jueves, 17 de diciembre de 2020

Entrevista a Pilar Ruiz Gutiérrez, autora de El jardín de los espejos.

 









En esta sección de entrevistas, hoy toca charlar con Pilar Ruiz Gutiérrez, autora de El jardín de los espejos (reseña), leída y posteriormente reseñada en este blog el pasado 20 de noviembre. El jardín de los espejos es muy buena historia, entretenida y atractiva, ambientada en los valles pasiegos. Son tres las protagonistas que narran en primera persona las tres líneas temporales en las que se estructura esta novela. 

El jardín de los espejos es una historia que entrelaza muchas otras como en un juego de espejos enfrentados, un cuento de hadas y de brujas, una leyenda antigua recuperada del olvido, que por fin sale a la luz para vencer al tiempo y al silencio.

Al igual que en su ópera prima, El corazón del caimán (reseña), Pilar Ruiz vuelve a conquistarme con una historia solvente, por la que transitan unos personajes fuertes y que parecen cobrar vida propia, y un estilo narrativo diría que muy influenciado por el séptimo arte, directo, muy cuidado, y elegante cuando los episodios se prestan a ello. 


Biografía:


Pilar Ruiz (Santander, 1969) es licenciada en Periodismo, máster en guion y diplomada en dirección cinematográfica. Desarrolla su carrera profesional en diversas disciplinas del medio audiovisual: guionista de cine y series de televisión (La señora, TVE). Como directora de cine, su largometraje Los nombres de Alicia (2005) obtuvo una nominación al Mejor Sonido en los premios Goya, la Mención especial del Jurado en el Festival de Málaga y el Premio especial del Jurado en el Festival de Miami. Es autora de El corazón del caimán y La danza de la serpiente (Ediciones B).


Entrevista:


1) Francisco Portela.- Gracias por concederme esta entrevista. Con esta charla pretendo que nos hables sobre el proceso de creación de tu última novela, El jardín de los espejos, aunque sin desvelar información trascendental de una historia que encandila a quienes decidieron conocer la fuerza que emanan las tres mujeres que la protagonizan.

P. R.- Encantada de entablar esta charla sobre El jardín de los espejos. Espero que le resulte interesante a tus lectores.

2) F. P.- Supongo que ya te lo preguntarían en más de una entrevista, pero tengo la curiosidad por conocer cuál es el origen de El jardín de los espejos.

P. R.- Esa pregunta siempre es la más difícil de responder… Sin duda, el origen por el que preguntas resulta la parte más misteriosa de inventar historias. En este caso, creo que surge de dos líneas que se entrecruzan: mi fascinación por las pinturas rupestres de las cuevas de El Castillo en Puente Viesgo, Cantabria y por otro lado, las investigaciones que tanto amigos y amigas relacionados con las artes plásticas han llevado a cabo para recuperar a las mujeres artistas perdidas y sepultadas por una lectura parcial y sexista de la Historia del Arte. De pronto, algo se cruza, ya digo, de manera misteriosa, que te empuja a empezar a contar.

3) F. P.- Aunque El corazón del caimán está ambientada en Cuba, su trama está basada en lazos familiares con la isla caribeña. La danza de la serpiente está ambientada en Santander y la trama de El jardín de los espejos se desarrolla en la zona más misteriosa de Cantabria: los valles pasiegos. Tengo la sensación de que te encuentras muy a gusto contando historias ambientadas en tu tierra.

P. R.- Sí, por supuesto: soy cántabra, aunque vivo en Madrid, y pasé parte de mi infancia en una aldea en el valle de Campoo a donde llegaban los osos a comerse las colmenas. Mi abuelo era veterinario y solía acompañarle a visitar las granjas de ganaderos; veía como curaba a las vacas, como parían. Imagino que nos pasa a todos, contamos lo que conocemos, con sus defectos y virtudes. Como los valles del Pas, que han sido recuperados para el turismo en fechas recientes, pero que durante siglos fueron lugares aislados, agrestes y pobrísimos: su cultura era vista con desconfianza y sus habitantes eran despreciados en el resto de Cantabria. Muchos de ellos emigraron a otros lugares de España y a América huyendo de la miseria, de eso se habla también en la novela.

