jueves, 7 de agosto de 2025

Reseña Margaritas blancas: mujeres invisibles, de Montse Alabarta.

 









Datos técnicos:






Título: Margaritas blancas: Mujeres invisibles.

Autora: Montse Alabarta.

Editorial: Letra Minúscula.

1ª edición: Febero/2023.

Formato: Libro digital.

ASIN: B0B

ASIN: B0BTR1RQDN.

Idioma: Español.

Nº páginas: 72.





Sinopsis:





España 1950. Margaritas blancas narra la rutina de Natividad en una familia humilde en Cuidad Real tras la Guerra civil, y cómo su vida cambia por completo cuando se enamora y se queda embarazada “fuera del matrimonio” en pleno franquismo.
¿Qué pasaba con estas jóvenes “caídas en pecado”?

¿Conoces el Patronato de protección a la mujer y la trama delictiva que se orquestó contra las mujeres consideradas descarriadas?

Natividad nos cuenta en primera persona un hecho histórico y verídico que vivieron ella y miles de jóvenes mujeres, un testimonio de la doble moral católica que imperaba durante la dictadura en España.

El libro es un homenaje a la memoria de nuestros mayores, un recordatorio de la importancia de conocer los errores de nuestra historia para no volver a repetirlos.






Opinión Personal:






No dudé en leer y reseñar en este blog esta novela corta que me llamó la atención en las redes sociales. El título es Margaritas Blancas: mujeres invisibles. La autora, Montse Alabarta (1969, Picanya, Valencia), en la que recuerda qué función desempeñó  durante el régimen franquista el Patronato de la Protección a la Mujer, de la que era presidenta de honor Carmen Polo.  Es un ejercicio de memoria histórica en recuerdo de tantas madres que fueron víctimas de las atrocidades llevadas a cabo por esta institución durante este duro y triste período de nuestra historia reciente.

La sinopsis y la preciosa portada imantan. Sin embargo, pese a que está claro que simboliza alegría, el lector se encontrará con una corta -en formato digital no llega a 80 páginas- pero intensa y muy cuidada historia en su estructura y desarrollo, al igual que muy bien escrita. La escritora picañera planifica y desarrolla una ficción estructurada en tres partes bien diferenciadas, y que se lee con mucho interés por todo lo que sucede a lo largo de los capítulos que la conforman

(Antiguo convento Adoratrices, Ciudad Real)
En esta novela, Montse Alabarta da voz a mujeres que en su momento no pudieron hacerlo, porque el régimen franquista impone el silencio y la sumisión a quienes no acatan la doble moral católica. Un silencio y sumisión refrendados por la Iglesia, que predica y defiende desde los púlpitos el mandato divino que Dios les otorga: creced y multiplicaos. Si conciben fuera del matrimonio, es pecado mortal. Y, como pecadoras, tienen la obligación de redimirse ante la sociedad; los hombres eran otra historia, aunque estuviesen casados, como en toda sociedad machista que se precie.

Natividad pasa los últimos años de su vida en una residencia, en la que el trato cercano con su cuidadora, Irene, la impulsa a contarle su historia, gravadas en cintas de cassettes. Me gustó mucho cómo Montse Alabarta la complementa en la primera y la tercera parte de esta ficción, escritas a modo de prólogo y epílogo, en los que se suceden una serie de episodios que atraen la atención del lector, por lo que significan tanto para la protagonista y su hija, como para la cuidadora, en este caso en la primera parte.


Margaritas Blancas: mujeres invisibles contiene, en primera persona, el testimonio de Natividad sobrecogedor, descarnado y duro, que golpea y remueve conciencias. Un testimonio en el  que Natividad  narra a su hija, el pasado doloroso que no se atrevió a contrarle en vida «Natividad nació sin voz, muda simplemente por su género. Ahora su hija quiere vocear por escrito su historia, hermanada con la de otras mujeres que vivieron lo mismo que ella». Un pasado doloroso contado a lo largo de 16 capítulos titulados, y encabezados cada uno de ellos por una estrofa de coplas elegidas al efecto. Estrofas que pertenecen a cantantes muy reconocidos en este arte, caso de Concha Piquer, Manolo Caracol, Marifé de Triana, y otros que seguro serán reconocidos, sobre todo por los aficionados a la copla. 

(Patio Chico, Salamanca)
Su historia comienza en Ciudad Real y la lleva a Salamanca «Pronto se decidió que mi redención se llevaría a cabo en un convento de Salamanca» (cap. 8). En Salamanca ingresa en una casa de acogida, en la que le esperan un sinfín de situaciones que le muestran el lado más oscuro de quienes le hicieron perder la poca fe que tenía: jamás pensó que iba a ver y oír episodios protagonizados por quienes visten un hábito que para muchos es señal de respeto, y que indican que se consagran a la vida religiosa, con todo lo que significa. Pero es un hábito que les ampara para realizar cometidos que nada tienen que ver con la vocación que dicen tener, porque es inconcebible que comercien con la vida de criaturas recién nacidas, engañando a sus madres para que sus hijos puedan ser adoptados por gente con posibles, y que no pudieron tener descendencia por ellos mismos. Una historia acompañada también de escenas costumbristas que refleja, sobre todo, el día a día de Natividad en Ciudad Real junto a su familia y sus amigas.

Montse Alabarta ofrece al lector una historia muy bien escrita, con un estilo sencillo pero cuidado, que se desarrolla con un ritmo fluido. Margaritas blancas: mujeres invisibles es una historia que no deja indiferente e invita a la reflexión Es un testimonio novelado que también contiene rasgos costumbristas, que muestran el duro día a día, en plena posguerra, de la protagonista junto con su familia y amigas en Ciudad Real.





