Datos técnicos:
Título: La verdad sobre el caso Savolta.
Autor: Eduardo Mendoza.
1ª edición: 33ª edición en Biblioteca de Bolsillo.
Edición inicial: 1975.
ISBN: 84-322-30819-9.
Formato: Tapa blanda.
Idioma: Español.
Nº pág.: 434.
Sinopsis:
En un período de naturalidad política (Barcelona 1917-1919), una empresa fabricante de armas abocada al desastre económico por los conflictos laborales es el telón de fondo de Javier Miranda, protagonista y narrador de los hechos. El industrial catalán Savolta, dueño de ese negocio que vendió armas a los aliados durante la Primera Guerra Mundial, es asesinado.
El humor, la ironía, la riqueza de los matices y de las experiencias, la parodia y la sátira, el pastiche de la subliteratura popular, la recuperación de la tradición narrativa desde la novela bizantina, la picaresca y los libros de caballerías hasta el moderno relato detectivesco, convierten La verdad sobre el caso Savolta en una tragicomedia inteligente y divertida, que ha situado a Eduardo Mendoza entre los más destacados narradores hispánicos contemporáneos.
Opinión Personal:
Hace años disfruté mucho con la lectura de La verdad sobre el caso Savolta, novela con la que Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) se dio a conocer en el panorama literario nacional. Su ópera prima prima fue alabada por los lectores y la crítica especializada, y obtuvo el Premio de la Crítica de narrativa castellana. Decido hacer una relectura para comprobar si la percepción que tenía sobre esta novela seguía siendo la misma, y desde luego que sí. Incluso diría que me gustó más. La verdad sobre el caso Savolta tiene una trama de corte policíaco y un claro trasfondo histórico. Un trasfondo histórico que se sitúa en una Barcelona en la que hay empresas que se lucran a costa de los países que se enfrentan en la Primera Guerra Mundial, y en la que la inseguridad en las calles está muy presente, porque los obreros reclaman lo que es suyo, ya que se sienten explotados por sus patronos, con unas jornadas maratonianas y bajos salarios. Un claro trasfondo histórico porque la trama se sitúa a principios del siglo XX en Barcelona, entre 1917 y 1919, en una época en la que todavía las Fuerzas del Eje y los Aliados se enfrentan en el conflicto bélico al que me acabo de referir.
(Casa torre-Sarrià-Barcelona) |
Sin duda alguna, Eduardo Mendoza planifica y desarrolla una trama muy atractiva, y que en mi opinión va de menos a más a lo largo de los quince capítulos en los que se estructura su desarrollo, agrupados en dos partes bien diferenciadas. Una trama en la que el lector se preguntará por los asesinatos que se comenten en torno a la empresa a Savolta, una empresa que «pasó en pocos meses de ser una pequeña industria que abastecía un reducido mercado nacional o local a proveer de sus productos a las naciones en armas, logrando con ello, …, beneficios considerables y fabuloso lucro para aquélla a costa de ésta».(pág. 25). En todo momento tuve la sensación de que buena parte de la trama se desarrolla en tiempo real, por las técnicas narrativas que utiliza el autor.
Eduardo Mendoza ofrece un magnífico retrato de Barcelona en la época en la que se desarrolla la trama, en la que el pistolerismo está muy presente, pero en la que también la vida regalada se refleja en las reuniones que se celebran en los salones de los miembros de la alta sociedad barcelonesa. Un pistolerismo en el que participan tanto los anarquistas como los empresarios, que contratan a sicarios para que realicen los trabajos que les encargan, relacionados sobre todo con las huelgas que se convocan en las empresas por el descontento de los trabajadores. Los bajos fondos de la ciudad están también muy presentes a lo largo de los capítulos. Unos bajos fondos por los que deambulan un variopinto grupo personajes de diferente calado, incluso de la alta sociedad, porque se introducen en este ambiente por intereses propios. Por estos bajos fondos deambulan las prostitutas, personajes de clases bajas que habitúan a frecuentar desagradables ambientes taberneros, clientes de dudosa reputación que acuden a los cabarets, que más bien parecen tugurios. El autor describe una ciudad condal muy inestable porque en aquel entonces los asesinatos estaban muy a la orden del día, al igual que las estafas y la delincuencia. Y es que muchos de los miembros de las clases sociales más bajas no tenían otro remedio que acudir a las malas artes para sobrevivir, al igual que algunos de las clases altas, que acudían a estos «negocios» ilegales para obtener un buen beneficio de ellos. Asistimos a las reuniones de la alta sociedad, tanto en las grandes mansiones, como la de Enric Savolta, o las organizadas por Paul-Andrè Lepprince, en una de las cuales incluso sorprende la presencia del rey Alfonso XIII.
