Datos
técnicos:
Título:
Laín. El bastardo.
Autor:
Francisco Narla.
Editorial:
Edhasa.
1ª
edición: Marzo/2018.
Encuadernación:
Tapa dura con solapas.
Idioma:
Español
ISBN:
978-84-350-4711-1
Nº
Pág.: 768
Sinopsis:
Era
huérfano, y bastardo, pero su ilusión estaba clara: que cuando su
padre, don Rodrigo Seijas, señor de San Paio, volviera de las
Cruzadas, estuviera orgulloso de él. Por eso había escalado el
roquedal hasta conseguir un polluelo de halcón, que criaría para
regalárselo. Pero las malas noticias llegaron al fin: don Rodrigo no
iba a volver. Y ahí empezó todo. Expulsado a golpes por su
hermanastro, será acogido por Guy de Tarba, infanzón fiel al señor
de la villa y, con él, Laín se embarcará en un viaje lleno de
peligros y aventuras. Desde Galicia, pasarán los Pirineos y, ya en
Venecia, embarcarán hacia la Palestina y allende ultramar.
Perseguido por los templarios, será traicionado, embaucado,
torturado…, pero se convertirá en un hombre, en un héroe. Y lo
mantendrá vivo una única esperanza: la venganza.
Como si fuera una
cantiga moderna, Martín Códax nos relata la historia de Laín, el
bastardo de de San Paio; la gesta del halconero, una historia de
aventuras, conspiraciones y honor, sumergida en la época más
turbulenta del medioevo europeo, desde la España de Alfonso X el
Sabio hasta las lejanas tierras de Mongolia, donde la sombra del gran
Gengis Kan sigue enmudeciendo a vivos y a muertos.
Opinión Personal:
Francisco Narla (Lugo,
1978), sorprendió a los lectores y a la crítica especializada, con
la publicación en 2013 de su primera novela histórica, Assur (reseña). Sin duda
alguna, fue una de las grades atracciones literarias de ese año, de
la que todavía guardo un gratísimo recuerdo de su protagonista. Después le tocó el turno en 2014 a Ronin (reseña), con la que volvía
a sorprender con una historia en la que abordaba un tema muy poco
conocido por la gran mayoría de los lectores, como fue la expedición
del samurai japonés Hasekura Tsunenaga, que
se convierte en el primer
nipón que cruzó el océano atlántico.
Hoy comparto mis impresiones sobre su nueva novela, Laín.
El bastardo, con la que se alzó
ganador del I Premio Edhasa Narrativas históricas.
(Torre de San Paio de Narla, en Friol-Lugo)
Comparto
la opinión de otros lectores sobre el hecho de que Francisco Narla
gana el I Premio Edhasa Narrativas Históricas. En mi modesta
opinión, Laín. El bastardo, es una novela que ofrece al lector un
magnífico trabajo literario, realizado a conciencia, en el que el
escritor lucense hilvana todos los hilos argumentales que la
conforman como si de un cirujano se tratase. Se aprecia que encajan
todas las piezas a medida que avanza la trama, y sobre todo que no
resultan nada artificiales, sino que se van sucediendo de una forma
muy natural, ajustándose a la ardua documentación realizada por el
autor y que hace posible ese efecto, con las licencias ocasionales
que los autores suelen tomarse aprovechando esas lagunas
documentales, pero que bien pudieran haber sucedido en la época en
la que se desarrolla la trama. Un claro ejemplo de lo que acabo de
comentar es todo lo que el lector se encuentra a lo largo de la trama
en relación al personaje histórico de Martín Códax, el narrador
de la novela, como se aclara en la nota del autor que acompaña al
cuerpo de la novela, y en alguna que otra entrevista que encontré
buscando información sobre la misma.
Ya comenté en el primer párrafo que
Laín es un personaje que se gana el corazón de quienes se interesan
por conocer su historia. Y es que a Laín se le presenta una vida muy
dura por delante, como dura era la vida de quienes tenían su misma
condición social, pese a que era el hijo bastardo de Rodrigo Seijas,
señor de la Torre de San Paio, que se encariña con las muchachas
del servicio; de ahí vienen las consecuencias posteriores, una de
las cuales es el personaje que protagoniza esta novela que hoy
reseño. Sin embargo, Laín se hace un hombre y toma las formas que
se le presumían de niño. Es huérfano y bastardo, pero no está
solo. En la Torre de San Paio todos lo querían, incluso su
padrastro, quien lo pone bajo la protección del viejo Tomás,
encargado de los caballos y las bestias de carga, y así podría
aprender un oficio. Don Rodrigo Seijas es llamado por el rey Teobaldo
II de Navarra para que se una a las tropas que van a ultramar,
a una nueva Cruzada. El primogénito del señor de San Paio, Fruela,
es un mozo que ya desde las primeras páginas muestra el carácter
que se le va endureciendo con el paso de los años. Es Laín quien
paga las consecuencias del mismo, hasta el punto de que recibe una
brutal paliza que lo deja medio muerto. Lo acoge el infanzón Guy de
Tarba, un mercenario gascón al servicio de don Rodrigo, y a partir
de ese momento sus vidas llevan un camino paralelo; incluso el
carácter de Laín se asemeja al del gascón con el paso de los años.
