Sinopsis:
Año
del Señor de 1600. Japón hierve en una eterna guerra civil. Los
señores feudales alternan alianzas y traiciones en un juego de
estrategia en el que cada uno de ellos trata de hacerse con el
gobierno absoluto del país de los dioses.
La fortaleza de Fushimi no soportará el asedio y el samurái Saigō Hayabusa está dispuesto a sajarse el vientre sin una mueca de dolor, sin emitir queja alguna. Sin embargo, la misión que le ha reservado su señor requerirá un sacrificio mucho mayor que la muerte.
La corona española vive un momento de máxima expansión territorial, pero Felipe III, rey débil y hedonista, ha dejado la corte en manos del duque de Lerma, quien entre corruptelas y nepotismo está empobreciendo el país y resquebrajando los cimientos imperiales. Dámaso Hernández de Castro, curtido en las campañas de Flandes, se prepara para partir hacia las Indias Orientales y ponerse al servicio del juez de la Audiencia de Manila. Ha de suplir con méritos su insuficiente alcurnia si quiere aspirar a la mano de su amada, la menina Constanza de Accioli. Pronto descubrirá que alguien ha disfrazado de oportunidad lo que en realidad es una trampa.
Opinión
Personal:
Lo
primero que me llamó la atención de esta novela era el tema que
trataba, un hecho histórico apenas conocido por los lectores y del
que se cumplen cuatrocientos años: la expedición de Hasekura
Tsunenaga, un samurai japonés que prestó servicios al daimyo de
la ciudad japonesa de Sendai, Date Masamune, a
fin de establecer una relación comercial y solicitar el envío de
misioneros cristianos. Una misión que embarcaba hacia Europa en una
nao de estilo occidental. Hasekura Tsunenaga
desembarcó primero en la ciudad de Acapulco (México) cruzando el
Océano Pacífico, con un galeón español, y luego se dirigió hacia
Europa visitando Madrid y Roma convirtiéndose así en el primer
japonés que cruzó el océano atlántico. La misión japonesa
comandanda por Hasekura, en audiencia del rey Relipe III de España,
le trajo una carta de Date Masamune ofreciéndole un tratado. El Rey
le respondió que haría lo posible para cumplir sus peticiones.
Tras
la publicación de Assur, personaje principal e inolvidable entre
quienes le acompañamos en su recorrido vital a través de las cerca
de mil páginas que da título a la primera novela de ficción
histórica escrita por Francisco Narla (Lugo, 1978), me embarqué, y
nunca mejor dicho, en la nueva propuesta literaria del escritor
lucense: Ronin, la leyenda del samurai azotado por el
viento. Una novela que a medida
que avanzaba en su lectura me iba abstrayendo en su historia y
haciéndome olvidar del carismático personaje ya mencionado.
De
nuevo nos encontramos con una novela en donde la historia y la
aventura van cogidas de la mano. En esta ocasión nos trasladamos al
siglo XVII, en donde seremos testigos de la decadencia del Imperio
Español bajo el reinado de Felipe III, un monarca que gustaba más
de la caza y el lujo, delegando en su valido, el duque de Lerma, los
asuntos de gobierno, un hombre que se hizo inmensamente rico a costa
de saber manejar el tráfico de influencias, la corrupción y la
venta de cargos públicos. Corrupción que extenderá sus tentáculos
a ciudades como Manila, a donde había sido enviado Antonio de Morga,
para trabajar estrechamente con el gobernador de Filipinas pero los
escándalos económicos que salieron a la luz lo llegaron a degradar
a oidor de Manila y posteriormente desempeñaría cargos en Nueva
España y Perú.
Paralelamente,
visitaremos, el país de los dioses, Japón, en donde Toyotomi
Hideyosi, el shogun que gobernaba de facto
el país, decidió retirarse y nombrar un Consejo de Regencia que
velara por los intereses de su hijo para sucederle. Pero, tras el
fallecimiento de este, esta alianza se debilitó y sumió al país en
guerras civiles.
Estos
antecedentes históricos que tenían lugar en el país del
sol naciente eran contados a
Saigo, el protagonista de esta novela, por su señor feudal, Torii
Mototada, mientras disputaban una partida en un tablero de go
-juego estratégico, entre dos
jugadores que, alternativamente, colocan piedras negras y blancas. El
objetivo del juego es controlar una porción más grande del tablero
que el oponente-, al mismo tiempo que el castillo de Fushimi era
asediado por las tropas del magistrado Ishida Mitshurani. Saigo debe
cumplir la misión que le encomienda su señor y no se le permite
cometer seppuku
porque debe de encontrar al traidor que había logrado pasar
información a los enemigos de su daimyo, Tokugawa Iegasu, poniendo
a su alcance las armas de los forasteros. Se había convertido en un
paria, en un hombre de las olas.
