jueves, 30 de noviembre de 2023

Reseña La edad de la inocencia, de Edith Warthon.

 








Datos técnicos:




Título: La edad de la inocencia.

Título original: The age of Inocence.

Autora: Edith Warthon.

Traducción: Carmen Criado.

Editorial: Alianza Editorial.

Año de publicación original: 1920.

1ª edición: Enero/2020.

Formato: Ebook.

ASIN: B083SSQZHH.

Nº pág.: 331.




Sinopsis:




Pertenecientes al exclusivo y tradicional patriciado de la Nueva York del último tercio del siglo XIX, anclado a sus rígidas convenciones y hábitos sociales, Newland Archer, joven y brillante abogado, y su novia May Welland, joven gris y perfectamente educada, se prometen teniendo en el horizonte la perspectiva de formar un matrimonio acorde con las expectativas y cánones propios de su educación, su medio y sus respectivas familias. Sin embargo, la inesperada irrupción en este escenario de la prima de May, Ellen Olenska (una mujer de treinta años atractiva, independiente y escasamente convencional, un soplo de aire fresco), procedente de Europa huyendo de su matrimonio con un desaprensivo conde polaco, introducirá un factor de inestabilidad en la pareja y en la sociedad a la que pertenecen. "La edad de la inocencia" no es sólo un retrato insuperable del inicio del declive de la alta sociedad tradicional de Nueva York, con sus esplendores y sus miserias, sino también una novela que plantea las idas y venidas, y sobre todo las dolorosas contradicciones, de la pasión amorosa.




Opinión Personal:




Entre 2018 y 2019 leí y reseñé en este blog tres de las novelas cortas de la que es considerada como una de las mejores escritoras estadounidenses, Edith Warthon: La solterona, Ethan Frome y Las hermanas Bunner. Disfruté mucho con su lectura, en las que la mujer es el punto de referencia de sus tramas con el romance como eje central de estos tres títulos, si bien desde diferente punto de vista y desenlace. Ya tocaba adentrarse en su narrativa de largo recorrido, y me decanté por La edad de la inocencia, obra publicada primero como folletín en la revista Pictorial Review, entre julio y octubre de 1920, con la que recibió una cálida acogida. Con La edad de la inocencia Edith Warthon obtuvo el Premio Pulitzer en 1921, la primera escritora en alzarse con este galardón literario.

(Quinta Avenida-Nueva York-USA)
Para no perderse los matices de la trama de La edad de la inocencia es mejor disfrutar de su desarrollo con ritmo de lectura pausado, como pausado es el estilo que confiere el narrador omnisciente para relatar todo lo que sucede a lo largo de los 34 capítulos en los que se estructura, agrupados en dos libros bien diferenciados. A diferencia de las obras de corta extensión que menciono en el párrafo anterior, el protagonista es un hombre a través del cual la autora expone su perspectiva sobre lo que para ella significan las rígidas convenciones y hábitos sociales en los que está anclada la vieja y decadente alta sociedad estadounidense del último tercio del siglo XIX, más en concreto en 1870. Convenciones y hábitos que atrajeron mucho mi atención, porque si estirada nos parece la nobleza y alta sociedad británica, que tan bien se refleja en las novelas ambientadas en esta isla, sobre todo en la época victoriana, la impresión que ofrecen los cánones por los que se rige la cerrada sociedad patricia de Nueva York le supera con creces.

Sin duda alguna, Edith Warthon ofrece a lo largo de los capítulos un magnífico fresco de una sociedad que tan bien conoce, porque formó parte de ella, y retrata con exquisita maestría. Un retrato en el que tiene cabida el humor agudo y la ironía, elementos que utiliza con precisión en los episodios en los que resalta determinados rasgos o costumbres de los personajes, o en aquellos en los que se refiere a la forma de ver el cerrado mundo en el que viven, y el desprecio que manifiestan por la realidad que les rodea. En este sentido, me atrajo mucho la diferente visión que ofrece sobre Nueva York, porque no parece que sea la ciudad a la que estamos acostumbrados a leer sobre ella, verla en la pequeña o gran pantalla, o pasear en vivo y en directo por sus espacios más renombrados. Otro rasgo que utiliza la autora es la personalización de la Gran Manzana, como si de un personaje de carne y hueso se tratara, recurso que utiliza en varias fases de la trama, y que también emplea en algunas escenas que tienen lugar en Boston. «Nueva York vela con indulgencia sus excentricidades, pero cuando volvió con su sobrinita huérfana, cuyos padres habían sido muy apreciados a pesar de su lamentable gusto por los viajes, todos pensaron que era una lástima que esa bonita niña hubiera caído en sus manos» (episodios iniciales capítulo 8).

