Datos
técnicos:
Título: El
alma se extingue.
Título
original: A lelek kialszik.
Autor:
Lajos Zilahy.
Traductor:
Francisco Oliver Brachfeld.
Revisión
de Anne Mayo Herczig.
Editorial:
Funambulista.
1ª
Edición: diciembre/2010.
Publicación
original: 1932.
Encuadernación:
rústica con solapas.
ISBN:
978-8496601925.
Nº
páginas: 480.
Sinopsis:
Escrita
en 1932, esta novela trata del tema eterno de la emigración, en este
caso la de los húngaros que marcharon a la tierra de promisión que
fue Estados Unidos durante el periodo de entreguerras. Aquí, el
protagonista nos narra -en una suerte de autobiografía- su andadura
por el Nuevo Mundo, desde su inadaptación inicial y su posterior
éxito profesional, pasando por el descubrimiento de la modernidad,
hasta sus amores; pero sobre todo da cuenta de cómo va perdiendo
poco a poco su alma húngara, hasta el extremo de plantearse si ha
valido la pena o no el sacrificio. Y es que no en vano el adagio
«Extra Hungariam nulla sallus» deja claro que para un húngaro no
hay salvación posible fuera de la patria magyar, que, por cierto, es
más que una mera geografía: es una civilización.
Debe
reseñarse que el propio autor emigraría en 1947 a Estados Unidos, y
allí permaneció muchos años.
Con
ésta, Lajos Zilahy firmó otra de sus obras de tema universal. La
novela fue publicada en España durante los años 40 y reeditada
varias veces en las décadas posteriores, siempre con gran éxito.
Con El
alma se extingue editorial Funambulista prosigue su Biblioteca-Lajos
Zilahy, que recupera la obra del escritor húngaro más traducido y
famoso del siglo XX.
Opinión
Personal:
De
nuevo me acerco a la narrativa del escritor húngaro Lajos Zilahy
(Nagy-Szalonta (Hungría), 1891 -Sremska Kamenica (Serbia), 1974), a
quien se le considera como uno de los mejores escritores
centroeuropeos de la primera mitad del siglo XX. Ya en 2014 leí y
reseñé en este blog su novela Dos
cautivos,
cuya trama gira en buena parte de su desarrollo en torno a la Primera
Guerra Mundial y las consecuencias que tiene este conflicto bélico
en el devenir de los dos principales personajes. Hoy
comparto mis impresiones sobre otra de sus novelas, El
alma se extingue, cuya publicación original
fue en 1932 y en la que aborda un tema tan universal como es el de la
emigración.
(Avenida Kalakaua-Honolulú-Hawai-USA)
El
lector comprobará en El alma se extingue
cómo Lajos Zilahy va más allá en esta temática, porque percibe
cómo el protagonista es consciente de que con el paso de los años
va perdiendo su identidad nacional, lo que quedará reflejado en su
estado de ánimo. Un estado de ánimo que provocará que la añoranza
se arraigue cada vez más en este personaje, y le lleve a reflexionar
en los momentos más críticos y duros de su estancia en Estados
Unidos sobre la preocupación y la tristeza que le embarga el hecho
de no poder estar junto a sus seres queridos, y siente que se va su
identidad como húngaro. En este sentido, si Dos cautivos
es una novela con un marcado trasfondo histórico, puede decirse que
El alma se extingue es una novela intimista, porque el
protagonista incide a lo largo del relato que realiza en primera
persona en las reflexiones, emociones y sentimientos que provoca en
él ese desarraigo, porque «me asalta un dolor violento y
salvaje. «¡Nunca, nunca volveré a ver a mi madre! ¡Nunca volveré a
Hungría!» (pág. 22).
