Datos
técnicos:
Título: La
abadía de Northanger.
Título
original: Northanger Abbey.
Autora:
Jane Austen.
Traducción:
Guillermo Lorenzo.
Editorial:
Alba Minus.
Edición
inicial: 1818
3ª
Edición: febrero/2017.
Encuadernación:
Rústica con solapas.
Idioma:
Español.
ISBN:
978-84-8428-593-9.
Nº pág.:
288.
Sinopsis:
Catherine
Morland es una muchacha «tan corriente como la que más»... sólo
que tiende a ver la vida como una novela. Cuando es presentada en
sociedad en Bath, conoce a un joven apuesto y refinado y se siente
como en una novela sentimental. Luego, invitada por el padre del
joven, pasa una temporada en una antigua abadía, donde sospecha que
se cobijan terribles secretos, como en una novela gótica. Pero la
realidad, que también tiene sus secretos, le revelará al fin un
mundo acaso más absurdo y angustioso que el imaginado en la peor de
sus fantasías.
Novela
de novelas, literatura de literatura, La
abadía de Northanger,
escrita antes de 1803 pero no publicada hasta 1818, póstumamente,
encierra en una sátira literaria una hiriente reflexión sobre los
prejuicios y crueldades de la sociedad, y es sin duda una de las
obras más agudas y divertidas de Jane Austen.
Opinión
Personal:
En
2017 tuve la excusa perfecta para acercarme, por fin, a la narrativa
de Jane Austen (Steventon, Gran Bretaña, 1775 -Winchester, Gran
Bretaña, 1817), porque las administradoras del blog Las Inquilinasde Netherfield celebraron en el mes de julio un homenaje con motivo
de la celebración del bicentenario del fallecimiento de una autora
cuyas novelas tienen hoy día miles de seguidores. El título elegido
para la ocasión fue Orgullo y prejuicio (reseña),
uno de los más conocidos de la escritora británica, y con cuya
lectura disfruté mucho, pese a que me llevé una cierta decepción
con la traducción. De nuevo vuelvo a la narrativa de Jane Austen, y
también aprovechando mi participación en el reto Todos los clásicos grandes y pequeños, que en su primera edición organizan
mis queridas habitantes virtuales de Netherfield, y en esta ocasión le toca el turno a La abadía de Northanger. Con la reseña que
hoy publico doy por cerrado el primer nivel del mismo, con la premisa
Clásico en el que el personaje sea una mujer. Al igual que también
sirve para incrementar la lista de los libros con los que participo
en la cuarta edición del reto Nos gustan los clásicos, que organizo
en este blog.
Llama
la atención la historia que hay sobre la publicación de La
abadía de Northanger porque,
pese a ser escrita en 1798, y revisada para
la imprenta en 1803, no se editó hasta 1818, porque el vendedor al
que le había comprado el manuscrito lo dejó en durante varios años
en su librería de Bath, desconociendo que la escritora ya había
publicado cuatro populares novelas.
(Baños romanos-Bath-Inglaterra)
Quienes
hayan leído algunas de las novelas escritas y publicadas por una de
las primeras mujeres en tener éxito en un mundo dominado por los
escritores masculinos, comprobarán cómo La
abadía de Northanger marca las pautas que
regirían el canon austeniano a lo largo de su producción literaria,
de cuyas obras se dice que son una buena crónica de la sociedad georgiana inglesa. En esta
obra de publicación póstuma, la escritora británica toma parte
directa en la narración e implica al lector para que se interese por
lo que sucede en la trama, porque se anticipa adelantándole lo que
le espera en algunos episodios, sin desvelar nada sobre lo que va a
suceder en esa fase de la novela. También refleja opiniones sobre el
comportamiento de la protagonista en determinadas escenas, reflexiones que guardan relación con determinadas situaciones que vive, y formula
apreciaciones literarias que estima conveniente mencionar, cuando el
episodio lo requiere. La narradora hace referencias a obras que leyó
Catherine, desde que fue consciente de la atracción que sintió por
los libros, sobre todo por las novelas góticas, en las que
sobresalen las referencias a Ann Radcliffe. En varias escenas se
refiere a la protagonista como heroína, por lo que entiendo que lo
hace en el sentido de que «se
enfrenta con las dificultades y asechanzas de seis semanas de
estancia en Bath»(pág.
