lunes, 30 de diciembre de 2019

Mejores lecturas 2019.


Toca hacer balance lector de este año que se nos va.  Han sido un total de 60 libros leídos y reseñados, sin contar los que por algún motivo he tenido que abandonar su lectura, de lo que di cumplida información en su momento a los autores, editoriales o agencias literarias que colaboran con este blog. 

Lista de mis 10 mejores lecturas de este año 2019, por riguroso orden alfabético: 


-La senda del rey, de Rafaela Cano.

-El complot de los inocentes, de Mª Carmen Crespo Saitua. 

--La colina del almendro, de Mayte Esteban. 

-El taller de libros prohibidos, de Olalla García. 

-Amanecía, de Fatou Keïta. 

-El Veneciano, de Blas Malo Poyatos.

-Atrapando la luz, de Sara Mañero. 

-Perro ladrando a su amo, de Javier Sáchez. 

-Yo maté a Rebecca Blackwood, de Ana Trigo (autoeditado).

-El alma se extingue, de Lajos Zilahy. 




Resumen leídos y reseñados diciembre/2019:


-La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca.

-¿Quién con fuego?, de Carlos Ollo Razquin. 

-El alma se extingue, de Lajos Zilahy.

-El amante de la Patagonia, dde Isabelle Autissier.

Los cuatro reto literarios en los que participo han sido cumplidos: 

-Reto 25 españoles (2019): 45/25.

-Reto Genérico (2019): 40/40.

-Reto Autores de la A a la Z (2019): 24/24, +3 opcionales.

-Reto III Edición Nos gustan los clásicos: 9/8.




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sábado, 28 de diciembre de 2019

El amante de la Patagonia, de Isabelle Autissier.




















Datos técnicos:


Título: El amante de la Patagonia.
Título original: L´amant de Patagonie.
Autora: Isabelle Autissier.
Traductor: Manuel Serrat Crespo.
Editorial: B de Books (Grupo PRH) (enlace).
1ª edición: 16/nov/2014.
Formato: Ebook.
Idioma: Español.
Nº páginas: 256.



Sinopsis:


Ushuaia, 1880. Emily, una joven escocesa huérfana de dieciséis años, es enviada a la Patagonia como cuidadora de los hijos del reverendo de la región en su tarea de evangelización del Nuevo Mundo.
Emily desconoce por completo el territorio que le espera, pero rápidamente percibirá la belleza salvaje de la naturaleza, el esplendor áspero de los pueblos, con sus aguas y sus bosques inmersos en un sol intenso, frío y luminoso.
Emily, bella e inocente, también descubrirá el amor con Aneki, un nativo yámana. Será entonces cuando su vida cambie de repente y para siempre: condenada a seguir los códigos y las leyes de la civilización blanca, Emily se fugará con él, intentando vivir una pasión libre en medio de la feroz colonización de las tierras de la Patagonia.


Opinión Personal:


Para completar el Reto Genérico que organiza Laky, la administradora del blog Libros que hay que leer, me faltaba la lectura y reseña de una novela landscape. Me llevé una grata sorpresa al encontrarme con el que entendí que era el título que sigue las pautas que un lector asiduo de este subgénero literario se encuentra en las novelas que lo conforman, El amante de la Patagonia, de la escritora y aventurera francesa Isabelle Autissier. Y comento lo de grata sorpresa porque últimamente soy un asiduo viajante literario a la Patagonia argentina, por lo que me dije que era una nueva excusa y oportunidad para acercarme al extremo austral de América del Sur. El lector se encuentra con un relato evocador, porque una de las dos voces narrativas es la de Emily, quien narra en primera persona y ya desde sus últimos años de vida, todo lo que vivió desde que tuvo que partir de Escocia para emplearse como gobernanta en casa del reverendo Bentley.
(Ushuaia-Argentina)
Uno de los grandes atractivos de El amante de la Patagonia, y por el que recomiendo su lectura sin dudarlo, es porque disfruté mucho con las magníficas descripciones que realiza la escritora y aventurera francesa, de los espectaculares parajes inhóspitos por los que se mueven tanto los colonos que formaban parte de la misión anglicana que se había instalado en Ushuaia para evangelizar a los nativos, como los que forman parte del hábitat natural en el que se mueven los indios yámanas. Tal y como son descritas me daba la sensación de que tenía ante mi verdaderas postales de la zona, en las que se me mostraban la flora y la fauna, así como escenas en las que los indígenas salían a recolectar alimentos o a pescar en sus frágiles y rudimentarias canoas.

