Datos
técnicos:
Título:
Las batallas silenciadas.
Autora:
Nieves Muñoz.
Editorial:
Edhasa.
1ª
edición: Mayo/2019.
Encuadernación:
Tapa dura con sobrecubierta
ISBN:
978-84-350-6335-7.
Idioma:
Español
Nº pág.:
544.
Sinopsis:
Verdún,
1916. La más larga y cruenta batalla de la Primera Guerra Mundial. A
orillas del río Mosa, las trincheras y los fortines cambian de manos
entre alambradas, duelos de artillería y ataques de una incipiente
aviación militar. Vivos y muertos habitan un escenario de pesadilla.
Allí,
entre en barro y las balas, entre el miedo, Irène Maríe Curie se
incorpora al hospital de campaña francés para enseñar a los
cirujanos del ejército a usar la máquina de rayos X adaptada por su
madre, Marie Curie, convencida de que ayudará a salvar muchas vidas.
Pero, una vez allí, deberá enfrentarse no sólo al menosprecio y la
ignorancia de los curtidos militares, sino también a la vida al
borde de la muerte. Junto con sus compañeras, las enfermeras de
guerra, Berthe y Shirley, afrontará el mayor reto posible:
sobrevivir. No serán las únicas, y no siempre estarán solas. Nadie
dijo que sería fácil..., pero el amor y la amistad, en tiempos de
odio, puede significar la salvación.
Con
una prosa vibrante y enérgica, llena además de sensibilidad y
feminidad, Nieves Muñoz nos narra la batalla de Verdún como nunca
antes la habíamos visto: desde las trincheras, en los pueblos, en el
campo, en el aire y en las almas...Porque, como en toda guerra, hubo
vencedores y vencidos, pero todos tuvieron alma, y en esta su primera
novela Nieves Muñoz nos abre la suya y la de sus personajes para
darnos un bien eterno: la esperanza.
Opinión
Personal:
Las
batallas silenciadas (Edhasa, 2019) es la ópera prima con la que
Nieves Muñoz presenta sus credenciales con una obra de gran calidad, para ser tenida muy en
cuenta en el panorama literario nacional. De nuevo me encuentro con un autor o autora que me sorprende
por el buen hacer literario que se refleja en su primera novela
publicada. En estos casos, siempre digo que se pone el listón muy
alto, porque entiendo que es consciente de que se ve obligado a
mantenerlo, cuando menos, en sus siguientes publicaciones y, si lo
supera, mejor para el lector, porque se percata de que se encuentra
ante una narrativa que le asegura entretenimiento contándole
historias consistentes, verosímiles y bien escritas.
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(Petit curie-Primera Guerra Mundial) |
Merece
la pena leer la nota del autor de turno que acompaña al cuerpo de la
novela, porque en ella expone los fundamentos en los que se basa para
escribir la historia ambientada en una época concreta. Pero también
es preferible leerla una vez concluido el desenlace, porque puede
suceder que nos desvele alguna información que pueda aclarar antes de
tiempo episodios que relata la voz narrativa de turno. En este caso,
hay un interés añadido para el lector, porque la escritora
vallisoletana tenía muy claro que en su primera novela quería
rendir un merecido homenaje a las mujeres que participaron en la
Primera Guerra Mundial, en «un conflicto en el que se ha dejado
de lado en los libros de historia, relegado en muchas ocasiones a
meras sombras secundarias, cuando en realidad fueron un engranaje
esencial de la maquinaria política, económica y social». En Las batallas silenciadas incide en el papel que desempeñó el personal sanitario
femenino, del que refleja las
diferentes escalas sanitarias en las que participaron en ese
conflicto bélico, incidiendo en la especialidad de enfermería, a través de las figuras de Irène Curie, Bethe Hinault y Shirley St Johns, sin
olvidarme de una cuarta, la doctora Nicole Girard-Magin, la única
mujer médico que atendió heridos en las trincheras de la Primera
Guerra Mundial.