Biografía:





Montse Alabarta (1969, Picanya, Valencia) es licenciada en Filología hispánica. Impartió clases en una escuela de adultos enseñando a leer a mujeres mayores.

Gran lectora desde niña y con inquietudes literarias, ha publicado su primera novela «Margaritas blancas, Mujeres invisibles» de forma tardía, pues las primeras ideas para una novela se vieron truncadas cuando empezó a dar la cara una enfermedad medular congénita y degenerativa, que le hizo perder la movilidad y la metáfora. Montse Alabarta escribe sin metáforas.

«Margaritas blancas» le ha dado muchas satisfacciones. La presentó en la decimocuarta edición del Mayo literario de Picanya, dedicado a Rosa Regás, recientemente fallecida. La novela ha sido incluida en la entrada de la Wikipedia Patronato de Protección a la Mujer por su aportación a la visibilización de esta institución desconocida.


Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de Amazon. Imagen del antiguo convento de las Adoratrices, en Ciudad Real, tomada de la web del diario La Tribuna. Imagen de la calle Patio Chico tomada de la web Photo.net. 






martes, 5 de agosto de 2025

Libros leídos y reseñados en julio/2025.

 








En julio han sido un total de 6 los libros leídos y 6 los reseñados



-Los leídos





 



-Los reseñados: 


-Sucedió en Benahambrade Jaime Pérez de Sevilla.


- El caso Doningtonde G. K. Chesterton.


-El silencio del contador de historiasde Pierre Jarawan


-La plaza del diamantede Mercè Rodoreda


-Reseña La casa de las amapolasde Desirée Ruiz


-Reseña Garnatade Mario Villén



Avance retos literarios en los que participo: 



-Reto Nos gustan los clásicos (IX Edición):  (6/8) (+1) (75%).


-Reto 25 españoles (año 2025):  (25/25) (+3) (100%). Completado. 




miércoles, 30 de julio de 2025

Reseña Garnata, de Mario Villén.

 








                      


Datos técnicos:




Título: Garnata.

Autor: Mario Villén.

Editorial: Edhasa.

1ª edición: Abril/2025.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.

ISBN. 978-84-350-6451-4.

Idioma: Español.

Nº páginas: 625.





Sinopsis:





«Los rumíes nos acechan, Garnata se descompone, sobre la Vega se cierne la nube oscura de la muerte… Pero a mí ya todo eso me da igual. Viviré, aunque sea una condena; viviré lo suficiente como para encontrarte, a pesar de la guerra, a pesar del asedio…».

Garnata lleva tiempo dividida: unos se oponen a entregar la ciudad a los cristianos, mientras que otros prefieren someterse a los Reyes Católicos para evitar la guerra. El fin de al-Ándalus y del reino nazarí está cerca. En el fondo, todos lo saben; no sólo los reyes de Castilla y Aragón, también Boabdil, el Zagal y tantas gentes del pueblo que malviven para llegar al día de mañana. Y, entre ellos, un hombre, un converso, ha jurado vengarse por el asesinato de su esposa e hijos.






Opinión Personal:







Cuando en junio de 2021 escribí y publiqué en mi blog mi reseña sobre Nazarí (reseña), la tercera novela del escritor natural de Pinos Puente (Granada), Mario Villén, dije que esta obra refrenda el buen escritor que es y lo mucho que tiene que decir en el panorama literario nacional, en la ficción histórica, género en el que se mueve como pez en el agua y en el que se percibe que disfruta mucho mientras trabaja en el proyecto literario de turno. Con Garnata, se ha puesto el listón más alto todavía, tras superar la marca alcanzada con Ilión (reseña). El lector disfrutará con una magistral lección sobre la caída del último reducto de al-Ándalus: el emirato de Granada. Un novelón con mayúsculas.

(Albaicín, Granada)
Es de agradecer que en una novela de ficción histórica de algo más de 600 páginas el escritor
pinero planifique y desarrolle una trama que no da lugar a respiro, porque en cada episodio el lector se encuentra con hechos de interés, unos históricos y otros ficticiosmezclados de tal forma que los que protagonizan los personajes creados por la imaginación del autor, bien pudieron suceder, porque se percibe que tiene muy en cuenta el rigor documental. Pero también hay que tener muy en cuenta la estructura que elige el autor y que, en mi opinión, es un gran acierto: son seis los libros que la conforman, en los que nos encontramos con episodios fechados, en un periodo que abarca desde mayo de 1488 hasta el 2 y el 3 de enero de 1492. Sin duda alguna, las páginas de esta última parte suponen un magnífico colofón, porque toda ella abarca episodios que guardan relación con la inminente rendición del emirato, y en la que se suceden situaciones que nos mantienen en vilo por todo lo que sucede una vez que se conoce la inminente capitulación.

La conquista de Granada duró un período de diez años. La trama de Garnata abarca los últimos cuatro, con el interés que tiene por los diferentes giros que hay, sobre todo entre los nazaríes, porque asistimos a un verdadero juego de tronos. Se les ve muy felicies a los muy católicos reyes, Isabel y Fernando -tanto monta, monta tanto- se les ve felices porque sólo falta rubricar las capitulaciones por el emir Boaldil, alias el Chico, aunque más conocido como el Zogoibi, o el Desdichado, como le llaman sus paisanos. Entre éstos los ánimos están muy caldeados, desde que Boabdil le usurpó el trono a su padre, Muley Hacén, pero su tío el Zagal es partidario de seguir enfrentándose a los rumíes (cristianos), porque cree firmemente que el último reducto de al-Ándalus puede resistir los embates de sus católicas majestades. El actual emir se encuentra entre dos aguas, porque el pueblo le pide rebelarse, y ante la firme decisión que tienen, no le queda otra que ceder y romper la palabra que había dado. Un enfrentamiento que resulta atractivo para el lector, porque asiste a un nuevo concepto de lo que hasta la fecha era el choque armado entre dos ejércitos enemigos,  le confiere un gran interés a estos episodios, por el dinamismo que presentan el relato de su desarrollo por la voz narrativa.

