martes, 26 de junio de 2018

Vieja Navidad, de Washington Irving.



















Datos técnicos:


Título: Vieja Navidad
Título original: Old Christmas
Autor: Washington Irving.
Traductor: Óscar Mariscal
1ª edición: noviembre/2016
Edición original: 1820
Ilustraciones: Randolph Caldecott
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 9788494550980
Idioma: Español
Nº pág.: 128




Sinopsis:


Washington Irving nos dejó una obra memorable en el conjunto de ensayos, novelas cortas y relatos que conforman su famoso The sketch book of Geoffrey Crayon, Gent (1819-1820). Allí se recogieron por primera vez sus más célebres historias («La leyenda de Sleepy Hollow» o «Rip Van Winkle», entre otras ). Pero gran parte del éxito de este libro vino por una pequeña novela, titulada Old Christmas, donde Irving retrataba, de forma nostálgica y humorística, las celebraciones navideñas en una casa de campo inglesa.
Este delicioso y olvidado clásico de las fiestas navideñas, que presentamos por primera vez en castellano de forma íntegra y con las ilustraciones de Randolph  Caldecott, le ganó fama a su autor en Europa y fue una de las fuentes de la inspiración de la célebre Canción de Navidad de Charles Dickens. Además, contribuó a resucitar la tradición de la Navidad en Estados Unidos y construyuó buena parte de la imaginería y del moderno espíritu nostálgico de estas fiestas en la cultura occidental. Su divertida lectura, junto a la de Dickens, merece ser una tradición navideña.

Opinión Personal:

Washington Irving era uno de los autores clásicos de los que todavía no había leído nada. El año pasado tomé contacto por primera vez con su narrativa, y lo hice con su novela corta El alquimista de Granada (reseña). Hoy publico en mi blog las impresiones que me causaron una de sus obras que más fama le dieron, Vieja Navidad, que sin duda alguna recomiendo.
Antes de entrar en materia entiendo, en mi modesta opinión, que merece la pena referirse al prólogo que ofrece el autor/narrador sobre lo que para él significan las fiestas navideñas. En este sentido,y si nos fijamos en cada uno de los aspectos que en él trata, el lector coincidirá con la gran mayoría de ellos porque, pese a que estamos hablando de una obra publicada en 1820, las reflexiones que en ella hace el autor pueden trasladarse perfectamente a nuestros días.«Entre los efectos más perniciosos de la sofisticación moderna, se cuentan los estragos causados sobre las viejas y entrañables costumbres festivas. Aquella ha acabado por limar los vivos relieves y agudos resaltes de estos ornamentos de nuestra existencia, desgastando nuestra sociedad hasta convertir su superficie en otra más suave y pulida, pero sin duda menos peculiar» (pág. 15).
A medida que se sucedían los episodios de Vieja Navidad, era cada vez mayor la sensación de que más bien tenía ante mí un libro de viajes que una novela corta, por la forma en la que el narrador me ofrecía todo lo que observaba a su alrededor, desde los detalles del paisaje rural y urbano hasta las personas con las que se cruzaba, y la forma empleada para relatarme lo anteriormente expuesto, en donde las descripciones y reflexiones son las que más van a llamar la atención del lector, pues comprobará que tienen lugar muy pocos diálogos directos entre los personajes que desfilan por sus páginas.
Vieja Navidad está estructurada en cuatro capítulos titulados, más el prólogo sobre el que ya comenté mis impresiones en el segundo párrafo de esta reseña. El narrador, de quien el lector no conocerá su nombre, realiza una gira por Yorkshire durante el mes de diciembre, la misma víspera de Navidad. En la fonda en la que había decide pernoctar se encuentra con una cara que le resultaba muy familiar: un joven al que define como gallardo y vivaracho, con el que viajó por el continente, Frank Bracebrigde. Ese reencuentro da un nuevo giro al relato, pues el narrador es invitado por su joven compañero de viaje a pasar las fiestas navideñas en la hacienda de su padre, pues ese era su punto de destino. Es desde ese momento cuando el relato cobra mayor interés tanto para el narrador como para el lector, por la serie de episodios que presencia durante su estancia en la mansión de la familia Bracebrigde, en donde se contangia del ambiente festivo y jocoso que impera entre quienes allí celebran a la vieja usanza estas fiestas entrañables, ya que «mi padre es un rematado fanático de la vieja escuela, y se enorgullece de mantener en pie los restos de la rancia hospitalidad inglesa. Es un soportable espécimen de lo que difícilmente encontrará hoy día en estado puro»(pág. 37)
Quienes hayan leído El alquimista de Granada comprobarán cómo el estilo narrativo de Washington Irving difiere del que emplea en Vieja Navidad, pues el escritor estadounidense se sirve del humor socarrón para describir al lector las pintorescas escenas que presencia en la hacienda del padre de Frank Bracebrigde. Y es que Irving ofrece una serie de estampas pintorescas en las que son dos los personajes que sobresalen y que llamarán sobremanera la atención del lector: el padre de Frank Bracebigde, excéntrico donde los haya y quien vela por que se cumpla con la rancia tradición navideña, secundado por el no menos extravagante maese Simon, un viejo soltero que disfrutaba de una pequeña renta, que llevaba la batuta en todos los espectáculos que se organizaban durante esos días festivos, y que darán lugar a que se produzcan situaciones cómicas por la forma en la que se desarrollan. También el lector conocerá a otros singulares personajes que conformarán el elenco con los que compartirá alguna escena el narrador, caso del cochero de la diligencia, los tres colegiales que tenía por compañeros de viaje, el ambiente cargado de humor que reina en la fonda que elige para su descanso nocturno, o el párroco que celebra los oficios religiosos siguiendo las directrices del cabeza de familia de los Bracebigde.
Vieja Navidad es también una novela costumbrista en la que el lector asistirá a una serie de estampas en las que se reflejan el día a día de los ingleses en aquella época: se podrá imaginar pefectamente el bullicio que reinaba entre el variopinto grupo de pasajeros que se servían de la diligencia pública para reunirse para celebrar con sus familiares esas fechas tan señaladas. El lector presenciará con interés, y seguro que con algún gesto cómplice de sonrisa, las celebraciones lúdicas de esos días siguiendo las rancias tradiciones, al igual que los oficios religiosos a los que asistirá en compañía de tan singular familia. Todo ello provocará en el narrador la sensación de que realmente esté viviendo en una época pasada --más concretamente en la victoriana-, como así lo reflejan las ilustraciones que adornan esta novela corta, en la que los juegos, canciones, relatos, bailes y banquetes que se celebran tienen ese regusto añejo.

