento en los párrafos anteriores. Es consciente de la que le puede caer encima si descubren el tinglado que organiza, pero también sabe que el éxito conlleva que lo ensalcen si desbarata la célula yihadista, aunque esto último le es indiferente. Pero también el lector conoce su lado más humano, porque a medida que se suceden los capítulos rememora una serie de episodios en los que la culpa está presente, pero también la añoranza de lo que pudo haber sido y no fue, en relación con la que fue su novia, Nieves, a quien todavía tiene muy presente.

Por las páginas de Los espacios efímeros transita un elenco de personajes que le dan mucho juego a la trama, caracterizados cada uno de ellos por una peculiaridad que los define, y que se tienen que amoldar a un ambiente cada vez más enrarecido, por la presencia de los jinetes apocalípticos que quieren sembrar todavía más caos en Madrid, después del atentado yihadista del 11-M. A los ya mencionados Set y Lobo hay que añadir secundarios que tienen su protagonismo en un momento dado, si bien cada uno de ellos con diferente fortuna en el papel que les toca desempeñar en el entramado que se organiza para que el mal no consiga alcanzar sus objetivos. Junto a Lobo -el inspector jefe Tomás López Bosio- la agente Lara, novata y eficiente, de la que estuve muy pendiente en las escenas que protagoniza, sobre todo desde que se presenta de nuevo en su vida el padre de su hijo Lorenzo. Luisito Correa, pertrechado en el sótano de la comisaría de Chamberí, es algo así como el servicio de inteligencia, por la capacidad que tiene de acumular datos en su fabulosa memoria, y que protagoniza junto con el inspector una serie de escenas desenfadadas. Junto a Set, el guionista justiciero, atrae la que se conoce como la vecinita de enfrente, Elisa, y el papel que desempeña con el paso de los capítulos, sobre todo desde que, junto con Lara, se desplaza a Cannes para tomar parte en el operativo al que ya me referí en esta reseña policial. También merece la pena estar pendiente de lo que se cuece en la llamada Torre Olimpo, en donde tiene su sede la empresa audiovisual en la que trabaja Set, pero también en la que hay una serie de personajes relacionados con el mundo del cine que incitan a estar muy pendiente de sus actos, sobre todo por lo que significa su presencia en la trama.

(Barrio Tetuán-Madrid)
Los espacios efimeros es un thriller muy bien escrito, con un ritmo ágil, lo que provoca que los capítulos -todos ellos de igual número de páginas- se sucedan sin dar tregua. Un thriller en el que los vivos y cinematográficos diálogos, la intriga y la acción provocan que el lector esté muy pendiente de su desarrollo. Los episodios son muy visuales, lo que ayuda a que uno se pueda imaginar las escenas que se suceden en las localizaciones por las que transitan los personajes, ubicadas casi todas ellas en Madrid y a visualizar un desenlace inesperado



Biografía: 



Nació en Sevilla en un caluroso mes de agosto de finales de los cincuenta. Comenzó en el cuento su andadura literaria, siendo galardonado en prestigiosos certámenes de toda nuestra geografía. Fruto de esta larga pasión son los volúmenes El mal de tu ausencia (2000), Sedimentos en un pantano (2004), Diario de ausencias y acomodos (2015) y La sonrisa del observador (2024). Sus dos primeras incursiones en el género de la novela, El vuelo de los halcones en la noche (1998) y El hombre más perseguido (1999), se hicieron merecedoras de los premios Félix Urabayen y Ateneo-Ciudad de Valladolid, respectivamente. Con un cuerpo narrativo que abarca desde los claroscuros del siglo XV hasta las sombras de nuestro airado presente, sus últimas obras publicadas, De lo visible y lo invisible (2018) y Para olvidar quién fuiste (2019), son una buena muestra de su actual quehacer. Algaida, tras agotarse las ediciones en pasta dura y bolsillo, ha lanzado recientemente una nueva versión de La judía más hermosa, su trabajo más celebrado. Los espacios efímeros es su undécima novela. www.fernandogarciacalderon.com.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de la editorial Algaida. Imagen de Cantoblanco en Madrid tomada de Wikipedia. Imagen de la calle Tribulete en Madrid tomada de la web del diario digital elDiario.es. Imagen del Barrio de Tetuán tomada de la web Mahoudrid. 

lunes, 25 de noviembre de 2024

Lectura semana 48/2024: El visitador, de José Antonio Fortuny, y Pisto a la bilbaína, de José Francisco Alonso.