Kasim es el protagonista de esta apasionante historia, quien ve cómo, tras tomar la decisión de apoyar a el Zagal, la feliz vida que disfruta en el Albaicín se trunca. Una vida que ahora sólo tiene un fin «-Pronto yo también moriré, pero antes os vengaré a todos. Pronunció cada palabra con serenidad, consciente de la gravedad del voto. Todo se hizo borroso a su alrededor. Todo salvo su objetivo» (pág. 114). Kasim es un personaje perfilado con una impresionante profundidad. En su deambular por la vida se encuentra con personajes que le ayudan a que, pese a su resistencia, por lo menos no lo vea todo negro, sino que visualice algunos tonos, al menos, grises.

(Torre de Roma, Granada)
De nuevo me encuentro con una novela histórica cuya trama abarca un período bélico, pero por la que transitan personajes, sobre todo ficticios, bien perfilados por el autor con los rasgos propios de la época, y teniendo en cuenta las circunstancias que los rodean, se percibe en algunos  que hay algún hueco a la esperanza. Pese a que el trasfondo recae sobre los históricos, varios de ellos carismáticos, es la gente del pueblo la que cobra protagonismo, porque son ellos los que sufren la peor parte: los asedios, la hambruna y la inseguridad. Acompañan a Kasim personajes que no dejan indiferente, e incluso invitan a la reflexión: Falak, Reduan, Beatriz, Badra, Nawar, Gonzalo y Francisca no dejan indiferentes e incluso invitan a la reflexión ante las decisiones que toman. El viejo faquí Reduan no duda en acoger en su humilde hogar a Badra, una niña de la calle, que no se lo pone muy fácil para que acepte su hospitalidad. Beatriz es una joven hebrea acogida por Gonzalo y Francisca como si fuera una hija suya y, con el paso de los episodios siente que de nuevo tiene una familia. Falak es una esclava de el Zagal que pone al servicio de Kasim, y cuya historia merece la pena escuchar, al igual que la de Nawar, esclava sudanesa al servicio de Moraima, la esposa de Boabdil, por el papel que desempeña ante la melancolía en la que esta se hunde, porque no le devuelven a su hijo Ahmed, recluido en el castillo de Moclín, por los reyes católicos, reclamado por estos para poder liberar a su padre.

En Garnata el lector se encuentra con personajes históricos muy conocidos, pero no presentados como los mitos que son, sino mostrando su lado más humano, porque las luces y las sombras son un rasgo común de la condición humana. Incluso en algunos de ellos se manifiesta la ruptura que hay en el emirato nazarí, caso de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, que no están pasando por un buen momento en su relación como matrimonio, pero su mandato como reyes que son les obliga a mostrar una unidad fingida ante el pueblo, para reforzar la moral ante los difíciles episodios que les esperan. La reina me pareció orgullosa y altiva y el rey más moderado. Otro tanto le sucede a Boabdil, a quien ya me referí en esta reseña, que se muestra pusilánime y maleable, aunque parece cobrar fuerza en determinadas situaciones, para admitir la realidad ante la inminente entrega de las llaves de Granada. El Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba no tiene la presencia que esperaba, si bien entiendo que desempeña el papel que le corresponde en la rendición de Granada como alcaide de Íllora que era por aquel entonces. Otros personajes históricos que atrajeron mi atención son Hernando de Talavera, confesor de Isabel I, y Hernando de Zafra, secretario real. Entre los nazarís destaco el papel que desempeña Fátima la Horra, madre del emir, una mujer muy ambiciosa y tóxica, la ya mencionada Moraima, o Zoraya, la favorita del sultán, o el papel del visir Al-Muleh en las capitulaciones.

(Andarax, Almería)
La ambientación de esta novela es exquisita. Mario Villén ofrece al lector unas localizaciones muy visuales por los que se mueven los personajes, descritos con detalle, pero sin alharacas. Disfruté muchísimo con las descripciones que realiza, sobre todo, de Granada, el personaje por excelencia de Garnata, en la que toda ella parece cobrar vida propia tal y como la voz narrativa muestra cada uno de sus bellos rincones, incluso aquellos en los que viven los granadinos con menos recursos. Pero, sin duda alguna, sobresalen las imágenes que describe de la majestuosa Alhambra en todo su esplendor: realmente parece que uno realmente transita por los preciosos espacios que la conforman. Otro tanto sucede con las localizaciones que describe la voz narrativa y en las que merece la pena recrearse, en las que se observa el contraste que hay con la sobriedad de las construcciones castellanas.

En Garnata el lector se encuentra con una novela muy bien escrita y un estilo narrativo muy cuidado. El ritmo de lectura es fluido, incluso diría que ágil en determinados episodios, por el dinamismo que tiene su desarrollo, lo que origina que afrontamos una lectura de poco más de 600 páginas. Son varios los frentes abiertos, en los que no queda puntada sin hilo, nos sorprende con giros inesperados y con una voz narrativa omnisciente, aunque plural porque, haciendo un símil, los escuchas mantienen informado al momento de  lo que sucede en cada uno de los destinos a los que son enviados.






Biografía:






Mario Villén Lucena (Pinos Puente, Granada, 1978) es licenciado en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad de Granada, y actualmente trabaja como funcionario de la Administración General del Estado en Málaga.