Biografía:

Washington Irving (1783-1859), narrador, ensayista, biógrafo, historiador y diplomático, fue uno de los primeros escritores norteamericanos  (1832)que ganó fama en Europay es hoy un clásico de las letras inglesas. Especialmente conocido por sus cuentos, incluidos en el célebre Sketch Books, dejó muchas obras de comentario social y político, sus apuntes de viaje, y fue pionero de la costumbre biográfica en la literatura anglosajona. En el ámbito hispánico es célebre por su estancia diplomática en España, por sus libros de temática histórica y de viajes, y por sus Cuentos de la Alhambra (1832). Murió el 28 de noviembre de 1859 en su casa  de campo de Nueva York, llamada Sunnyside, a la edad de 76 años.

Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de la editorial. Fotografía de Washington Irving, de Wikipedia.





12 comentarios:

  1. Todavía no me estrené con este autor, y eso que hace unos años, en un viaje a Granada, compré "Cuentos de la Alhambra".
    Besos

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  2. Me encanta Washington Irving, soy una rendida fan de "La leyenda de Sleepy hollow", que te recomiendo mucho si no la has leído ya. También he leído la novelita navideña que hoy nos traes por aquí y estoy totalmente de acuerdo contigo: es entrañable, por el humor socarrón del autor, por las descripciones de cada tradición, por la atmósfera de esa Inglaterra ancestral rural en sus más puras tradiciones. Lo leí en Navidades y creo que estas Navidades lo volveré a leer sin falta, es especial y reconfortante. Besos.

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  3. Por lo que cuentas me recuerda a "La leyenda de Sleepy Hollow", y me gustó, así que este tiene que formar parte de mis lecturas :-)
    Un beso.

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  4. Lo leí hace mucho tiempo y me gustó mucho, aún recuerdo hasta las cubiertas del libro, de aquellos en geltex, parece que lo estoy viendo...¡ya hablo como las viejas! en fin, que me encantó, y es que yo soy muy Irving, dame cuentos y llámame tonta que yo plim, tan feliz, jajaja.

    Besitos carinyet.

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  5. Paco ando detrás de leer El jinete sin cabeza estos días... Este libro me llamó la atención desde que lo vi pero creo que, dado la temática, me apetece más leerlo en navidades. Besos

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  6. Pues no lo conocía. Me lo apunto y me lo voy a dejar para las Navidades, que segura que lo disfruto mucho.
    Besots!!!

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  7. NO he leído nada del autor y en casa de mis padres tengo Cuentos de la Alhambra, voy a ver si me estreno con él.
    Besos

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  8. No he leído nada del autor todavía. Por lo que has contado creo que podría gustarme, pero como tengo Cuentos de la Alhambra esperando en casa empezaré por ahí mejor...

    Besos!

    Besos!

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  9. He leído Cuentos de la Alhambra y me gustó, además lo leí de poco en poco. Este no lo conocía, me quedo un poco en duda, y no se si lo leeré en el futuro, veremos
    Besos

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  10. Lo leí estas pasadas navidades, fue uno de los libros de los que hice minirreseña durante las fiestas. Es una auténtica joya.

    ¡Besote!

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  11. No he leído nada del autor y tengo que ponerle remedio. Este me lo anoto para navidades a ver si tengo tiempo.
    Un beso ;)

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  12. No he leído nada de Irving, y no sabía que en el se inspiro Dickens. Sin duda me parece un clásico muy interesante para leer. Un abrazo

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