 








Comenzamos la última semana del mes de noviembre. En esta ocasión son dos las novelas que tengo para leer: El visitador, de José Antonio Fortuny, y Pisto a la bilbaína, de José Francisco Alonso.  De El visitador me faltan 4o páginas para terminarla y es una muy grata sorpresa


Sinopsis: 


En 1772, en una convulsa Europa, un noble inglés llamado John Howard abandona la comodidad de su mansión y se embarca en un frenético viaje por toda Europa. Pretende mejorar las condiciones de vida de las prisiones y recintos hospitalarios, lugares en los que los abusos y epidemias arrasan con las esperanzas de salir con vida de allí.

Acompañan a Howard en esta cruzada su sirviente, Thomasson, y una enigmática mujer, Camille.

No tardarán en darse cuenta de que les siguen; son muchos los enemigos del noble interesados en que la expedición fracase. Entre los viajeros se desatarán las sospechas y la tensión, y, conforme las relaciones entre ellos se vayan estrechando, también eclosionarán las palpitaciones sentimentales, confusas, perturbadoras y difíciles de dominar.

Durante el trayecto, los expedicionarios sufrirán los rigores del tiempo y sortearán múltiples peligros; conocerán a personajes ilustres como Diderot o Mozart, que les insuflarán optimismo, pero también serán testigos de lo peor de la condición humana. Tal cúmulo de vivencias los transformará, derribará estructuras internas y dilatará la percepción de sí mismos y del mundo.

Conforme el coche de caballos se abra paso, las carcajadas de los adversarios de Howard, de los custodios del orden establecido, enmudecerán, y el temor aguijoneará tantas miradas perplejas: ¿conseguirá un hombre cambiar los cimientos de la sociedad? (268 pág., tapa blanda con solapas).



Sinopsis: 


La mujer de un rico ingeniero de Bilbao ha sido secuestrada y el marido, cuando se dispone a pagar el rescate, descubre que tiene un amante. ¿Cuánto vale la vida de la persona que amas? ¿Tres millones de euros? ¿Y si tiene un amante? El profesor Loizaga siente la curiosidad para llegar hasta el final de la historia y descubrir qué se esconde detrás de todo, así que decide investigar con la ayuda de su amigo, el oficial de la Ertzaintza Román Escudero. Y su madre, la increíble ama Loizaga.

Primera entrega del profesor Loizaga, un tipo irónico, en un caso de adulterio y mucha comida acontecido en el Bilbao actual. Como si del mejor Montalbán se tratara, José Francisco Alonso teje una conexión entre género negro, humor y gastronomía, conformando una voz propia e inconfundible dentro del panorama de la novela negra (302 pág., rústica con solapas).

jueves, 21 de noviembre de 2024

Reseña Las ratas, de Miguel Delibes.

 



                     

                  

                    






Datos técnicos:




Título: Las ratas.

Autor: Miguel Delibes.

Editorial: Destino (Edición para el diario

El Norte de Castilla).

1ª edición: Enero/2004.

Año de publicación inicial: Enero/1962.

Encuadernación: Tapa dura.

ISBN: 84-08-04973-9.

Idioma: Español.

Nº páginas: 168.




Sinopsis:




Delibes, coartado en su libertad de expresión a la hora de denunciar la postración del medio rural castellano desde el periódico que dirige, El Norte de Castilla, busca las vueltas a la censura y escribe esta novela, «Las ratas», una visión descarnada y trágica de la tierra y las gentes de la Castilla de mediados del siglo pasado.