Es, sin embargo, como escritor cuando se siente más feliz. Junto a los también escritores Blas Malo y Carolina Molina, coordinó durante varios años las Jornadas de Novela Histórica de Granada, y actualmente coordina el Festival Letrahistórica en esa misma ciudad. Ha escrito multitud de relatos cortos con los que ha obtenido más de diez premios literarios en diferentes certámenes, y ha participado en algunas colecciones de cuentos, como Pequeñas historias o Dolor tan fiero. En este género, fue propulsor de la colección de relatos Voces de Kiev (Edhasa, 2022), en la que también participó como autor, a beneficio de los refugiados por la guerra en Ucrania. Hasta la fecha tiene publicadas cuatro novelas: El escudo de Granada (2021), 40 días de fuego (2015) y Nazarí (Edhasa, 2021), con la que consiguió el salto al éxito entre los grandes novelistas históricos de nuestro país, e Ilión (Edhasa, 2022). Y ahora vuelve a adentrarse en época nazarí y en las tierras de al-Ándalus para deslumbrarnos con Garnata.



Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de Edhasa. Imagen del Albaicín, en Granada, tomada de la  web Granada Direct. Imagen de la Torre de Roma tomada de la web Waste Magazine. Imagen de Andarax tomada de la web Viajes National Geographic. Fotografía de Mario Villén tomada de la web GalianayCía.





viernes, 25 de julio de 2025

Reseña La Casa de las Amapolas, de Desiée Ruiz.

 









Datos técnicos:






Título: La casa de las amapolas.

Autora: Desirée Ruiz.

Editorial: NdeNovela (Grupo Planeta).

1ª edición: Abril/2025.

Encuadernación: Tapa dura con solapas.

ISBN: 978-84-10140-23-3.

Idioma: Español.

Nº páginas: 424.






Sinopsis:





Flora, una solitaria mujer envuelta en un halo de misterio, vive retirada en La Casa de las Amapolas, un lugar idílico pero apartado de todo en plena sierra de Albarracín.

Tras la desaparición de su hija, Aurora, y de la amiga de esta, Blanca, Flora dejó atrás todo lo conocido: su hijo Dani, su marido y el trabajo, y se trasladó allí. Eso fue hace más de veinte años. Nunca más se supo de las chicas desaparecidas y ambas familias quedaron destrozadas. La Casa de las Amapolas se convirtió entonces en el refugio donde intentar cicatrizar sus heridas.

Ahora que el hijo de Flora también ha fallecido, su nuera y su nieta planean mudarse a La Casa de las Amapolas con ella, lo que trastocará la vida de las tres mujeres, removerá el pasado y sacará a la luz la terrible verdad de la desaparición de Aurora y Blanca.








Opinión Personal:







Villa Melania (reseña) fue la primera novela que leí y reseñé en este blog de la escritora zaragozana, aunque residente en Castellón, Desirée Ruiz, y una de mis mejores lecturas de 2023.No dudé en acercarme de nuevo a su narrativa, porque, al igual que la sinopsis, me atrajo mucho la portada de última publicación, La Casa de las Amapolas. Una portada que imanta por la cara de la joven que figura en ella, con un rostro que invita a contemplarlo porque su tez se presume pálida, y sobre la que resalta el color rojo intenso de la amapola. Me encontré con una novela en la que el misterio, la intriga y los secretos familiares son el hilo conductor de una ficción que invita a estar muy pendiente de las vicisitudes que acompañan a los personajes a lo largo de los 46 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama.

(Puente de los Cantautores, Zaragoza)
La trama de la La Casa de las Amapolas va de menos a más, con el aliciente que supone para el lector, incitado a no perder detalle de todo lo que sucede en una historia en la que las sorpresas están muy presentes. Una historia en la que los personajes se enfrentan a una serie de situaciones con las emociones a flor de piel, provocadas por todo lo que sucede en sus relaciones tras la desaparición de Aurora y de su amiga Blanca, pese a que hay episodios en los que semeja que las aguas vuelven a su cauce. Situaciones que entiendo que provocan el llamado efecto dominó, por lo que nos incita a preguntar cuál será la reacción de cada personaje a medida que se conoce lo sucedido en ese funesto día, ante el duelo al que se enfrentan las dos familias, destrozadas por una pérdida dolorosa, ya que van pasando los años y no hay rastro de ambas.

Desirée Ruiz planifica y desarrolla una trama que transcurre a lo largo de dos líneas temporales, en las que desdobla lo sucedido tras la desaparición de Aurora y Blanca, separadas ambas por un período de 25 años. Dos líneas temporales a las que hay que agregar algunos saltos en el tiempo a determinadas fechas, que aclaran o complementan el puzle que supone reconstruir los hechos que remueven la conciencia de quienes guardan una relación directa con una fecha de la que no se olvidan. Este entramado le confiere un plus de interés a lo que sucede a lo largo de los capítulos, porque a través de estos saltos se desgrana en pequeñas dosis lo que realmente sucedió durante el fin de semana en el que un grupo de amigos decide pasar en la Casa de las Amapolas

Al igual que en Villa Melania, en La Casa de las Amapolas cobra protagonismo, como un elemento destacado, la casa que sirve como refugio a Flora, que decide cambiar su vida desde que es consciente de que la desaparición de su hija Aurora es una realidad que le impide llevar una rutina como la que tiene. En ella acoge durante un tiempo a mujeres que pasan por una situación similar a la suya, como Silvia y Olga, a las que hay que añadir a Elisa ya Maya, nuera y nieta de la protagonista. Una casa que sirve de eje en torno al que giran los personajes que conforman el elenco de la trama, de nuevo dominado por la presencia de mujeres. La autora es consciente de cuándo utilizar los elementos góticos que encaja con acierto, y que para nada desentonan con la ambientación de esta novela. Con ellos provoca en el lector el efecto deseado, con situaciones en las que incluso logra que se inquiete ante el relato de la voz narrativa en escenas que cumplen estas características.