El amante de la Patagonia es la historia de Emily, una joven escocesa que ve cómo su vida da un vuelco desde el momento en el que fallece su padre y se traslada a vivir a Grenook con el reverendo Mac Kay, un pariente lejano de su madre. La misiva que recibe el reverendo del pastor Bentley solicitando la necesidad de una muchacha que ayudase a su mujer en el cuidado de sus hijos, así como a las mujeres y a los niños indígenas, cambia el destino de la protagonista de esta novela. Creo que esta información inicial que facilito más la que adelanta la sinopsis, es suficiente para que el lector descubra por si mismo las vicisitudes por las que atraviesa este personaje a lo largo del desarrollo de la trama. Una trama que me resultó muy atractiva por lo que ya comenté en el primer párrafo de esta reseña, sino que el lector tiene el añadido de que se suceden una serie de episodios que atraen su atención, y también se encontrará con algunos giros que incrementan su curiosidad por averiguar qué le espera hasta que llegue al desenlace, tal y como se van desarrollando los hechos que giran en torno a la protagonista y narradora de esta obra de Isabelle Autisssier. Aunque también el lector se encontrará con otra narradora en primera persona, cuyo relato se intercala entre el de Emily, y que me dio a entender que servía como una suerte de introducción a lo que sucedería en los episodios siguientes.
(Glaciar Martial-Ushuaia-Argentina)
En mi modesta opinión, El amante de la Patagonia es una novela de emociones, sentimientos, sensaciones y reflexiones. El lector percibe cómo las emociones, sentimientos y sensaciones se van manifestando en Emily, y cómo se acentúan cada vez más en este personaje, porque se siente atraído por las costumbres de los indios yámanas, pese a su rechazo inicial. La joven escocesa descubre el amor con Aneki, y esto le hace cambiar su percepción sobre los indígenas, por lo que se encuentra en una encrucijada entre dos culturas totalmente diferentes. Sin embargo, la protagonista tiene muy claro cuál es su sitio, pese a que sabe que está condenada a seguir los códigos y las leyes de la civilización blanca, aunque no duda en fugarse con Aneki, si bien es consciente de que corre el riesgo de que el reverendo ordene perseguirla o teme que la capturen porque saben que debe de regresar a Ouchouaya. En este sentido, lo que más me atrajo fueron las reflexiones que Emily hace a lo largo del relato en relación con la distinta percepción que tienen colonos e indígenas sobre el servicio que les aporta la naturaleza para su vida diaria, a las que hay que añadir los diálogos que mantiene al respecto con las nativas; diálogos que, sin duda alguna, no resultan indiferentes al lector, pese a que algunas exposiciones que hacen estas indígenas nos parezcan un tanto simples.

La narradora relata también escenas costumbristas a lo largo de la novela: por un lado describe el día a día en la colonia en la que el reverendo Bentley desembarca con la misión de evangelizar a los indígenas de esa zona de la Patagonia argentina. Pero también refleja la vida primitiva de los indios yámanes, desde cómo establecen sus asentamientos hasta el concepto que tienen de familia y el reparto de tareas que les corresponden según sean hombres o mujeres. En este sentido, llamará la atención del lector la escasa indumentaria con la que apenas cubren sus cuerpos, pese a la dureza del clima, y comprobará también cómo el hecho de que mantengan un contacto cada vez más frecuente con los colonos provoca su contagio de las enfermedades que padecen, siendo demoledoras las consecuencias de estas entre los indígenas, lo que con el paso de los años influirá en la merma de la población nativa. Las supersticiones, los ritos y las creencias de los yámanes también serán mencionadas a lo largo de la novela, como lo podrá comprobar el lector a través de ambas voces narrativas.
(Yámanas-Patagonia)
Si bien El amante de la Patagonia es una novela de poco más de 250 páginas, Isabelle Autissier traza unos personajes bien perfilados. Quien presenta una mayor evolución es Emily, con la que el lector empieza a familiarizarse desde que era una niña inocente y rebelde en Escocia hasta convertirse en una mujer fuerte, decidida, aunque también tendrá sus miedos, indecisiones y enfrentamientos con los colonos, y especialmente con el reverendo Bentley, al saberse en el medio de dos culturas que chocan. Pese a tomar contacto con un mundo que desconocía y la inocencia que se le percibe desde las primeras páginas, no tarda en quedar fascinada y adaptarse al paisaje inhóspito que le rodea, en el que tiene que enfrentarse a la dureza del clima buena parte del año. Junto a Emily, el otro personaje que tiene una gran peso en la trama es Aneki, el nativo yámana con quien descubrirá el amor, si bien este tiene muy claro cuál es el lugar que ocupa, pese a que es uno de los nativos que tiene un mayor contacto con los colonos, hasta el punto de que aprende su idioma. El reverendo Bentley es otro personaje al que también se conocerá, si bien no tanto como a los dos mencionados anteriormente, al igual que la familia de este pastor anglicano, que acogerán a Emily como un miembro más. La familia estará muy presente a lo largo de la trama, porque la protagonista también se acordará en varias ocasiones de su hermano Greg, pero también tiene como tal a los yámanas, porque siente cada vez más ligada a ellos, sobre todo desde que se afianza su relación con Aneki. Puede decirse también que otro personaje más de la novela es la colonia de Ouchouaya, porque la narradora y protagonista mostrará la evolución de este enclave, que da origen a la actual ciudad de Ushuaia.