El clima, el medio geográfico y la inmutable estructura social determinan de modo decisivo -como el inapelable destino en las tragedias clásicas- el ser y el existir de los vecinos del villorrio de la novela, cuya pobreza, en algunos casos, les obliga a tener que alimentarse de ratas de río para sobrevivir.

Entre todos los personajes del relato, elementales y broncos, surge la milagrosa figura del Nini, niño que sabe de la naturaleza y su entorno más que nadie y cuya candidez se eleva por encima de la sórdida realidad que le rodea.

Como un auténtico símbolo del bien sobre el mal, de la pureza contra la miseria y la astucia, el Nini se erige en el único bastión contra la tragedia que se cierne y acaba desencadenándose sobre el pueblo y sus habitantes. El Nini es, sin duda, una de las más señeras creaciones salidas de la pluma de Delibes.




Opinión Personal:






Para disfrutar de la excelsa producción literaria de don Miguel Delibes Setién es preferible degustar a fuego lento la obra que elijamos de su amplia bibliografía. Leer a don Miguel Delibes Setién es empaparse de su amada Castilla y los castellanos, porque puede decirse que es el cronista oficial de esta tierra en unos tiempos tan duros para las gentes del campo como lo fueron los años del franquismo. Un cronista que se percibe en la novela que elegí en esta ocasión, Las ratas.

Las ratas es una obra de denuncia social en las que el escritor vallisoletano sortea airoso la censura franquista para que su narrativa no pierda la calidad que atesora, consciente de que el lector tiene que comprender el mensaje que le transmite. Una denuncia social ante el abandono que sufre el campo castellano, del que se olvidan los máximos representantes del régimen, como se puede comprobar en varios episodios de esta novela. Episodios que duelen, por las punzantes palabras que les dirige en uno de ellos el Gobernador Civil, Fito Solórzano, a los vecinos del villorrio, ante un hecho que les insufla esperanza. Pero también está presente el bien y el mal, porque Matías Celemín, el Furtivo, «No respeta las leyes ni reglamentos y en primavera y verano salía al campo con la escopeta al hombro como si tal cosa» (pág. 53). Un furtivo que tendrá sus más y sus menos con los vecinos de este pequeño pueblo, porque muchos de ellos se tienen que contentar para alimentarse con las ratas de río o los cangrejos.

Delibes ofrece en esta joya literaria estampas costumbristas de los pocos vecinos que residen en este pequeño pueblo, próximo a Torrecillórigo. Unos vecinos que se desloman en el campo que lo circunda para recoger una buena cosecha con la que puedan alimentarse, sobre todo durante los meses más duros del año. Comparten sus conocimientos para que todos puedan beneficiarse de la sabiduría popular que les sirve de guía para realizar las labores de siembra y recogida, mirando siempre al cielo, conscientes de que determinados fenómenos atmosféricos pueden arruinarles la cosecha o también beneficiarles. Un cielo del que también están pendientes de las aves que lo surcan, por la relación que dicen que guardan con las cosechas. Una sabiduría popular que atesoran sobre todo los de más edad, y que también extienden al santoral, que también les sirve de guía para tener muy presentes las fechas más adecuadas para obtener los beneficios deseados. Sabiduría popular que el tío Rufo, el Centenario, cita mediante refranes, puede decirse que su particular forma de hablar: «-Por San Clemente alza la tierra y tapa la simiente» (pág. 27).

