jueves, 14 de enero de 2021

El orfebre, de Ramón Campos.

 











Datos técnicos:




Título: El orfebre.

Autor: Ramón Campos.

Editorial: Planeta.

1ª edición: Mayo/2019.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.

ISBN: 978-84-08-20153-3.

Idioma: Español.

Nº Pág.: 336.



Sinopsis:


Barcelona, finales del siglo xix. Un joven de diecisiete años trabaja en el taller de orfebrería de su padre. Instruido en el oficio desde niño, le espera un prometedor futuro en la talla de piedras preciosas. Pero su vida experimenta un vuelco cuando conoce a Isabel, la hija de un aristócrata venido a menos que anuncia que concederá la mano de su hija a quien le ofrezca el diamante más grande que jamás se haya visto.

De la agitada Barcelona a la bulliciosa Ámsterdam y su mercado de diamantes; de Holanda a Sudáfrica; de la refinada Ciudad del Cabo a las abrumadoras minas de Kimberley repletas de esclavos, pasando por el temible desierto de Karoo, el orfebre recorrerá un mundo fascinante, cautivador y cruel al mismo tiempo, junto al despiadado marqués de Terrassa y a la dulce esclava Etweda.

En su travesía, el orfebre descubrirá la valía de las enseñanzas de su padre y maestro, la importancia de ser leal al propio oficio y, sobre todo, que a veces hay que viajar al fin del mundo para darse cuenta de que lo que uno anhela está más cerca de lo que cree.


Opinión Personal:



La primera reseña de 2021 es sobre una novela de aventuras, diría que de corte clásico, y con un claro trasfondo histórico. El orfebre, de mi doblemente paisano Ramón Campos (Noia, 1975) es una historia con la que el lector realiza un viaje literario en el que acompaña al protagonista y narrador de esta trama en busca del diamante más grande que jamás se haya visto, porque ese es el precio que exige el conde de Montalbán para conceder la mano de su hija a quienes la pretenden. Menciono al principio de esta reseña el corte clásico de la trama, porque tal y como se desarrollan los 95 capítulos cortos en los que está estructurada, me acordé durante el tiempo que me duró su lectura de La vuelta al mundo el 80 días, de Julio Verne, por las ciertas similitudes que encontré entre las peripecias que protagoniza el mítico personaje de ficción Phileas Fogg y las vicisitudes que acompañan a Bernat en busca de ese ansiado diamante con el que hacer realidad el sueño de desposar a Isabel, hija del noble antes citado, pese a la diferencia social que los separa. Bernat también tendrá su particular Moriarty en el marqués de Terrassa, quien mantendrá en vilo al lector desde que se topa con el protagonista en el barco que los lleva de Cádiz a Ciudad del Cabo, por la sucesión de episodios que protagonizan ambos personajes, porque dan lugar a una serie de giros que invitan a hacer todo tipo de cábalas sobre el siguiente paso que dará semejante individuo, toda vez que es capaz de hacer lo que sea con tal de conseguir su objetivo.

(Palau de Moja-Barcelona)

Todo comienza en la iglesia de Santa Anna, a la que la familia de Bernat asistía a los oficios religiosos de los domingos, al igual que la del conde de Montalbán, que acababa de llegar a Barcelona desde Alcoy. Un oficio religioso que ofrece una idea clara de la rigidez de la estructura social de la época, por los lugares que ocupa cada uno de ellos en las bancadas del templo. Un templo que tampoco quedará ajeno a la situación agitada que vive la ciudad condal, como se podrá comprobar en algunos episodios que se relatan en los capítulos iniciales de la novela. Pero la vida y las aspiraciones del joven orfebre darán un vuelco al encontrarse con un inesperado encargo que le llevará a Ámsterdama donde por aquel entonces iba a parar casi toda la producción mundial de diamantes (pág. 105)— y a Ciudad del Cabo, a donde se desplazaban mineros de todo el mundo para encontrar el diamante que diera un gran vuelco a sus vidas, y ese vuelco lo buscaban con ansia en las entonces incipientes minas de Kimberley.