El amante de la Patagonia es una novela que atrae la atención de quienes disfrutan con este subgénero literario, porque a lo largo de los episodios que la conforman el lector se encuentra con los ingredientes que lo caracterizan; incluso los secretos también están presentes, aunque en esta ocasión en menor medida, pero es mejor que sea el lector que descubra cuál es el personaje que quiere descubrir los secretos que le hacen sospechar sobre su pasado. El amante de la Patagonia es una novela bien escrita, con un estilo directo, y un ritmo de lectura muy ágil y ameno, pese a que hay un claro dominio de la narración frente al diálogo. El dominio que menciono de la narración sobre el diálogo no influyó para que se ralentizara el ritmo de lectura, quizás porque las magníficas descripciones ya mencionadas en esta reseña, así como las que muestra de verdaderas estampas costumbristas que atraen la atención del lector, ayudaron a no sentir esa sensación. Llegados a este punto, atrajo mi atención la presencia en la zona de una expedición científica francesa y los estudios antrolopóligos que realiza el doctor Hyades entre la población indígena y cómo consiguen que estos colaboren en la campaña de antropometría que realiza para establecer, de una vez por todas, el lugar de estas razas en la escala del género humano. Aunque también el lector se encontrará con una mayor presencia de los argentinos en la zona y su deseo de que forme parte de este recién independizado país esa zona de la Patagonia, sin olvidarme de las enemistades y las luchas entre los indígenas de la zona: yámanas, akalufes y onas.


Biografía:


Isabelle Marie Clotilde Autissier (París, 1956), oficial de navegación y escritora, fue la primera mujer en completar la Regata 5 Océanos, dando la vuelta al mundo en velero de competición en 1991. Su larga y brillante trayectoria como deportista de élite se refleja también en sus producciones literarias, con las que también ha obtenido distinciones tales como el Prix Livre et Mer, el Prix Marine y el Premio Maurice-Genevoix. Ha publicado varios libros de entrevistas, ensayo y narrativa, entre los que destacan Kerguelen, le voyageur au pays de l'ombre (2006), Seule la mer s'en souviendra (2009), El amante de la Patagonia (2012) y De repente, solos (finalista del prestigioso Premio Goncourt 2015). Desde 2009 es presidenta la World Wide Fund for Nature en Francia.


Nota. Datos técnicos y sinopsis, tomados de Amazon. Biografía de la autora, tomada de la web de Megustaleer. Imagen de Ushuaia, tomada de la web del diario Clarin. Imagen Glaciar Martial en Ushuaia, tomada de la web Wikipedia. Fotografía de la autora, tomada de wikipedia. Imagen yámanas, tomada de la web Estudiospatagónicos..com.ar





lunes, 23 de diciembre de 2019

El alma se extingue, de Lajos Zilahy.




















Datos técnicos:


Título: El alma se extingue.
Título original: A lelek kialszik.
Autor: Lajos Zilahy.
Traductor: Francisco Oliver Brachfeld.
Revisión de Anne Mayo Herczig.
Editorial: Funambulista.
1ª Edición: diciembre/2010.
Publicación original: 1932.
Encuadernación: rústica con solapas.
ISBN: 978-8496601925.
Nº páginas: 480.



Sinopsis:


Escrita en 1932, esta novela trata del tema eterno de la emigración, en este caso la de los húngaros que marcharon a la tierra de promisión que fue Estados Unidos durante el periodo de entreguerras. Aquí, el protagonista nos narra -en una suerte de autobiografía- su andadura por el Nuevo Mundo, desde su inadaptación inicial y su posterior éxito profesional, pasando por el descubrimiento de la modernidad, hasta sus amores; pero sobre todo da cuenta de cómo va perdiendo poco a poco su alma húngara, hasta el extremo de plantearse si ha valido la pena o no el sacrificio. Y es que no en vano el adagio «Extra Hungariam nulla sallus» deja claro que para un húngaro no hay salvación posible fuera de la patria magyar, que, por cierto, es más que una mera geografía: es una civilización.
Debe reseñarse que el propio autor emigraría en 1947 a Estados Unidos, y allí permaneció muchos años.
Con ésta, Lajos Zilahy firmó otra de sus obras de tema universal. La novela fue publicada en España durante los años 40 y reeditada varias veces en las décadas posteriores, siempre con gran éxito.
Con El alma se extingue editorial Funambulista prosigue su Biblioteca-Lajos Zilahy, que recupera la obra del escritor húngaro más traducido y famoso del siglo XX.