(Albarracín, Teruel-Aragón)
Desirée Ruiz tiene muy claro por dónde llevar a los personajes para que las localizaciones por las que transitan estén muy en consonancia con los episodios que protagonizan, con el añadido de que los conoce muy bien y sabe qué puntos utilizar para que provoquen el efecto deseado. De hecho, el paraje en el que ubica la Casa de las Amapolas está situado en la sierra de Albarracín, cuya población que lleva el mismo nombre fue declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Al igual que lo que comento sobre Albarracín, también se percibe en Zaragoza, en donde transcurren varios episodios. El paraje que rodea esta casa, tal y como la describe el narrador omnisciente, provoca esa sensación de paz interior y tranquilidad que ansían sus moradoras, porque sienten que es el lugar ideal para cicatrizar las heridas que tanto tardan en cauterizar, por el pasado que las atormenta. La autora describe con detalle ese vergel lleno de vida, y del que las tres mujeres no se cansan de contemplar por la belleza que les rodea, y que las anima a realizar las actividades que tanto les apasionan. Heridas de las que nos informan cuando la situación se presta a ello, porque no es fácil exponerlos, conscientes de que pueden hacer daño. 

La Casa de las Amapolas es una novela de misterio e intriga en la que el lector se encuentra con unos personajes complejos, si bien en un principio los conoce de forma superficial. La trama incita a estar muy pendiente de los episodios que protagonizan quienes lo conforman porque, de una forma u otra, guardan relación con el triste episodio al que ya me referí en esta reseña. Al igual que en Villa Melania, de nuevo los personajes femeninos son los que tienen una mayor presencia y protagonizan situaciones que no dejan indiferente, aunque también destaco el papel de Yago, que realiza labores de jardinería para Flora y su presencia impone a las mujeres que viven en la casa, a quienes les parece que está rodeado de misterio y reservado, parco en palabaras. Unos personajes en los que, con el paso de los capítulos, también están presentes los rasgos intimistas, porque las reflexiones y dudas que se plantean nos ayudan a conocer más su interior. Conforman un elenco atractivo en el que  el amor, el desamor, la amistad y las segundas oportunidades forma parte de sus vidas a lo largo de los capítulos, en los que el perfil psicológico cobra mucha fuerza, porque esas dos desapariciones les conduce a vivir situaciones límite, en las que se muestra lo mejor y lo peor del ser humano. La voz narrativa incita a estar muy pendiente de las reacciones de los personajes, una vez que se remueve el pasado y sale a la luz la terrible verdad de la desaparición de Aurora y Blanca, como adelanta la sinopsis.

La Casa de las Amapolas es una novela muy bien escrita, diría que con un estilo narrativo depurado y un ritmo fluido, aunque la autora surte el efecto de que los episodios se desarrollan de forma más sosegada que el rutinario, provocado por la paz y la tranquilidad que emana del precioso paisaje que rodea la casa.






Biografía:





Desirée Ruiz Pérez (Zaragoza, 1973) es escritora y profesora en Castellón, apasionada por las historias que conectan con las emociones humanas. Ganadora del I Certamen de Relato Corto Bohodón en 2009, ha explorado distintos géneros narrativos en antologías y microrrelatos. Su debut novelístico con Ofelia descalza (2015) marcó el inicio de un camino literario que continuó con El silencio acuna pesadillas (2020) y Villa Melania (2023). Ahora publica su nueva novela, La casa de las amapolas.



Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía de la autora  tomados de la web Planetadelibros. Imagen Puente de los Cantautores, en Zaragoza, tomada de la web Hoy Aragón. Imagen Albarracín tomada de la web del ayuntamiento de este municipio. 




miércoles, 23 de julio de 2025

Reseña La plaza del diamante, de Mercè Rodoreda.


 






¡



Datos técnicos:






Título: La plaza del Diamante.

Título original: La plaç del Diamant.

Autora: Mercè Rodoreda.

Traductor: Sergio Fernández Martínez.

Editorial: Edhasa.

1ª edición: Marzo/2023.

Edición original: 1962.

Encuadernación: Tapa blanda.

ISBN: 978-84-350-2261-3.

Idioma: Español.





Sinopsis:





Es ésta la historia de Natalia, conocida como «Colometa», representación femenina de aquellas mujeres a las que les tocó vivir un período de la historia de España especialmente duro y cruel: la Guerra Civil y la posguerra. Así, Colometa verá partir y morir a sus seres queridos, pasará hambre y miseria y se verá muchas veces incapaz de sacar adelante a sus hijos. Hundida en un matrimonio infeliz con un hombre egoísta, renuncia a su propia identidad y cede todo el protagonismo a su esposo, aceptando los convencionalismos de la época. Pero la vida y las circunstancias obligarán a Colometa y al resto de los personajes a crecer…

Crónica fiel de la Barcelona de posguerra, este libro en apariencia menudo es una joya literaria, y sin duda una de las mejores novelas españolas del siglo xx y la obra maestra, según la crítica, de la literatura femenina catalana.

La plaza del Diamante se publicó por primera vez en 1962 en Barcelona. Desde entonces se ha traducido a más de treinta idiomas, ha sido llevada al cine y al teatro y se ha convertido en un clásico contemporáneo indiscutible.






Opinión Personal:






Mercè Rodoreda era una de las autoras de las que tenía pendiente leer alguna de sus novelas, aunque hace años que vi la película La plaza del Diamante. Sin embargo tardé en decantarme por su lectura, por lo que decidí que ya era hora de conocer a la protagonista de la que es considerada la obra cumbre de esta escritora en la que se basa, y que tiene el mismo título. Mercè Rodoreda es reconocida por la crítica como la autora catalana más universal de todos los tiempos, como indica la editorial en su biografía. No me extraña que esta novela tenga el reconocimiento y el éxito que tiene, porque es un fiel reflejo del papel silenciado que desempeña la mujer en un período de la historia de España, y más en concreto en Cataluña: la república, la guerra civil y la posguerra. La escritora barcelonesa ofrece al lector una trama muy atractiva, en la que se conjuga el costumbrismo con los duros hechos históricos que marcan la vida de los personajes.

