viernes, 18 de enero de 2019

Cancan, de Jon Lauko.


















Datos técnicos:


Título: Cancan.
Autor: Jon Lauko.
Editorial: Goodbooks.
(enlace Amazon)
1ª edición: marzo/2018.
Encuadernación: rústica con solapas.
ISBN: 978-84-946101-1-0.
Idioma: Español.
Nº pág.: 368.




Sinopsis:


Durante los primeros años de la llamada transición política española (1976-1984), el mercenario Andrés Morales Valle, alias Cancan, especialista en infiltrarse en organizaciones clandestinas, se intentará infiltrar en la organización terrorista ETA para desbaratarla.

Años más tarde, ya en Madrid y Barcelona llevará a cabo la operación que relaciona dos hechos singulares que acontecieron durante el primer trimestre de 1981: el asalto al Congreso de los Diputados en Madrid el 23 de febrero y el atraco al Banco Central en Barcelona el 23 de mayo.

Finalmente, algunos miembros destacados de la Guardia Civil, que han sufrido las consecuencias penales del asalto al Congreso, deciden actuar para vengarse.



Opinión Personal:



Hoy comparto mis impresiones sobre la novela Cancán, de Jon Lauko, un autor que está pasando de puntillas por el género negro, pero que a mi me atraen particularmente las historias que ofrece al lector. Trabaja sus novelas con precisión milimétrica para lograr el efecto deseado: desde el rigor documental que queda reflejado tanto en la ambientación que nos encontramos a lo largo de los capítulos -que en esta ocasión nos trasladan a 1984-, como en la información histórica a la que se refiere en algunos episodios que los conforman, consiguiendo el efecto de que tengamos ante nosotros una crónica novelada de la época , por el realismo y verosimilitud que reflejan los hechos que se relatan, al igual que los personajes que desfilan por sus páginas, bien construidos y muy creíbles, y que todo lo que sucede a lo largo del desarrollo de la trama da la sensación de que sucedió en la época en la que tiene lugar. En mi modesta opinión, me dio la impresión de que había estructurado la novela de una forma muy trabajada, para evitar que no le quedase ningún cabo suelto, de tal forma que lo planeado siguiera su curso hasta el desenlace.
(Catedral Santa María de Albarracín-Teruel)
Cancan es un claro ejemplo de lo que acabo de comentar en el párrafo anterior, sin olvidarme de la primera que leí de su autoría, Barrendero, enterrador, ferroviario (reseña), una novela negra de corte rural, que recuerda a las protagonizadas por Plinio, mítico personaje creado por Francisco García Pavón. Sin embargo, Cancán no es una novela en sí misma, sino que el lector se va a encontrar con una trilogía agrupada bajo el título que acabo de mencionar. Donostia (reseña), Estación París (reseña) y El parque de Cismigiu son las tres novelas cortas que la conforman, y que se leen con fruición, dejando un buen sabor una vez finalizada su lectura. En mi caso, voy a compartir mis impresiones sobre la tercera parte de esta trilogía, El parque de Cismigiu (123 pág.), pues las dos primeras ya fueron leídas y reseñadas anteriormente en este blog, porque las dos primeras partes de esta trilogía fueron publicadas de forma individual por dos editoriales distintas.