Si hay algo que une a buena parte de la narrativa de Delibes es la presencia de la infancia en sus novelas. Quizás haya influido en ello el hecho de que durante su vida estuvo rodeado de niños, bien en la casa paterna o en la propia, porque fueron seis lo hijos que tuvo, quienes le alegraron la vida con varios nietos. Delibes moldea los niños con rasgos certeros, porque sabe cómo adaptarlos al medio en el que viven. Son protagonistas de varias de sus novelas, en las que forman parte de diferentes clases sociales, y no dejan indiferente durante su ciclo vital, en el que influyen determinadas situaciones que los marcan en algún momento dado. De los niños que me encontré en La sombra del ciprés es alargada (reseña), en Mi idolatrado hijo Sisí (reseña) o en El camino (reseña), quizás sea el protagonista de Las ratas el que más me atrajo e impresionó. El Nini es un niño que vive con naturalidad las miserias de sus convecinos del pequeño pueblo que está situado cerca de Torrecillórigo. Está acostumbrado a la crueldad que supone trabajar los campos de la meseta castellana, con el añadido de que se amolda a las paupérrimas condiciones de vida que comparte con su padre, el tío Ratero, a quien hay que sacarle con sacacorchos las pocas palabras que dice. Ambos viven en una cueva de la que quiere desahuciarlos el Gobernador, por la mala imagen que dan. El Nini utiliza la gran capacidad de observación que tiene para absorber las enseñanzas de los más mayores, lo que origina que sus vecinos lo tengan por un sabio, porque a toda pregunta que le hacen responde con la respuesta adecuada, pese a lo que dicen de él: «La señora Clo, la del Estanco, atribuía al Nini la ciencia infusa, pero doña Resu, o como en el pueblo le decían, el Undécimo Mandamiento, afirmaba que la sabiduría del Nini no podía provenir más que del diablo» (pág. 26).

(Fotograma película Las ratas)
Para que el lector se haga una idea de cómo es la fisonomía del villorrio, antes del cuerpo de la novela, el autor ofrece un croquis de los espacios por los que transitan los personajes. Pero también antes resalta un fragmento bíblico que indica cuál es el eje sobre el que gira la trama: «Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Y tomando un niño lo puso en medio de ellos...»(Marcos, 9, 35-38). El primer capítulo ofrece una clara imagen de la vida del Nini con el tío Ratero en la cueva, al igual que la presión que les ejercen sobre este para que la abandonen, pero también cómo asaetan al niño a preguntas: «Nini, rapaz, ¿viene agua o no viene agua?» «Nini, rapaz, ¿traerá piedra o no traerá piedra esa nube (pág. 18). Los capítulos se leen con interés por todos los episodios que se suceden en cada uno de ellos, en los que hay situaciones que atractivas que incitan a estar pendiente de lo que en ellas sucede, por la forma en la que el protagonista las resuelve, sobre todo si el tío Ratero es uno de los personajes que intervienen, aunque también se tuercen algunas. Se refleja también la estructura social de este pequeño pueblo y la influencia que tienen las fuerzas vivas -Justito, el Alcalde; José Luis, el Alguacil; Frutos, el Jurado, que hacía las veces de Pregonero-, incluidos don Antero, el Poderoso y don Zósimo, el Curón. A lo largo de los capítulos hay una serie de episodios que atrajeron poderosamente mi atención, como el entierro de la abuela Iluminada, la impactante descripción de la matanza del cerdo de la señora Clo, la Estanquera, la llegada de los extremeños, «empleados del Estado en la ardua tarea de la repoblación forestal» (pág. 80), y otras situaciones de interés en los que incluso la intriga está muy presente, en los que también se palpa la tensión entre los personajes que las protagonizan, aunque no se pone de manifiesto por el tono de voz empleado, si no por cómo se mantiene la conversación o también porque la voz narrativa resalta algunos gestos que indican el roce que les enfrenta.

En Las ratas Miguel Delibes desarrolla una trama dura, descrita por un narrador omnisciente con gran realismo, con episodios impactantes, entre las que sobresale uno de los desenlaces más sobrecogedores y redondos que me encontré en mis años como lector, y de los que es difícil olvidarse. En mi opinión es, sin duda alguna, una verdadera joya literaria.






Biografía:





Escritor y periodista español, Miguel Delibes ocupó durante muchos años el sillón de la “e minúscula” en la Real Academia de la Lengua Española. Es considerado uno de los escritores españoles más importantes del siglo XX.