(Plaza del Diamante-Barcelona)
La plaza del Diamante es una novela evocadora, narrada por la protagonista en primera persona y en pasado, en la que cuenta todo lo que le sucedió desde que asiste a la fiesta del barrio de Gràcia, junto con su amiga Julieta, en la plaza que da título a esta obra. Una verbena en la que Quimet se fija en ella. Desde que acepta casarse con Quimet, su vida va a ser igual a la de muchas mujeres españolas que no tienen otra misión que la que predican los sacerdotes desde el púlpito, alentados por los poderes públicos del régimen: la mujer en casa, dar descendencia a sus maridos y estar muy pendiente de ellos para lo que precisen. Es una época en la que todo el derecho es de ellos, a ellas sólo les corresponde la obligación, y punto en boca, porque son el sexo débil y no tienen raciocinio.

Mercè Rodoreda construye una una historia llena de sentimientos, emociones y reflexiones, que vierte tanto tanto sobre los hechos que tienen lugar en ese período convulso como sobre la forma de ser y actuar de quienes mantienen una relación directa con ella. Diría que hay situaciones en las que se desahoga echando fuera todo lo vivido en un período dominado por el drama y el silencio. La autora utiliza un estilo narrativo adecuado a los rasgos sociales de la protagonista, en el que se percibe el origen humilde de una chica que apenas salió de su barrio. Su historia está contada con un estilo narrativo que abarca una riqueza de recursos literarios que refleja con humildad, cercanía y una sencillez cuidada. «Todas las luces eran azules. Parecía el país de los magos y era bonito. En cuanto caía el día todo era de color azul» (pág. 153). En ocasiones se percibe que le cuesta trabajo expresar lo que realmente siente sobre lo que vivió en determinadas situaciones, pero que procura explicarlo como mejor sabe. «Con unos ojitos..., con unos ojitos que miraban y cuando miraban con aquellos ojitos...No sé cómo Quimet tenía el valor de reñir al niño tan a menudo» (pág. 93) Utiliza el estilo indirecto, sin apenas diálogos, pero con un ritmo de lectura fluido, por la variedad y dinamismo de las situaciones que viven los personajes.

La plaza del Diamante es una novela rica en matices. Atrae el enfoque que la autora le confiere al relato sobre la guerra civil y la posguerra. Un relato efectivo, realista y en el que da la sensación de que apenas se refiere a esta época convulsa, pero vaya que si lo hace y, sobre todo, acentuado por la sencillez con la que los describe «Y mientras me dedicaba a la gran revolución con las palomas vino lo que vino, como algo que iba a ser muy corto (pág. 133). Capítulos en los que nos encontramos con situaciones duras y sobrecogedoras, porque guardan relación con los personajes que forman parte de la vida de Colometa, como gusta llamarle a su marido Quimet. Personajes que, bien por la guerra u otras circunstancias, fallecen durante el conflicto o la represión franquista posterior. Capítulos en los que Colometa se hace una idea de lo que sucede a través de los vecinos con los que se relaciona, o en la casa en la que sirve porque, salvo que sea para trabajar, apenas pisa la calle. Natalia es consciente de que se le presenta un futuro negro, por lo que toma decisiones que le permiten remontar, aunque le acompaña la duda ante lo que pueda suceder, porque le cuentan historias que le hacen reflexionar.

A lo largo de los capítulos la autora muestra Barcelona desde la perspectiva de la protagonista, por lo que son determinadas localizaciones las que dominan en esta novela. Unas descripciones en las que se acuerda de Gaudí y sus emblemáticas construcciones, al igual que la trágica muerte que tuvo. Una Barcelona sobre la que se puede hacer una ruta literaria que invita a visitar los lugares que frecuentaba Natàlia, sobre todo durante los primeros capítulos, como el antiguo mercado de la Abacería, «Y me iba metiendo en el olor del mercado y en los gritos del mercado para acabar dentro de los empujones, en un río espeso de mujeres y de cestos» (pág. 81), el Café Monumental, Montjuïc, la Rambla del Prat, o la calle Mayor de Gràcia. Unas localizaciones que recorre con Quimet y sus amigos, pero también se refiere al itinerario que realiza cuando va a trabajar. Localizaciones que cambian de fisonomía con la guerra civil y durante la posguerra.

(Mercado Abacería, Barcelona)
Mercè Rodoreda perfila un elenco de personajes que forman parte del escalafón social al que pertenece Natalia, salvo algunas excepciones, por el papel que desempeñan en la trama. Son personajes cercanos, muy reales y trazados con un perfil psicológico que muestra el carácter de cada uno de ellos, más marcado, sobre todo, en Quimet, su madre y en el padre de Natalia. Por el papel que desempeñan a lo largo de los capítulos, se deduce que tienen un simbolismo en la vida de la protagonista. Desde que la vida de Colometa gira en torno a Quimet, es él quien lleva la voz cantante en matrimonio, sobre todo desde que se casan al año de conocerse. Es autoritario, egoísta y celoso, aunque tiene sus relaciones extramatimoniales. Tiene una carpintería en la que trabaja como ebanista, y le ayuda un aprendiz. «Y dijo que, mientras acompañaba a una clienta a elegir a una caja de chocolatinas en el escaparate de la derecha, el pastelero me seguía con la mirada, no a mí, sino a mi trasero» (pág. 29). La protagonista menciona en varias ocasiones a su madre fallecida, porque la soledad la acompaña, ya que siente que su marido va a lo suyo y su padre no se preocupa por ella. En su vida de casada es esencial el papel que desempeña la señora Enriqueta, vecina suya, porque la ayuda en lo que puede, «La señora Enriqueta que vivía de vender castañas y boniatos en la esquina del Smart» (pág. 33). Los amigos de Quimet mantienen con él la relación de cuando era soltero, de los que atrajo mi atención Mateu, porque es muy diferente a los demás, dada su sensibilidad, y la relación sentimental que mantiene con Griselda, una mujer muy diferente a él. Ya en un nivel social más alto se encuentran el padre Joan y los señores para los que trabaja, que tienen varias propiedades que alquilan, pero son muy mezquinos.

