Datos técnicos:
Título: Llanto en la tierra baldía
Autora: Toti Martínez de Lezea
Editorial: Erein
1ª edición: Octubre/2018
Idioma: Español
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-9109-342-8
Nº pág.: 296
Sinopsis:
En
la década de los años 30 del pasado siglo XX, ajeno a lo que ocurre
a su alrededor, Dámaso, un campesino de un pueblo de Badajoz, lucha
por salir de la miseria en una región en la que las tierras son
propiedad de los señores y las gentes se mueren de hambre. La guerra
trastocará para siempre su existencia, y se verá obligado a huir,
mientras su familia sobrevive a duras penas.
Treinta
años más tarde, su hijo Manuel, obrero en una fábrica vizcaína,
toma parte activa en la que, a la postre, sería la mayor huelga que
tuvo lugar durante el franquismo. En consecuencia, será deportado a
Extremadura, donde buscará a la familia cuya existencia ignoraba
hasta aquellas fechas, y descubrirá lo que realmente ocurrió con
sus padres y hermanos.
En
esta ocasión, Toti Martínez de Lezea nos sorprende con una
descarnada historia sobre una época dura donde imperó el miedo y la
crueldad, y que es preciso no olvidar.
Opinión
Personal:
Por
fin me estreno con la narrativa de la prolífica escritora Toti
Martínez Lezea ((Vitoria-Gasteiz, 1949). La sinopsis de Llanto
en la tierra baldía
me resultó muy atractiva para saldar mi cuenta lectora con la
escritora vitoriana. Tras finalizar la lectura tengo muy claro que me
uno a ese grupo de lectores apasionados por su obra, por lo que
estoy seguro de que, más temprano que tarde, repetiré con alguna de
sus novelas, sobre todo las de género histórico. Y ya adelanto que
Llanto
en la tierra baldía
es una de mis mejores lecturas de este año.
Llanto
en la tierra baldía es
una novela que
tiene un claro trasfondo histórico, aunque en ella el lector no se
encontrará con personajes históricos que, en un sentido u otro,
protagonizaron episodios vividos en la década que se menciona en la
sinopsis y años posteriores a la finalización del conflicto
fratricida, ni con la mención de episodios relevantes que influyeron
en el devenir de este conflicto fraticida. Porque el peso de la trama
recae sobre quienes vieron alterado su día a día, y se encontraron en
medio de un conflicto en el que muchos de ellos se preguntaban el
porqué de su participación en un enfrentamiento que no comprendían.
Porque eran gente sencilla que Lo único que les interesaba era
llevar a casa el poco jornal que ganaban con el que alimentar a su
familia como buenamente podían. Aunque el lector recibirá alguna
información sobre el conflicto fratricida que asolaba el país,
comprobará cómo el pequeño pueblo extremeño en el que tiene lugar
la mayor parte del desarrollo de la trama no se veía tan afectado
directamente por la contienda, sino que atraerá más su atención el
conflicto social que se produce entre los jornaleros y los patronos.
Sin
embargo, mayor influencia tendrá en la población el que haya
vecinos que apoyen de una manera u otra a quienes deciden echarse al
monte tras el fin de la conflicto fratricida, y que el lector
comprobará cómo algún personaje forma parte de estas partidas que
deciden seguir luchando contra el régimen franquista. Quienes
deciden echarse al monte ofrecerán al lector episodios que atraerán
su atención, por los giros que se producen en esos escenarios.
En
este contexto histórico, Toti Martínez de Lezea ofrece al lector
una historia muy atractiva, descarnada y cruda en varias fases de la
novela, con algunos episodios espeluznantes. Dámaso es el personaje
que soporta el mayor peso de la trama, un campesino de un pueblo de
Badajoz que es ajeno a todo lo que ocurre a su alrededor y que solo
lucha por salir de la miseria en la que vive sumida la población de
la provincia de Badajoz. Dámaso tendrá su guerra particular, porque
ve cómo le quitan lo poco que tiene: el administrador de las tierras
del conde de Abejarones le reclama la devolución de “La Morena”,
la finca que le habían arrendado a su padre; aunque, lo que más le
dolerá, es ver cómo le separan de la mujer a la que amaba, porque
le informan que los padres de Lucía la habían ofrecido al conde de
Abejarones en matrimonio, a cambio de aprovecharse de su condición
social, y así la familia salía muy beneficiada en lo económico.