No espere el lector una trama en la que la acción y los giros narrativos estén muy presentes, sino que se encontrará con una historia en la que, como adelanta la sinopsis, se anuncia el compromiso entre Newland Archer, un joven y brillante abogado, y su novia May Welland, una muchacha gris y perfectamente educada, en base a los cánones a los que ya me referí en el segundo párrafo de esta reseña. La novela comienza con la presencia de los miembros más destacados de la alta sociedad de Nueva York en la Academia de Música de la ciudad para asistir a la representación de la ópera Fausto, y que sirve para presentar a los personajes que serán más recurrentes a lo largo de los capítulos. Una Academia de la Música en la que, desde el palco del club al que pertenece el ya mencionado Newland Archer, los hombres se fijan en una joven que ocupa un asiento en un palco de una de las damas más destacadas de esta alta sociedad, Catherine Manson Mingott. Esa joven es la condesa Ellen Olenska, prima de May Welland, quien se convierte en un personaje que cobra protagonismo a medida que se desarrolla la trama, sobre todo en el segundo libro de esta novela. Un personaje del que estuve muy pendiente porque su presencia incita a sospechar que los acontecimientos que protagoniza deriven en inestabilidad en el seno de la pareja recién casada.  Junto al retrato de la alta sociedad de la época, la voz narrativa se centra en el deseo del protagonista de no alargar tanto el compromiso matrimonial, así establecido por la costumbre de su círculo social, como en las reacciones que muestra cada vez que se cruza en su camino con la joven condesa, que supone un aire fresco para el tan encorsertado mundo en el que vive. La presencia de Ellen Olenska origina que la intriga esté muy presente, porque el lector se preguntará si la joven y bella prima de su esposa interferirá en la relación matrimonial de los Archer, dado el pasado que tiene el protagonista y el que da la  sensación de que más bien es un acuerdo matrimonial que una relación sentimental. Estoy seguro de que más de uno dará por hecho que el adulterio es posible, tanto por el rumbo que toma su matrimonio como por el papel de intermediario que le toca interpretar entre las opiniones que se vierten en la familia sobre determinadas decisiones que toma la joven recién llegada del extranjero, casada con un conde polaco, y que no son aceptadas por la familia, dado el escándalo que provocarían en su entorno social.

(New Port-Rode Island-New York-USA)
Por las páginas de La edad de la inocencia transitan un elenco de personajes con los que me sentí cómodo a lo largo de los capítulos, porque la voz narrativa describe con detalle sus rasgos, costumbres e incluso reflexiones sobre los episodios que presencian o reciben información y manifiestan su parecer al respecto. A medida que el narrador omnisciente describe el vínculo familiar que hay entre los apellidos de más abolengo de la alta sociedad neoyorquina, me decía que la autora tomó como referencia el estrecho vínculo similar que hay entre sus ascendientes. En este sentido, me refiero a la relación familiar que hay entre los Archer y sus primos los van der Luyden, una de las familias más poderosas de la alta sociedad de Nueva York. Un elenco de personajes a través de los que Edith Warthon ridiculiza tanto los rasgos físicos de algunos como las actividades que realizan, por la sensación que ofrecen de estar muy ocupados. Incide en la crítica de este círculo social tan cerrado, de tal forma que las costumbres que mantienen algunos de ellos me parecen exageradas hasta el punto de que la señora Weland afirma en más de una ocasión que todo lo que se hace debería de programarse, al menos, veinticuatro horas antes de llevarlo acabo, para que no quede vacío ningún hueco del día siguiente. Me atrajo también la atención el banquero inglés Julius Beaufort, del que se desconoce, y al mismo tiempo se desconfía de su pasado, dada la opulenta vida que lleva y que protagoniza uno de los giros narrativos que tienen lugar en la novela, con el que escandaliza sobre todo a las damas de esta hermética sociedad patricia. También atrae, pese a que sólo aparece de forma pasiva, el conde Olenski, mediante el relato de la condesa Ellen Olenska y el secretario de su marido. monsieur Rivière. Pero, sin duda, el personaje del que más pendiente estuve fue de Catherine Manson Mingott, tanto por la autoridad que representa en el seno familiar, como por su aspecto físico, que da origen a escenas que no tienen desperdicio. Junto a este personaje me llamó la atención la marquesa Medora Manson, una mujer extravagante que se hizo cargo de Ellen Olenska tras fallecer sus padres. No me olvido de la señora Sthruters, que organiza en el salón de su casa bailes que escandalizan a las refinadas damas que critican todo lo que va más allá de sus estrictas costumbres.

Junto a lo que acabo de comentar sobre los personajes, Edith Warthon utiliza con maestría su labor como decoradora de interiores y jardinería, de tal forma que el lector podrá imaginarse de forma clara cómo son los espacios por los que transitan los personajes. En este sentido, destacaría sobre todo las descripciones interiores de las mansiones en las que viven los personajes de la alta sociedad, descritos con detalle pero sin apabullar. En este sentido, me atrajeron mucho las escenas que tienen lugar en los capítulos iniciales de la Academia de Música, las que ofrece la voz narrativa sobre la mansión de la ya mencionada Catherine Manson Mingott, o el salón de baile de los Beaufort, en el que tiene lugar la ceremonia de pedida de May Weland. Otro tanto sucede con las diferentes zonas de recreo que utilizan algunos miembros de la alta sociedad para pasar sus temporadas de asueto alejados de Nueva York. Pese a lo que acabo de comentar sobre las descripciones, en mi caso no supusieron interrupción alguna del ritmo narrativo, porque entendí que guarda relación con el relato del narrador omnisciente.