Opinión Personal:



De nuevo me acerco a la narrativa del escritor húngaro Lajos Zilahy (Nagy-Szalonta (Hungría), 1891 -Sremska Kamenica (Serbia), 1974), a quien se le considera como uno de los mejores escritores centroeuropeos de la primera mitad del siglo XX. Ya en 2014 leí y reseñé en este blog su novela Dos cautivos, cuya trama gira en buena parte de su desarrollo en torno a la Primera Guerra Mundial y las consecuencias que tiene este conflicto bélico en el devenir de los dos principales personajes. Hoy comparto mis impresiones sobre otra de sus novelas, El alma se extingue, cuya publicación original fue en 1932 y en la que aborda un tema tan universal como es el de la emigración.
(Avenida Kalakaua-Honolulú-Hawai-USA)
El lector comprobará en El alma se extingue cómo Lajos Zilahy va más allá en esta temática, porque percibe cómo el protagonista es consciente de que con el paso de los años va perdiendo su identidad nacional, lo que quedará reflejado en su estado de ánimo. Un estado de ánimo que provocará que la añoranza se arraigue cada vez más en este personaje, y le lleve a reflexionar en los momentos más críticos y duros de su estancia en Estados Unidos sobre la preocupación y la tristeza que le embarga el hecho de no poder estar junto a sus seres queridos, y siente que se va su identidad como húngaro. En este sentido, si Dos cautivos es una novela con un marcado trasfondo histórico, puede decirse que El alma se extingue es una novela intimista, porque el protagonista incide a lo largo del relato que realiza en primera persona en las reflexiones, emociones y sentimientos que provoca en él ese desarraigo, porque «me asalta un dolor violento y salvaje. «¡Nunca, nunca volveré a ver a mi madre! ¡Nunca volveré a Hungría!» (pág. 22).

En El alma se extingue Lajos Zilahy nos presenta al protagonista ya instalado en Honolulú. El hecho de que, mientras espera en el coche a su amigo Ralph, se acerque hacia él el único húngaro que conoce en la ciudad, y le hace una pregunta concreta sobre Budapest, lo le lleva a reflexionar sobre el cambio que se está produciendo en él, ya que «no era la primera vez que observaba en mí semejante fenómeno» (pág. 18). La sensación de nostalgia se apodera de Janos Pekri, y se incrementa sobre todo desde que su mujer y su hijo permanecerán en San Diego durante dos meses junto a su familia. Decide «escribir en cada hora que tenga libre. Describiré todo uanto guardo aún en la memoria. Todo cuanto en mi alma quede de Hungría y de lo húngaro» (pág. 37).

En esta suerte de autobiografía, János Pekri rememora todos los episodios que vivió en su país hasta que toma la dura decisión de emigrar a los Estados Unidos, al comprobar cómo, después de estudiar Derecho y desempeñar varios trabajos precarios, no tiene otra opción que comunicarles a su madre y a su hermana Ròzsa la determinante decisión que había tomado, aunque contándosela como si de una buena noticia se tratara. El lector acompañará a János Pekri en una verdadera odisea como fue su viaje hasta Nueva York, al igual que será testigo de las vicisitudes que atraviesa hasta que consigue una cierta estabilidad laboral, desde que tiene sus primeros empleos en la ciudad de los rascacielos, hasta que la fortuna empieza a sonreírle en Hollywood, y posteriormente le lleva hasta Honolulú, después de haber tomado una decisión que sorprenderá al lector, porque incluso me preguntaba si eran reales o fruto de su imaginación las escenas que relata el protagonista.

Lajos Zilahy me ha vuelto a conquistar con el gran dominio que tiene de la descripción, porque esa destreza que atesora el escritor húngaro ayuda al lector a visualizar cada uno de los espacios por los que se mueve el protagonista. Y es que en todo momento me sentí como un acompañante más de János Pekri en su largo viaje por tren hasta París, en donde tendría que tomar otro ferrocarril que lo llevara hasta el puerto de embarque, desde el que lo acompañará en la larga travesía que realiza en el transatlántico que lo acerca hasta a las costas de América. Aunque no solo me volvió a conquistar con las magníficas descripciones que ofrece a lo largo de la narración, sino que también atrae mi atención con las distintas sensaciones que experimenta el protagonista, sobre todo ante lo que resulta novedoso para él o incluso lo que le es ya familiar. Me quedé prendado de la forma en que describe la impresión que le causa la primera vez que toma contacto con el metro de Nueva York, sin olvidarme de la desilusión que le causó París, si bien tendría que ser uno de los primeros personajes que conocería en ese viaje que realizaba en busca de un futuro mejor, el alemán Pulai, quien le explicara todos los nuevos escenarios que se le presentan, en el que hacía gala de un aire de prepotencia.
(Museo Americano de Historia Natural-Nueva York)
Ese realismo que impregna la narrativa de Lajos Zilahy queda plasmado también en los personajes que se van cruzando en el camino de János Pekri. Y es que se menciona al escritor húngaro como uno de los mejores que ha retratado la sociedad centroeuropea de la primera mitad del siglo XX. Esto que acabo de comentar lo puede comprobar el lector a lo largo del desarrollo de la trama, no solo en lo que se refiere a los que comparten vida con el protagonista en Hungría, sino también con las descripciones que hace del variopinto grupo de personajes que se encuentra en Nueva York, Hollywood y Honolulú. El narrador hace especial hincapié en las diferencias que observa el protagonista entre las costumbres de los estadounidenses y las húngaras, con lo que tendrá que adaptarse a su nuevo modo de vida. A parte del ya mencionado Pulai, -quien me mantuvo intrigado en todo momento, porque por su forma de actuar me decía que era de dudosa reputación- János Pakri se encontrará con todo tipo de personajes en una ciudad en la que se siente totalmente extraño, por lo que su contacto con los residentes en la Gran Manzana guarda relación con los puestos de trabajo que desempeña, hasta que la fortuna empieza a sonreírle, porque tanto el director de cine Hullinger, como Sam Harris, influirán en que su vida laboral dé un gran vuelco. Aunque tampoco me olvido del peculiar Old Ted o de la señora Zoltz, que regenta el pequeño Hungarian Restaurant en Nueva York. Pero entre todos estos personajes será Jennifer Doak en quien más se fijará el protagonista, si bien el lector se preguntará en más de una ocasión cómo retoman esa relación que ya les une en el inicio de la trama, por los diferentes derroteros que toma ambos personajes a lo largo de la novela.