4) F. P.- En mi modesta opinión, encuentro la historia de tu última novela publicada hasta la fecha muy original, porque una vez que comencé su lectura, los valles pasiegos, El jardín del alemán y las tres protagonistas me imantaron de tal forma que era muy difícil decidir el punto en el que tenía que tomarme un descanso. Supongo que la planificación de una novela compleja como esta hay que realizarla con mucho tiento para que el lector no se sienta perdido a lo largo de su desarrollo y sea consciente de que todo lo que sucede en cada uno de los capítulos que la conforman tiene una explicación.

P. R.- ¡Los autores nunca contamos nuestro proceso de trabajo porque sería aburridísimo para quien nos lee! Y en mi caso aún más porque provengo de la dramaturgia teatral y de la escritura cinematográfica, disciplinas muy técnicas donde la estructura es fundamental. Tuve maestros excelentes y muy exigentes a la hora de analizar textos, desde William Layton a Jose Luis Borau. Hay una parte de nuestro trabajo muy oscuro, donde se tira de oficio y que resulta muy poco vistoso: incluso decimos que es la fase de “picar piedra”. Pero no creo que eso importe demasiado al lector o lectora: lo importante es que entren en el juego y se diviertan leyendo.

5) F. P.- Inés, Amalia y Elisa relatan en primera persona sus historias en tres líneas temporales paralelas. ¿Por qué eliges los años 1949 y 1919 para ubicar las tramas de Amalia y Elisa?

P. R.-Se trataba de jugar con esas mujeres, por lo que empecé como imágenes reflejadas en un espejo también temporal y desde Inés en 2019, así que solo tenía que encontrar el correspondiente reflejo de Amalia y Elisa en fechas que evocasen ese comienzo. No es casual, me interesaba contar la situación de dos artistas en dos momentos de la Historia muy distintos e interesantes: la época de las vanguardias de principios del siglo XX y las décadas más oscuras de la dictadura en España, con la mujer doblemente sometida a un régimen de falta de libertades.

6) F. P.- ¿Qué significado tiene la presencia del escritor maldito que estaba obsesionado con las pinturas rupestres de la zona? ¿Hay algún paralelismo con el destino de las tres protagonistas que las lleva hasta los valles pasiegos?

P. R.- Por supuesto, sin desvelar nada: el personaje del cineasta Samperio representa el vértice que une, de distintas maneras, a las tres protagonistas. Él también es un “desaparecido” que tenemos que buscar y encontrar. Y la razón de su desaparición forma parte fundamental de la historia.

7) F. P.- En El jardín de los espejos se van alternando los relatos de las tres protagonistas a lo largo de su desarrollo. ¿Tenías esquematizado desde un principio en qué episodio debía finalizar su intervención cada uno de los tramos en los que narran sus vicisitudes las tres protagonistas o tuviste que modificar en algún momento el plan inicial para que se mantuviera la coherencia de sus peripecias?

P. R.- La estructura de la que parte la historia siempre tuvo la forma de tres voces narrativas articuladas en torno a una trama principal en la que las incógnitas planteadas solo se desvelan al final. Así estaba planteada la novela desde el inicio. Una vez que comienzas a escribir y por mucho que desarrolles acciones y personajes te vas adaptando a esa estructura sin traicionarla, como un rumbo fijo y sujetando fuerte el timón. Si no lo haces así, es muy posible que llegues a naufragar.

8) F. P.- Cada una de las protagonistas realiza una actividad artística ¿Con cuál de ellas te sientes más identificada? ¿Qué pensabas ante el futuro incierto que les depara la firme decisión que toman Amalia y Elisa, teniendo en cuenta sobre todo la época que les tocó vivir?