(Museo de Arte Moderno-Nueva York-USA)

Me gustó mucho La edad de la inocencia. Tras leer tres de las novelas cortas de Edith Warthon me dije que ya tocaba el turno para familiarizarse con sus obras de extensión más larga. Quien disfruta con la buena literatura tiene en la pimera escritora en ganar el Premio Pulitzer a una autora que ofrece al lector historias muy atractivas, costumbristas,  entretenidas y escritas con un impecable estilo narrativo. En sus novelas son los personajes femeninos quienes cobran mayor protagonismo, encontrándonos en sus obras con mujeres de distintas clases sociales. La edad de la inocencia es una crítica aguda e irónica de la sociedad patricia de Nueva York del último tercio del siglo XIX, más en concreto de 1870. Una crítica en la que están muy presentes las estrictas costumbres de los personajes que las conforman y su desprecio a quienes no forman parte de su mundo o quieren acceder a él. El lector no se encontrará con acción ni grandes giros, si bien le sorprenderá algún vuelco narrativo, sobre todo en el libro segundo. Se encontrará con una trama en la que el amor y la pasión están muy presentes, al igual que la intriga que supone la presencia de una mujer como la condesa Ellen Olenska quien, como dice la sinopsis, es un soplo de aire fresco en una sociedad tan encorsetada. Una condesa que hará preguntarse al lector si el adulterio se convierte en un hecho real que rompa la relación más bien poco afectiva que mantiene Newland Acher con su esposa, May Welland, para echarse en los brazos de alguien que para él supondría un cambio en su vida acomodada, pese a la situación económica delicada actual de la prima de su mujer. Archer es consciente de que se juega su privilegisda sitiación, en la que ejerce como abogado por tener el tiempo ocupado en alguna profesión que le dé lustre a su nivel social.



Biografía:




Edith Wharton (1862-1937) nació en Nueva York, en el seno de una familia adinerada y distinguida, y es considerada una de las más grandes escritoras estadounidenses. La edad de la inocencia fue llevada a la pantalla por Martin Scorsese en 1993, protagonizada por Daniel Day-Lewis, Michelle Pfeiffer y Winona Ryder. Otras obras de la autora publicadas por Alianza Editorial son Estío, Ethan Frome y Las hermanas Bunner.




Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía de Edith Warthon tomados de la web de Alianza Editorial. Fotografía de Edith Warthon tomada de la cuenta de Twitter de Alianza Editorial. Imagen de la Quinta Avenida de Nueva York tomada de Wipedia. Imagen de New Port tomada de la web APPU. Imagen del Museo de Arte Moderno de Nueva York tomada de la web  Museum of Modern Art Tickets. 






lunes, 27 de noviembre de 2023

Lectura de la semana 48/2023: La edad de la inocencia, de Edith Warthon.

 









Comenzamos la semana 48 de este año 2023, que ya está dando sus últimos coletazos. En lo que a lectura se refiere, le toca el turno a La edad de la inocencia, de Edith Warthon



Sinopsis: 



Pertenecientes al exclusivo y tradicional patriciado de la Nueva York del último tercio del siglo XIX, anclado a sus rígidas convenciones y hábitos sociales, Newland Archer, joven y brillante abogado, y su novia May Welland, joven gris y perfectamente educada, se prometen teniendo en el horizonte la perspectiva de formar un matrimonio acorde con las expectativas y cánones propios de su educación, su medio y sus respectivas familias. Sin embargo, la inesperada irrupción en este escenario de la prima de May, Ellen Olenska (una mujer de treinta años atractiva, independiente y escasamente convencional, un soplo de aire fresco), procedente de Europa huyendo de su matrimonio con un desaprensivo conde polaco, introducirá un factor de inestabilidad en la pareja y en la sociedad a la que pertenecen. "La edad de la inocencia" no es sólo un retrato insuperable del inicio del declive de la alta sociedad tradicional de Nueva York, con sus esplendores y sus miserias, sino también una novela que plantea las idas y venidas, y sobre todo las dolorosas contradicciones, de la pasión amorosa (331 pág., ebook). 





jueves, 23 de noviembre de 2023

Reseña El tesoro de La Girona, de Javier Pellicer.

 










Datos técnicos:




Título: El tesoro de La Girona.

Autor: Javier Pellicer.

Editorial: Edhasa.

1ª edición: Junio/2023.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.

ISBN: 978-84-350-6424-8.

Idioma: Español.

Nº pág.: 576.




Sinopsis:




Corre el año 1588. La derrota de la Armada española de Felipe II ha sido completa. Maltrecha y descompuesta, regresa a España bordeando la costa norte de Irlanda. Pero Dios parece enviar a los elementos contra ella: un terrible temporal provoca el naufragio de más de veinte barcos; entre ellos, la hasta entonces robusta galeaza napolitana La Girona.

