miércoles, 31 de mayo de 2023

Hijos del Pecado, de Carmen Martínez Pineda.

 









Datos técnicos:




Título: Hijos del pecado.

Autora: Carmen Martínez Pineda.

Editorial: Raspabook.

1ª edición: Julio/2021.

ISBN: 978-84-121458-6.1.

Encuadernación: Rústica con solapas.

Nº páginas: 300.



Sinopsis:



La muerte de Vicente, un discapacitado intelectual de 25 años enfrenta a su familia con sus peores fantasmas.

Vicente muere como ha vivido, en el más completo abandono, lo que provoca un hondo remordimiento en su hermano Ginés, atrapado en un triángulo amoroso e incapaz de admitir su orientación sexual ante una familia que, a las puertas del siglo XXI, en la España rural del levante, vive estancada en el pasado. Sobre todos ellos planea la sombra de la culpa, por un grave incidente del que nadie habla y por oscuros secretos del pasado.

Sus historias se alternan con las de la generación más antigua, la de Juan Antonio, quien después de la guerra civil huye de un campo de concentración y se une a la guerrilla antifranquista, o su hermana Angustias, vigilada por las fuerzas del régimen.

Mediante la técnica del contrapunto temporal, las historias de estas cuatro generaciones se solapan, anulando el orden cronológico, ya que el error y la culpa se repiten en todos ellos. Porque en ese ambiente constreñido y asfixiante todos se sienten marcados por la cruz de los hijos del pecado.




Opinión Personal:




Me llamó mucho la atención Hijos del Pecado, novela con la que escritora Carmen Martínez Pineda (Murcia, 1976), quedó 1ª Finalista de la XVII Bienal de Novela José Eustaquio Rivera, y una de las tres finalistas del Premio Iberoamericano Verbum de Novela. Creo que es la primera obra que leo en la que se utiliza la técnica del contrapunto, una técnica vanguardista de origen anglosajón propia del experimentalismo narrativo del siglo XX. Pero también diría que su trama se acerca al realismo tremendista, por la dureza y en algunas ocasiones violencia que originan determinadas situaciones que se describen a lo largo de los 51 capítulos en los que se se estructura en desarrollo de la trama.

(Santomera-Murcia)
Sin duda alguna, esta técnica es uno de los grandes atractivos de Hijos del Pecado. Es una  técnica que vuelve a la trama muy dinámica, porque el lector se mueve junto con su desarrollo, en el que le presenta simultáneamente tiempos, lugares y personajes sin prevenirle de lo que se va a encontrar en el hilo narrativo, e incluso en alguno de los hilos argumentales le lleva, sin previo aviso, a episodios ya vividos. Pese a que el solapamiento está presente en algunas fases, no le resta interés al desarrollo de la trama que relata el narrador omnisciente. En mi caso, tal y como están narrados los hechos, siempre me encontré con giros que incrementan el interés por las vicisitudes que acompañan a los personajes que conforman un elenco que me resultó muy interesante. Una técnica en la que también están muy presentes las reflexiones, diría que en ocasiones a modo de diálogos indirectos en los que en episodios determinados incluso se vierten opiniones malintencionadas sobre algunos personajes.

Carmen Martínez Pineda planifica y desarrolla una trama en la que relata la historia de cuatro generaciones que se alternan a lo largo de buena parte del siglo XX. Una trama que se desarrolla entre 1931 y 2000 aunque, como ya comenté en el párrafo anterior, los hechos se relatan a partir de continuos saltos temporales. En un principio, he de reconocer que me costó un poco de trabajo meterme en faena por la técnica narrativa que utiliza la autora. Sin embargo, una vez que se le coge el hilo a su desarrollo no se suelta hasta el final, porque la voz narrativa ayuda muy mucho a que se esté muy pendiente de lo que sucede a lo largo de los capítulos. En Hijos del Pecado se ofrece un fresco costumbrista de la época, en la que la voz narrativa resalta costumbres propias murcianas con el franquismo como telón de fondo en un tramo de la novela, en el que la población tiene muy en cuenta los dictados del régimen, con el miedo a las represalias que pueda haber, sobre todo, en quienes han luchado o colaborado con el ejército y la milicia republicana. Una trama que se desarrolla, sobre todo, entre Santomera, Murcia y el campo de concentración de Albatera, en Alicante, uno de los más duros que hubo en España tras el final de la Guerra Civil Española.