El alma se extingue es una novela en la que Lajos Zilahy refleja lo que significaba para los húngaros marchar a la tierra de promisión que era Estados Unidos en el período de entreguerras, porque en este país buscaban encontrar una vida nueva. El lector se siente identificado con los distintos estados de ánimo que muestra el János Pekri ante la realidad que se le presenta una vez que consigue los primeros empleos en Nueva York. El escritor húngaro plasma con realismo todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama, por lo que puede decirse que todos los episodios que relata el protagonista bien pudieron ocurrir en la época en que suceden, así como los personajes que se cruzan con él parecen ser reales, tal y como son pefilados. La trama tiene también el aliciente de que en ella se percibe los efectos de la Ley Seca en Estados Unidos a través de las escenas en las que se hacen referencia a la prohibición la venta y consumo de bebidas alcohólicas.


Biografía:


Lajos Zilahy, hijo de una familia de pequeña nobleza húngara, nació en 1891 en Nagy-Szalonta, localidad transilvana perteneciente al Imperio Austro-húngaro. Estudió Derecho en Budapest, antes de servir en el ejército imperial durante la Primera guerra mundial, donde combatió en el frente ruso, experiencia que le sirvió para escribir una de sus obras más afamadas: Dos cautivos (1926). En los años veinte, a partir del éxito de Primavera mortífera (1922), se centra tanto en su carrera como dramaturgo y novelista (muchas de sus obras fueron adaptadas al cine) como en la de periodista (fue corresponsal en París y Londres). En 1930 se casa con Piroska Bárcy, hija del alcalde de Budapest, y prosigue su carrera literaria. En 1939 funda una productora de cine con la que realizará varias películas basadas en libros suyos. Políticamente opuesto al régimen fascista del Regente Horthy, cuando el país fue ocupado por los nazis en 1944 tuvo que esconderse con su mujer y su hijo Mihály. Al acabar la guerra fue nombrado Presidente de la Sociedad húngaro-soviética de las Artes y las Ciencias, pero sus convicciones democráticas lo forzaron al exilio en 1948 junto a su amigo, el también conocido novelista, Sándor Márai. En Nueva York escribe su gran trilogía sobre las vicisitudes de una familia noble húngara, los Dukay, que abarca siglo y medio, entre 1814 y 1953 (El siglo feliz, Crepúsculo cobrizo y El ángel del odio). Sus obras se difundieron como auténticos best-sellers por todo el mundo durante varias décadas del siglo XX, alcanzando ventas millonarias, por ejemplo en España. Lajos Zilahy murió en 1974 en Novi-Sad (Serbia, que formaba entonces parte de Yugoslavia).
Editorial Funambulista se propone recuperar toda su obra en la Biblioteca-Lajos Zilahy, ofreciéndola en nuevas traducciones y sin las supresiones de la censura franquista.

Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía del autor, tomados de la web de la editorial. Imagen de la Avenida Kalakaua, en Honolulú, tomada de la web de Pinterest. Imagen del Museo Americano de Historia Natural, tomada de Wikipedia. 









jueves, 19 de diciembre de 2019

¿Quién con fuego?, de Carlos Ollo Razquin.






















Datos técnicos:


Título: ¿Quién con fuego?.
Autor: Carlos Ollo Razquin.
Editorial: Erein.
1ª edición: mayo/2015.
Encuadernación: rústica con solapas.
ISBN: 978-84-9746-983-8.
Idioma: español.
Nº páginas: 304.



Sinopsis:

La aparición del cadáver de un anciano solitario en un pueblo apartado de la geografía navarra da paso a una trama policial a caballo entre dos mundos distantes seis decenios. Un caso que recae en el inspector Villatuerta tras reincorporarse al servicio después de una larga baja laboral. Le acompañan en la investigación su hija, la agente Nerea, y el subinspector Javier Erro. Los tres se enfrentarán a un asesino cuya motivación se hunde en la época de la posguerra.
Durante años huyó de la venganza, la aplacó con el trabajo extenuante de sol a sol. Pero la llamada de la sangre acabó por alcanzarlo.
Del presente en Pamplona y el Valle del Ollo al pasado en las montañas de Navarra y Estados Unidos, adonde emigraron infinidad de pastores vascos buscando un futuro mejor.
Un asesinato y demasiadas incógnitas. ¿Quién prendió el fuego de la venganza?



