Datos
técnicos:
Título: La
mujer del reloj
Autor:
Álvaro Arbina
1ª:
edición: 27/01/2016
Encuadernación:
tapa blanda (edición no venal)
ISBN:
9788466658294
Nº pág.:
688
Sinopsis:
Un thriller
histórico ambientado en la guerra de la Independencia contra
Napoleón.
El nuevo
autor best seller de la novela histórica española se llama Álvaro
Arbina y tiene veinticuatro años.
La mujer
del reloj, una novela de carácter histórico, a caballo entre el
thriller y el género policíaco, transcurre a lo largo de los cinco
años que duró la guerra de la Independencia (1808-1813)
Describe
la aventura que vivirá Julián de Aldecoa Giesler, un joven de
dieciséis años que emprende un largo viaje por el país en guerra
tras el rastro de su padre, quien, asesinado en extrañas
circunstancias, no puede contarle el codiciado secreto que desde hace
años protege su familia. Tales circunstancias atraerán al frío y
calculador general francés Louis Le Duc, un hombre que esconde un
terrible pasado lleno de odio y venganza. Empujado por su locura
personal, perseguirá sin descanso al joven Julián. Este tratará de
luchar contra las fuerzas que le amenazan en un intento de
reemprender el camino hacia sus verdaderos sueños, los sueños de su
padre.
Opinión
Personal:
La
mujer del reloj, la ópera prima del escritor
vitoriano Álvaro Arbina, es
mi primera lectura de 2016. Sin duda, un buen regalo para comenzar
este nuevo año, porque el resultado final mejor no pudo ser: todo
un novelón, con mayúsculas. No porque sea un tocho de cerca de 700
páginas, sino por la calidad que destilan todas ellas, por el gran
trabajo literario con el que este joven escritor se ha dado a
conocer. Y creo que, a partir de ahora, vamos a tener que estar muy
pendientes de él, porque con tan solo 24 años de edad, imagínese
el lector la carrera literaria que tiene por delante.
Álvaro
Arbina
introduce en esta su primera novela publicada ingredientes como el
suspense, la historia, aventuras, romance y secretos familiares que
dosifica a lo largo del desarrollo de la trama y la convierten en una
lectura atractiva, con un ritmo narrativo prácticamente constante,
en el que nos encontraremos con muy pocos bajones que ralenticen su
lectura. Todo ello contado desde la perspectiva de un narrador
universal.
(Miguel R. de Álava y Esquivel)
Y
es que la vida de este joven
protagonista de tan solo 16 años,
Julián Aldecoa de
Giesler,
va a dar un vuelco desde el momento en el que le informan de que su
padre ha sido asesinado en extrañas circunstancias, no pudiendo así
contarle éste el codiciado secreto que desde hace años protege su
familia. Este hecho le llevará a abandonar la Llanada
Alavesa
en la que vivía para recorrer el país en busca de respuestas, de
saber quién o quiénes y por qué lo habían asesinado.
De
esta forma, puede decirse que este viaje es un pretexto para que el
lector tenga conocimiento de primera mano de lo que ocurrió en
territorio español durante la llamada Guerra
de la Independencia,
pues será testigo de los hechos que se sucedieron en nuestro país
desde que las primeras tropas francesas entraran en la península, en
febrero de 1808,
hasta el 21 de junio de 1813,
fecha en la que la batalla de Vitoria indicaría el comienzo de la
expulsión de los invasores josefinos. Período que en la novela
aparece estructurado en 58 capítulos, más un prólogo y un epílogo,
agrupados en cuatro grandes partes: Tierras
del norte
(febrero 1808-finales de verano 1810); Dos
ciudades. Dos mundos
(otoño 1810-principios 1811), La
isla de Cabrera
(primavera 1811-invierno 1811) y La
Orden de los Dos Caminos
(principios de 1812-verano 1813).
Sin
duda alguna, lo que más me fascinó mientras me sumergía en la
lectura de La
mujer del reloj,
fue la magnífica ambientación de la época. Y es que lo que creo
que más aprecia un lector cuando tiene un libro entre sus manos es
el sentirse transportado en el tiempo y en el espacio a la época y a
los lugares por donde se mueven los personajes. Está claro que desde
las primeras páginas pude ser testigo privilegiado de lo que ocurrió
durante esos cinco largos años que duró la ocupación francesa en
nuestro país, toda vez que se les permitió cruzar la frontera con
la excusa de invadir Portugal, para lo cual se había firmado el
llamado Tratado de Fontainebleau. Detrás de toda esta recreación
hay una ardua tarea de documentación con la que, de esta forma,
poder revivir lo acontecido en el primer tercio del siglo XIX en
España, siempre teniendo en cuenta las licencias que en estos casos
se suelen tomar los autores de turno para que la historia que se nos
narra sea creíble, pero respetando lo más fielmente posible los
hechos y fechas en la que tuvieron lugar, como se nos informa en las
notas finales que aparecen al final de la novela.