La
marcha de don Rodrigo a tierras de Palestina marca un antes y un
después en la vida de Laín. Como adelanta la sinopsis, las
malas noticias llegan: en la torre se enteran del regreso del rey
Teobaldo, pero don Rodrigo no vuelve, y corren noticias de que está
perdido por los desiertos de Gaza. El mercenario Guy de Tarba decide
salir en su búsqueda, y Laín piensa que tiene la misma obligación,
por lo que le acompaña en ese viaje largo lleno de peligros, a los
que se enfrenta utilizando las artes que va aprendiendo de quienes
comparten con él esa búsqueda. Desde Galicia, pasarán los Pirineos
y, ya en Venecia, embarcarán hacia la Palestina allende ultramar.
(Martín Códax)
Lo
primero que atrae mi atención es la estructura de la novela. Como
adelanta la sinopsis, es el trovador gallego Martín Códax quien nos
relata la historia de Laín. Y es que Laín. El bastardo, está
estructurada como si de una cantiga moderna se tratase, ya que la
conforman un total de 22 estrofas tituladas, que adelantan lo que nos
espera a lo largo de su desarrollo. Y a cada una de ellas acompaña
un fragmento tomado de textos de la época. Dos son las voces
narradoras de la novela: una es la de Martín Códax, que relata
en primera persona todo lo que sucede en torno a la figura del
personaje principal; otras será un narrador omnisciente, que cuenta
lo que sucede desde el punto de vista del trovador gallego. Aunque el
relato del trovador es mas bien esporádico al principio, a medida
que avanzan las estrofas tendrá una presencia mayor, pues mayor será
su participación en los hechos que tienen lugar en torno a la figura
del personaje principal.
En
Laín. El bastardo la aventura y la historia van cogidas de la mano.
Aunque el lector se encuentra también con rasgos de una novela de
viajes, y acompañará a los personajes a través de todo el periplo
que realiza Laín con el firme propósito de encontrar a su padrastro
y traerlo de vuelta a la Torre de San Paio. El lector se encuentra
también con algunas leyendas referentes a personajes históricos,
como Gengis Kan, o a localizaciones por las que se mueven los
personajes. También las reliquias tendrán un papel destacado a lo
largo de las estrofas en las que se estructura la novela, sobre todo
a medida que nos acercamos al desenlace de la trama, en donde los
implicados en su búsqueda no dudan en utilizar las malas artes que
sean necesarias para apoderarse de ellas. Incluso, como es habitual
en este tipo de novelas, el lector se encontrará también con
escenas de capa y espada que mantienen su atención, sobre todo por
conocer el desenlace de ese cruce de hierros.
Ya
comenté en esta reseña que Francisco Narla perfila a conciencia los
ingredientes que conforman la novela que hoy reseño, para que todos
ellos resulten atractivos a los lectores. Al contrario que en otros
títulos que leí y recomendé, en donde valoré más la
preferencia de unos sobre otros, no puedo decir lo mismo de Laín. El
bastardo, porque todos ellos me resultaron muy atractivos. Y es que
el lector se encuentra, en mi modesta opinión, con un claro
equilibrio en lo que se refiere a la construcción de los personajes
y a la ambientación espacio-temporal, sin olvidarme de las escenas
de cetrería y pesca, que resultan muy atractivas para el lector, por
el carácter visual de las mismas, tal y como son relatadas por el
narrador. En todo momento me sentí trasladado a la época en la que
se desarrolla la trama, y me imaginé que acompañaba a los
personajes a través de los diversos escenarios por los que se
mueven, compartiendo con ellos sus penas y alegrías, peligros y
victorias.
Es de agradecer la labor realizada por el autor para lograr ese
efecto que acabo de comentar, que muestra al lector que detrás de
ello hay una ardua labor de documentación.
En
Laín. El bastardo, Francisco Narla ofrece al lector una atractiva
galería de personajes, algunos de ellos muy peculiares. Predominan
sobre todo los personajes masculinos, siendo poco relevante la
presencia de femeninos, como doña Urraca, esposa de don Rodrigo;
Egeria, la compañera de Ruy de Tarba, o Almodís, hija de ambos, ya
que aparecerán en determinados episodios de la novela. Llamará la
atención del lector el hecho de que Laín esté acompañado siempre
por un adulto que le instruirá en su formación como persona y que
influye en la modulación de su carácter; algunos de ellos
desempeñan el papel de padre, pese a la ilusión que había mostrado
por recuperar a don Rodrigo Seijas, una vez vuelto de la Cruzada, aun
teniendo la condición de hijo bastardo, pero no olvida el trato
afable que tenía hacia él. Son, sobre todo, el viejo Manuel y el
mercenario Guy de Tarba quienes ejerzan como tales, aunque también
el peculiar Ciriaco le instruirá con múltiples historias que
conocía por su condición de mercader. Kachiun, que le servirá de
guía por las tierras de los mogoles, y lo acompañará hasta la
presencia del Kan Hulagu, nieto de Gengis Kan, y lo conducirá hasta
la capital de su imperio, Qara Quorum, porque le dicen que es allí
en donde se encontrará con su padre, ante las noticias que recibe
por las diversas caravanas que atraviesan las rutas por las que se
mueven. Sin embargo, se enfrenta a otros personajes en su camino que
muestran el lado oscuro del ser humano, caso del eunuco Walif, con
quien mantendrá un enfrentamiento que atraerá la atención del
lector, y que tiene rasgos propios de un duelo, con lo que la tensión
se palpará cada vez más entre ambos; o Buzurg, que lo conducirá
hasta la fortaleza de Alamut, bastión de los conocidos como hashashin, en donde Laín vive escenas que
recuerdan a las protagonizadas por el Conde de Montecristo. Merece
la pena hacer mención especial a los animales que lo acompañan en
su periplo, pues parece que Laín entabla más conversaciones con
ellos que con sus semejantes: los perros Lúa y Lume, el halcón
Landra, o el hurón Lisco son fieles compañeros de la soledad que
siente, pese a estar acompañado en todo momento por quienes se
preocupan por él.