Opinión Personal:



Quienes disfrutan con la lectura de novela negra saben que Erein es una editorial que tiene unos títulos muy apetecibles en su catálogo Cosecha Roja sobre novelas de este género literario. En relación con lo que acabo de comentar, da la casualidad que comienzo y acabo este año que se nos va con una novela de esta editorial vasca de temática negrocriminal. Si en enero fue Piel de topo (reseña), de Jon Arretxe,  el título elegido, ahora le toca el turno a ¿Quién con fuego?, de Carlos Ollo Razquin, cuyos principales personajes los volveremos a encontrar en A la luz del vino, segundo título de la bilogía que conforman ambas novelas. Ya adelanto que A la luz del vino será una de mis primeras lecturas del próximo año, por la curiosidad que siento por conocer cómo siguen las relaciones entre los miembros de la policía foral navarra que comparten las investigaciones que les ordena realizar el comisario Jaurrieta.
(Ultzurrun-Navarra)
En relación con lo expuesto al final del párrafo anterior, me interesa comprobar la evolución del estilo narrativo del autor, sobre todo en lo que a la voz narrativa se refiere. Y es que tal y como relataba los capítulos que se sucedían, en todo momento tuve la impresión que se me hacían distantes los episodios que me contaba el narrador omnisciente, porque su relato me parecía un tanto frío al sentir que me faltaba sobre todo una mayor tensión narrativa con la que atraer el interés del lector en las escenas más álgidas de la novela. También tenía la sensación de que su intervención era un tanto artificial, sobre todo en la primera línea temporal; sin embargo, nunca tuve esa sensación en los capítulos que se desarrollan entre la guerra civil y la posguerra, porque me decía que el narrador estaba más implicado en el relato y por eso me sentí más cómodo durante su lectura. Pero además me perdí en algunas fases del relato y tuve que releer algunos episodios, porque tal y como relataba la voz narrativa tenía la sensación de que en algunas fases de la novela se refería a situaciones vividas anteriormente por los personajes afectados, y que los recordaban en determinadas escenas que les hacían revivir esas situaciones vividas que les marcarían de alguna forma. En este sentido, me decía que la narración de la primera línea temporal era muy continuada, toda vez que provocó en más de una ocasión ese efecto al que me refiero. Pese a estos peros que comento, Carlos Ollo ofrece al lector una novela bien escrita y con unos ingredientes muy atractivos, y en cuyo desarrollo prácticamente no decae el interés por todo lo que sucede a lo lago de los 21 capítulos titulados en los que se estructura.

Carlos Ollo construye una trama que atrae la atención del lector desde las primeras páginas; incluso diría que se encuentra con una novela que empieza por lo que sería el desenlace, tal y como se presentan las escenas que se relatan en el primer capítulo. Si bien en las novelas que empiezan por el desenlace el lector tiene una información más directa sobre los personajes que se encuentra en esos episodios que lo conforman, en esta ocasión tanto el lector como los personajes van a la par en los hechos que se relatan en la primera línea temporal, en la que asistirán a la investigación policial que se lleva a cabo para esclarecer quién es el cadáver del anciano solitario encontrado en un pueblo apartado de la geografía navarra. El lector realizará también saltos temporales a la Guerra Civil Epañola y a la Posguerra en donde se encontrará con la historia de Eugenio Zubieta. En relación con ese desenlace al que me refiero al principio de este párrafo, el escritor pamplonés guarda alguna sorpresa que redobla el interés del lector a medida que está a punto de encontrar respuestas a las preguntas que se hace sobre lo que sucede en ese capítulo inicial. Sin duda alguna, una gran baza que supone un atractivo más para interesarse por la novela que hoy recomiendo, pese a lo comentado en el segundo párrafo de esta reseña.

¿Quién con fuego? es una novela que abarca dos líneas temporales, como ya adelanté en el párrafo anterior. La primera de ellas es de corte policial diría que clásico, en la que el lector asiste a todas las fases que se llevan a cabo en la investigación que el comisario Jaurrieta le encarga al inspector Faustino Villatuerta, a quien le acompaña su hija, la agente Nerea Villatuerta, y el subinspector Javier Erro. Estos tres personajes le dan mucho juego a la novela, por lo que el lector conocerá con profundidad la relación que hay entre ellos a lo largo de los capítulos que conforman esta línea temporal. Otro aliciente para el lector es el hecho de que inspector y agente son padre e hija, por lo que esta relación atraerá más su atención, sobre todo por comprobar si logran olvidarse del nexo familiar que los une durante la investigación que realizan. El narrador omnisciente mostrará también  el lado más íntimo de Faustino Villatuerta, que compartirá con el personaje de Irina, lo que llevará a preguntarnos si entre ellos se fraguará una relación más íntima.
(Complejo Hospitalario Navarra-Pamplona)
Si la primera línea temporal tiene rasgos propios de novela policíaca de corte clásico, en la subtrama que transcurre en el pasado el lector se encontrará con unos capítulos que tienen un claro trasfondo histórico, lo que supuso para mi un mayor interés si cabe, pese a que está conformada por menos capítulos. Con este trasfondo, el lector conocerá la historia de Eugenio Zubieta y todo lo que sucede en torno a su familia, así como las causas que les llevan tanto a él como a su padre a unirse a los maquis de Zamarbide en la sierra de Urbasa. A parte de que el narrador relate escenas que vivieron Eugenio Zubieta y su padre con los maquis en la posguerra, el lector acompañará a Eugenio Zubieta hasta Idaho, en donde encontrará trabajo como pastor. En esta segunda línea temporal hay giros atractivos, lo que me llevó a  preguntar en varias ocasiones qué relación había entre ambos períodos temporales. La respuesta a esta pregunta la tuve a medida que me acercaba al desenlace de la novela. En mi modesta opinión, me pareció que el final fue un tanto precipitado, o quizás es que tuve esta impresión porque se sucedían una serie de escenas en las que la acción estaba muy presente.

