jueves, 23 de enero de 2025

Reseña La mujer de acuarela, de Silvia Moreno.


                       


 






Datos técnicos:




Título: La mujer de acuarela.

Autora: Silvia Moreno.

Editorial: Maluma.

1ª edición: Julio/2024.

Encuadernación: Rústica con solapas.

ISBN: 978-84-128596-5-2.

Idioma: Español.

Nº páginas: 310.







Sinopsis:





En uno de los museos más conocidos de la ciudad de Madrid, trabaja la restauradora Luna, quien asegura haber visto una pieza desaparecida de la recién llegada donación del coleccionista Jacinto Blánquez a la institución. La búsqueda de la obra se verá envuelta en la incredulidad de muchos, las obsesiones y fantasías de otros, reuniones terapéuticas y el descubrimiento de una historia oculta que comienza con la segunda visita a España del aviador Antoine de Saint Exupéry, y con las ilustraciones de un niño que dibujó Margarita Gil Roësset. Presente y pasado se dan la mano en esta misión, en la que la salud mental y las relaciones humanas jugarán un papel importante para llegar a resolver el misterio de la obra extraviada, que irá cobrando cada vez más valor a medida que la investigación avanza.





Opinión Personal:






Hoy comparto mis impresiones sobre la primera grata sorpresa lectora del presente año 2025: La mujer de acuarela, ópera prima de Silvia Moreno. Sin duda alguna, un buen debut en el panorama narrativo nacional. Y es que, según se sucedían los capítulos, me sorprendía el buen trabajo realizado y el que en todo momento tuve la sensación de que se encontró cómoda mientras escribía una trama muy equilibrada y que me mantuvo en vilo hasta el mismo desenlace, lo que es de agradecer. Un desenlace que, sin duda alguna, supone un gran colofón a una ficción muy entretenida y adictiva.

Silvia Moreno trabajó durante varios años como restauradora en la empresa pública y en la privada, como informa la editorial en la biografía. Un trabajo que queda reflejado en la figura de la protagonista y los trabajadores que conforman el personal de estas instituciones. Otro tanto sucede con la aportación que realizan los donantes de obras de patrimonios privados para que el público pueda acceder a contemplarlas en la exposición de turno. Pero la escritora madrileña va más allá, porque en la trama tiene un gran peso la salud mental de varios personajes, reflejada con naturalidad y sensibilidad. Se percibe que lo que acabo de comentar supuso un plus a la hora de construir un elenco real y creíble, con el añadido de que aborda con verosimilitud los problemas que la sociedad tiene ante los trastornos que afectan al bienestar emocional, psicológico y social que arrastran algunos de sus miembros.

Junto a lo que acabo de comentar en el párrafo anterior, el lector se encontrará también con elementos metaliterarios. Y es que la figura del escritor, reportero y aviador francés Antoine de Saint-Exupery atrajo mi atención. Su presencia no sólo se refleja en el prólogo, en el que se relata su presencia en España en 1937 como enviado especial del periódico Paris-Soir, sino también por la influencia que pudo haber tenido en su obra más conocida, El Principito, la labor de la ilustradora española Margarita Gil de Roēsset, que formó parte del grupo al que se les conoció como Las Sinsombrero. Aunque también hay otros componentes metaliterarios que prefiero descubra el lector, por la relación que guardan con la protagonista. Sin duda alguna, me resultó un gran atractivo la recuperación de una de las mujeres silenciadas de la Generación del 27, porque la autora supo cómo darle una interesante presencia a lo largo de los 31 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama.

Luna trabaja como restauradora en un museo de Madrid. Su rutina cambia cuando le entregan a la institución una donación del coleccionista Jacinto Blánquez, porque desaparece una de las piezas que contiene, como adelanta la sinopsis. Luna jura y perjura que la tuvo en sus manos cuando repasó con el jefe de sección, Octavio, el contenido que venía en el albarán de la caja. Pero los problemas se acumulan porque reconocen en el museo que es muy buena en su trabajo, pero «Luchaba con la idea de encajar en el puzle de lo convencional, porque Luna era una mujer distinta. Y lo sabía» (pág. 20), lo que se refleja en determinadas escenas que protagoniza y que son observadas con incredulidad por sus compañeros, por su forma de proceder en determinadas situaciones. Se incrementa la tensión entre el personal del museo, porque se acerca la fecha de la exposición de la que quieren que forme parte el cancionero extraviado, por lo que Minerva, la conservadora, empieza a dar órdenes al respecto. Al extravío hay que añadir el que cada vez la obra adquiere un mayor valor, con el añadido de que pueden saltar chispas si este episodio llega a oídos del donante, por lo que buscan la fórmula que les saque de este gran aprieto, lo que origina una serie de situaciones tensas, pero también desesperadas, por cómo se quiere resolver un grave problema que afecte  a la confianza depositada por los donantes en uno de los museos madrileños más conocidos.