Estudió Derecho y empezó muy joven a ejercer como periodista. En 1947 ganó con su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, el Premio Nadal. A partir de ahí su carrera literaria se desarrolló jalonada de éxitos al mismo tiempo que trabajaba como director del periódico El norte de Castilla.

De entre todas sus obras destacan títulos como Cinco horas con Mario (1966), reflejo de las contradicciones dentro de la clase media franquista, y Los santos inocentes (1982), obra en la que perfiló de manera magistral el mundo rural de Castilla. Esta novela fue llevada al cine con gran éxito por el director Mario Camus.

En muchas de sus obras se destaca una de sus grandes aficiones, la caza, como en Diario de un cazador, novela por la que recibiría el Premio Nacional de Literatura de 1966.

Con su novela El hereje (1988) consiguió otro Premio Nacional de Narrativa. A partir de entonces publicó varios libros en los que recopiló su trabajo periodístico, casi siempre dedicado a Valladolid y a la zona de Castilla.

Fue propuesto en diversas ocasiones al Premio Nobel de Literatura, y recibió menciones tan importantes como el Príncipe de Asturias de las Letras o el Premio Cervantes.


Notas: Datos técnicos, sinopsis y fotografía de Miguel Delibes tomados de la web de la Fundación Miguel Delibes. Biografía de Delibes tomada de la web de Lecturalia. Cartel de la película Las ratas tomada de la web Filmaffinity. Fotograma de la película Las ratas tomada de la web del Diario El Norte de Castilla. 







lunes, 18 de noviembre de 2024

Lectura semana 47/2024: Los espacios efímeros, de Fernando García Calderón.

 








Comenzamos la penúltima semana del mes de noviembre con la lectura de la novela de Fernando García Calderón, Los espacios efímeros




Sinopsis: 


«Un hombre inmóvil, de mirada ausente, apoya la cabeza en la ventanilla de un tren. Escucha un pitido intenso, que parece no molestarle, y nada más. En ese momento, aislado, llega a la convicción de que va a morir».

Un atentado desata el terror y despierta el instinto de un par de profesionales de amplia trayectoria que, convencidos de su inminente final, abordan con perspectivas muy diferentes el deseo de ser recordados.

Set, guionista justiciero, y Tomás, sabueso infalible, se retarán en una serie de asesinatos que replican los inmortalizados en películas de culto, desencadenando una trama que ha de conducirlos a su irrenunciable destino. Si jinetes del Apocalipsis se citan en Madrid para sembrar el caos y cosechar la catástrofe, alguien tendrá que descabalgarlos.

Los espacios efímeros relata la historia de dos vidas paralelas, resignadas, que se quiebran hasta converger por un breve periodo en una causa superior.

Los espacios efímeros es el thriller de nuestros miedos. El miedo a la soledad, el miedo a la muerte, el miedo al olvido (360 pág., tapa blanda con solapas).











viernes, 15 de noviembre de 2024

Reseña Tres malditos en Lay City, de Pablo Carnicero de la Cámara.

 












Datos técnicos:




Título: Tres malditos en Lay City.

Autor: Pablo Carnicero de la Cámara.

Autoeditado Amazon (enlace).

1ª edición: Octubre/2022.

ASIN: B0BFBV3LC3.

Libro formato digital.

Idioma: Español.

Nº páginas: 330.





Sinopsis:





Jason Morales decide aceptar el último caso en el que su difunto tío, un detective privado de Lay City, andaba involucrado. Pronto descubre que el nuevo mundo profesional que se abre ante él es mucho más duro y complicado de lo que pensaba.

Leroy Dickinson consigue salir de la cárcel antes de cumplir su condena gracias a las influencias de un viejo conocido. Pero nada es gratis, y debe aceptar el trabajo que el general le impone: encontrar el paradero de su hijo secuestrado. Para ello, debe adaptarse a un mundo completamente diferente del que estaba acostumbrado.

El teniente Justin Mallard fue en el pasado el mejor investigador de la policía de Lay City, pero ahora vive una vida tranquila y sedentaria al frente de la Brigada de Suicidios. Pero la visita de una enigmática mujer enciende la chispa que provoca su regreso a la investigación en activo.