Pese a lo que comento en el segundo párrafo de esta reseña, la lectura de ¿Quién con fuego? fue amena, con un ritmo muy fluido, porque me sorprendía por momentos la rapidez con la que se sucedían los capítulos. Carlos Ollo ofrece al lector una novela bien escrita, con un estilo narrativo directo, con un mayor dominio de la narración frente al diálogo, si bien estos son muy dinámicos en los capítulos que tienen lugar en el presente, sobre todo cuando en ellos se percibe que hay roce entre los policías que investigan este caso; aunque también los hay de corte intimista cuando estos tienen lugar en el ámbito más personal de los Villatuerta. El escritor pamplonés cuida mucho la ambientación que el lector se encuentra a lo largo de las dos subtramas, en las que refleja con detalle el ambiente que se vive en los escenarios que transcurren en los capítulos que se desarrollan en ambas líneas temporales, todo ello partiendo de la labor de documentación realizada para lograr el efecto deseado en el lector



Biografía:


Carlos Ollo Razquin, licenciado en pedagogía por la Universidad de Navarra y en Neurorrehabvilitación por el Instituto Petö de Budapest. Fruto de los años que vivió en la capital de Hungría, publicó El cuaderno húngaro (Meettok, 2014), en el que narra la vida cotidiana en la Europa del Este tras el telón de acero.
Ha trabajado con niños con parálisis cerebral, como lector y traductor y actualmente es profesor de Educación Secundaria en un colegio de Pamplona.


Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de Erein. Imagen de Ultzurrun-Navarra, tomada de la web Pueblos de España. Imagen del Complejo Hospitalario de Navarra, tomada de la web de ABC.es. 


















viernes, 13 de diciembre de 2019

La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca.






















Datos técnicos:


Título: La casa de Bernarda Alba.
Autor: Federico García Lorca.
Editorial: La Factoría de Ideas (enlace Amazon).
1ª edición: 20/marzo/2015.
Publicación inicial: Escrita en 1936 y publicada en 1945.
Idioma: Español.
ASIN: B00UZ2PK62.
Formato: Ebook.
Nº páginas: 56.



Sinopsis:

Esta obra constituye el clímax del teatro de Lorca. Aúna tragedia rural con simbolismo en una magnífica pieza que representa la represión social y la rebelión ante la búsqueda de la libertad deseada.

Bernarda Alba, que tras haber enviudado por segunda vez a los 60 años, decide vivir los siguientes ocho años en el más riguroso luto. Con Bernarda viven sus cinco hijas (Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela), su madre y sus dos criadas. Entre estas últimas se encuentra Poncia, una criada que ha vivido muchos años al servicio de la anciana.



Opinión Personal:


Soy poco dado a leer teatro, aunque sí me gusta verlo en vivo y en directo cuando surge la oportunidad, o incluso visionar las magníficas obras que emitían en el mítico programa Estudio 1, y que se conservan en los archivos de la televisión pública. Quizás sea este mítico programa el que impulsó mi afición por este género literario, porque recuerdo que era rara la emisión que me perdía de esta televisiva noche teatral.