(Monumento conmemorativo batalla de Vitoria-1813)
Para
ofrecernos esa ambientación, Álvaro
Arbeloa
tiró de lo más cercano, y lo más cercano es su ciudad natal,
Vitoria,
y la Llanada
Alavesa,
para
recrear buena parte de la trama de la novela. Antes del prólogo se
nos ofrece un plano
de cómo era esta ciudd en 1808
y en donde podemos ver los puntos por donde se mueve el joven protagonista de esta novela en sus visitas a la misma. De hecho, esta ciudad
desempeñaría un papel crucial en este conflicto bélico, desde la
entrada de las tropas francesas, hasta la presencia en la ciudad de
tres de los principales actores del mismo, Napoleón
Bonaparte, su hermano José I y Fernando VII,
que se dirigía a su retiro dorado en Francia, pese a que se suponía
que más bien era un destierro para así ocupar su lugar el hermano
del emperador francés. Así mismo, Vitoria sería también el
principio del fin de la presencia de las tropas napoleónicas
acantonadas en la península, pues su derrota en esta batalla
iniciaría el comienzo de su retirada tras un lustro de permanencia
en territorio español. Sin olvidarnos de la impresión que causará
en el protagonista una ciudad como Cádiz a la que también acudirá
el joven Aldecoa en busca de esas respuestas que tanto anhela, y en
la que asistirá a alguna de las sesiones de las Cortes que se
celebraban para elaborar una nueva Constitución o el aspecto que
presenta Madrid a su paso por la capital de España en su viaje de
retorno, sin olvidarnos de lo que vivieron en la isla de Cabrera los prisioneros que fueron echos tras la batalla de Bailén.
Pero también podemos decir que en La
mujer del reloj nos encontramos con rasgos costumbristas, pues
vemos cómo es la vida en la Llanada Alavesa o en la capital
vitoriana antes de la invasión napoleónica y el efecto que tiene en
la población la presencia de las tropas francesas, pues verá cómo
sus escasos recursos se verán mermados por los continuos impuestos a
los que son sometidos para poder alimentar a los soldados franceses.
Aunque también hay parte de la población capitalina que vive de
espaldas a estas penurias y los efectos de la guerra no hacen mella
entre ellos, son los llamados afrancesados, aquellos que toman
partido por los invasores pues ven en ellos como alguien que puede
sacar al país del atraso en el que está inmerso y, al mismo tiempo,
beneficiarse de su alianza, sobre todo en el aspecto económico.
(Oratorio de San Felipe Neri-Cádiz)
Y
formando parte de esta ambientación nos encontramos con un mosaico
de personajes perfectamente creíbles y bien perfilados, algunos de
ellos históricos, aunque la gran mayoría son ficticios, creados por
la imaginación del autor. Ya comenté que Julián
Aldecoa de Giesler
es el protagonista indiscutible de la novela. Creo que es un
personaje carismático, cuya evolución a lo largo de los capítulos
me fue conquistando. Pero está claro que este personaje gana muchos
enteros al tener tras de si al general francés Louis
Le Duc,
que lo perseguirá sin descanso, y a quien ya en la sinopsis nos lo
presentan tal y como es y actuará a lo largo de la narración. Pero
el joven protagonista también también tendrá tiempo para el
romance, aunque es un romance que se semeja difícil porque Clara,
de quien está prendada, es miembro de una familia de la alta
sociedad vitoriana; pertenece a una clase social diferente a la
suya, aunque es una joven que no quiere seguir los patrones que las
mujeres tienen encomendados en aquella época, sino que quiere tomar
sus propias decisiones, por lo que, en principio, sus reacciones
pueden parecernos poco creíbles, pero en algunas novelas que he
leído y cuya trama estaba ambientada en el siglo XIX, ya me encontré
con personajes femeninos que tenían un modo de actuar similar, por
lo que no es de extrañar que el autor quisiera ofrecernos un
personaje femenino de estas características, haciéndonos ver que
hubo también en esa época mujeres que se rebelaron ante el fin
para el que estaban educadas.
Nos
encontraremos también con una serie de personajes secundarios
trazados con firmeza, algunos de los cuales mantendrán alguna
relación con Julián Aldecoa. Roman
Giesler,
que desempeñará un papel fundamental en su formación —mientras leía pasajes de la novela en los que aparecían ambos personajes, no sé por qué, me acordaba de los creados por la pluma de Umberto Eco, Guillermo de Baskerville y Adso de Melk, de la gran novela que es El nombre de la rosa—; Pascual,
vecino de la aldea en la que vivía el joven protagonista, amigo de
la familia Giesler, que no dudará en ayudar a Julián cuando más lo
necesita; el misterioso Vail
Gauthier
o Croix
y Marcel Roland,
ambos a las órdenes del general Le
Duc
que serán los encargados de realizar el trabajo sucio con el fin de
conseguir los fines que éste se propone.
La
mujer del reloj es
una novela que está a caballo entre el thriller y la ficción
histórica, con tintes claramente policíacos, así como de novelas de aventuras y de capa y espada, narrada con una prosa
diría que fresca, con una trama atractiva y unos giros inesperados a
lo largo de la misma, lo que hará de ella una lectura placentera. Sin duda, está llamado a ser uno de los grandes títulos a destacar de este ejercicio literario que comienza.
Biografía:
Álvaro
Arbina es un arquitecto nacido en Vitoria-Gasteiz, Álava.
Actualmente colabora con una empresa de arquitectura y diseño. La
mujer del reloj es su primera novela.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de Ediciones B. Fotografía de Álvaro Arbina, tomada de su cuenta de twitter e imágenes que acompañan al cuerpo de la reseña, de google imágenes.