La plaza del diamante es clásico que no dudo en recomendar, pese a que la protagonista y narradora utiliza en su relato un estilo indirecto, sin apenas diálogos, pero con un ritmo de lectura fluido, por la variedad y dinamismo de las situaciones que viven los personajes.





Biografía:





Mercè Rodoreda (1908-1983) es sin duda la escritora catalana más universal de todos los tiempos y uno de los grandes clásicos de la literatura europea del siglo XX. De sus cuatro primeras novelas, sólo recuperó, tras reescribirla, Aloma (ganadora del Premi Crexells en 1937). Forjó en el exilio el grueso de su obra literaria (novela, cuento, teatro y poesía), en la que destacan títulos como La plaza del Diamante (1962), La calle de las Camelias (1966) o Jardín junto al mar (1967).





Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de Edhasa. Imagen de la plaza del Diamante, tomada de la web TripAdvidsor. Imagen del mercado de la Abacería tomada de la web Ayuntament de Barcelona. Fotografía de Mercè Rodoreda tomada de Wikipedia. 

jueves, 17 de julio de 2025

Reseña El silencio del contador de historias, de Pierre Jarawan.

 






                          





Datos técnicos:





Título: El silencio del contador de historias.

Título original: Am ende bleiben die Zedern.

Autor: Pierre Jarawan.

Editorial: Grijalbo. (Grupo PRH).

1ª Edición: Octubre/2022.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-253-6161-6.

Idioma: Español.

Nº páginas: 480.






Sinopsis:





Los padres de Samir huyeron de la guerra del Líbano y se refugiaron en Alemania para salvaguardar el futuro de la familia. Pero, cuando él apenas tenía ocho años, su padre desapareció sin dejar rastro; una ausencia que nunca ha podido superar. Ese duelo sigue ensombreciendo su presente y lo empuja a viajar a Beirut en busca de su padre, pero con el anhelo también de conocer su propia historia y la de su familia.

Sin más pistas que una vieja fotografía y el recuerdo de los cuentos que le contaba su padre para dormir, Samir emprende un viaje que arrojará luz al pasado, al mismo tiempo que le descubrirá la infinita belleza de la tierra de sus antepasados, un Líbano exótico y hostil.









Opinión Personal:







Atrajo mucho mi atención El contador de historias, no sólo por la portada y el título, sino también por cómo el autor aborda la trama, como resalta la editorial en las primeras líneas de la sinopsis. El silencio del contador de historias es la ópera prima del escritor nacido en Jordania, Pierre Jarawan, si bien su padre es libanés y su madre alemana, y a los tres años marcharon para este país a causa de la guerra civil que asoló Líbano entre 1975 y 1990. Ópera prima con la que fue galardonado con la beca literaria de la ciudad alemana de Múnich y el premio Bayerischer Kunstförderpreis.

Pierre Jarawan empieza su carrera literaria con mucha fuerza, con una obra fascinante que atrapa al lector sin remedio desde las primeras líneas, en las que se encuentra con un comienzo expectante ante los episodios que se viven en las primeras páginas. El autor planifica y desarrolla una trama que arranca in media res, con un corto prólogo en el que el protagonista y narrador, Samir, sufre en vivo y en directo los acontecimientos que vive su país de origen, Líbano, para luego trasladar el relato a 1992. Son dos líneas temporales las que se alternan a lo largo de 47 capítulos, agrupados en tres partes bien diferenciadas, más un prólogo y epílogo. Dos líneas temporales que se alternan entre su país natal y Líbano, y que convergen en el último tramo de la novela. Dos líneas temporales contadas con un estilo elegante: «Beirut, la belleza resplandeciente de antaño, salía cojeando de entre las ruinas y acariciaba su rostro destruido; una ciudad que se tomaba el pulso» (pág. 29).

(Maaser-El-Chouf, Líbano)
Esta novela es muy atractiva porque el autor la enfoca como si de un cuento se tratara, pese a que en su desarrollo hay episodios que remueven conciencias, a la par que duros. Es una trama en la que, mientras afronté esta lectura, me acompañó la recopilación medieval de cuentos tradicionales de Oriente Próximo, Las mil y una noches, en la que Sherezade le cuenta historias al sultán para que no la mate tras desposarla. En este caso, es Brahim quien le cuenta a su hijo Samir, cuando la situación lo requiere, cuentos que guardan relación con su país de origen, Líbano, para que no olvide sus raíces. Otro tanto me sucedió con La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, en la que un muchacho es conducido por su padre a un misterioso lugar oculto de la ciudad vieja de Barcelona, y se encandila con la magia que atesora el Cementerio de los Libros Olvidados.