La casa de Bernarda Alba es una de las obras teatrales de García Lorca que conforman la llamada trilogía lorquiana, junto con Yerma y Bodas de sangre. El lector/espectador está expectante ante todo lo que sucede en el escenario, porque desde que se levanta el telón por primera vez hasta que tiene lugar la última escena, estas se suceden de tal forma que se presiente un desenlace trágico, ante la espiral de pasiones y emociones que van mostrando los personajes, llevadas hasta el límite. Sin embargo, no me esperaba que este funesto desenlace recayera en el personaje que acapara la atención de todos antes de bajarse el telón de forma definitiva, pero después de leer este drama teatral estoy seguro que García Lorca sabía de antemano qué personaje focalizaría ese trágico final. Este cúmulo de escenas finales me llevan a la conclusión para definir La casa de Bernarda Alba como un drama rural tremendista.
(Casa Bernarda Alba-Valderubio (Granada))
La sinopsis adelanta que García Lorca aúna en esta obra la tragedia rural con el simbolismo. Y es que el lector-espectador enseguida percibe cómo el poeta y dramaturgo natural de Valderubio (Granada) refleja todo lo que sucede en el escenario tiene un significado en el canon lorquiano. Tras el reparto de personajes que conforman el elenco de la obra se advierte que «estos tres actos tienen la intención de un documental fotográfico». Un documental fotográfico en el que el blanco y el negro tienen un papel muy destacado en el escenario, porque el blanco es símbolo de la sexualidad, la vida, la pureza -la que pretende imponer Bernarda Alba a sus hijas condenadas a esos ocho años de luto obligado y encerradas entre las paredes de su casa-, y el negro simboliza la muerte y el luto que están obligadas a llevar, porque es así como la matriarca quiere protegerlas ante las habladurías de los vecinos. Un luto que se lleva por fuera, pero que no impide que en el interior de las hijas de Bernarda Alba aniden las ansias de libertad ante la tiranía materna, y sobre todo la búsqueda de esa libertad a través del amor, para alejarse así de esa férrea tutela a la que son sometidas. Un interior simbolizado por el silencio, muy propio de la obra lorquiana, porque Bernarda Alba puede controlar el comportamiento externo de sus hijas pero no el interno. Un silencio que el lector/espectador comprobará cómo con el paso de las escenas será sustituido por esa tormenta final que echa por tierra el afán protector de la matriarca de la familia hacia sus hijas, desde que es consciente de que su hija mayor, Angustias, va a casarse con Pepe el Romano. 

La casa de Bernarda Alba es también un drama costumbrista, en el que García Lorca refleja la tradición de la España profunda de principios del siglo XX. A lo largo de los tres actos el poeta y dramaturgo muestra escenas en las que se reflejan las estrictas normas sociales de la época que rigen las honras fúnebres, los formalismos que se establecen para formalizar las relaciones sentimentales entre los prometidos, o el respeto a la jerarquía reinante en el seno familiar. También se refleja en la obra la relación entre los miembros de la familia y el servicio de la casa, siempre y cuando esta tenga posibles para contratar a trabajadores que realicen las tareas domésticas.

El lector/espectador se encuentra con un elenco de personajes femeninos. Se hace alguna mención a los hombres, pero en ningún momento aparecerán en escena; incluso el ya mencionado Pepe el Romano, de quien se conocerá su relación con Angustias. El lector/espectador estará muy pendiente de todos los episodios que se desarrollan en torno a este personaje pasivo, porque su forma de proceder influirá en el trágico final de la obra. Al igual que Pepe el Romano se mencionan otros personajes masculinos, como los segadores que mencionan las hijas de Bernarda Alba. Estos personajes femeninos tienen también un claro simbolismo para García Lorca, y que el lector/espectador podrá identificar a través de los nombres que elige para cada uno de ellos. En este sentido, atrajo mi atención en más de una ocasión el papel desempeñado por la criada Poncia, e incluso me atrevería a decir que levanta alguna sonrisa, al ser muy dada a utilizar refranes cuando la conversación se presta a ello, e incluso diría que también alguna frase lapidaria.

La casa de Bernarda Alba es un drama teatral que con el paso de las escenas se va convirtiendo en una verdadera tragedia, que atrajo mi atención en todo momento, sobre todo por esos tiras y aflojas que se producen entre madre e hijas, y el papel que como mediadora desempeña Poncia; o las disputas que se producen entre las hermanas, que darán a entender cuáles son las intenciones de unas y otras respecto a la relación que se mantiene entre Angustias y Pepe el Romano. El lector/espectador tiene en esta corta pero intensa obra de teatro un título con el que acercarse a la producción literaria de uno de los máximos exponentes de la Generación del 27.



Biografía:

Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros (Granada) el 5 de junio de 1898, y murió fusilado en agosto de 1936. En 1919 estuvo en Madrid, en la Residencia de Estudiantes, conviviendo con parte de los poetas que después formarían la Generación del 27. Se licenció en derecho en el año 1923 en la Universidad de Granada, donde también cursó estudios de filosofía y letras. Viajó por Europa y América y, en 1932, dirigió la compañía de teatro La Barraca. Sus obras poéticas más emblemáticas son el Romancero Gitano(1927), donde el lirismo andaluz llega a su cumbre y universalidad, y Poeta en Nueva York (1940), conjunto de poemas, adscritos a las vanguardias de principios del siglo XX, escritos durante su estancia en la Universidad de Columbia. Entre sus obras dramáticas destacan Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba y Yerma.

Nota: Datos técnicos y sinopsis, tomados de Amazon. Imagen de la Casa en la que Lorca se inspiró para esta obra de teatro, tomada de la web Granada hoy. Cartel La Casa de Bernarda Alba-Visita teatralizada, tomada de la web de la Junta de Andalucía. Fotografía de Federico García Lorca, tomada de la web federicogarcialorca.net