jueves, 29 de octubre de 2020

Nuestra Señora de París, de Víctor Hugo.

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Datos técnicos:


Título: Nuestra Señora de París.

Título original: Notre-Dame de Paris.

Año de publicación original: 1831.

Año de edición definitiva: 1832.

Autor: Víctor Hugo.

Traductora: Maritza Izquierdo.

Editorial: Verbum.

1ª edición: 2019.

Encuadernación: Tapa blanda.

ISBN: 978-84-9074-926-5.

Idioma: Español.

Nº pág.: 530.


Sinopsis:



Nuestra Señora de París comienza con las celebraciones populares en el Palacio de Justica con motivo de la epifanía de 1482. La novela nos presenta a una serie de personajes que han quedado para la historia de la literatura: la gitana Esmeralda, que predice el porvenir y atrae fatalmente a los hombres; Quasimodo, un deforme joven campanero que vive en la catedral, con una fuerza enorme y detrás de cuya fealdad se esconde un corazón sensible; y el archidiácono Claude Frollo, padre adoptivo del campanero.

Frollo, atraído por la bailarina, pide a su protegido Quasimodo que la rapte. Sin embargo, la intervención del capitán Febo de Châteaupers impide el secuestro y lleva a Quasimodo a ser condenado al suplicio público. Es azotado en la plaza y recibe todo el odio y los insultos del pueblo, que lo detesta por su fealdad. Sin embargo, la gitana Esmeralda sube al patíbulo y le ayuda, un gesto por el que Quasimodo siente un agradecimiento y un afecto enorme por su piedad, ya que no estaba acostumbrado a que lo trataran bien.


Opinión Personal:


Los miserables fue la primera novela que leí y reseñé en este blog en octubre de 2011. Nueve años después, me acerco de nuevo a la narrativa del gran escritor francés Víctor Hugo, con la que se dice que es su mejor obra, Nuestra Señora de París. Quienes la hayan leído estoy seguro que en algún momento, o incluso durante toda la lectura, se acordaron de aquel fatídico 15 de abril de 2019, en la que nos sorprendía la sobrecogedora noticia del incendio de uno de los templos más conocidos del arte gótico. ¿Sería una premonición lo que escribió el creador de Quasimodo en el prólogo: «El hombre que grabó aquella palabra —se refiere a ´Ana kh (y que es el título del capítulo IV del libro séptimo)—en aquella pared hace siglos que se ha desvanecido, así como la palabra ha sido borrada del muro de la iglesia y como quizás la iglesia misma desaparezca pronto de la faz de la tierra»?

(Plaza de la Grève-París)
Víctor Hugo escribió Nuestra Señora de París por encargo de un editor, en una época en la que se había separado de su esposa Adèle y el éxito le sirvió para aliviar su apurada situación económica. Aprovechó la ocasión para defender a lo largo de sus páginas el arte gótico frente a las valoraciones negativas que hacen sus cercanos de este estilo artístico, como lo podrá comprobar el lector en varias fases de la trama. Pero también critica a la nobleza y la monarquía en la figura del rey Luis XI, en varios episodios, pero sobre todo queda reflejada en el capítulo titulado El retiro donde el rey de Francia reza sus horas, que para mí no tiene desperdicio, puesto que incluso me levantó alguna sonrisa, tal y como se sucedían las escenas. En lo que al arte gótico se refiere, a lo largo de los capítulos que se prestan para la ocasión se pueden percibir las descripciones pasionales que hace de la catedral de Nôtre Dame, como lo refleja en la magistral lección que ofrece al lector en el capítulo I del libro III, pues reconozco que lo leí con mucho interés, porque pocas ocasiones se tiene para disfrutar de la compañía de tan insigne guía, ya no solo por las escenas visuales que describe del templo, sino también porque se intuye a través de sus palabras la admiración que siente por él, al igual que por cada uno de los escenarios de París por los que transitan los personajes que conforman el elenco de esta grandísima novela. En este sentido, me dio la sensación de que, tal y como describe los escenarios de París a vista de pájaro en el capítulo II del libro ya mencionado en este párrafo, el escritor francés me estaba ofreciendo un plano general de la capital gala en modo cinematográfico para luego ofrecer fotogramas más concretos de las distintas localizaciones en las que se desarrollan los episodios que conforman la trama. En lo que se refiere a la crítica de la nobleza y la monarquía, a parte de lo ya mencionado capítulo en este párrafo, el lector lo podrá comprobar a través de escenas en las que las damas de este estamento social se dedican a criticar la actitud del populacho en determinados episodios que observan cómodamente desde sus ventanas. Pero también se divierten a costa de la gitana Esmeralda, a quien llevan a su casa para que les baile y actúe también para ellos su cabra Djali, o la liberan de situaciones comprometidas, como el capitán Febo de Châteaupers, un mujeriego que sólo se aprovecha de ella, pero que no corresponde a los sentimientos que por él siente la egipcia, pese a simularlos.