(Calle Platerías-Murcia)
Hijos del Pecado relata la historia de cuatro generaciones cuyo devenir se desarrolla durante buena parte del siglo XX. Son cuatro generaciones de una familia que protagonizan historias que se entrecruzan, y que originan situaciones que no dejan indiferente al lector en lo que se refiere, sobre todo, al papel que desempeña la mujer en aquel entonces. Son las mujeres las que llevan el peso de la trama de cada una de las generaciones: mujeres que se amoldan a los dictados ultracatólicos que les toca vivir, si bien alguna de ellas muestra ante los demás que no se deja dominar por la moral imperante en esa época. Sin embargo, pretenden hacerles mucho daño con las habladurías sobre los actos indecentes por los que son señaladas, pero no dudan en enfrentarse a quienes desacreditan una actititud impropia de su género. La escritora murciana perfila unos personajes muy creíbles y reales, a los que en este caso definimos como de carne y hueso, y diría que representativos del período que les toca vivir, pese a que buena parte de sociedad murciana, aunque el siglo XXI está ya a las puertas, no admita la inclinación sexual de alguno de sus miembros.

En la primera generación el lector se encontrará con Juan Antonio y su hermana Angustias. Él es un joven republicano que, tras la victoria de los sublevados en la Guerra Civil Española, se enrola en la guerrilla, consciente de que todavía se puede derrocar al gobierno ilegal. Su hermana Angustias es vigilada por la Guardia Civil, porque cree que guarda algún tipo de conexión con el guerrillero, por lo que no dudan en llevarla al cuartelillo para interrogarla, si es preciso. La segunda generación la conforman la hija de Angustias, Margarita, y su prima Concha, un personaje que atrajo mucho mi interés, porque protagoniza situaciones que no tienen desperdicio. Concha tiene que ayudar a la pobre economía familiar como buenamente puede: desde niña pasa a servir en casa ajena y no tarda en ser contratada por el cura del pueblo para que realice tareas de hogar durante varias horas a la semana; aunque también tiene sus desavenencias con su prima, en determinadas situaciones en las que están presentes las relaciones sentimentales. Candela y su marido Gerardo conforman la tercera generación, con el aliciente de la relación sentimental de esta pareja, el papel que desempeña en la misma Gerardo, y algunas situaciones que protagoniza este y sorprenderán al lector. Sus hijos Vicente y Ginés son la cuarta generación de esta saga familiar: el primero, porque arrastra una discapacidad psíquica severa, y Ginés, quien se ve envuelto en un triángulo amoroso del que le resulta muy difícil salir, sobre todo porque su orientación sexual no es bien acogida por su familia ni por la sociedad del pueblo murciano en el que vive, Santomera.