La trama de El silencio del contador de historias se desarrolla entre Alemania y el Líbano. Sin embargo, la voz narrativa describe de tal forma que los episodios que suceden en el país germano surten el efecto de que parecen ubicarse en el Líbano, porque la comunidad de libaneses desplazados siguen manteniendo sus tradiciones y las hacen extensivas a su día a día. «A mi fiesta de cumpleaños acudieron muchos vecinos de la calle. En mi pastel había ocho velas encendidas, y todos me cantaron el Sana Helwa ya Gameel, la versión árabe del Cumpleaños feliz»(pág. 77). Otro tanto sucede en el Líbano, en donde los hechos se desarrollan recién terminado el conflicto fratricida, si bien los personajes que transitan por esta subtrama son conscientes de que pudieron haber engrosado la lista de víctimas de que segó miles de vidas en ambos bandos contendientes, cuando relatan episodios que tuvieron lugar durante este cruento y doloroso período. «-Entonces llegaba el momento en el que Brahim necesitaba un cómplice. Le decía al tipo que alguien tenía que cubrirlo mientras cruzaba Beirut Oeste para encontrarse con el intermediario que le pasaba el whisky. Así que le ponía unos prismáticos y una radio en las manos, y le pedía que le avisara si veía barricadas en las calles o algún francotirador en los tejados»(pág. 248).

El autor planifica y desarrolla una ficción en la que marida varios géneros literarios: historia reciente del Líbano, romance, secretos familiares, intriga y misterio van cogidos de la mano. Una ficción en la que también el lector se encuentra rasgos intimistas, porque los sentimientos y las emociones están también muy presentes, sobre todo en episodios en los que los hechos que viven algunos de los personajes les hacen reflexionar sobre el impacto que supone para ellos las circunstancias que los rodean, sobre todo a Samir, su madre Runa, Karim y Yasmin, ambos padre e hija que emigraron también de Libano, y son amigos de la familia El-Hourari. Sin duda alguna, el autor ofrece al lector un complejo e intrigante puzle en el que las piezas que lo conforman van encajando a lo largo de los capítulos, incitando a que nos preguntemos qué desenlace nos espera.

El silencio del contador de historias supone para el protagonista y narrador una historia de búsqueda: de búsqueda de un padre que abandona a su familia sin motivo aparente, pero también una búsqueda de sus orígenes porque, pese a haber nacido en Alemania, se siente un libanés más, forjado por los cuentos que éste le contaba, plagados de fantasía, al estilo de la tradición oriental. Samir y Yasmin son amigos desde niños y, con el paso de los capítulos, se percibe que entre ambos puede entablarse una relación sentimental, si bien el tiempo pasa y la vida de cada uno lleva su propio camino; Karim, el padre de la joven, tiene también esa sensación. Sin embargo, el protagonista es empujado a realizar ese viaje, porque Yasmin no está conforme con la deriva que lleva la desordenada vida de Samir. Le pide que encuentre las respuestas a las preguntas que se plantea, pero también que se busque sí mismo.

(Zahlé, Líbano)
Pierre Jarawan ofrece al lector una novela muy visual. Una novela en la que el lector puede imaginarse cómo son los espacios por los que transitan los personajes. Sus descripciones invitan a imaginarnos cómo es la ciudad alemana en la que Samir vive con su familia -ciudad de la que no conocemos su nombre-, aunque en todo momento tengamos la impresión de que siguen viviendo en el Líbano. Pero sobre todo me atrajeron las descripciones que ofrece sobre el país de los cedros, Líbano, porque en todo momento sentí que acompañaba a Samir por las localizaciones que le invitan no sólo a recrearse en los sitios que le recuerdan a su padre, sino también a contemplar la reconstrucción de un país asolado por una guerra devastadora, y en la que todavía se puede contemplar las heridas que dejó este conflicto bélico.

El autor perfila un elenco de personajes que me ayudaron a que me sintiera muy cómodo durante la lectura de esta preciosa y dura novela, pero en la que sienten que una segunda oportunidad les espera en el país que los acoge. Son personajes muy reales, de carne y hueso como decimos en estos casos, porque están construidos de tal forma que, con el paso de los capítulos, nos familiarizamos con su forma de ser y actuar. Personajes con los que empatizamos por las preocupaciones que les atormentan, deseando que encuentren ese sosiego que necesitan: el amor y la amistad están muy presentes, al igual que la solidaridad, sobre todo en las situaciones más difíciles, como las vividas durante la guerra civil libanesa. A través de este elenco conocemos la reciente historia del Líbano, de la que recibimos interesante información de este período bélico tanto a través de los diálogos que mantienen como de la voz narrativa. Información que no deja indiferente porque relata la crudeza a la que se tienen que enfrentar los ciudadanos, conscientes de que en cualquier momento pueden ser ellos víctimas de esta lucha fratricida, de la que conocemos episodios impactantes que no olvidan.








Biografía:






Pierre Jarawan es escritor, poeta, guionista y presentador. Hijo de padre libanés y madre alemana, nació en 1985 en Jordania debido a la guerra civil en el Líbano. A los tres años se mudó con su familia a Alemania.

Comenzó a escribir cuando era adolescente inspirado por los cuentos para dormir que su padre le contaba de niño. Años más tarde se coronó ganador de varios campeonatos internacionales de Poetry Slam.

En 2016 publicó su primera novela, El silencio del contador de historias, por la que recibió la beca literaria de la ciudad de Múnich y el premio Bayerischer Kunstförderpreis, además de ser nombrado el autor con la Literaturstern des Jahres (estrella literaria del año) por el periódico AZ. Asimismo, esta novela fue reconocida como el mejor debut en alemán en el Festival du Premier Roman en Chambéry, recibió el Prix des lecteurs du Livre de poche 2021 y, traducida a seis idiomas, tuvo una gran acogida entre los lectores de todo el mundo. En 2020, Jarawan publicó su segunda novela.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomada de la web de Penguin Libros. Fotografía del autor tomada de Pengüin Aula. Imagen de Maaser-El-Chouf tomada de la web Peek. Imagen de Zahlé tomada de Wikipedia.