Las vidas de estos tres hombres malditos se entrelazarán, a la vez que recorren las calles de Lay City, una ciudad que experimentará un cambio radical y que, al mismo tiempo, también modificará las almas de sus habitantes.






Opinión Personal:






Pablo Carnicero de la Cámara es un autor autoeditado cuya narrativa es sinónimo de entretenimiento y buen hacer literario. Tiene el aliciente de que no se encasilla en un género determinado, por lo que son varias las opciones que el lector tiene entre sus novelas para elegir por cuál decantarse, sobre todo si es la primera vez que decide acercarse a su creación literaria. Se encontrará con tramas bien construidas, con los giros necesarios para incrementar el interés por lo que le espera al o los protagonistas de turno y unos personajes trazados con rasgos certeros, creíbles y cercanos, con los que incita a meternos de pleno en la lectura de las historias que protagonizan.

De su variada producción literaria elegí, en esta ocasión, la novela negra Tres malditos en Lay City. Esta es la cuarta que leo de su autoría que se encuadra en el género literario al que me refiero en la línea anterior. En esta ocasión, me encontré con una trama negrocriminal de corte clásico; cómo digo en estos casos, es una novela negra genuina, en la que nada es lo que parece, la corrupción campea a sus anchas y los personajes transitan por la ciudad ficticia de Lay City, cerca de Los Ángeles, en el estado de California, en Estados Unidos.

En esta ocasión, el escritor arriacense se decanta por tres historias cortas cuyas tramas se desarrollan en la ciudad ficticia de Lay City. Una ciudad ficticia que es un personaje más, e incluso diría que ensombrece a quienes transitan por su callejero. Está descrita y trazada de tal forma que nos familiarizamos con las localizaciones en las que se desarrollan los episodios que protagoniza el elenco que conforma cada una de ellas. Al desarrollarse las tres historias en varios años, centrados en la década de los años 30 del siglo pasado, somos testigos de su evolución y de cómo cambia la población que cobija, o bien es trasladada a otras barriadas por los planes urbanísticos que la van transformando, en los que la especulación está a la orden del día.

Siéntese el lector a disfrutar de una obra escrita en blanco y negro -en el doble sentido de la expresión-, prepárese para inhalar tabaco estadounidense -en cigarrillo o en pipa, según el gusto-, que envicia el ambiente de quienes gustan relajarse con esta droga legal, aunque también tienen la opción de decantarse por la ilegal, que también la hay. Pero puede optar por levantar el ánimo con una confortable ambarina bebida espirituosa, sobre todo si hay una buena conversación de por medio, aunque también puede terminar como el rosario de la aurora, si los interlocutores deciden ponerse a la defensiva en un momento dado. Si quieren degustar un buen desayuno pásese por el Moby Dick Coffee, y Sandy le atenderá gustosamente, aunque puede correr el riesgo de que le interrumpa alguna mosca cojonera y le amargue la primera comida del día. Pero también se encontrará con elementos propios de la novela negra clásica, que beben de los cánones de los grandes maestros anglosajones del género, -en un episodio se cita a Conan Doyle- porque, a parte de encontrarse con historias en las que nada es lo que parece, también se va a encontrar con pistas falsas y un atractivo desenlace en el que se explica quién o quienes han cometido el delito de turno y los motivos que le indujeron a perpetrarlo.

Las tres novelas cortas desarrollan temas que, pese a que se ubican en años posteriores a la Gran Depresión y la Ley Seca son, por desgracia, muy actuales: la especulación urbanística ya mencionada en el párrafo anterior, la lacra que supone la corrupción policial y delitos que se esconden bajo apariencias engañosas. En la primera, el detective privado Jason Morales acepta la investigación de la muerte del dueño de una casa de empeño. En el segundo, el teniente Mallard está al frente de la eufemísticamente llamada Brigada de Homicidios de la policía de Lay City, y le encargan investigar el caso de Simon Robins, cerrado porque la policía lo archivó como suicidio. En el tercero, el capitán Leroy Jethro Dickinson recibe el encargo obligado de investigar la desaparición del hijo del general James Walker.