(Campo concentración Albatera-Alicante)
En mi opinión, uno de los grandes aciertos de la autora es el empleo de la voz narrativa que utiliza para relatar todo lo que sucede a lo largo de los capítulos. Pese a lo que comenté sobre mi primera toma de contacto con la técnica narrativa que utiliza Carmen Martínez Pineda, el lenguaje muy cercano del narrador omnisciente consiguió que no perdiera detalle de todo lo que les sucede a cada unos de los personajes que conforman el elenco que transita por sus páginas. El narrador omnisciente va en todo momento al grano, sin empleo de circunloquios, ni descripciones y diálogos vacíos que no guarden relación alguna con lo que se relata en cada capítulo. Diría que el estilo narrativo es muy directo, aunque el que el lector se encontrará también con diálogos indirectos que no interrumpen el ritmo narrativo, porque entiendo que en esta ocasión hace más ameno el relato. Diálogos indirectos que, en más de una ocasión, se refieren a situaciones que levantan más de una sonrisa, por la ironía utilizada; aunque también se emplea a modo de reflexión sobre las opiniones que vierten algunas vecinas con sus dimes y diretes en relación con determinadas situaciones que afectan a quienes las protagonizan o se refieren a la forma de actuar de un miembro de la familia, ante situaciones que dan la sensación de que nada de lo que sucede les afectaLa voz narrativa se pone a la altura de la condición social de los personajes, por lo que suele utilizar vocablos propios que emplea la población murciana de la época y, cuando se trata de personajes con una mayor formación, utiliza términos que están muy a su altura, teniendo sobre todo muy en cuenta la profesión que ejercen, por lo que al ciudadano de a pie le es muy difícil comprender el significado de ciertos eufemismos o vocablos que se  utilizan con ellos en determinadas conversaciones. Sin duda alguna, destaco la naturalidad y la viveza de los diálogos, adaptados a las circunstancias de los personajes que intervienen en la conversación, en las que afloran los sentimientos, sobre todo cuando las situaciones a las que se refieren les afectan de una forma muy directa

Me gustó mucho Hijos del Pecado, pese a lo que ya comenté en la reseña sobre mi adaptación a la técnica que utiliza Carmen Martínez Pineda para desarrollar la trama. Pero una vez cogido el hilo es muy difícil soltarlo, porque la voz narrativa desempeña un papel diría que muy esencial, para que el lector se sienta cómodo durante la lectura de una historia conformada por continuos saltos temporales. El desarrollo de Hijos del Pecado está construido a base de historias entrecruzadas de varios miembros de una saga familiar, y que abarca buena parte del siglo XX, desde la Segunda República hasta el año 2000. Como explica la escritora murciana en la presentación de su novela, el título guarda relación con el estigma que marca a las mujeres de esta familia, porque se desvían de la senda que marcó la sociedad profundamente conservadora y ultracatólica, y se refleja una crítica social ante el atraso social y cultural que se vive a las puertas del siglo XXI en muchas zonas de España. Sin duda alguna, es una lectura muy recomendable.




Biografía:




Carmen Martínez Pineda nació en Murcia en 1976. Es Licenciada en Periodismo (Universidad Complutense, 1999), en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (Complutense, 2009) y Doctora Cum Laude en Historia de la Comunicación Social (Complutense, 2016), con su tesis La censura en la Segunda República Española. Es autora de las novelas Confesiones sexuales de Madame Forner. Vitubrio-Nostrum (2008), reeditada en 2017 por Penguin Random House (Sello B de Books). Las aristas del tiempo. 2016. Penguin Random House (Selecta). El aval. 2019. Última Línea.


Notas:  Datos técnicos y sinopsis tomados de Amazon.  Biografía tomada de la web Escaparate Literario. Imagen de Santomera, en Murcia, tomada de la web del diario La Verdad, de Murcia. Imagen de la Calle Platería en Murcia tomada de la web TripAdvisor. Imagen del campo de concentración de Albatera, en Alicante, tomado de la web del Diario Público. Fotografía de Carmen Martínez Pineda tomada de la web del diario La Verdad, de Murcia.


4 comentarios:

  1. La temática me atrae mucho. Lo que me asusta un poco es lo de la técnica narrativa que emplea, pero viendo cómo la has disfrutado, creo que podría animarme.
    Besotes!!!

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  2. Hola Paco, me llama la historia, pero como a Margari me da un poco de miedo esa forma de escribir, temo que ese solapamiento que comentas me saque de la narración y me haga difícil seguir el hilo argumental. Aún así lo tendré en cuenta. Besos.

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  3. Qué reseña tan completa. Lo que cuentas me atrae, pero reconozco que ahora mismo sería incapaz de seguir unas historias con salto temporales. Me alegra que la hayas disfrutado. Besos

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  4. No conocía esta técnica narrativa del contrapunto, siempre es interesante aprender cosas nuevas aunque puede ser un tanto liosa . Por otro lado la reseña invita a leerlo, sin dudas. Abrazos.

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