En
El alma se extingue Lajos Zilahy nos presenta al protagonista
ya instalado en Honolulú. El hecho de que, mientras espera en el
coche a su amigo Ralph, se acerque hacia él el único húngaro que
conoce en la ciudad, y le hace una pregunta concreta sobre Budapest,
lo le lleva a reflexionar sobre el cambio que se está produciendo en
él, ya que «no era la primera vez que observaba en mí semejante
fenómeno» (pág. 18). La sensación de nostalgia se apodera de
Janos Pekri, y se incrementa sobre todo desde que su mujer y su hijo
permanecerán en San Diego durante dos meses junto a su familia.
Decide «escribir en cada hora que tenga libre. Describiré todo
uanto guardo aún en la memoria. Todo cuanto en mi alma quede de
Hungría y de lo húngaro» (pág. 37).
En
esta suerte de autobiografía, János Pekri rememora todos los
episodios que vivió en su país hasta que toma la dura decisión de
emigrar a los Estados Unidos, al comprobar cómo, después de
estudiar Derecho y desempeñar varios trabajos precarios, no tiene
otra opción que comunicarles a su madre y a su hermana Ròzsa la
determinante decisión que había tomado, aunque contándosela como
si de una buena noticia se tratara. El lector acompañará a János
Pekri en una verdadera odisea como fue su viaje hasta Nueva York, al
igual que será testigo de las vicisitudes que atraviesa hasta que
consigue una cierta estabilidad laboral, desde que tiene sus primeros
empleos en la ciudad de los rascacielos, hasta que la fortuna empieza
a sonreírle en Hollywood, y posteriormente le lleva hasta Honolulú,
después de haber tomado una decisión que sorprenderá al lector,
porque incluso me preguntaba si eran reales o fruto de su imaginación
las escenas que relata el protagonista.
Lajos
Zilahy me ha vuelto a conquistar con el gran dominio que tiene de la
descripción, porque esa destreza que atesora el escritor húngaro
ayuda al lector a visualizar cada uno de los espacios por los que se
mueve el protagonista. Y es que en todo momento me sentí como un
acompañante más de János Pekri en su largo viaje por tren hasta
París, en donde tendría que tomar otro ferrocarril que lo llevara
hasta el puerto de embarque, desde el que lo acompañará en la larga
travesía que realiza en el transatlántico que lo acerca hasta a las
costas de América. Aunque no solo me volvió a conquistar con las
magníficas descripciones que ofrece a lo largo de la narración,
sino que también atrae mi atención con las distintas sensaciones
que experimenta el protagonista, sobre todo ante lo que resulta
novedoso para él o incluso lo que le es ya familiar. Me quedé
prendado de la forma en que describe la impresión que le causa la
primera vez que toma contacto con el metro de Nueva York, sin
olvidarme de la desilusión que le causó París, si bien tendría
que ser uno de los primeros personajes que conocería en ese viaje
que realizaba en busca de un futuro mejor, el alemán Pulai, quien le
explicara todos los nuevos escenarios que se le presentan, en el que
hacía gala de un aire de prepotencia.
(Museo Americano de Historia Natural-Nueva York)
Ese
realismo que impregna la narrativa de Lajos Zilahy queda plasmado
también en los personajes que se van cruzando en el camino de János
Pekri. Y es que se menciona al escritor húngaro como uno de los
mejores que ha retratado la sociedad centroeuropea de la primera
mitad del siglo XX. Esto que acabo de comentar lo puede comprobar el
lector a lo largo del desarrollo de la trama, no solo en lo que se
refiere a los que comparten vida con el protagonista en Hungría,
sino también con las descripciones que hace del variopinto grupo de
personajes que se encuentra en Nueva York, Hollywood y Honolulú. El
narrador hace especial hincapié en las diferencias que observa el
protagonista entre las costumbres de los estadounidenses y las
húngaras, con lo que tendrá que adaptarse a su nuevo modo de vida.