El lector se encontrará con una trama de ficción histórica en la que se conjugan ingredientes propios del romanticismo y de la literatura gótica. Para crear las figuras de Esmeralda y Quasimodo, el autor parte del mito de la bella y la bestia, un cuento de hadas tradicional francés. La obra comienza con una «doble celebración en la gran sala del Palacio de Justicia, porque según el cronista Jehan de Troyes coincidían, ya de tiempos inmemoriales, la fiesta de la epifanía del día de Reyes y la fiesta de los locos» (Pág. 17). Esas escenas conducen a un entramado complejo, porque la historia está estructurada en XI libros, y estos divididos en capítulos titulados, en los que irá conociendo a los dos protagonistas, los personajes secundarios, y un variopinto grupo de figurantes que, por la forma en que se desarrollan algunos capítulos, me daba la sensación de que estaba asistiendo a una representación teatral. Víctor Hugo planifica una historia con una gran carga de realismo, aderezado con los componentes propios de la corriente literaria de la que es uno de sus grandes exponentes, y que conquista al lector con escenas sobrecogedoras, duras y de corte sobrenatural descritas con gran maestría

 

(Palacio de Justicia-París)
Víctor Hugo construye unos personajes con gran fuerza, tanto en los rasgos físicos como en su perfil psicológico. Los principales personajes muestran en un principio una apariencia que atrae, si bien con el paso de los capítulos se observa cómo su personalidad muda y se torna malvada, y ya no ocultan los objetivos que persiguen cada uno de ellos, caso del archidiácono Claude Frollo o su hermano menor, Jehan Frollo, un joven libertino que se divierte a cuenta de los dineros que su malvado hermano le da, o el capitán Febo de Châteaupers, a quien ya describí en el segundo párrafo de esta reseña. Sin embargo, en Esmeralda y Quasimodo —hijo adoptivo de Claude Frollo— anida más la bondad que la maldad, si bien ambos usan de ella, porque el jorobado campanero se vea obligado a utilizar su fuerza hercúlea porque cree que es la única forma de defender a quienes todos conocen como la egipcia, quien la utiliza para defenderse ante las pretensiones que tienen los demás hacia ella o porque quieren ajusticiarla por brujería. El poeta y filósofo Pierre Gringoire atrajo mi atención, porque su presencia le da viveza a la trama, ya que en más de una ocasión se verá metido en situaciones de las que uno está muy pendiente del desenlace que le espera en cada uno de ellas. Este es un personaje que me dio la sensación de que estaba metido entre dos aguas, ya que algunos de los episodios en los que se veía en apuros eran provocados por tratar de sacar partido de ellos, si bien también se aprovechaban de él, caso del archidiácono. A los que acabo de mencionar les acompañan un grupo cotillas que tienen por espectáculo ver a quienes se recluyen en unas celdas minúsculas para mitigar sus pecados a modo de penitencia. Marginados, ladronzuelos y mujeres de dudosa reputación se reúnen en la llamada Corte de los Milagros, y tendrán su protagonismo desde el momento en el que saben que Esmeralda se acogió al derecho de asilo en Nuestra Señora de París para que no la prendiesen los soldados del rey Luis XI. No me olvido del flamenco Jacques Coppenole, Jacques Coctier, el médico del rey o maese Jacques Charmolue, que atraerán la atención del lector en varias fases de la novela.

Nuestra Señora de París contiene una historia en la que el lector se encontrará a través de sus páginas con amores imposibles, personajes desdichados, pasiones, lealtades y celos. El último tramo le mantiene porque se producen una serie de giros sobrecogedores que invitan a preguntar qué desenlace espera en una historia tan intensa y que, en mi modesta opinión, está conformada por historias entrecruzadas. El estilo narrativo de Víctor Hugo es recargado en las descripciones, y junto con las largas peroratas de algunos personajes secundarios hace que la lectura sea muy lenta en varios tramos, porque en el desarrollo de la trama abunda la narración frente a los diálogos. Por eso no es una lectura para recomendar alegremente, salvo para aquellos que gusten leer las grandes obras de los autores clásicos. Pese a lo que acabo de comentar, disfruté mucho con esta grandísima novela.