P. R.- Nunca me identifico con ninguno de mis personajes y sin embargo, los quiero a todos por igual, incluso cuido más a los que no son protagonistas. Algunos lectores creen que hay algo de autobiográfico en Inés pero nada más lejos de la realidad: solo nos une el que yo conozca la labor de documentalista -aunque nunca haya trabajado como tal- porque forma parte de los muchos oficios más o menos técnicos que existen en el sector audiovisual, lo mismo que conozco el trabajo del cámara Martín. Además, Inés -digo esto sin revelar nada- nunca podría dirigir una película porque se moriría de miedo y yo en cambio ¡me muero de ganas de dirigir cine otra vez! Respecto al futuro, tenía claro que después de tantos avatares y como decía Jane Austen, esas mujeres merecían una vida mejor, así que sus finales están llenos de esperanza en el porvenir.

(Cuevas Monte Castillo-Cantabria)
9) El arte rupestre también tiene su lugar destacado en la trama. Aunque Cantabria es  conocida por la cueva de Altamira, el lector descubrirá las Cuevas de El Castillo que, tal y como se describen, invitan a ser visitadas. ¿Quizás sea el hecho de que la Cueva de Altamira haya sido declarada Patrimonio de la Humanidad y se conozca como la Capilla Sixtina del Paleolítico lo que ensombrezca a las otras cuevas cántabras?

P. R.- Altamira es una joya de tal nivel que ha eclipsado al tesoro absoluto que representan el resto de cuevas con representaciones artísticas de Cantabria: albergan la esencia, el significado profundo del ser humano y su valor es incalculable para todo el planeta. Si a eso se añade el desprecio a nuestra cultura, a la investigación científica, al patrimonio monumental y medioambiental que ha caracterizado a nuestro país durante siglos, estamos ante una tormenta perfecta. Ningún actor público o privado de relevancia ha tenido jamás interés por proteger el patrimonio común, más bien todo lo contrario. Tampoco en educar a la ciudadanía en el respeto y el conocimiento de lo que es de todos. Lo único que interesa es su explotación turística en un modelo completamente desfasado.

10) F. P.- Junto a las tres protagonistas sobresale la que en Puentes Viesgo se conoce como «El jardín del alemán», una casona del siglo XIX rodeada de un jardín de estilo romántico. ¿Esa casona es fruto de tu imaginación o partes de alguna construcción propia de los valles pasiegos?

P. R.- Es completamente inventada. Era necesario para el tono gótico de la historia: los fantasmas no se aparecen en una casa cualquiera y esta tenía que ser muy particular… Luego ocurren cosas curiosas: una lectora se puso en contacto conmigo para invitarme a conocer su casa rural, que se llama “El jardín de Aes”, justo en la localidad -real- más cercana a esa casa que inventé. La ficción es así: imprevisible.

11) F. P.- Otro personaje de la novela es el balneario de Puente Viesgo, que está en pleno apogeo en la línea temporal que protagoniza Elisa. Supongo que visitarías el Gran Hotel Balneario actual para documentarte y adaptarlo a las tres líneas temporales. ¿Mantiene la esencia del balneario original o percibes mucho cambio en sus nuevas instalaciones?

P. R.- Sí, claro, lo conozco bien. En realidad el actual balneario es un complejo moderno y lujoso con solo restos de su construcción original, así que fui al cercano -en Cantabria está todo cerca- balneario de Las Caldas del Besaya, que parece anclado en el tiempo: mantiene todas las características de un balneario del siglo XIX y principios del XX. La descripción que aparece en la novela es muy fiel al lugar.

(Balneario de Las Caldas de Besaya-Cantabria)

12) F. P.- El jardín de los espejos es una novela de personajes, aunque en claro equilibro con los magníficos paisajes de los valles pasiegos que describen las tres protagonistas, y que tanto les atraen. Este equilibrio requiere un gran esfuerzo para que las vicisitudes de las protagonistas no ensombrezcan los parajes que las rodean. ¿Has tenido que cambiar algunas escenas para que no se rompiera ese mimetismo?