Ésta es la historia de uno de los pocos supervivientes: el soldado de los Tercios españoles Joan Mateu. Exhausto, vencido, y rotos sus sueños, vagará sin rumbo hasta arribar al castillo de Dunluce. Allí, el clan irlandés de los MacDonnell le dará cobijo, y algo hasta entonces desconocido para él nacerá al conocer a la joven Ealasaid. Al fin parece que la suerte cambia, que sus demonios podrán quedar atrás, pero el destino tiene otros planes para ellos…

Con una narración admirablemente ligera y amena, El tesoro de La Girona nos presenta una historia llena de peripecias, lances y constantes giros que mantienen al lector en vilo página tras página, gracias a unos personajes que permanecerán por siempre en nuestra memoria. De vuelta a Irlanda, pero a través de la historia de España, Javier Pellicer nos presenta, sin duda, su mejor novela hasta la fecha. Una novela donde la aventura se presenta en su máxima expresión.




Opinión Personal:




Sigo la carrera literaria del escritor benicense Javier Pellicer (Benigàssim, Valencia, 1978), desde que leí y reseñé en este blog, en 2012, su ópera prima El espíritu del lince (reseña). Con su nueva novela, El tesoro de la Girona (Edhasa, 2023) se confirma como un autor con una gran madurez literaria, en la que demuestra que tiene muy claro cuáles son las pautas a seguir para que los lectores se interesen por sus obras porque, como resaltan en la entrevista que le hacen en la web hortanoticias, «La novela histórica requiere un escenario, acción y emoción en sus personajes», a lo que añado el claro rasgo que definen sus obras: el trasfondo histórico, el rigor documental y la fuerza con la que perfila los personajes, que son un fiel reflejo de la época que les toca vivir.

(Castillo de Dunluce-Irlanda)
El tesoro de la Girona es su proyecto más personal y diría que el más ambicioso. Estoy seguro de que, quienes leyeron alguna de sus obras y están pendientes de sus nuevas publicaciones, se llevaron la sorpresa de que, en esta ocasión, la trama se desarrolla en el último tercio del siglo XVI, y más en concreto en 1588, en torno a la derrota de la Armada Invencible ante los ingleses, ayudados por las nefastas inclemencias meteorológicas que echaron por tierra los planes de Felipe II para invadir Inglaterra y destronar a su soberana, Isabel I. Hasta la fecha, ambientó sus anteriores obras en épocas pretéritas, en las que están muy presentes su origen como autor de novela de fantasía épica, influenciado, sobre todo, por Tolkien. En mi opinión, entiendo que en El tesoro de La Girona sigue reflejándose la influencia del autor de El señor de los anillos pero, al mismo tiempo, es un homenaje a Valencia, la perla del Turia, en donde se desarrolla un tercio de la trama.

Las leyendas, mitos y tradiciones ancestrales de Irlanda son una gran fuente de inspiración, y esto lo sabe muy bien Javier Pellicer, porque tiene muy claro cómo explotar estas riquezas, como se refleja en Lerna. El legado del minotauro (reseña), en la que recrea los mitos fundacionales de la Isla Esmeralda, a partir del ocaso de la civilización minoica. En El tesoro de La Girona también están presentes leyendas, mitos y tradiciones irlandesas, si bien las utiliza en determinados episodios de la novela, que sirven de base para relatar las que guardan relación con localizaciones geográficas por las que transitan los personajes, y se interesan por su historia. Sobre todas ellas destaco, sin duda, la de Aidan Madainn, o Adam Morning, aunque prefiero que sea el lector quien descubra qué relación guarda con esta novela. Una novela en la que el lector se encuentra con un verdadero juego de tronos entre los clanes irlandeses de origen escocés, porque aspiran a tener un poder con el que imponer su fuerza frente a los clanes rivales. Una fuerza y poder que les lleva a forjar alianzas matrimoniales que les favorezcan, aunque son muy frágiles, porque cualquier excusa sirve para que salte por los aires y se retomen los conflictos entre los planes que los pactaron. Un juego de tronos que se manifiesta incluso dentro de un mismo clan, como se refleja a lo largo de los capítulos de esta novela.

«La mano de Dios había formado una cala entre la punta rocosa del castillo y un dique natura que, al este, se adentraba en el mar. En aquel lugar la muchacha había encontrado un refugio al que acudía cada mañana»(pág. 28 y 29). La vida de la joven Ealasaid, hija del caudillo del clan de los McDonnell, da un vuelco, porque vio «que un hombre, cerca de aquella madera, se sentaba sobre las rocas. Vestía harapos desgarrados que apenas le cubrían la piel morena y no se movía»(pág. 30). Ealasaid no dudó en llevar al náufrago a Dunluce, la fortaleza de su familia, en donde el viejo Samhairle le da hospitalidad, consciente del fin que le espera al español si lo entrega a los ingleses, dada la férrea postura del lord diputado de Irlanda, sir William FitzWilliam, y consciente del funesto futuro que le espera al español. Dunluce es una imponente fortaleza desde la que los personajes admiran la impresionante panorámica que les ofrece el espectacular y escarpado paraje de la costa irlandesa del condado de Artrim.