Biografía:


Víctor Hugo (Besançon, Francia, 1802 – París, 1885) es considerado el máximo exponente del Romanticismo en su país. Fue un escritor muy prolífico que escribió obras de teatro, poesía y novelas.

Entre su amplia producción narrativa destacan Bug-Jargal (1826); Han de Islandia (1823); El último día de un condenado a muerte(1829); Los miserables (1862) o Los trabajadores del mar (1866). En poesía: Los orientales (1829); Las hojas de otoño (1831); Las voces interiores (1837); Los castigos (1853) o Las contemplaciones (1856). Y en teatro: Marion Delorme (1831); El rey se divierte (1832);Lucrecia Borgia (1833) o Angelo, tirano de Padua (1835).

 

 

Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de la editorial Verbum. Imagen de la Plaza de la Grève, tomada de la web Divento. Imagen del Palacio de Justicia de París, tomada de Wikipedia.




10 comentarios:

  1. Te voy a confesar que comencé a leerla gracias a la lectura conjunta que organizó Laky pero tuve que dejarla por problemas ajenos a la misma lectura y no la he retomado. De hecho, como a ti, esos capítulos en los que se explayaba con las descripciones arquitectónicas me encantaron. Creo que incluso por encima de la misma historia, porque me acercaban a la visión del autor sobre una ciudad, aunque fuese con años de diferencia.
    Algún día me animaré y continuaré.
    Un abrazo

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  2. Leí esta novela en 1981, en una situación no muy buena para mí y de cambio en mi vida. me gustó, por supuesto, pero menos que "Los miserables" que he leído dos veces.
    Dicho esto, te diré que tu reseña es tan buena que me han entrado ganas de volver a leer "Nuestra Señora de París". No recordaba esa defensa del gótico que mencionas, ni esa vista del París de la época a vista de pájaro. La verdad es que recuerdo muy poco de la novela.
    Lo que nunca olvidaré es el Watsapp que mi hijo me mandó desde París en el que decía: "Se debe de estar quemando algo, se ve mucho humo y se oyen sirenas y la gente está muy agitada, dicen que es Notre Dame". Lo siguiente que me mandó fue un vídeo que me puso los pelos de punta. Sí, el incendio pilló a mi hijo y su novia de vacaciones en París.
    Un beso y gracias por esta reseña.

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  3. La empecé hace años y la abandoné, era más joven. Posteriormente la leí y me fascinó, aunque algunas partes se me hicieron áridas. Que hayas repetido en nueve años dice mucho de la obra y de tu persistencia. Fantástica reseña como siempre.
    Besos

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  4. Hola Paco, esta novela esta entre mis pendientes, mira que me gustan Los Miserables, una de mis novelas favoritas de todos los tiempos, pero con esta no me he atrevido. En algún momento lo haré y espero no tardar mucho. Besinos.

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  5. La leí hace unos años y me gustó mucho. Sí que tiene partes que se hacen un poquito lentas y densas, con tantas descripciones, pero merece y mucho la pena su lectura.
    Besotes!!!

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  6. Todo un clásico que en algún momento leeré
    Besos

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  7. ¡Hola!
    Aún no la he leído precisamente por lo último que dices, que prima la narración a los diálogos, y no es que no me guste la narración, pero me echa para atrás por el volumen de la novela. Sé que la leeré, eso lo tengo clarísimo, porque me flipan los clásicos, y sobre todo la literatura francesa y el romanticismo, pero voy poco a poco XD
    Además, el tema de la crítica hacia la nobleza y el uso del poder me atrae.
    ¡Un saludo!

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  8. Menuda lección me has dado... Enfrentarse a esta lectura es muy meritorio. De Hugo no he leído nada y ya me vale pero te juro que me asusta un poco. Leyendo tu reseña, quizá me anime. Besos

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  9. La verdad es que tiene su mérito leerla y hacer esta reseña. A mí siempre me ha llamado la atención y he tenido la intención de hacerlo en cualquier momento pero estoy bastante dispersa y esta lectura no es nada fácil. Tendrá que esperar.
    Besos

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  10. Es imposible leerla y no acordarse del incendio.
    Yo ya sabes que la leí en la lectura conjunta. Reconozco que me costó mucho entrar. Las descripciones son buenísimas pero eternas y le cuesta muchos "libros" entrar en materia. Es un libro cuya lectura requiere un gran esfuerzo pero, ay, realizado éste te das cuenta de que ha merecido mucho la pena. Victor Hugo no sólo fue un gran narrador sino que tenía unos conocimientos extensísimos de muchos temas y aquí lo demuestra con creces.
    Besos

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