15).
A
parte de este canon que caracteriza su obra, sus novelas tienen como
atractivo el que se producen a lo largo del desarrollo de la trama
una serie de vaivenes que provocan la duda en el lector, pese a que
los lectores que frecuentan la novela romántica tiene claro que este
género literario se rige por unos patrones establecidos con el
consiguiente final esperado. Este es un aspecto que agradezco
mucho en este género literario, porque me gusta que me ofrezcan en su trama ingredientes
atractivos que me mantengan atento a todo lo que sucede en ella, ya
que no sería la primera vez que el final feliz que esperamos puede
no tener como protagonista el personaje por el que apostamos desde un
principio, porque se percibe que esa relación es de manual. En mi
modesta opinión, entiendo que lo que acabo de comentar se observa en
los 31 capítulos en los que se estructura La
abadía de Nortangher.
Tras leer la biografía de la autora, entiendo que esta novela
contiene rasgos biográficos, como el hecho de que la trama
transcurra en Bath, ciudad a la que su padre decidió retirarse
durante un tiempo, el hecho de que Henry Tilney sea clérigo en una
rectoría, o la familia numerosa de Catherine Marland, o las
formación educativa que recibe de sus padres.
Jane
Austen refleja en esta novela el viaje iniciático de Catherine
Morland, porque es invitada por los Allen a pasar con ellos unas
semanas en Bath, a donde había sido enviado el
señor Allen por razones de salud. Hasta esas
fechas solo había descubierto que le gustaba la
lectura, porque sus padres no tardaron en darse cuenta que no
mostraba buena disposición para aprender las enseñanzas que recibía
de ellos. Ese viaje significará un cambio en la
vida de la protagonista, en el que no lo iba a tener todo tan fácil
porque contemplaba la vida como una novela, como adelanta la
sinopsis, y era un joven ingenua y soñadora hasta que se encuentra
con un mundo totalmente desconocido para ella, en el que tomará su
primer contacto con la sociedad gregoriana rural de la época, de la
que Jane Austen hace un fiel retrato. Es en estos
eventos sociales donde entablará amistad y se relacionará con unos
personajes bien construidos, sobre todo en los rasgos psicológicos.
Pero también a lo largo de los capítulos se ofrecen unas
panorámicas visuales sobre los escenarios por los que se mueven. En
este sentido, y sobre todo en lo referente a Bath y los parajes que
rodean a esta ciudad, da a entender que le resultan muy familiares a
la autora. También atraerán la atención del lector las diversas
estancias que se describen de la abadía de Northanger, lugar en el
que las ensoñaciones novelescas de la protagonista le llevan a creer
que se encontrará con escenarios de corte gótico, tal y como se lo
había descrito Henry Tilney.