P. R.- Pues no, la verdad. De nuevo, mi condición de cineasta no encuentra problema en eso: en el cine los personajes siempre se mueven en un lugar concreto que forma parte, como ellos, de la historia. Son inseparables. De todas formas, siempre he cuidado la parte atmosférica: me interesan las narraciones en las que casi puedes sentir lo que te rodea, el calor, el frío, la luz, la humedad, el sabor, el olor. Los detalles que hacen que al comenzar una historia te metas dentro de un espacio físico, en principio, completamente ajeno. En el lenguaje del cine es más complicado, en literatura, mucho más fácil.

13) F. P.-Al igual que en El corazón del caimán, los personajes femeninos tienen una mayor presencia que los masculinos en El jardín de los espejos. Sin embargo, don Santos, el Indiano; don Gustavo Zaragoza, el director del balneario en la línea temporal de Elisa; el médico Fidel Peña, el maquis Angelín o Martín, el operador de cámara que ayuda a Inés a conseguir las grabaciones para el documental atraen la atención del lector por el papel que desempeñan, sobre todo en determinadas escenas de la novela. Aunque son personajes secundarios, está claro que cuidas mucho el papel que desempeñan en la novela.

P. R.- Siempre. Siento un enorme respeto por los llamados secundarios, supongo que eso también me viene del cine, donde disfruto enormemente con los “característicos”: actores y actrices que sin ser protagonistas aportan a la historia una personalidad propia. Intento que no sean solo un vehículo de la trama principal sino que tengan peripecia y conflictos propios, “carne”, como decimos en el argot. La creación de todos mis personajes es como un casting donde busco un reparto ideal, donde pongo voz, rostro y rasgos de intérpretes concretos. Sin que lo sepa el lector, entre los personajes de mis novelas pueden aparecer Marcelo Mastroianni o Juliette Binoche, Rafaela Aparicio o Pepe Isbert.

14) F. P.-En mi reseña comento que mientras leía la novela tuve la sensación de que personajes como el director del balneario, don Gustavo Zaragoza, estaba basado en algún personaje histórico. También atrae mi atención la labor que realiza la escultora Anne Coleman en la Primera Guerra Mundial, al igual que la mención que hacen algunos personajes al prehistoriador y paleontólogo Hugo Obermaier y su relación con las cuevas. Esto me hace sospechar que en la novela haya algún personaje real más, bien de forma directa o encubierto en otros ficticios.

P. R.- Don Gustavo es un personaje completamente inventado. A parte de los personajes claramente históricos como los que mencionas, creo que los autores actuamos todos como una especie de Dr. Frankestein: cogemos partes de realidad aquí y allá, rostros, nombres, situaciones, recuerdos, vivencias… y los cosemos para crear una ficción, a veces incluso de forma inconsciente, hasta descubrir que rasgos que creías inventados por tu imaginación pertenecían a alguien real que habías olvidado mientras escribías. Un ejemplo: Angelín, el maqui, tiene mucho de Juanín, un guerrillero famosísimo en Cantabria, pero no es del todo él: lo que hago es subrayar la tradición popular que convertía en leyenda a los que se echaron al monte tras la Guerra Civil. Angelín tiene características de duende y de trasgo, como un ser mitológico; ahí se aparta del Juanín real.

(Anna Coleman-escultora)

15) El jardín de los espejos es una historia de hadas y magia, de brujas que adivinan, de curanderas, druidas y trasgos. ¿Son estos ritos y tradiciones ancestrales las causas del recelo que se siente por los habitantes de los valles pasiegos, como se resalta en algunos episodios de la novela?

P. R.- Sí, por supuesto, pero no solo. Cantabria fue una zona apenas romanizada donde el catolicismo solo se superpuso a esas religiones y tradiciones ancestrales de origen celta y prerromano. En el siglo XVIII, que es casi anteayer, los jesuitas enviaban misiones intentando cristianizar a esos habitantes de zonas remotas. Hoy día sigue habiendo curanderas y tradiciones paganas, aunque la mayoría de la gente no sea consciente de ellas. Además, los pasiegos mantenían costumbres como la “muda”, una forma de trashumancia en la que las familias se trasladan a distintas cabañas diseminadas por el monte, junto a su ganado, cargando con sus enseres. La miseria, además, empujaba a la pasieguería a emigrar, comerciando con lo que fuera: ahí están las famosas amas de cría, una forma de supervivencia para las mujeres pasiegas durante el siglo XIX. Galdós decía que eran las “vacas de la aristocracia”. Aún hoy llamar a alguien pasiegón o pasiegona en Cantabria es un insulto.