A
lo largo de los 26 capítulos en los que se estructura la novela, más un prólogo y un epílogo, se refleja la
fascinación que siente Nieves Muñoz por la Primera Guerra Mundial.
En este sentido, se percibe una exhaustiva labor de documentación,
en la que destaco los detalles que ofrece en lo referente a la labor desempeñada por el personal
sanitario en el frente de Verdún, junto con la información que se ofrece sobre
algunos episodios bélicos que se desarrollan en la que fue la mayor
y más larga batalla en el frente occidental entre los ejércitos
alemán y francés. También refleja el día a día en los hospitales de campaña, en las poblaciones afectadas por los continuos ataques del enemigo, o en las condiciones infrahumanas de quienes se parapetaban en las trincheras para conservar el territorio ganado y no perderlo, pero en las que las bajas temperaturas, la humedad y las epidemias causaban grandes bajas. Los episodios que tienen lugar durante los meses de enero y febrero de 1916, en los que se suceden los hechos que que narra la voz narrativa, son de un gran realismo por lo que, pese a que se combinan hechos históricos
con otros creados por la imaginación de la autora, bien pudieron
haber sucedido todos ellos durante la Gran Guerra. Este realismo,
junto con la fuerza emanada de los personajes que transitan por sus
páginas, hicieron que sintiera al igual que ellos, y prácticamente
desde los primeros episodios, el frío, la angustia, las sensaciones,
emociones, el dolor, el afán de supervivencia, e incluso la amistad
y el compañerismo, aunque sin olvidarme del odio, el egoísmo el
rencor y la barbarie, que se reflejan en varias fases de la trama. Un
realismo que se manifiesta también en la estructura que le confiere
a la novela, dividida en dos partes claramente diferenciadas, y cada una de ellas estructurada en capítulos titulados, que son un claro indicativo de lo que el lector se encontrará en su contenido. En la primera parte, los capítulos vienen introducidos cada uno de
ellos por una carta con la que se incita a prestar atención al
personaje que se menciona en ella. Incidiendo en los títulos, encontré muy acertados los que
hacen referencia a los colores de la guerra, porque, en mi caso,
significaron un reclamo más para estar muy pendiente de lo que
sucedía en cada uno de los títulos a los que me acabo de referir, a parte de
otros que se refieren a acciones determinadas que tienen lugar en desarrollo de la trama.
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(Fort Douamont-Francia) |
Son
tres personajes a través de los cuales da voz a la labor que desempeñaron en la batalla de Verdún a quienes
incluso podían llevar una vida más regalada por cuna, como lo podrá
comprobar el lector a lo largo de los capítulos, sobre todo en lo
que se refiere a la británica Shirley St John y a Irène Marie
Curie, quien no dudó en dirigirse al frente con el llamado petit
curie «con el que enseño cómo utilizar el aparato de rayos X
para poder ver los daños internos en el hueso y detectar dónde
están los proyectiles antes de operar» (pág. 30), sin
olvidarme del papel de la enfermera Berthe Hinault, por las
innovaciones que quiere introducir en la organización de los
hospitales de campaña. En mi modesta opinión, son tres personajes
que dan mucho juego a la novela, no sólo por la evolución que se
manifiesta en cada una de ellos a lo largo de los capítulos, al
igual que los diferentes estados de la relación que mantienen y que se deriva de su
labor profesional, sino también por el vínculo personal que se
forja entre las tres mujeres, y que atraerá la atención del
lector, sobre todo por el interés que muestra ante las reacciones
en los diferentes episodios en los que intervienen. Pero también
atraerán la atención por los roces que tienen tanto con el personal
sanitario masculino como con los altos mandos, reacios a la presencia
de mujeres en primera línea, sobre todo ante la insistencia de Irène
Curie, porque quiere estar en el frente de batalla al mando del
petit curie para ayudar a salvar vidas, lo que dará lugar a
no pocas discusiones al respecto. Un personal masculino al que
también hay que aludir por el contrapeso que significan sobre el personal femenino, como el director general del hospital militar
de Barleduc, Jean-Luc Gillaux, el capitán Billet o el comandante
Mercier, sin olvidarme de otros como Adrien Goitia, Alain Briand o
Sèbastien Vien, que también atrajeron mi atención en alguna fase
de la trama.