Junto
a Saigo nos encontraremos con otro personaje, Dámaso,
de origen gallego, un antiguo furriel de los Tercios de Flandes, que
vio cómo su amigo de la infancia, Hortuño de Andrade, le había
prometido un destino en el que poder labrarse un futuro que podría
compartir con la persona que más amaba, la menina de la reina
Margarita, Constanza de Accioli. Ambos habían servido con lealtad a
sus respectivos señores y el destino haría que se encontraran y
hallaran juntos el fin que perseguían: venganza y recuperar el honor
perdido. Habían sido mancillados por la traición de unos y la
avaricia de otros.
Ronin
está configurada como si de una partida de go
se tratara, pues está estructurada en once magaris
titulados, dividido cada uno de ellos en capítulos de corta
extensión, en los que un narrador omnisciente nos va relatando lo
que ocurre en los diversos escenarios. Una concienzuda labor de
documentación, en donde tienen cabida las licencias que
habitualmente se toma el escritor, como bien explica en la nota
final, nos recrea la época en la que se mueven los personajes. El
hecho de que nos traslademos de unos escenarios a otros dota a la
narración de dinamismo y la corta extensión de los capítulos nos
invita a seguir leyendo.
Hay
que destacar también el lenguaje con el que se relata la historia.
Un lenguaje cuidado, rico en matices, pues así podemos disfrutar
mejor de las escenas descritas por Francisco Narla. Prácticamente
podemos imaginarnos cada gesto, cada movimiento de los personajes,
los pequeños documentales que nos ofrece sobre la naturaleza y los
seres que la pueblan – magnífica descripción de un evento que ya
es ancestral en Japón, como es la pelea de arañas sobre una vara de
madera- , de los sabores y aromas que encontraremos a lo largo de sus
páginas y de la cultura y forma de vida del país de los dioses.
Esa
labor de documentación nos permite que podamos viajar en el tiempo e
imaginarnos que, por un momento, revivimos el siglo XVII, conocemos
los dominios del vasto Imperio Español, desde las Indias Orientales
hasta las Occidentales, visitando Manila, Ciudad de los Reyes, Ciudad
de México, Puerto de la Vera Cruz, sin olvidarnos de Sevilla,
Madrid, Kyoto o Sendai. Seremos testigos del hundimiento del San
Diego, un galeón que formaba parte de los llamados galeones
de Manila, como
consecuencia del enfrentamiento con los navíos holandeses Eendracht,
Hope y Mauritius, comandados por Olivier van Noort o de la
batalla de Sekigahara. En Sevilla me
fascinó la descripción de una escena de capa y espada que tiene
lugar en Triana, ya cayendo la noche, con el llanto de un niño de
fondo, mientras dura la misma.
Eran
tiempos de crisis, la decadencia del Imperio era palpable; se imponen
más impuestos directos e indirectos a pagar para sufragar las
maltrechas arcas de la corona. Unos impuestos que recaían en el
pueblo llano, pues tanto la nobleza como el clero tenía privilegios,
entre ellos, la exención del pago de tributos. Así, nos encontramos
con una nobleza y clero que vive entre la opulencia y el lujo y
otros, el pueblo llano, vivían en la miseria. En algunos pasajes de
esta novela veremos cómo soldados que habían prestado servicio en
Flandes en su lucha contra los orangistas ahora mendigaban por las
calles pidiendo una mísera limosna, sin olvidarnos de personajes que
luego se verían reflejadas en las obras de los grandes autores que
dio el llamado Siglo de Oro, como eran los ladronzuelos, los
galopines y demás ralea que acudían a sus artes para apoderarse de
lo ajeno.
En
Ronin nos encontramos
con un gran mosaico de personajes trazados de tal forma que parecen
cobrar vida propia. Son muchos, quizás sí, pero, de esta forma,
conoceremos los estamentos que conformaban la sociedad de la época,
de dos mundos distintos y distantes, de dos culturas muy diferentes,
como eran la japonesa y la española. Personajes de ficción se
cruzarán con otros tanto históricos en las tramas y subtramas que
conforman la novela.
Creo
que Francisco Narla nos ha vuelto a sorprender con una historia
compleja pero que supo ganarse a quienes ya han disfrutado de este
voluminoso trabajo, tanto por la cantidad de páginas que abarca la
misma como la calidad y la entrega que hay en ella para ofrecernos
una historia entretenida sobre un hecho ocurrido hace cuatro siglos.
Solo me queda recomendar su lectura.
El
autor:
Francisco
Narla (Lugo, 1978) es escritor y comandante de línea aérea. A pesar
de su juventud, a lo largo de su ya extensa carrera literaria, se ha
atrevido con todos los géneros. Ha publicado novela, relatos,
poesía, ensayos técnicos y artículos, estos últimos relacionados
fundamentalmente con su profesión, pero también con sus aficiones y
filias, entre las que encontramos actividades tan dispares como los
bonsáis, el tiro con arco, la pesca con mosca o la cocina.
Polifacético donde los haya, Francisco Narla ejerce también como
orador. Así, ha participado en diferentes foros, como centros
universitarios o programas de radio y televisión (Cuarto milenio, El
guardián de la noche o Milenio)....