16) F. P.-En mis reseñas sobre El corazón del caimán y El jardín de los espejos comento que tu estilo narrativo está influenciado por el séptimo arte. En todo momento el lector visualiza cada las escenas que se describen a lo largo de los capítulos, y el ritmo narrativo es fluido y ameno. Sin embargo me pregunto si te encuentras más cómoda escribiendo un guión cinematográfico o de series, o disfrutas por igual mientras trabajas en un proyecto literario.

P. R.- Me gusta escribir de todo, disfruto con ello, soy una profesional vocacional y es mi trabajo. También como periodista, con mis artículos en la sección de cultura de la revista CTXT. Desde luego, hay mucha más libertad al escribir novelas que en el audiovisual, en el sentido en que no existen trabas técnicas -un guion es una guía para un equipo técnico y artístico, no tiene que tener “calidad literaria”-, mucho menos de producción. Es fantástico poder escribir una escena carísima sin preocuparte de si se va a poder rodar o no: la escribes y ya está hecha, eso es magnífico.

17) F. P.- Espero que con esta batería de preguntas haya más lectores que sientan interés por conocer la historia de Inés, Amalia y Elisa, sus temores, sus reflexiones y su admiración por los valles pasiegos. Pero, antes de despedirnos, ¿nos podrías adelantar algo sobre tu nuevo proyecto literario?

P. R.- Es una regla de oro de todas las profesiones artísticas: jamás hablar de proyectos, solo de realidades. Pero puedo adelantarte que tenemos varios proyectos entre manos, algunos son literarios y otros no, pero en todos contamos historias. Estoy muy orgullosa de pertenecer a un oficio que intenta acompañar, emocionar y entretener al público haciéndole vivir otras vidas, otras épocas, invitándole a conocer otros rostros y lugares. Después de años de ejercer este oficio creo que por fin puedo decir que significan para mí las historias y la ficción en general: una búsqueda y un encuentro compartido. Un viaje fantástico por el que merece la pena seguir trabajando, ahora más que nunca.


Nota. Biografía de la autora, tomada de la web de Roca Editorial. Fotografía de Pilar Ruiz, tomada de Facebook.  Imagen portada de El corazón del caimán, tomada de la web Megustaleer. Imagen de Pinturas de la Cueva del Monte Castillo, tomadas de la web Wellness Magazine. Imagen del Banleario de Las Caldas de Besaya, tomada de la web Viajar por Cantabria. Imagen de Anna Coleman, tomada de la web Mujeres en la historia. 

7 comentarios:

  1. Me ha parecido una entrevista súper interesante.

    ResponderEliminar
  2. Una entrevista fantástica, con mucho detalle y muy amena.
    Enhorabuena Paco.
    Una alegría conocer a Pilar y un poquito mejor a Cantabria.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Ya sabes que a mí me encantan las entrevistas, es la mejor manera de conocer a un autor más allá de sus libros.

    Besos 💋💋💋

    ResponderEliminar
  4. Gracias por esta estupenda entrevista! Me ha gustado conocer a la autora. A su libro ya le tenía ganas, que estoy viendo muy buenas reseñas.
    Besote!!!

    ResponderEliminar
  5. Buena entrevista para conocer muchos de los detalles de un libro que me ha encantado.
    Besos

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias por la entrevista Paco. Se agradece mucho poder conocer mejor a los autores. Besos

    ResponderEliminar
  7. Muchísimas gracias por esta interesante y exhaustiva entrevista. Habiendo leído el libro, me ha resultado especialmente intersante.
    Besos

    ResponderEliminar