Datos
técnicos:
Título: El
paseo de los Canadienses.
Autora:
Amelia Noguera.
Editorial:
Berenice (Grupo Almuzara).
1ª
edición: noviembre/2019.
Encuadernación:
rústica con solapas.
ISBN:
978-84-180089-01-5.
Idioma:
español.
Nº pág.:
384.
Sinopsis:
Desde
el exilio, Azucena, ya anciana, narra cómo ella y Martina, la nieta
rica de la propietaria de una fábrica de naranjas, se convirtieron
en amigas inseparables en la llamada “carretera de la muerte”. El
general franquista Queipo de Llano se disponía a tomar Málaga y,
sin armas ni apoyo del gobierno, los milicianos republicanos
desertaron. Miles de mujeres, niños y ancianos emprendieron entonces
una huida desesperada hacia Almería por la carretera que bordeaba el
mar: el hoy conocido como Paseo de los Canadienses.
Junto
al emotivo y hermoso relato de amistad, un nutrido elenco de
personajes, reales en su mayoría, completan el riquísimo entramado
histórico: un piloto italiano que ametralló a quienes “corrían”;
el escritor y filósofo Arthur Koestler, condelado a muerte por
Queipo; el periodista canadiense que acompañó al médico Norman
Tethune en el auxilio de los refugiados, una enfermera del Socorro
Rojo Internacional que los atendió en Almería...Sus diferentes
puntos de vista brindan al lector el caleidoscopio veraz y
desgarrador de quienes vivieron aquella masacre. Esta memorable
novela de Amelia Noguera nos sumerge en un episodio lastimosamente
olvidado de nuestra Guerra Civil y presta voz a sus víctimas, unas y
otras.
Opinión
Personal:
La
narrativa de la escritora madrileña Amelia Noguera se caracteriza
por su buen hacer literario, el toque personal que le a su estilo
narrativo y su implicación con la problemática social través de
sus novelas. El lector comprobará cómo en ellas refleja temas con
los que atrae su atención y le invita a reflexionar ante problemas
que en algunos casos pasan desapercibidos, caso de Prométeme que
serás delfín (reseña), o incide en el papel que desempeña la mujer en
sociedades cuya labor es muy marginal, como lo refleja en La marca
de la luna (reseña), o el coraje que muestran en episodios tan extremos y
crueles, como los que se describen en El paseo de los Canadienses.
El lector percibe en sus novelas la rigurosidad con que realiza la
labor de documentación, no solo por el hecho de que tenga la
sensación de realizar un viaje literario en el tiempo a la época en
la que se desarrolla la trama, sino también en la forma de enfocar
los episodios históricos, con el aliciente de que la plasticidad
está muy presente en ellos, por lo que ayudan a percibir los
diferentes matices que se reflejan en las subtramas en las que cobran
protagonismo los episodios históricos. Por eso, pese a que El
paseo de los Canadienses es la primera incursión de la escritora
madrileña en la novela histórica, quienes hayan leído alguna de
sus obras anteriores, bien sea La pintora de estrellas (reseña) o La
marca de la luna, o ambas, recordarán los episodios
históricos que se relatan en los títulos que acabo de citar.
(La Desbandá-febrero 1937).