(Jardines Reina Victoria-Barcelona) |
Los personajes de La verdad del caso Savolta están bien perfilados, con unos rasgos psicológicos muy pronunciados, y sobre todo son conocidos por su forma de ser y actuar. Son personajes que pertenecen a los diferentes escalafones sociales de aquel entonces, y a los que el autor interrelaciona de forma natural, si bien cada uno de ellos sabe el papel que le corresponde en el estrato social al que pertenece, dado que forman parte de una sociedad encorsetada en la que es muy difícil subir algún peldaño en la pirámide social. Eduardo Mendoza es consciente de cómo atraer la atención del lector sobre los personajes de las diferentes clases sociales que, de una forma u otra guardan relación con el asesinato de Enric Savolta. Los que más peso tienen en este caso son: el misterioso Paul-Andrè Lepprince que procede de Francia, y es hijo de madre española, y del que poco se sabe de su vida en ese país. Poco a poco se introduce en los círculos industriales y financieros y ocupa un cargo responsable en la empresa Savolta. Nicolás Claudedeu, el jefe de personal, a quien también apodan «el Hombre de la Mano de Hierro», y Pere Parells, uno de los socio de mayor peso de la empresa Savolta. En este grupo no me olvido de María Rosa Savolta, hija del dueño de la empresa, quien está acostumbrada a vivir en el lujo, si bien su vida dará un giro tras el asesinato de su padre. También me atrajo mucho, y sorprendió a partes iguales, el papel del abogado Cortabanyes, que tiene un modesto despacho, y en el que trabajan Julián Miranda, Perico Serramadriles y la Doloretas.
Hay cuatro personajes que, sin comerlo ni beberlo, como se suele decir en estos casos, guardan relación con el caso Savolta: el joven Javier Miranda, protagonista y narrador de esta novela, que se traslada de Valladolid a Barcelona, porque entiende que en la ciudad condal tiene una mayor posibilidad de encontrar un trabajo, sobre todo por las cartas de recomendación que lleva de su padre. Lo encuentra en el modesto despacho de Cortabanyes. Me pareció un personaje apocado e inestable, a quien Lepprince manejará a su antojo. El periodista Domingo Pajarito de Soto, ingenuo y un personaje quijotesco, escribe artículos periodísticos un tanto apasionados, próximos a los anarquistas, en el diario La Voz de la Justicia, y a quien Lepprince le encarga un estudio sobre la empresa Savolta. También se ve metido en el ajo Nemesio Cabra Gómez, un personaje que atrajo mucho mi atención, que parece sacado de la picaresca, por cómo actúa cuando le conviene. Es chivato de la policía y también puede echar una mano a quien le interesen sus servicios, con tal de que le den algo para su sustento. María Coral es una joven gitana que trabaja en uno de los cabarets a los que me referí en el cuarto párrafo de esta reseña. Su belleza imanta a los hombres a los que, si es consciente que le convienen, sabe cómo seducirlos, entre ellos Lepprince, que la convierte en su amante.
(Castillo de Montjuic-Barcelona) |
Eduardo Mendoza utiliza un estilo narrativo sencillo pero muy trabajado en el que utiliza diversos registros lingüísticos, porque tiene muy en cuenta la clase social a la que pertenecen los personajes que transitan por La verdad del caso Savolta. Los saltos temporales están muy presentes en la trama, lo que origina que el lector se encuentre con un verdadero puzzle en el que se van acoplando las piezas que lo conforman a medida que se aproxima el desenlace. Diría que hay un cierto equilibrio entre la narración y el diálogo. Unos diálogos que se ajustan a los personajes, en relación a las clases sociales a las que pertenecen. Las descripciones son claras y precisas, si bien en algunos episodios, sobre todo en los que describe espacios cerrados, se recrea un tanto en la descripción de los mismos. El autor ofrece una magnífica ambientación de la Barcelona de aquel entonces, tanto en las estampas costumbristas como en el trasfondo histórico, en una época en la que la inestabilidad estaba muy presente. Otro tanto sucede con el retrato de las diferentes clases sociales de la época. En aquel entonces cada uno sabía el lugar que le correspondía, con muy pocas posibilidades, o ninguna, de subir algún peldaño en el escalofón social. La verdad sobre el caso Savolta es una novela que no dudo en recomendar, y en la que el autor utiliza recursos literarios como el humor, la ironía e incluso el sarcasmo, con el que le da un repaso crítico a la sociedad española.
Quienes estén interesados en esta novela, pueden ver también la película rodada en 1979 por el director de cine español Antonio Drove, con actores como José Luis López Vázquez, Ovidi Montllor, Omero Antonutti, Charles Drenner o Stefania Sandrelli. Merece la pena verla, sin duda.
Biografía:
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web Planetalibros. Imagen casa torre en Sarrià, Barcelona, tomada de la web del Ajuntament de Barcelona. Imagen Jardines Reina Victoria en Barcelona tomada de la web del diario La Vanguardia. Imagen del castillo de Montjuic tomada de la web España Fascinante.
En el instituto leí esta novela. Desde entonces no he vuelto a leer nada del autor. Hace poco compré una novela suya. Ya os diré. Un beso.
ResponderEliminarEsta es una de las novelas de Mendoza que tengo pendientes de leer tras muchas recomendaciones. Tu reseña también invita a ello, así que tomo nota para dejarle un hueco. Abrazos.
ResponderEliminarHace mucho que la leí y la tengo en una nebulosa que me has ido recordando, no me veo con una relectura ahora con todo lo que tengo pendiente y quiero leer. Un abrazo
ResponderEliminarLo leí en COU. Mi profesor de Lengua y Literatura, sabiendo lo mucho que me gusta leer, me lo prestó. Primero me prestó alguna de las comedias del autor y luego esta y La ciudad de los prodigios. Ni que decir que todas me gustaron mucho
ResponderEliminarBesos