El
lector se encontrará con una magnífica ambientación, a través de
la que el autor logra que nos imaginemos cómo el día a día en el
período de la Edad Media en el que tienen lugar los episodios que se
relatan, tanto en los reinos de la península ibérica como en los
territorios de ultramar a través de los cuales se dirigirán hasta
Quara Quorum, la capital del imperio mogol, como acabo de mencionar
en el párrafo anterior. Francisco Narla muestra cada uno de los
rincones de la Torre de Traba y presenta a los personajes que viven y
sirven en ella. Acompañamos a Laín y Guy de Tarba por las barriadas que conforman Pamplona, y las calles y plazas de Santiago de Compostela en
aquella época: seguro que a muchos lectores les resultan familiares
los nombres que se mencionan en la novela de las calles y plazas de
la ciudad del apóstol. En Venecia son testigos del momento político
que se vive en la Serenísima República, en donde son
frecuentes los enfrentamientos entre los güelfos y los gibelinos, se
encuentra con los hermanos Polo -Niccolò, Marco y Matteo- que son
fundamentales en su viaje y a través de los cuales comprobamos cómo
el que más tarde sería el mercader y viajero Marco Polo está ya en
el vientre de su madre. La vida en Toledo también se ve reflejada de
una forma muy visual, así como en los territorios de allende
ultramar, muchos de ellos relacionados con las Cruzadas, como San
Juan de Acre, Berseva o el oasis de Merv. Presencian el día a día
en la fortaleza de El Alamut o en el campamento de los mogoles a
donde es llevado Laín en presencia del Kan Hulagu. La novela tiene
un alto componente costumbrista, a través de los cuales el lector
percibirá los colores, olores y sabores de la época, según las
diversas culturas con las que se relacionan los dos personajes en un
viaje lleno de peligros y aventuras, en el que se embarcan para
rescatar al señor de la Torre de San Paio, perdido en el desierto de
Gaza.
Laín.
El bastardo es una novela de lectura fluida y muy adictiva, pese a la
larga extensión de la misma: los episodios que se suceden están
presentados de tal forma que nos es difícil definir el momento en el
que darle un descanso. Francisco Narla ofrece al lector una prosa
impecable con un vocabulario muy rico.
Merece la pena disfrutar de una lección de historia bien escrita y contada, como la que se
nos ofrece en esta novela, por todo lo que se relata sobre
personajes reales y hechos históricos a los que se hacen referencia,
algunos de los cuales seguro que son desconocidos por la mayoría de
los lectores. Laín, perseguido
por los templarios, será traicionado, embaucado, torturado…, pero
se convertirá en un hombre, en un héroe. Y lo mantendrá vivo una
única esperanza: la venganza.
Biografía:
Escritor nacido en Lugo
en 1978 y comandante de línea aérea. Ha publicado novela, relatos,
poesía, ensayos técnicos y artículos.
Polifacético donde los
haya, entres sus aficiones y filias se encuentran actividades tan
dispares como la cocina, la pesca con mosca, los bonsáis o la moda.
En 2009 publica su primera novela, Los
lobos del centeno. En
noviembre de 2010 ve la luz su segunda obra de ficción, Caja
negra, reeditada en 2015 y
traducida a varios idiomas. En 2012 nos sorprendió con Assur,
con la que recibe el aplauso del público y conquista las listas de
los más vendidos. Y al año siguiente nos presenta Ronin,
que le consagró como uno de los más versátiles y talentosos
escritores de novela histórica de nuestro país, género que ha
continuado en su trabajo más personal y última novela hasta la
fecha: Donde aúllan las
colinas. En 2018 gana el I
Premio Edhasa de Narrativas Históricas con la obra Laín.
El bastardo que se publicará
el mismo año.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía del autor, y fotografía de Francisco Narla, tomados de la web de Edhasa. Imagen de la Torre de San Paio de Narla, tomada de la web Turismo de Galicia. Imagen del trovador Martin Códax de la web Tradición Jacobea. Mapa de Europa y Oriente en el siglo XIII, de Zenda.