(Castillo de Carrickfergus-Irlanda)
A lo largo de los capítulos se percibe cómo la relación entre los dos protagonistas, Ealasaid y Joan Mateu, que así se llama el náufrago español, origina que la relación cada vez más estrecha entre ambos, aunque llena de dudas, desconfianzas y trabas, se torne en romance, lo que origina preguntarse si el desenlace será el esperado. Pese a lo que acabo de comentar, son conscientes de que hay un muro de venganza que provoca que la joven tema que el romance se tambalee. Ealasaid presiente que el español se ve obligado a cumplir una venganza de algo que sucedió en el pasado, en el que tuvo lugar un episodio que no olvida. La incertidumbre se instala no solo entre Ealasaid y el tercio español, sino también en los miembros de este clan, porque los hay que son partidarios de que la muchacha elija su propio destino. Un destino en el que, sin embargo, no olvidan que los O´Neill insisten en el matrimonio de conveniencia entre el hijo mayor de estos, Artair, y la joven, y que ya trataron de convencer al patriarca de los MacDonnell en un intento anterior.

En mi opinión, El tesoro de La Girona es una novela de aventuras de corte clásico, que parte del naufragio de buena parte de los navíos que formaban parte de la llamada Armada Invencible, a la que ya me referí en el párrafo anterior. Hubo náufragos que sobrevivieron al ser rescatados por los irlandeses católicos, para que no los apresaran los soldados ingleses que patrullaban las costas, porque la llamada Reina Virgen había dictado la orden de búsqueda y captura, para que fueran trasladados a Dublín, en donde serían ejecutados o pedirían rescate si eran oficiales. Sin duda alguna, la portada es un claro ejemplo de lo que acabo de comentar. No sólo se percibe lo que ya comenté en esta reseña sobre Tolkien, sino que también me acordé del protagonista de la novela de Alejandro Dumas, El conde de Montecristo, porque Joan Mateu estaba recluido en su particular isla de If, en donde estuvo prisionero Edmundo Dantés, si bien los motivos del tercio español fueron otros, porque sería apresado por los ingleses una vez que abandonara la fortaleza de Dunluce. Pero también está muy presente sir Walter Scott y su mítica novela histórica Ivanhoe creo recordar que fue la primera que leí de este género literarioy que se refleja, sobre todo, en el tramo final de esta novela. En varias fases de la trama el lector va un paso por delante de los personajes, por lo que se preguntará si en algún momento llegarán a estar a la par de lo que traman algunos de ellos, al igual que en el los últimos capítulos se aclara todo lo sucedido en el clan MacDonnell en torno al poder que mantienen en Dunluce y el condado de Antrim.

La trama de El tesoro de La Girona está enmarcada en un período histórico muy atractivo. En Irlanda cobra fuerza entre la población el catolicismo, frente a la imposición de la monarca Isabel I, que ordena que sus súbditos practiquen la fe protestante, el luteranismo. Pero también es un período convulso en el que el poder de Isabel I tiene que enfrentarse a la rebelión de los clanes irlandeses. Una rebelión que es más difícil de contener en el Úlster, por la fuerza que tienen en esta región de la isla los clanes originarios de Escocia, tanto por su origen como por la fe que abrazan. Junto con lo que acabo de comentar sobre la llamada Jornada inglesa, la acción y la aventura están aseguradas, sobre todo en el último tercio de la novela. Los enfrentamientos y la tensión entre los clanes son un gran atractivo, e incluso diría que todavía lo son más porque dentro de un mismo clan hay roces y envidias, ya que la sucesión del poder está en juego. Quienes hayan visto la ya mítica serie Juego de Tronos, comprobarán cómo algo similar se describe en esta novela, con el aliciente de que una parte de la serie fue rodada, precisamente, en la llamada La Calzada de los Gigantes, en el castillo de Dunluce.

(Palacio condal de Oliva-Oliva-Valencia)
Javier Pellicer crea un universo de personajes que son un fiel reflejo del período histórico que viven, 1588.  La imparcialidad del narrador omnisciente origina que el lector conozca a fondo todo lo que significó el período que vivió Irlanda en ese entonces, y más en concreto el ahora llamado Úlster, o Irlanda del Norte. En este sentido, supongo que a todos nos pasó lo mismo a la hora de familiarizarnos con los diferentes clanes irlandeses, de origen escocés, que son los que predominan en esta novela. Personajes muy vivos, humanizados, creíbles, bien perfilados, y que ofrecen lo mejor y lo peor del ser humano,  y que manifiestan unas emociones muy marcadas, junto con las historias personales de cada uno, rasgos que ayudan a que nos resulten más cercanosUnas historias en la que también los secretos están muy presentes, por lo que los saltos temporales ayudan a conocer el pasado que los marca e influye en su personalidad. En este sentido, sir Christopher Carleill, Joan Mateu y Ealasaid MacDonnell son quienes los protagonizan, e incitan a estar muy pendientes de los episodios que vivieron en el pasado, e influyen en las decisiones que toman con férrea convicción en el presente, o les atormentan los hechos que protagonizaron. Pero también me atrajo mucho el pasado del padre Pilip O´Higgin y su relación con España, sin olvidarme de la fiereza mostrada por Samhairle MacDonnell en su época de mayor fortaleza, muy temido por los clanes.