En
su primera incursión en la novela histórica, Amelia Noguera se
sumerge en uno de los episodios más cruentos, dolorosos, y al mismo
tiempo lastimosamente olvidados de nuestra Guerra Civil, como fue la
masacre que se produjo en la carretera Málaga-Almería, porque los malagueños optaron por abandonar
su ciudad ante la inminente entrada de Queipo de Llano al frente de
las tropas sublevadas. Y esta primera incursión la hace de forma
espectacular, porque el lector es partícipe de una historia contada
con realismo e imparcialidad. La autora consigue convertirse en mera
transmisora de unos testimonios que relatan a la escritora ficticia
diversos personajes que tuvieron relación directa con el hecho que
se conoce popularmente como la Desbandá. En
mi modesta opinión, me atrevo a decir que el gran acierto de Amelia
Noguera es conferir la trama como una novela testimonio, porque en
todo momento tuve la sensación de que acompañaba a la escritora
ficticia en la fase de documentación, en la que consiguió reunir a
varios testigos en el lugar de la masacre, quienes le relataban
los tristes y dolorosos episodios que habían sucedido hacía ya
varias décadas, pero que se los contaban de tal forma que los
protagonistas no habían olvidado la pesadilla vivida en aquel
escenario dantesco, en el que no se daba crédito a la matanza de la
que fueron víctimas civiles indefensos. Sin embargo, pese a la
dureza de las escenas que se describen a lo largo de los capítulos,
sobre todo las que tienen lugar en la llamada carretera de la muerte,
el lector se encontrará con una historia tratada con respeto,
sensibilidad y emotividad. Creo que un claro ejemplo de lo que acabo
de comentar es la relación de agradecimientos que la autora refleja
antes del cuerpo de la novela, así como las citas que elige de los
poetas Juan Gelman y Rafael Alberti, cuyos fragmentos hacen
referencia al conocimiento de la verdad y a un despiadado crimen
todavía no castigado.
Sin
duda alguna, Amelia Noguera planificó la trama de El paseo
de los Canadienses de tal forma
que el lector no perdiera detalle de todo lo que sucedía a lo largo
de los 31 capítulos en los que se estructura, más los testimonios
de personajes que completan el relato que en primera persona le hace
Azucena, ya en edad avanzada, a la escritora ficticia. A la
estructura de novela testimonial hay que añadir el sello personal
que caracteriza su estilo narrativo, si bien en esta ocasión diría
que es más directo, sin rodeo alguno, porque la autora tiene claro
que es la forma con la que provocar un mayor impacto en el lector a lo largo
del desarrollo de la trama. Es consciente que los testimonios que se
intercalan en el relato de la voz narrativa puede ralentizar el ritmo
de lectura; sin embargo, en mi caso, estas interrupciones no
supusieron obstáculo alguno, incluso diría que todo lo contrario,
porque me atrajeron todos los relatos que se aportaban, aunque he de
reconocer que estuve muy pendiente de las testificaciones que
aportaban el espía, filósofo, escritor y corresponsal de guerra
Arthur Koestler —no
por conocer la figura de este personaje, pues me era desconocido,
sino porque me preguntaba cómo terminó en prisión y fue condenado a
muerte—, el sobrecogedor testimonio de la enfermera del Socorro
Rojo Internacional, el aportado por el médico canadiense Norman Tethune o el de
una presa de la cárcel de Málaga, al igual que me preguntaba qué
justificaciones podían aportar tanto
el piloto de la ALI italiana como el falangista del buque de guerra
Canarias, partícipes directos en la masacre. A esta estructura hay
que añadir las subtramas que se intercalan y enriquecen la trama,
tanto la que origina la marcha de Isabel y su hija Azucena hacia
Almería, como la que desencadena los episodios que tienen como desenlace el exilio al que se refiere la narradora, así como la relación que se forja entre
ellas durante la Desbandá.
(Málaga-Guerra Civil Española)
El
paseo de los Canadienses es una
novela dura, cruenta, con escenas realmente espeluznantes, e incluso
dantescas, y que por momentos cuesta digerir. Las cuatro mujeres ya
mencionadas en el párrafo anterior tienen un papel destacado,
sobre todo si de esas escenas forman parte, de una forma u otra,
Azucenas y Martina, dos niñas que tendrán que acostumbrarse a
convivir con la muerte. Le sorprenderá la madurez que muestran
en situaciones en las que uno se pregunta cómo unas niñas son
capaces de presentar tal entereza ante el espectáculo dantesco que
presencian en la llamada carretera de la muerte,
aunque también protagonizan algunas escenas que se desarrollan en
Almería y que impresionarán al lector por sus reacciones, al igual
que otras que se suceden en Málaga a lo largo de varios capítulos.