Los tres relatos me resultaron muy atractivos. Pablo Carnicero de la Cámara los planificó y desarrolló de tal forma que suscitó mi interés desde las primeras líneas. Y es que tal y como comienza cada uno de ellos se presume que la investigación va a provocar una serie de sorpresas que indican que al sabueso de turno no le va a ser nada fácil resolver unos hechos en los que se presiente que detrás de ellos se esconde algo turbio, por lo que incluso se intuye que puede poner en peligro la integridad física de alguno de los personajes. Cada historia gira en torno a un protagonista carismático, muy implicado en su trabajo, dado que el pasado que les acompaña les empuja a solicitar una segunda oportunidad y muestran a los demás que están capacitados para desempeñar el trabajo que les realizan, pese a que alguno de ellos da a entender que puede volver a los años turbios que lo llevaron por el mal camino.

El lector se encontrará con un elenco de personajes muy atractivos, diría que estereotipados, y que son un fiel reflejo de los que transitan por las novelas negras ambientadas en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. A los tres protagonistas es mejor conocerlos en su salsa, porque las primeras dudas que les acompañan en los episodios iniciales sirven de espoleta para interesarse por la evolución de sus pesquisas pero, sobre todo, para estar muy pendiente de las decisiones que toman, sobre todo si tienen que hacer frente a alguien que les puede poner en un aprieto, conscientes de que tienen poder para que no sigan metiendo las narices donde no deben. Hay también varios personajes secundarios interesantes, como la viuda Esperanza Norris, el teniente Michael Watson, la periodista Lana Dartold, el detective privado Charles Marger o el jefe forense Edward James Adams, por el papel relevante que en las tres tramas, en las que algunos de ello repiten presencia. La presencia de estos personajes puede influir en la resolución de cada caso o incluso tratan de perjudicar la investigación.

Tres malditos en Lay City es una novela negra bien escrita, con un lenguaje sencillo pero cuidado, de ritmo ágil y adictiva, con atractivos y dinámicos diálogos, que incitan a estar muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los capítulos que conforman las tres historias. Tres historias en las que están muy presentes la intriga, la corrupción, la especulación, el racismo y los crímenes encubiertos.



Notas: Datos técnicos, sinopsis y fotografía del autor tomados de Amazon. Biografía de Pablo Carnicero de la Cámara tomada de la web de Babelio. 


Biografía:






Apasionado de la literatura desde la infancia, gracias a El Señor de los Anillos, su carrera como escritor amateur comenzó tan pronto como finalizó la lectura del último libro de la trilogía de Tolkien, fascinado por el mundo de fantasía que se abría ante sus ojos. Compagina su pasión por la literatura con sus otras dos pasiones: el baloncesto y la historia, de forma que entre libros, pistas de baloncesto y ordenadores se puede hacer un rápido retrato de su personalidad: autodidacta, apasionado y a la vez arriesgado.

Se inicia como autor, con El Mundo de las Sombras, un marco en el que se ambientan sus cuatro primeras novelas publicadas: Inmortal, El Filo de la Espada, Tiempos Aciagos y Sangre Inmortal. Sin embargo no es hasta Diciembre del 2013 cuando publica su primera novela negra, “Un tipo casi normal en una situación casi anormal”, donde se aprecian influencias de Andrea Camilleri, Eduardo Mendoza e incluso algún trazo de Conan Doyle. Más adelante continuó con la novela negra “Decisión encadenada” para proseguir con la ficción histórica con“El secreto de los Dedos de Aignes” y “Operación “La sangre del diablo“, en una literatura muy alejada de la Fantasía, pero que le cautiva de igual manera, no buscando otra cosa más que entretener al lector con una lectura rápida, entretenida, fresca y apta para cualquier edad, sin más pretensiones.