(Lower Rooms-Bath-Inglaterra)
Catherine
Marland conoce en Bath a un variopinto elenco de personajes, a
través de los que Jane Austen ofrece una estampa satírica y
humorística de la sociedad a la que pertenecen, y tardará en darse
cuenta qué intereses mueven a unos y a otros en las relaciones que
mantienen, porque su espíritu soñador cree que actúan de buena fe,
sobre todo ante las muestras de amistad que le brindan. Esas
relaciones entre los jóvenes dan lugar a situaciones de enredo en
las que se ve envuelta la protagonista, y que provocarán
malentendidos de los que trata de salir de la forma más airosa
posible, para que los afectados no se sientan contrariados ante la
imagen que ofrece. La autora refleja a través de estos jóvenes la
dos formas de relación sentimental que había en aquella época:
unos buscaban un buen partido que le mejorase su posición social,
pero otros creen en el matrimonio surgido entre el amor de pareja,
pese a que en este caso sabían que tenían que recibir el
consentimiento paterno, sobre todo si había una buen dote que
aportar al matrimonio. Aunque también el desamor está presente en
la trama, porque el hermano de la protagonista, James Marland, se
llevará un gran desengaño al ser rechazado por Isabelle Thorpe,
de quien el lector se dará cuenta a lo largo de los capítulos de su
carácter manipulador y del verdadero objetivo que persigue con su
forma de actuar. Aunque también causará respeto y desconfianza a
Chatherine el general Tilney, ante los cambios bruscos de humor que
muestra en la abadía, y su espíritu soñador le lleva a pensar que
tiene algún secreto que ocultar, y que guarda relación con la
muerte de su esposa. El clérigo Henry Tilney y su hermana Eleanor son dos personajes que desempeñan un papel destacado en la trama, sobre todo desde que Catherine es invitada a pasar una temporada en la abadía de Northanger,
con el beneplácito del general Tilney. Un personaje que me hizo
sonreír fue la señora Allen, ante sus indecisiones y los diálogos
insustanciales e indecisos que mantenía con sus interlocutores, al
que se contrapone la señora Marland, la madre de Catherine, por los
consejos moralizantes que le da a su hija, ante las situaciones que
vivió en Bath y que le causaron algún disgusto.
Pese
a que La abadía de Northanger
fue la primera de las novelas de Jane Austen que estuvo preparada
para su publicación, el lector se encontrará en ella las pautas que
marcarán el canon austeniano. La lectura me resultó amena y
atractiva, tanto por el fresco costumbrista que ofrece de la sociedad
georgiana de la época, como por la diversidad de escenarios por los
que desfilan los personajes, y las situaciones de enredo que
protagonizan los jóvenes mencionados en el párrafo anterior. La
lectura de esta novela que reseño tiene un ritmo ágil, y el estilo
narrativo es directo y cercano, con unos diálogos vivos, en los que
no falta el humor, aunque tampoco las situaciones tensas entre los
personajes, y expresiones coloquiales. Sin duda alguna, La
abadía de Northanger es una lectura que
merece la pena disfrutar, porque el lector siente que realiza un
viaje literario a la sociedad georgiana de la época.
Biografía:
Jane
Austen nació en 1775 en Steventon (Hampshire), séptima de los ocho
hijos del rector de la parroquia. Educada principalmente por su
padre, empezó a escribir de muy joven, para recreo de la familia. En
1801, cuando el padre se retiró, la familia se mudó a Bath; y, a la
muerte de este, vivió en varias casas hasta instalarse en 1809 en
Chawton. A los veintitrés años envió a los editores el manuscrito
de La abadía de Northanger
(Alba Clásica núm, VII; Alba Clásica Minus, núm 14), que fue
rechazado. Trece años después, en 1811, conseguiría publicar
Juicio y sentimiento,
a la que pronto seguirían Orgullo y
Prejuicio, en
1813; Mansfield Park,
en 1814 y Emma,
publicada en 1816, que obtuvieron gran éxito. Después de su muerte,
acaecida prematuramente en 1817, y que le impidió concluir su novela
Sanditon, aparecería Persuasión, junto con la inédita La abadía
de Northanger.
Satírica,
antirromántica, profunda y tan primorosa como mordaz, la obra de
Jane Austen nace toda ella de una inquieta observación de la vida
doméstica y de la estética necesidad de orden moral. «La
Sabiduría —
escribió una vez— es mejor que el
Ingenio, y a la larga tendrá sin duda la risa de su parte.»
Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía de la autora, tomados de la web de Alba Editorial. Imágenes de los Baños romanos y de Lower Rooms de Bath, tomadas de Wikipedia.