Me encantó El tesoro de La Girona, una apasionante y cautivadora novela histórica de corte épico, porque épica es la historia que gira en torno a uno de los náufragos españoles supervivientes de esta galeaza que formaba parte de la Armada Invencible. El narrador omnisciente consigue que el lector realice un viaje literario al año 1588, en el que no pierde detalle de todo lo que sucede en esta época convulsa en el Úlster, con un atractivo juego de tronos que tiene lugar entre los clanes irlandeses por afianzar su poder sobre los demás, al igual que dentro de un mismo clan. Javier Pellicer perfila personajes humanizados, muy vivos y creíbles, en los que se refleja lo mejor y lo peor del ser humano. Planifica y desarrolla una trama que no da lugar a tregua, y que la voz narrativa consigue que nos interesemos por todo lo que sucede en ese entonces: las consecuencias del naufragio de buena parte de la flota española que envió Felipe II para invadir Inglaterra, porque los soldados ingleses tienen orden de apresarlos y conducirlos a Dublín y el conflicto religioso que provoca la reina Isabel I, porque quiere imponer el luteranismo, consciente de que el catolicismo se arraiga entre los irlandeses. El estilo narrativo es directo y el ritmo fluido y dinámico, al igual que son constantes los episodios de interés y giros que incitan a estar muy pendiente de las vicisitudes y peripecias que acompañan a los personajes. El tesoro de La Girona es una novela de corte clásico, en donde no faltan escenas de capa y espada y villanos que no dudan en utilizar la oscuridad de la noche para llevar a cabo sus fechorías. El autor cuida con celo el lenguaje de la voz narrativa y los diálogos entre los personajes, que recuerdan mucho a la saga del capitán Alatriste, de Pérez-Reverte, a través de los que facilita información sobre lo que sucede en la isla y en los saltan chispas en los episodios más álgidos. Cobran fuerza la venganza, el odio, la traición, el amor, la amistad, el compañerismo, las segundas oportunidades, la hospitalidad, el honor, el chantaje y los mitos y leyendas, como la de Adam Morning.




Biografía:




Nació en Benicàssim (Valencia) en 1978 e inició su andadura literaria a través de los relatos. Ha participado en multitud de antologías; Fantasmagoria, Ilusionaria 2 o Crónicas de la Marca del Este, son las más destacadas.

Su salto a la narrativa larga llegó con El espíritu del lince (reseña)  (Ediciones Pàmies), novela histórica en torno a la invasión cartaginesa de la península ibérica en el siglo III a.C., por la que fue elegido autor novel finalista en los IV Premios de Literatura Histórica Hislibris. Con su segunda novela Legados (Ediciones Holocubierta) viajó a lo fantástico con una obra homenaje a las aventuras clásicas del género, así como a los juegos de rol. Sin embargo, se consolidó como uno de los grandes nombres de novela histórica de nuestro país con Leones de Aníbal (reseña) (Edhasa, 2018), donde narra la epopeya de Aníbal desde un punto de vista completamente nuevo. Ahora con Lerna. El legado del minotauro  (reseña)(Edhasa 2020) y El tesoro de La Girona (Edhasa 2023). Actualmente compagina la creación de nuevas obras con su trabajo como asesor, lector y corrector literario.


Notas:  Datos técnicos, sinopsis y biografía de Javie Pellicer tomados de la web de Edhasa Editorial. Fotografía de Javier Pellicer tomada de Wikipedia. Imagen del castillo de Dunluce, en Irlanda tomada de Wikipedia. Imagen del castillo de Carrickfergus tomada de Wikipedia. Imagen del Palacio Condal de Oliva tomada de la web Valencia Actua. 








jueves, 16 de noviembre de 2023

Reseña Muerte en la rectoría, de Michael Innes.

 









Datos técnicos:




Título: Muerte en la rectoría.

Título original: Deat at the President´s Lodging.

Autor: Michael Innes.

Traductora: Susana de la Higuera Glynne-Jones.

Edición original: 1936.

1ª edición en español: Mayo/2016.

Encuadernación: Cartoné.

ISBN: 978-84-16638-77-2.

Nº pág.: 276.



Sinopsis:




Desde el momento en el que el rector de St. Antony´s College aparece muerto en su biblioteca, el escándalo está asegurado, pues las únicas personas con motivos para asesinarlo una legión de excéntricos y grandilocuentes profesores—, resultan ser aquellas que tuvieron la oportunidad de hacerlo. Los esfuerzos de sus colegas por hacer unas sólidas coartadas que sirvan a la vez para inculpar a sus enemigos académicos, así como sus particulares divagaciones intelectuales, harán que la intervención del inspector Appleby y el agente Dodd no resulte sencilla en absoluto, ya que nada en este caso es lo que parece a simple vista, ni siquiera la muerte...

Innes tomó como modelo el entorno de los antiguos colleges de Oxford que tan bien conocía para componer una esmerada trama detectivesca de corte clásico, a la par que una divertida burla de las costumbres de sus divertidos compañeros. 



