miércoles, 4 de diciembre de 2024

Reseña Pisto a la bilbaína, de José Francisco Alonso.

 









Datos técnicos:





Título: Pisto a la bilbaína.

Autor: José Francisco Alonso.

Editorial: Alrevés.

1ª edición: junio/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-19615-86-2.

Idioma: Español.

Nº pág.: 302.





Sinopsis:




La mujer de un rico ingeniero de Bilbao ha sido secuestrada y el marido, cuando se dispone a pagar el rescate, descubre que tiene un amante. ¿Cuánto vale la vida de la persona que amas? ¿Tres millones de euros? ¿Y si tiene un amante? El profesor Loizaga siente la curiosidad para llegar hasta el final de la historia y descubrir qué se esconde detrás de todo, así que decide investigar con la ayuda de su amigo, el oficial de la Ertzaintza Román Escudero. Y su madre, la increíble ama Loizaga.

Reeditamos la primera entrega del profesor Loizaga, un tipo irónico, en un caso de adulterio y mucha comida acontecido en el Bilbao actual. Como si del mejor Montalbán se tratara, José Francisco Alonso teje una conexión entre género negro, humor y gastronomía, conformando una voz propia e inconfundible dentro del panorama de la novela negra.




Opinión Personal:





Añado a mi lista de autores patrios de lo negrocriminal a José Francisco Alonso (Bilbao, 1968), que me hizo pasar tres días muy amenos, con el peculiar protagonista de su novela Pisto a la bilbaína, el profesor Loizaga, que imparte clases de Filosofía en el Instituto de Secundaria Miguel de Unamuno de Bilbao. El título fue clave para decantarme por su lectura, porque me dije que tenía que ser un anticipo de la presencia de lo culinario en la trama, y así es. Aunque también podía ser un título con significado encubierto, pero no: el título es muy acertado, y saldrá de dudas el lector que sienta curiosidad por averiguarlo. A lo que acabo de comentar hay que añadir otra pista: el fragmento que resalta el autor antes del cuerpo de la novela, que sirve como punto de partida habitual para que nos hagamos una idea de lo que nos vamos a encontrar en el desarrollo de la trama: «Si quieres que algo suceda, hazlo tú mismo», en este caso atribuido a Uno que lo dijo. Más claro, agua. Ahí lo dejo.

(Puente de Zubizuri-Bilbao-Euskadi)
La trama de Pisto a la bilbaína es de las que se agradecen en este género literario. Se agradece por la forma en la que es contada, pese a ahondar en temas que no dejan indiferente. Y es que el escritor bilbaíno afincado en Valladolid, amolda el relato de la voz narrativa a la singular forma de ser del protagonista. Un protagonista que hace ver de una forma diferente los problemas más complejos, por muy difíciles que sean de resolver, desde una perspectiva muy diferente a como lo hace habitualmente el sabueso de turno, lo que achaco a su visión de la vida como profesor de Filosofía. Una visión que se refleja en su forma de impartir las clases de esta asignatura a «unos adolescentes vírgenes de pensamiento y deseosos de seguir siéndolo», (pág. 12) Estoy seguro de que los alumnos quisieran tener un profesor tan enrollado como este, aunque también les exige lo suyo Un profesor que tiene la ironía por bandera y sabe cómo quitarle hierro a un asunto cuando se pone muy feo, pero también sabe amedrentar al más pintado, por mucho poder que tenga, aunque sea económico y de los más influyentes de Bilbao.

Lo que acabo de comentar en el párrafo anterior es, sin duda alguna, un aliciente para disfrutar de una ficción que se desarrolla toda ella por el callejero de Bilbao. Es un aliciente para conocer al profesor Loizaga que, aunque ficticio, uno quisiera tener como amigo y consejero, porque sabe que siempre va a estar disponible cuando se le necesita, sobre todo si se trata de ayudar a los más desfavorecidos, como este es el caso. Un protagonista que, además, tiene un arma secreta con el que convencer a quienes le acompañan para resolver el caso de turno, o también puede servirle para ganar para su causa a quien o quienes puedan ayudarle a buscar una solución que le favorezca, como se puede comprobar en esta novela: y es que el profesor Loizaga es un apasionado por la cocina: no sólo por el buen comer, que también, sino porque disfruta entre fogones. En este sentido, tal y como se suceden los capítulos, me acompañó en su lectura el mítico Pepe Carvalho, otro apasionado de los fogones, al igual que su ayudante Biscuter.

José Francisco Alonso planifica y desarrolla una novela que me atrajo desde las primeras páginas y mantuvo en vilo mi interés por todo lo que sucede a lo largo de los 40 capítulos en los que se estructura. Como adelanta la sinopsis, la mujer de un rico ingeniero de Bilbao ha sido secuestrada, por lo que el profesor Loizaga siente la curiosidad de llegar hasta el final de la historia y descubrir qué se esconde detrás de todo  esto. porque teme que incluso pueda haber cadáver relacionado con el caso. En este menester le ayuda el oficial de la Ertzainza, Román Escudero, pero también solicita la colaboración de su ama (madre), que realiza sus singulares averiguaciones en modo mortadélico, por lo que levanta más de una sonrisa o incluso risa, porque es que hay que verla -o más bien suponerla- en su salsa.