Es Bernat quien relata en primera persona lo que le sucede en su búsqueda del diamante que reclama el conde de Montalbán para conceder la mano de su hija. El lector se encuentra con una historia de madurez, porque el protagonista es la primera vez que sale de Barcelona y abandona a su familia para cumplir un encargo irrechazable, por las condiciones que le impone uno de los dos pretendientes. Pero también es un viaje en el que el joven orfebre tiene la clara seguridad de conseguir el objetivo irrechazable que le proponen, pese al destino inicial que tenía marcado. Un relato en el que el narrador se familiariza con la condición humana más allá del pequeño círculo en el que transcurría su vida hasta ese momento, porque se tiene que acostumbrar a las formas de ser y actuar de los personajes con los que se encuentra a lo largo de los 95 capítulos cortos en los que se estructura la trama, en los que se encontrará con algunos que, en un sentido u otro, le ayudan a adaptarse a la realidad que le rodea. Una condición humana que le llevará también a presenciar escenas y situaciones desconocidas hasta entonces, porque a través del marqués de Terrasa a quien todo el mundo llama a sus espaldas el Negrero, porque es el principal traficante de negros desde África hacia el Nuevo Mundo (pág. 109) presencia el trato vejatorio que le da a sus esclavos que tiene a su servicio, caso de Etweda, Siawash o León, un niño esclavo que trabajaba como sirviente en el buque que los lleva desde Cádiz hasta Ciudad del Cabo. Tres personajes de los que se conocerá su historia con el paso de los capítulos y no dejarán indiferente al protagonista.

(Mina de Kimberley-Sudáfrica)

Ramón Campos ofrece al lector una novela de aventuras que tiene un ritmo narrativo muy fluido, diría que en buena parte de la trama es trepidante, porque en todos los capítulos el lector se encuentra con uno o varios episodios que atraen su atención, desarrollados de tal forma que la intriga le incita a conocer su desenlace. En mi modesta opinión, entiendo que en esta dinámica narrativa se percibe en el escritor noiés la influencia de su labor como guionista de series tan conocidas como Desaparecida, Gran Hotel, Velvet o Fariña. Entiendo que esta influencia se manifiesta también en lo que se refiere al dinamismo de los escenarios por en los que se desarrolla la trama, las descripciones claras, visuales y detallistas de los mismos, al igual que de los personajes, con quienes el lector sentirá que les acompaña en todo momento, porque la voz narrativa invita a estar muy pendiente de lo que les sucede en cada uno de los capítulos cortos que en los que Bernat relata su historia. Otro tanto puede decirse de los diálogos que mantienen a lo largo de los capítulos, porque me resultaron muy atractivos, tanto por el dinamismo, naturalidad y viveza que se percibe en sus conversaciones, como por la tensión que se manifiesta en algunas, y que pueden dar lugar a un resultado inesperado, sobre todo si en ellas influye el carácter y el interés de los personajes de turno en el asunto a tratar, por lo que me atrevo a decir que también influyen en el ritmo narrativo. Pero también destacaría el papel que desempeñan los diamantes a lo largo de los capítulos, ya que en unos casos Bernat se acuerda de las enseñanzas que le inculca su padre para que sea un buen orfebre, y que guardan relación con los capítulos a los que preceden, o el protagonista se sirve de ellos a la hora de hacer comparaciones, porque siente que esa similitud es acertada.

El orfebre es una novela de aventuras con un claro trasfondo histórico, que sitúa al lector en el último tercio del siglo XIX, y cuya trama gira en torno al mundo de los diamantes. El lector se encontrará con una novela muy entretenida, bien escrita, muy visual y dinámica, en la que se percibe una clara influencia cinematográfica. Tiene un ritmo narrativo muy fluido, incluso diría que trepidante, sobre todo desde que el protagonista embarca en Cádiz para viajar hasta Ciudad del Cabo. A lo largo de los capítulos se suceden escenas muy atractivas, como las de corte costumbrista y de agitación social que se describen en Barcelona, los incidentes que tienen lugar en el viaje que le lleva a Ámsterdam o las que se desarrollan en Sudáfrica. A Bernat le atrae el bullicio reinante que domina la incipiente ciudad de Kimberley, que acoge a quienes se dirigen en busca de fortuna a las minas del mismo nombre, o las inquietantes escenas que se desarrollan en el desierto de Karoo ante la silenciosa presencia de los temibles guerreros bushman. Junto a los giros que mantienen la atención del lector, Ramón Campos culmina este viaje de Bernat con un desenlace inesperado, y en cierto modo abierto, si bien esta es una apreciación que deduzco del desarrollo de las últimas escenas. Sin duda alguna, una lectura muy entretenida con una voz narrativa envolvente, que invita a estar muy pendiente de lo que pasa a lo largo de los capítulos.