Opinión Personal: 



Muerte en la rectoría es un clásico británico que me llamó la atención tras leer alguna reseña en los blogs literarios que frecuento, y en especial en el de Las Inquilinas de Netherfield (reseña), de indispensable visita, porque en su espacio literario se descubren títulos de autores clásicos muy atractivos, tras la lectura de las trabajadas, claras y fundamentadas reseñas que ofrecen. Lo mismo digo sobre el de Leyendo con Mar, que también nos recomienda títulos clásicos interesantes, algunos incluso de segunda lectura, y que en 2019 leyó y reseñó la novela de este mismo autor, ¡Paren las máquinas!,  (reseña), protagonizada también por el inspector Appleby.

En mi opinión, entiendo que Muerte en la rectoría tiene una trama que difiere un tanto de las clásicas policíacas que frecuentamos, sobre todo si se trata de novelas de la época victoriana, de autores como sir Arthur Conan Doyle, Anne Perry o Wilkie Collins, sin olvidarme de la indiscutible reina del crimen, Ágatha Christie. Una diferencia es el ritmo narrativo de la primera entrega que protagoniza el inspector Appleby porque, en mi caso, su lectura me resultó más bien pausada, e incluso diría que se hace un tanto lenta en algunas fases, por las diferentes explicaciones que los profesores del College St. Anthony ofrecen, sobre todo en la fase inicial en la que participa de forma activa el agente Dodd --aficionado a la novela policíaca-, en relación con las coartadas en las que se amparan. Unas coartadas que le ayuden encontrar al sospechoso o sospechosos de cometer el asesinato de su rector,  porque tiene claro que ni el servicio de la facultad ni los alumnos guardan relación alguna con este caso. Otra diferencia es que que la literatura está muy presente, bien en modo alusiones: se citan obras que guardan relación con los episodios de turno, como el poema La tierra baldía, obra cumbre de T. S. Elliot, Zuleika Dobson, la única novela acabada del ensayista Max Beerbohm o Los 39 escalones, de John Bucham, e incluso alusiones iniciales a Sherlock Holmes, entre otras. Pero también a través Giles Gott, un miembro de la facultad que escribe novelas policíacas de dudosa calidad con quien el inspector entabla conversaciones relacionadas con la marcha de sus investigaciones, y se sirve de él a modo de consejero para contrastarlas, aunque tiene muy en cuenta su afición, sobre todo en el último tramo.

                         (Bentley clásico)

Michael Innes construye una trama que empieza con fuerza, porque desde las primeras páginas el lector es informado por un narrador omnisciente del asesinato del rector de la Facultad de St. Anthony. La nota inicial del autor que antecede al cuerpo de la novela da una idea sobre los personajes que moran en una institución tan reconocida como las que forman parte de Oxford y Cambrigde, cuyos miembros «figuran sin lugar a dudas entre los hombres más juiciosos y con los más altos valores...Conservadores por tradición, su mundo se asocia al conocimiento, la ausencia de mundanidad, una cierta tendencia a incurrir en algún que otro despiste y a protagonizar entrañables y siempre inocentes excentricidades». (pág. 7). Ante semejante crimen, Scotland Yard decide enviar al inspector John Appleby quien, mientras viaja en un lujoso Bentley amarillo, reflexiona que «raras veces lo habían enviado a investigar con tanta premura un presunto caso de asesinato ocurrido más allá de los límites de la capital» (pág. 14). Dado el cargo que ostentaba el finado y el respetable lugar en el que va a realizar sus pesquisas, no es consciente de que se va a encontrar con un caso en el que nada es lo que parece. ¿Cómo es posible que en una institución de tanto renombre suceda un acto tan vil? ¿Cómo es posible que personas de gran intelecto y refinado comportamiento puedan haber cometido un acto más propio de un ambiente hostil que del mundo académico en el que viven? Sin duda alguna, y como se refleja en su biografía, el autor conoce muy bien este ámbito y sabe cómo explotarlo para que tengan lugar dentro de sus muros escenas impensables. Y es que entre personajes de una institución de semejante envergadura social, se producen también roces, disputas y diferencias dialécticas como entre el común de los mortales, pese a lo que dice el autor al final de la primera frase de este párrafo que resalto en cursiva.