Datos
técnicos:
Título:
Ronin
Autor:
Francisco Narla
Editorial:
Temas de Hoy (Grupo Planeta)
Fecha de publicación:
07/11/2013
ISBN:
978-84-9998-332-5
Idioma:
Español
864 páginas
Presentación:
Tapa dura con sobrecubierta
Fuentes: sinopsis, fotografía del autor y datos técnicos, tomados de Planetadelibros.com; imágenes de Hasekura Tsunenaga, Antonio de Morga, Galeón San Diego, tablero de go y Palacio Real de Madrid, tomadas de google imágenes.
Gracias a la Agencia Albardonedo por facilitarme el ejemplar de la novela para su reseña.
Fuentes: sinopsis, fotografía del autor y datos técnicos, tomados de Planetadelibros.com; imágenes de Hasekura Tsunenaga, Antonio de Morga, Galeón San Diego, tablero de go y Palacio Real de Madrid, tomadas de google imágenes.
Gracias a la Agencia Albardonedo por facilitarme el ejemplar de la novela para su reseña.
Otra obra de ingenieria magnifica del Sr Don Francisco Narla
ResponderEliminarUn autor al que le tengo muchísimas ganas. Aunque sus novelas me infunden respeto por el tamaño, todos coincidís en afirmar que valen la pena, así que supongo que algún día me pondré a ello.
ResponderEliminarUn abrazote.
Tengo pendientes los dos títulos, espero hacerles hueco pronto, pero su extensión me echa un poco para atrás
ResponderEliminarYa lo tengo apuntado, aunque para más adelante, besotes
ResponderEliminarLa leí hace unos meses y coincido con tus impresiones y recomendación, también disfruté mucho con ella
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarCreo que no es novela para mí. La temática no está entre mis favoritas.
Esta mejor la primera novela Assur, Ronin se hace un poco pesada
ResponderEliminarNo suelo leer mucha novela histórica, pero Assur tuvo muy buenas críticas y creo que Ronin no se queda atrás. Tendré que leerlas ;-)
ResponderEliminarUn saludo.
Qué ganas le tengo a este libro. Seguro que no lo dejo pasar mucho más.
ResponderEliminarAssur me gustó muchísimo y este sin duda pasará por mi estantería,pero es tan tocho y tengo tanto pendiente....Un saludo
ResponderEliminarA Narla lo tengo apuntadísimo en mi lista de pendientes. A ver si consigo hacerle hueco pronto porque este autor bien lo merece. No sé si empezaré por "Assur" o por este "Ronin" que hoy nos traes. Saludos!!
ResponderEliminarLo tengo en casa, creo que lo voy a leer en las vacaciones.
ResponderEliminarUn beso!
Paco la tengo en casa. Llegó hace poco pero porque la pidió mi marido a Círculo... Aún no la hemos leído. Creo que es una novela que requiere el momento apropiado pero sí aprovecharé ahora que viene a la feria del libro para que me la firme. Besos
ResponderEliminarHace relativamente poco leí Assur y me gustó mucho la forma de narrar que tiene Francisco Narla, como ya tengo este en mi poder, es cuestión de tiempo que lo lea. Besos.
ResponderEliminarTengo pendiente Assur y si me gusta, probaré con éste.
ResponderEliminarMe ocurre lo mismo que a Leira, tengo dando vueltas Assur. De esta he leído opiniones muy diferentes, después de Assur si leo esta será con alguna prevención.
ResponderEliminarUn saludo.
Leí este libro en febrero y me gustó muchísimo: la verdad es que el autor escribe de una manera que engancha y la historia está muy bien documentada. Tengo pendiente hacer la reseña, pero es que con los libros que me gustan tanto me lo pienso y repienso! 1beso!
ResponderEliminarTengo pendiente leer a este autor por todas las opiniones positivas pero no se si con este o con su anterior titulo, un beso
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu análisis, las novelas de Francisco merecen la pena el tiempo empleado en su lectura,
ResponderEliminarsaludos
Ya sabes que no leo mucho de este género, pero este autor me llama desde hace tiempo, con su anterior libro y con este. Me gusta lo que cuentas, asi que es posible que lo lea. Un beso!
ResponderEliminarTengo aún pendiente Assur en la estantería. Y si me gusta, luego caerá seguro ésta.
ResponderEliminarBesotes!!!
La estoy leyendo en este momento. La verdad es que voy despacio porque ando bastante cansada últimamente, pero es una gozada leer de nuevo a Francisco Narla, aunque sean voluminosas, la historia y la forma de ser contada valen el "esfuerzo". Abrazos
ResponderEliminarTengo al autor pendiente, a ver cuando me pongo con él
ResponderEliminarYo también tengo pendiente leer algo de este autor, pero me llama más "Assur". Un beso
ResponderEliminarTengo en casa Assur, con muchas ganas de leerlo =)
ResponderEliminarBesotes
Lo tengo pendiente hace tiempo en el ebook. A ver cuando le hago hueco porque cada vez que leo una reseña me dan ganas.
ResponderEliminarBs.
La cultura japonesa me atrae pero reconozco que el considerable número de páginas me echa para atrás. Por tu reseña entiendo que es una novela muy visual, me ha "picado" la curiosidad esa pelea de arañas.
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