Biografía:


Ramón Campos (Noia, 1975) es guionista de cine y televisión. Ha creado series como Desaparecida (2007), Gran Hotel (2011), Velvet (2014) o Fariña (2018), galardonadas en festivales internacionales como el Television & Film Awards de Nueva York o el de Montecarlo, y que han sido vendidas en más de ciento cincuenta países. En la actualidad, se encuentra inmerso en la producción de Instinto, 45 Revoluciones y Alta Mar, que se estrenarán en Movistar+, Antena 3 TV y Netflix, respectivamente. El orfebre es su primera novela.

Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor tomados de la web de Planeta. Fotografía de Ramón Campos tomada de la web de la emisora Cadena Ser. Imagen del Palau Moja tomada de Wikipedia. Imagen de la mina de Kimberley tomada de Pinterest. 



12 comentarios:

  1. Se nota que has disfrutado mucho esta lectura. Una historia que te recuerde a nuestro Willy Fog y su vuelta al mundo en 80 días tiene que ser interesante y estar repleta de aventuras.

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  2. Me gusta la literatura de aventuras y me gustan las historias ambientadas a finales del XIX, porque da mucho juego al estar cambiando la sociedad tanto. Tiene muy buena pinta y ha sido una buena elección para comenzar el 2021 en el blog.
    Un beso

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  3. Gracias Francisco, esta novela hace un tiempo que se me había pasado, pero vuelve a adentrarse en mis pensamientos porque lo que cuentas de aventuras y de ritmo ágil me llama mucho la atención. Saludos

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  4. Hola Paco, pues no conocía la novela, pero me encantan las historias de aventuras y esta parece de mi estilo. Así que apuntada me la llevo. Besinos.

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  5. ¡Hola Paco!
    No soy muy fan de la novela histórica, pero sí de las buenas historias y la narrativa de calidad; esta novela promete.

    Besos 💋💋💋

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  6. No lo conocía, así que gracias por traerlo. Me lo llevo.
    Un beso.

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  7. Se nota que la has disfrutado mucho y has sabido dejarme con mucha curiosidad. Apuntadísima me la llevo.
    Besotes!!!

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  8. Hola!! que bueno que hayas disfrutado de la lectura y te haya hecho pasar un buen momento, yo lo dejo pasar porque no es un libro que suela leer, aunque siempre viene bien innovar, pero será para la próxima.

    Me quedo por tu blog como seguidora, espero, de ser posible, verte pronto por mi blog.

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  9. Buenas noches:
    Parece una novela trepidante. Sin duda, ser guinista aporta cierta soltura escribiendo que da fluidez a su texto, como bien apuntas. Durante el año no suelo leer novela histórica y de aventuras, pero sí en el verano. Queda apuntada para la temporada estival.
    Un saludo y muchas gracias por tu estupenda reseña!!
    PD: Me ha hecho gracia tu referencia a Fogg y a su viaje, ¡qué coincidencia! :)

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  10. A mi me gustó mucho esta novela de tu paisano también Paco, por el trasfondo histórico y el buen ritmo de la novela. Un abrazo

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  11. Es bueno que tenga trasfondos históricos ❤

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  12. Hola Paco. Pues no me suena. He visto solo el título (sin fijarme en el autor) y lo he relacionado inmediatamente con el de Elia Barceló que se llama de forma muy parecida. Pero claro, luego he visto la trama y ya me he tenido que fijar bien. La verdad es que este tiene una pintaza estupenda y tu reseña incita a meterse de lleno en la lectura. Echaré un ojo y veré si al final me animo. Besos

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