Sin embargo, en ocasiones me sorprendía la inestabilidad que se
percibe en sus madres en determinados episodios, y cómo tienen que
ser sus hijas las que tomen las decisiones que tendrían que haber
tomado sus progenitoras, aunque me decía que esa indecisión que
muestran en algunas ocasiones es reflejo de la responsabilidad que
tienen porque su principal preocupación es mantener la integridad de
sus hijas, para así poder cumplir el objetivo que se habían
marcado: llegar a Almería. Pero también el lector estará pendiente
de las reacciones de la abuela de Azucena, Ángela, un personaje que
estoy seguro que atraerá su atención desde las primeras páginas.
Ángela es un personaje con carácter, que tiene muy claro cuál es
el bando que le corresponde, y no duda en tomar las decisiones que
sean necesarias para proteger a su familia, aunque tenga que mover
los hilos que pueden ayudarle, incluso sabiendo que esta ayuda supone
para ella correr cierto riesgo. Pero tampoco duda en socorrer a
quienes sabe que son republicanos, porque son conscientes de que hará
todo lo posible por auxiliarlos y evitar que sufran un castigo
injustificado, como se podrá comprobar en algunas fases de la
novela, sobre todo desde que los sublevados ocupan la ciudad a la que
los republicanos llaman Málaga la Roja.
Pese
a que las localizaciones atraen también la atención del lector, por
el carácter visual y la plasticidad que se percibe en los espacios
por los que se mueven los personajes, El
paseo de los Canadienses
es una novela de personajes, todos ellos de carne y hueso, como nos
gusta decir cuando nos encontramos con unos personajes bien
construidos, creíbles y ricos en matices, como ya es habitual en la
narrativa de Amelia Noguera, en cuyo elenco intercala ficticios con
reales, que son la gran mayoría de los que desfilan por las páginas de esta novela. Pero
este conflicto fratricida hace que uno se fije más en las relaciones
y reacciones de éstos en determinadas situaciones, sobre todo cuando
su integridad física está en juego. En este sentido, me preguntaba
hasta qué punto se estrecharía el vínculo entre dos personajes de
ideología contraria, como son Isabel y Fernanda. La autora supo cómo
mantener el equilibrio entre ambas, amparándose o bien en la
relación que cada vez se presiente más estrecha entre sus hijas,
cuyo vínculo comienza a forjase en la carretera de Almería; o bien
a través del personaje de Ángela, como contrapeso entre dos
personajes de ideología contraria, aunque con el paso de los
capítulos me preguntaba si la cordura que se mantenía en ese trato
se vería truncada ante el cariz que tomaba el enfrentamiento
fratricida y la fuerte personalidad de las dos mujeres. Sin duda alguna,
quien se interesen en conocer uno de los episodios más cruentos y a
la vez tristemente olvidados de la Guerra Civil Española, tienen en
El paseo de los Canadienses
una magnífica novela coral en la que se relatan unos hechos que bien
pudieron haber ocurrido tal y como se lo relatan la escritora
ficticia los testigos presenciales que deciden sacar a la luz unos
pasajes de los que quieren dejar constancia sobre lo que sucedió
realmente en el éxodo malagueño conocido popularmente como
Desbandá.
Biografía:
Amelia
Noguera, madrileña, es graduada en Humanidades, ingeniera
informática, posgrado en Didáctica de la Historia y las Ciencias
Sociales e Innovación educativa, y cursa en la actualidad el
Doctorado en Literatura e Historia. Además de novelista, es
traductora, investigadora y profesora. Ha publicado “La marca de la
luna” (Roca Editorial, 2014), “La pintora de estrellas” (reseña) (Suma
de letras, 2015), “Prométeme que serás delfín” (Suma de
letras, 2016) y “Escrita en tu nombre” (Berenice, 2017). "El
Paseo de los Canadienses" es su primera incursión en la novela
histórica. Con referencias literarias muy dispares, sus obras
rezuman intimismo y emoción al tiempo que expresan una inquietud
social muy marcada. Varias de sus novelas han sido traducidas ya a
otros idiomas con enorme éxito.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora, tomados de la web de Almuzara. Imagen de la Carretera Málaga-Almería, tomada de la web de Cadena SER. Imagen de Málaga durante la Guerra Civil Española, tomada de la web de Pinterest. Fotografía de Amelia Noguera, tomada de la web Todoliteratura.