En el primer párrafo de esta reseña comento que la trama me mantuvo muy en vilo hasta el desenlace. En mi opinión, entiendo que Silvia Moreno aprovecha con acierto todos los elementos que la conforman, para crear una atmósfera de incertidumbre que se mantiene firme a lo largo de los capítulos. Una incertidumbre que no supone un impedimento para el lector, sino todo lo contrario, porque en todo momento tuve la sensación de que la voz narrativa estaba jugando conmigo. Juego que se redobla en el desenlace, por lo que se incrementa el interés por conocer si finalmente se recupera el cancionero o no. A lo que acabo de comentar, destaco el que tuve la sensación de que varias situaciones que tienen lugar en el primer tercio de la novela, y alguna más en la tercera, tienen rasgos feelgood, que me levantaron en determinadas alguna sonrisa, sobre todo en las que está presente el equívoco.

(Margarita Gil Roësset)
En La mujer de acuarela el lector se encontrará con un atractivo elenco de personajes que giran en torno a la figura de Luna. Silvia Moreno perfila unos personajes creíbles, reales y muy cercanos, con los que empaticé a lo largo de los capítulos, pese a que es difícil congeniar con alguno de ellos, dado el carácter engreído que los define. Pero también me sorprendieron el miedo que atemoriza y el pasado que arrastra alguno, pese a la seguridad que muestran ante los demás. Luna no deja indiferente, no sólo por los problemas de salud mental a los que se enfrenta, relacionados con la percepción del mundo que la rodea, sobre todo cuando «la carroña de su mente de su mente comenzó a picotearla» (pág. 28), sino también porque no tardé en empatizar con su personalidad, con la fortaleza que muestra para que se la valore. A la protagonista acompaña un variado elenco de secundarios, en el que están muy presentes las relaciones humanas, y se incide en el ámbito laboral y familiar, al igual que en la amistad. La voz narrativa incide también en quienes buscan la ayuda de profesionales que puedan aportarles una solución con la que enfrentarse al mundo del que forman parte, y hacerles más visibles en una sociedad en la que todavía es tabú referirse a las personas que padecen estos trastornos.

Me gustó mucho La mujer de acuarela. Silvia Moreno se estrena como novelista con una obra que no deja indiferente y diría que invita a la reflexión, por el tabú que todavía supone para la sociedad la salud mental, reflejada sobre todo en la figura de la protagonista, con naturalidad y sensibilidad. El ritmo de lectura es fluido a lo largo de los 31 capítulos más un prólogo en los que se estructura el desarrollo de la trama, con un cierto dominio de la narración frente al diálogo. Diálogos que me atrajeron mucho por cómo los maneja la autora, sobre todo en situaciones que dan lugar a equívocos, algunos de los cuales me levantaron alguna sonrisa.





Biografía:





Silvia Moreno nace en la ciudad de Madrid, cerrando a su llegada la década de los ochenta. Es
graduada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y posgraduada en Gestión Cultural (UCM). Posteriormente, realiza un máster universitario en Humanidades: Arte, Literatura y Cultura Contemporánea (UOC) y se forma como experta universitaria en Escritura, Estilo y Creatividad (VIU). También ha hecho varios cursos en la Escuela de Escritores de Madrid.

Desde que finalizó sus estudios, ha trabajado como restauradora tanto en instituciones públicas como en la empresa privada, compaginando su labor con la docencia. En 2018 recibe una beca de investigación de la Fundación Iberdrola España para una estancia en el taller de pintura del Museo Nacional del Prado. Actualmente trabaja como personal laboral de Patrimonio Nacional. La mujer de acuarela es su primera novela.



Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de la editorial Maluma. Fotografía de Silvia Moreno tomada de la web Noticias de Córdoba. Imagen de la portada de El Principito tomada de Amazon. Fotografía de Margarita Gil Roësset tomada de Wikipedia.
















2 comentarios:

  1. No me sonaba de nada. Y aunque en un principio no me llamaba mucho, al final has conseguido picarme la curiosidad. Se nota que la has disfrutado mucho.
    Besotes!!!

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  2. Qué maravilla Francisco, cuántos recuerdos me trae El principito... La mujer de acuarela me parece interesante, tomo nota. Saludos

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