Desde las primeras páginas me atrajo mucho la atención encontrarme con dos personajes en los que no falta ni la ironía ni las pullas que se dirigen  en los diálogos que mantienen para intercambiar impresiones relacionadas con la fase inicial de la investigación, pero siempre desde el máximo respeto entre ambos miembros de las Fuerzas del Orden. Ironía y pullas que levantan más de una sonrisa, principalmente las del agente Dodd, en las que emplea unas comparaciones que no tienen desperdicio, por cómo explica las averiguaciones que realiza sobre este caso. «La cerveza de St. Anthony —explicó Dodd—, es un perfecto resumen del caso. El agente de policía del pueblo está desconcertado pero se toma su pinta» (pág. 16). El policía de pueblo —como se define a sí mismo Dodd—, tiene la certeza de que todo hace suponer que el crimen fue cometido por alguien de la facultad, a la que define como un submarino, por el hermetismo con la que fue construida. Sin embargo, los capítulos avanzan y la investigación es muy lenta, porque cada profesor de esta institución ofrece su versión al respecto, pero se presiente que prescinden facilitar alguna información, porque entienden que les podría incriminar, por lo que el inspector Appleby no tarda en darse cuenta de que le ofrecen medias verdades. Esta sensación origina que lo que sucedió realmente la noche del deceso del máximo responsable de St. Anthony se aclare en pequeñas dosis a lo largo de los capítulos, sobre todo en el tramo final, con el añadido de que al onspector le lleva mucho trabajo recopilar las declaraciones de los presuntos sospechosos, por lo que, con la ayuda de un agente, los cita en varias ocasiones para que confirmen la información recibida, por si surge algún desliz que les pueda incriminar. Sin embargo, las actuaciones que realiza tras las continuas reflexiones con las que acostumbra a repasar con detenimiento todo el proceso, le inducen a sospechar que no le falta mucho para llegar al desenlace esperado. Un desenlace para el que también le sirven de ayuda la excéntrica investigación que deciden realizar tres alumnos de la facultad que toman este triste episodio con su humor particular. Tres alumnos que, sin embargo, protagonizan algunas escenas surrealistas y ofrecen  al inspector pistas sorprendentes que le sirven de ayuda para esclarecer quién fue el villano que asesinó al rector, y los motivos que le llevaron a perpetrar semejante crimen.

Muerte en la rectoría contiene una trama de habitación cerrada, porque la mayor parte de su desarrollo tiene lugar en las diversas dependencias en las que se estructura el St. Anthony College que es un personaje más—, del que Michael Innes ofrece un plano en la Nota inicial del autor, que antecede al cuerpo de la novela, salvo una serie de episodios que transcurren en varias poblaciones de la cercana campiña inglesa. Un plano que le sirve al lector para imaginarse cómo son los espacios por los que transitan los personajes en esta institución educativa y los que dispone cada uno de ellos para su intimidad. Una estructura que observa con interés el inspector Appleby porque, a medida que avanzan sus investigaciones, puede encontrarse con alguna parte de este secular edificio que origine un vuelco en el desarrollo de su investigación. A lo largo de los capítulos, el lector conocerá a los profesores, tanto por sus rasgos físicos como por la sabiduría que acumulan sobre las materias en las que son especialistas, alguno de los cuales atesoran una vasta información sobre otras ciencias, por lo que en ocasiones son consultados por sus colegas, como se podrá comprobar en algunos episodios. Profesores de los que se describen las excentricidades y la forma de ser y actuar de cada uno de ellos. En este sentido, me llamaron la atención los rasgos con los que son definidos algunos por el narrador omnisciente, en los que se percibe que utiliza una descripción diría que más bien caricaturesca. Una investigación que sirve también para conformar la verdadera personalidad del rector, a partir de la información que los docentes ofrecen al policía de Scotand Yard, y cuáles fueron los motivos que originaron semejante crimen.

Me gustó Muerte en la rectoría, una novela que difiere un tanto de las clásicos de las novelas policíacas que frecuentamos,  y que se lee con interés, pese a lo que comento en la reseña sobre el ritmo narrativo. Michel Innes consiguió que estuviera muy pendiente de las investigaciones que lleva a cabo el inspector John Appleby, de Scotland Yard, para esclarecer el crimen cometido en la persona del rector de la Facultad de St. Anthony, con el temor de que este vil acto pueda originar un escándalo que mancille el nombre de esta respetada y reputada institución. En mi caso, tuve la sensación de que, durante los 18 capítulos en los que se estructura la trama en la que, y dada la estricta vida que llevan los profesores y alumnos, de que su estancia se desarrolla en un monasterio centenario. El lector tendrá la sensación de que se producen situaciones repetitivas, aunque originadas por la concienzuda investigación que lleva a cabo el inspector John Appleby, con la colaboración en varias fases del agente Dodd. Una investigación  que origina que su trabajo se alargue más tiempo del deseado, porque se percata de que los profesores le ofrecen en sus declaraciones medias verdades. Dado el ámbito culto y refinado en el que se desarrolla Muerte en la rectoría, uno se pregunta cómo entre personas de tal calibre intelectual, y que cumplen a rajatabla costumbres tan rígidas, también puede haber envidias, rencores y acusaciones por cometer actos impropios de mentes preclaras como las suyas. Los personajes están dotados de un fuerte componente psicológico y se conocen a partir de las declaraciones que realizan al inspector Appleby sobre lo que hicieron la noche de autos, y su actitud durante la investigación, al igual que se reconstruye la personalidad del rector asesinado.





Biografía:




Michael Innes, seudónimo de John Innes Mackintosh Stewart (1906-1994), escritor, académico y crítico literario, enseñó en las aulas del Queens´s Universitary de Belfast y de las Universidades de Leeds, Adelaide y Oxford. En 1936, comenzó a publicar la larga serie policíaca por la que hoy es recordado. Con Muerte en la rectoría, Ediciones Siruela comienza la recuperación de sus principales novelas.







Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor tomados de la web de Ediciones Siruela. Imagen de vehículo Bentley clásico tomada de la web Classic Trader. Imagen de la portada de la novela Zuleika Dobson tomada de Wikipedia.