A parte del ya mencionado Pulai, -quien me mantuvo intrigado en todo
momento, porque por su forma de actuar me decía que era de dudosa
reputación- János Pakri se encontrará con todo tipo de personajes
en una ciudad en la que se siente totalmente extraño, por lo que su
contacto con los residentes en la Gran Manzana guarda relación con
los puestos de trabajo que desempeña, hasta que la fortuna empieza a
sonreírle, porque tanto el director de cine Hullinger, como Sam
Harris, influirán en que su vida laboral dé un gran vuelco. Aunque
tampoco me olvido del peculiar Old Ted o de la señora Zoltz, que
regenta el pequeño Hungarian Restaurant en
Nueva York. Pero entre todos estos personajes será Jennifer
Doak en quien más se fijará el protagonista, si bien el lector se
preguntará en más de una ocasión cómo retoman esa relación que ya les une en el inicio de la trama, por los diferentes derroteros que toma ambos personajes a lo
largo de la novela.
El
alma se extingue es una novela en la que Lajos Zilahy refleja lo
que significaba para los húngaros marchar a la tierra de promisión
que era Estados Unidos en el período de entreguerras, porque en este
país buscaban encontrar una vida nueva. El lector se siente
identificado con los distintos estados de ánimo que muestra el János
Pekri ante la realidad que se le presenta una vez que consigue los
primeros empleos en Nueva York. El escritor húngaro plasma con
realismo todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama,
por lo que puede decirse que todos los episodios que relata el
protagonista bien pudieron ocurrir en la época en que suceden, así
como los personajes que se cruzan con él parecen ser reales, tal y
como son pefilados. La trama tiene también el aliciente de que en
ella se percibe los efectos de la Ley Seca en Estados Unidos a través
de las escenas en las que se hacen referencia a la prohibición la
venta y consumo de bebidas alcohólicas.
Biografía:
Lajos
Zilahy,
hijo
de una familia de pequeña nobleza húngara, nació en 1891 en
Nagy-Szalonta, localidad transilvana perteneciente al Imperio
Austro-húngaro. Estudió Derecho en Budapest, antes de servir en el
ejército imperial durante la Primera guerra mundial, donde combatió
en el frente ruso, experiencia que le sirvió para escribir una de
sus obras más afamadas: Dos
cautivos (1926).
En los años veinte, a partir del éxito de Primavera
mortífera (1922),
se centra tanto en su carrera como dramaturgo y novelista (muchas de
sus obras fueron adaptadas al cine) como en la de periodista (fue
corresponsal en París y Londres). En 1930 se casa con Piroska Bárcy,
hija del alcalde de Budapest, y prosigue su carrera literaria. En
1939 funda una productora de cine con la que realizará varias
películas basadas en libros suyos. Políticamente opuesto al régimen
fascista del Regente Horthy, cuando el país fue ocupado por los
nazis en 1944 tuvo que esconderse con su mujer y su hijo Mihály. Al
acabar la guerra fue nombrado Presidente de la Sociedad
húngaro-soviética de las Artes y las Ciencias, pero sus
convicciones democráticas lo forzaron al exilio en 1948 junto a su
amigo, el también conocido novelista, Sándor Márai. En Nueva York
escribe su gran trilogía sobre las vicisitudes de una familia noble
húngara, los Dukay, que abarca siglo y medio, entre 1814 y 1953 (El
siglo feliz, Crepúsculo cobrizo y
El
ángel del odio). Sus
obras se difundieron como auténticos best-sellers por todo el mundo
durante varias décadas del siglo XX, alcanzando ventas millonarias,
por ejemplo en España. Lajos Zilahy murió en 1974 en Novi-Sad
(Serbia, que formaba entonces parte de Yugoslavia).
Editorial
Funambulista se propone recuperar toda su obra en la Biblioteca-Lajos
Zilahy, ofreciéndola en nuevas traducciones y sin las supresiones de
la censura franquista.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía del autor, tomados de la web de la editorial. Imagen de la Avenida Kalakaua, en Honolulú, tomada de la web de Pinterest. Imagen del Museo Americano de Historia Natural, tomada de Wikipedia.