Pero
en Las batallas silenciadas el lector se encontrará también
con otras mujeres de las que, en algunos casos, se preguntará por el motivo de de
su presencia, si bien con el paso de los capítulos tendrá una clara
respuesta a las cuestiones que se plantea durante su lectura. En este sentido, atrajeron mi atención personajes como la prostituta
Claudine Meurent, la sorgina Adele o Lorreine Bertrand. Estas mujeres protagonizan unas historias que también resultan atractivas por las vicisitudes que les acompañan a lo largo de los capítulos en los que figuran. En mi modesta opinión, diría que los personajes femeninos que menciono en ambos párrafos representan a quienes se juegan la vida en el frente de batalla o por un motivo u otro guardan relación con el conflicto bélico, del que incluso arrastran unas secuelas una vez finalizado, como se podrá comprobar en algunas de ellas. Las historias de estas mujeres forman un verdadero puzle cuyas piezas dosifica la autora a lo largo de los capítulos, de tal forma que el lector esté muy pendiente de que encajen a medida que se aproxima el desenlace.
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(Dra. Nicole Girard-Mangin) |
Las
batallas silenciadas es una
novela planificada y desarrollada con una trama consistente, verosímil y
bien escrita. Al tratarse de ficción histórica, se percibe una exhaustiva labor de documentación y
una clara estructura acorde con la historia que relata el narrador de
turno, para que el lector esté muy pendiente de las fases que
conforman su desarrollo. Un título que, sin duda alguna, me pareció muy atractivo, a la par
que sugerente, con el añadido de una portada que alude a lo que nos vamos a encontrar a lo largo de los capítulos que la
conforman. A lo que acabo de comentar hay que añadir, como indica la
sinopsis, un estilo narrativo vibrante y enérgico, lleno además de
sensibilidad y feminidad, con el que surte el efecto deseado. A lo largo de los capítulos logra captar la atención del lector —en mi caso, absorbente— con un lenguaje sencillo y un estilo directo, porque en
ningún momento tuve la sensación de que decaía el interés por la
lectura, pese a que domina la narración frente a los diálogos. En
esta ocasión mi interés se acrecentó a medida que me aproximaba
al desenlace que, a mi modo de ver, encontré muy acorde con el conjunto
del relato de la voz narrativa. Quizás esta sensación venga marcada
por la variedad de subtramas que enriquecen a la principal, y por las
múltiples situaciones complejas y episodios en los que la acción
está presente, en los que también se percibe intriga y hay algunos
giros que incrementan el interés por los hechos que se desarrollan a
continuación. A lo que acabo de comentar hay que añadir unos
personajes trazados con fuerza y que actúan conforme a la época que
les toca vivir, en la que muestran lo bueno y lo malo que el ser
humano. Sin duda alguna, una magnífica novela que merece la pena disfrutar.
Biografía:
Nació
en Valladolid en 1976. Vinculada siempre a las letras, bien como
escritora de historias o como lectora, eligió sin embargo un camino
diferente para su formación: la enfermería.
Para
ella, escribir es una forma de vida. Tras formarse en técnicas
literarias, ha colaborado en varias antologías de relatos, como
articulista para blogs de narrativa y la revista literaria El taller
de la factoría. Ahora, con Las batallas silenciadas, al fin se ha
atrevido a dar el paso y nos ofrece una maravillosa novela histórica
con la que ha conseguido aunar sus dos grandes pasiones.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía de la autora, tomados de la web de Edhasa. Imagen de Ambulancia Petit Curie 1GM, tomada de la web À la vie, à la guerre. Imagen de Fort Douamont, en Francia, tomada de Wikipedia. Imagen de la doctora Nicole Girard-Mangin tomada de Wikipedia.