(Biblioteca La Alhóndiga-Bilbao-Euskadi)
Pero Pisto a la bilbaína es también una novela de denuncia social, porque se critica la construcción de macroproyectos urbanísticos aprovechándose de los que tienen menos poder adquisitivo para poder comprarles las casas prometiéndoles el oro y el moro. «Unos años después el Ayuntamiento anunció el Proyecto Zorrotzaurre. ¿Cómo decía? «Zorrotzaurre: una isla para vivir, trabajar y disfrutar» A la semana quiso comprarnos el piso una inmobiliaria. Dijimos que no. Unos meses después, despidieron a Javier. Todavía no había comenzado el crack del ladrillo. ¿Se dice crack, no?» (pág. 50). Un desahucio que también tiene su intriga, no sólo por lo que significa el hecho en sí, sino también por las investigaciones que hace al respecto el ilustre filósofo, preocupado por el destino que le espera a esta familia y otras tantas como ellos.

José Francisco Alonso ejerce de guía turístico, porque a través de los personajes invita al lector a visitar los lugares más emblemáticos de la capital vizcaína. Y desde luego que surte el efecto deseado por la perspectiva que ofrece de cada uno de ellos, en donde ubica escenas trascendentales para el desarrollo de la trama, o también muestra los rincones en los que el ocio y esparcimiento son su santo y seña, en donde los habitantes del botxo realizan sus peregrinaciones habituales a los templos en los que degustan unos buenos pintxos acompañados de sus respectivos txikitos. Lugares en los que también están muy presentes los txokos, las asociaciones gastronómicas en las que las peñas de varones se dan buenos homenajes culinarios, representada en este caso por la de Loizaga. Sin duda alguna, Bilbao es un personaje más de la novela que acoge con cariño a quienes transitan por sus calles y plazas, pese a que en ocasiones el tiempo no les acompañe, por lo que no tienen excusa para guarecerse en alguno de los refugios gastronómicos y hacer así más agradable la espera a que pase el chaparrón de turno, o bien aventurarse a hacer la ronda pertinente entre portal y portal enfrentándose con valentía a las inclemencias del tiempo, como buenos bilbaínos que son.

En la parte inferior de la novela resalta el universo Loizaga. Un universo conformado por un elenco de personajes que son otro buen reclamo para atraer al lector. Y es que junto al profesor Loizaga nos encontramos con figuras como el subinspector Román Escudero, amigo del protagonista, y a la sazón el que utiliza la placa policial cuando la situación lo requiere, aunque la visita de turno sea más bien oficiosa. Son dos personajes que se complementan muy bien porque les une una buena amistad y esto hace que se entiendan a la perfección cuando trabajan juntos, sin necesidad incluso de dirigirse la palabra. Junto a ellos se encuentran un ramillete de secundarios que incitan a mantener el interés por todo lo que sucede cada vez que entran en escena, sobre todo los que guardan relación con el secuestro o el desahucio, según se vaya comprobando la implicación o relación que puedan tener en uno u otro. En este sentido, me gustó mucho cómo enfoca Loizaga la línea a seguir a la hora de entrevistarse con cada uno de ellos, porque el profesor sabe cómo encadenar las entrevistas de tal forma que, con el paso de los capítulos, consigue acorralar al o los posibles sospechosos, consciente de que en cualquier momento puede haber algún desliz que delate su participación. Y es que en todo momento tuve la sensación de que nada era lo que parecía. Junto a la ya mencionada ama Loizaga, merece atención el padre Aguirre, que fue profesor de Metafísica en la Universidad de Deusto o Maite, psicóloga que trabaja en el Ayuntamiento de Bilbao, sin olvidarme del papel que desempeña Águeda en el último tramo de la novela ni, por supuesto, de la jueza Anne Campuzano.  Y es que a parte de formar parte de la investigación y, como quien no quiere la cosa, se presenta en el sitio de turno y se excusa diciendo que había quedado con George Clooney pero que, como no acude a la cita, aprovecha la ocasión para apuntarse al sarao organizado por la pareja de sabuesos.

(Calzadas de Mallona-Bilbao-Euskadi)
José Francisco Alonso planifica y desarrolla una trama relatada con ritmo muy ágil por un narrador omnisciente con un estilo narrativo fresco y muy ameno, y en el que la ironía y el humor -en ocasiones negro- están muy presentes: «-A los buenos días -saludó Loizaga. -Muy buenos no, señor Loizaga -respondió don Miguel. -¿Y eso? -Estoy siendo convencido por el pensamiento del señor Nietzsche, señor Loizaga. -¿Y qué hay de malo? -Que Nietzsche es muy derrotista. Me acongoja el alma. -No necesariamente, don Miguel. Solo al principio, son los primeros años. Luego, se muestra esplendoroso. Dele tiempo -¿Persevero entonces? -Persevere, persevere»(pág. 13).. Esto conlleva a que esté relatado en tono desenfadado cuando la situación se presta a ello, determinados diálogos incluidos,  con el añadido de que predomina la conversación frente a la narración: unas conversaciones muy vivas y que diría son el alma de la novela.





Biografía:





José Francisco Alonso. Bilbao (1968). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto. Trabaja, igual que su protagonista, Loizaga, como profesor de Filosofía, en este caso en la ciudad de Valladolid. Pisto a la bilbaína (editada originalmente en 2022) es la segunda entrega de la serie Loizaga. La primera, Milhojas de jamón, también será reeditada próximamente por Alrevés.




Notas: Datos técnicos, sinopsis  biografía del autor tomados de la web de la Editorial Alrevés. Fotografía de José Francisco Alonso tomada de la web Vitoria Negrasteiz. Imagen del puente de Zubizuri tomada de Wikipedia. Imagen de la Biblioteca de la Alhóndiga tomada de la web Bilbao Ría 2000. Imagen de las Calzadas de Mallona tomada de Wikipedia. 


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