Pero Dámaso, pese a rehacer su vida casándose con Jacinta, tiene
como única meta la venganza, porque su gran obsesión es recuperar
lo que él considera suyo y ajustar las cuentas con la familia de
Aquilino el
Gallo,
los culpables de todas sus adversidades. En
este sentido, tal y como se sucedían los episodios en torno a
Dámaso, me decía que su vida era muy similar a la del conde de
Montecristo, porque estaba preso en su particular isla de If: el
infortunio que lo acompañaba desde que se topó con la familia de
los Gallo,
y se vengaría de todas las desgracias que le habían ocasionado.
Toti
Martínez de Lezea ofrece en
esta
novela un
magnífico retrato de la sociedad de la época, en una zona en donde
impera el latifundio, con lo que esto significaba en aquel entonces a
la hora del reparto del trabajo por los grandes terratenientes,
aprovechándose para ello de la condición social de quienes acudían
a ellos para que les admitieran como jornaleros. El lector comprobará
cómo a lo largo de los capítulos están perfectamente definidos los
diferentes estamentos sociales y el papel que por cuna desempeñaba a
cada uno de ellos. Aunque los más desfavorecidos vieron cómo los
cambios que se estaban produciendo en el país podían aprovecharlos
para conseguir sus aspiraciones, que no era otra que repartir la
tierra entre quienes la trabajaban, pero todos sus ideales se verían
truncados con el estallido de la guerra civil española. Al igual
que me ocurrió con el papel desempeñado por Dámaso y sus
similitudes con el personaje de Alejandro Dumas (padre), había
episodios en Llanto
en la tierra baldía
que me recordaban a otros que tienen lugar en dos grandes novelas de
nuestra literatura, como son Los
santos inocentes,
de Miguel Delibes, y La familia de Pascual Duarte, de Camilo José
Cela (ésta sobre todo por el tremendismo que domina en algunas fases
de la trama); aunque este comentario que hago, como siempre aclaro en
estos casos, son elucubraciones mías.
Llanto
en la tierra baldía
es una novela de personajes y de historias cruzadas. Toti Martínez
de Lezea construye unos personajes que a mi me parecieron muy reales,
porque todo les sucedía a lo largo de los capítulos pudo haber
ocurrido perfectamente en la época en la que se desarrolla la trama.
Están perfilados de tal forma que el lector no tendrá problema
alguno para familiarizarse con cada uno de ellos, de forma que
empatizará con unos y odiará a otros. Y es que a lo largo de los
capítulos nos encontraremos con personajes de todo tipo y condición,
que nos muestran lo bueno y lo malo que ofrece el ser humano, en un
período tan convulsos como el que le tocó vivir. Y, en estas
condiciones tan difíciles que les tocó vivir, es donde cada uno
muestra lo que puede hacer para ayudar a quienes lo necesitan, o
también para aprovecharse de las circunstancias que rodean a
aquellos de quienes saben pueden sacar provecho. Dámaso es el
personaje que atraerá la mayor atención del lector, pero junto a él
se encontrará con un ramillete de secundarios que conforman un
universo muy atractivo. Son personajes que nos hacen vivir
situaciones que nos mantendrán en vilo, e incluso nos preguntaremos
qué más cosas les pueden pasar a quienes no terminan de salir de
una y ya se meten en otra, porque parece que las desgracias les
acompañan. Junto a Dámaso nos encontraremos con los miembros de su
familia, principalmente Jacinta y su hija Valle, a quien el
protagonista quería como si fuese carne de su carne. Pero, pese a
casarse con Justina, Dámaso no se olvidará de Lucía, como lo podrá
comprobar el lector en determinados episodios, y que desempeñará un
papel determinante en el último tramo de la novela. También
sorprenderá al lector en alguna fase de la novela la labor de don
Aurelio, el conde de Abejarones, o la del tío Atilano, el
propietario del único colmado del pueblo. Ni tampoco se olvidará
Dámaso de los miembros de la familia de Aquilino el
Gallo,
o de un personaje que me pareció muy peculiar, como la tía Eusebia,
o el papel que desempeña el tío Toño, un personaje que influirá y
ayudará a Dámaso. El lector se encontrará también con Manuel
quien, treinta años más tarde, toma parte activa en la que será la
mayor huelga que tuvo lugar durante el franquismo, y es deportado a
Extremadura. Pero esta parte es mejor que la descubra el lector por
si mismo, porque descubrirá lo que realmente ocurrió con sus padres
y hermanos.
A
parte de lo ya comentado en esta reseña en lo que al argumento se
refiere, 0tro atractivo de esta novela eses el estilo narrativo de
Toti Matínez de Lezea. Su prosa me cautivó desde la primera página,
porque me encontré con una voz narrativa muy amena, que me facilitó
mucho la conexión con la historia que me contaba el narrador
omnisciente. La escritora vitoriana utiliza un estilo directo y un
lenguaje sencillo, pero muy cuidado, con el que ofrece al lector una
ambientación que le ayuda a realizar un viaje literario a la época
en la que se desarrolla la trama. El narrador ofrece unas descripciones claras y diría que visuales, con lo que nos
podemos imaginar cómo son los espacios por donde se mueven los
personajes. Sin embargo, en algunas ocasiones da la sensación de que
traza unas escenas un tanto difuminadas, pese a que después se da
uno cuenta de que están descritas de esa forma para que no
distraigan al lector de los episodios que tienen lugar en ese momento
en el que, en mi caso, le daba mayor importancia a las situaciones
vividas por los personajes, sobre todo a aquellas en las que la
tensión se palpaba en el ambiente. Sin duda alguna, Llanto
en la tierra baldía
es una lectura muy recomendable y que no deja indiferente a quien
decide sumergirse entre sus páginas, por todo lo que representa un
personaje como Dámaso, quien ve cómo la guerra trastocará para
siempre su existencia.
Biografía:
Toti
Martínez de Lezea (Vitoria-Gasteiz, 1949). Escritora. Vive en
Larrabetzu, pequeña población vizcaína. En 1978, en compañía de
su marido, funda el grupo de teatro Kukubiltxo. Entre los años 1983
y 1992 escribe, dirige y realiza 40 programas de vídeo para el
Departamento de Educación del Gobierno Vasco y más de mil para
niños y jóvenes en ETB. En 1986 recopila y escribe Euskal
Herriko Leiendak / Leyendas de Euskal Herria.
En 1998 publica su primera novela La
Calle de la Judería. Le
siguen Las
Torres de Sancho, La Herbolera, Señor de la Guerra, La Abadesa, Los
hijos de Ogaiz, La voz de Lug, La Comunera, El verdugo de Dios, La
cadena rota, Los grafitis de mamá, el ensayo Brujas, La brecha, El
Jardín de la Oca, Placeres reales, La flor de la argoma, Perlas para
un collar, La Universal, Veneno para la Corona, Mareas, Itahisa,
Enda, y todos callaron, Tierra de leche y miel, Los grafitis de mamá,
ahora abuela e
Ittun.
Autora
prolífica, ha escrito literatura para jóvenes con títulos como El
mensajero del rey, La hija de la Luna, Antxo III Nagusia y
Muerte
en el priorato. En
el tramo infantil, Nur es su personaje estrella, inspirado en su
propia nieta. Ha publicado además ocho cuentos para contar bajo el
Titulo genérico de Érase
una vez…
Ha
sido traducida al euskera, francés, alemán, portugués, chino y
ruso. Habitualmente colabora con diferentes medios de comunicación y
da charlas en universidades, asociaciones culturales y centros
educativos.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía de la autora, tomados de la web de Erein.