Tanto Donostia como Estación París se pueden leer de forma independiente, aunque no así El parque de Cismigiu, porque Jon Lauko recupera personajes de las dos primeras novelas de esta trilogía, y el lector deseará conocerlos mejor porque algunos de sus personajes desempeñan un papel camaleónico, al actuar bajo diversos alias, según las situaciones que tengan que afrontar. En mi caso, leí muy por encima mis reseñas de los dos primeros títulos integrados en Cancan para refrescarlas, ya que el autor recuerda episodios fundamentales de esas dos novelas en las que tomaron parte los personajes camaleónicos a los que me refiero. Uno de ellos es, precisamente, el que da nombre a la novela, de entre otros que utiliza tanto en Donostia como en Estación París, y uno de los personajes de los que estará pendiente el lector, porque sabe de antemano el futuro que le espera, al igual que el comandante que está destinado en el Cuartel de Gardeny, en Lérida.
(Colegio Mayor Ramón Llull-Barcelona)
Al igual que los dos títulos mencionados que conforman la trilogía, El parque de Cismigiu es una novela de intriga que parte de unos hechos políticos de la historia reciente de España, y que tuvieron lugar durante la transición democrática española: por un lado, el intento de desarticular la banda terrorista ETA al infiltrarse uno de los personajes de Donostia en la organización armada; por otro lado, los episodios que hicieron tambalear la incipiente democracia española, como fueron el Golpe de Estado de 1981, y el asalto al Banco Central el Barcelona (episodios que tuvieron lugar en febrero y mayo de ese año). Pero, a parte de esa intriga política de la que parten ambas novelas, el lector se encontrará también con episodios muy propios de una novela negra diría que de corte clásico por cómo se desarrollan a lo largo de la trama, sobre todo tras leer una entrevista que publican en la web Solo novela negra (enlace entrevista), y en la que menciona a autores como Le Carré, Highsmith, Cain o Raymond Chandler y que estarán muy presentes a lo largo de la novela. El lector se encontrará a lo largo de los once capítulos titulados que conforman El parque de Cismigiu -la novela que hoy reseño y que es la tercera parte de la trilogía- con ingredientes propios del género, como la venganza, la traición, la reflexión que lleva a algún personaje a meditar sobre sus actos, o el arrepentimiento de uno de ellos al haber tomado parte en el juicio que se había llevado a cabo en el Servicio Geográfico del Ejército en Campamento, en el que se enviaría a la prisión militar de Alcalá a algunos de los participantes en el Golpe de Estado mencionado. El parque de Cismigiu empieza con un capítulo que ya atrae la atención del lector: uno de los personajes que han sido condenados por el juicio militar celebrado en Campamento, el capitán Lorenzo, sale tras cumplir condena y toma un tren en el que se desplaza a su pueblo natal, Santa María de Albarracín, con una idea preestablecida.

Jon Lauko ofrece al lector desde ese capítulo episodios que lo invitan a estar pendiente de lo que va a suceder en los próximos episodios, no dando prácticamente respiro, porque se sucederán episodios de interés que le mantendrán en vilo a lo largo de los capítulos. Pese a las decisiones que toman algunos miembros de la Guardia Civil: el fiscal Cerezo, el sargento Manzano y el capitán Lorenzo, para vengar a los que fueron condenados en el juicio militar referido anteriormente, o a quienes tomaron parte en el atraco al Banco Central de España en Barcelona, el lector se encontrará con algún giro que redobla el interés por los hechos que se avecinan, encontrándome con un desenlace inesperado pero que, como digo en estos casos, entraba dentro de la lógica, por la forma en la que se van desarrollando los planes que habían trazado los miembros de la Guardia Civil citados en este párrafo, y el efecto que producen tanto en quienes planean la venganza, como en el principal señalado para su ejecución.

El parque de Cismigiu es una novela muy dinámica en lo que a localizaciones se refiere. Se nota que el escritor turolense conoce a perfección las poblaciones que se mencionan en la novela, descritas de forma muy precisa y visual, y preciosita, sobre todo aquellas que le son más cercanas geográficamente, caso de Santa María de Albarracín de la cual mostrará algunos espacios que invitan al lector a conocer esta población—, o Teruel, en las que muestra la pasión que siente por su tierra. Jon Lauko mostrará también al lector localizaciones determinadas de Madrid, Lérida—en donde tenía su destino actual el comandante San Martín, en el Cuartel Gardeny—, el Colegio Mayor Ramón Llull de Barcelona, Andorra, Bucarest, ciudad a la que escapará uno de los personajes de esta novela que guardaba relación con la reunión mantenida por los miembros de la Benemérita antes mencionados, porque sabía que su vida corría peligro, sin olvidarme del puente de Behobia, en donde tienen lugar algunas de las escenas que provocan mayor atención en el lector, por la tensión narrativa y el suspense que se palpa durante su desarrollo.
(Puente de Behovia-Guipúzcoa)
El parque de Cismigiu es una novela coral, porque todos los principales personajes que figuran a lo largo de los capítulos desempeñan un papel destacado, y puede decirse que sus acciones causan un efecto dominó. Como ya comenté en la reseña, algunos de ellos son camaleónicos, lo que les lleva a adoptar diversas personalidades según los episodios que les toque vivir en cada una de esas identidades que muestran ante los demás. Aunque, en este sentido, el lector no tendrá problema para identificarlos, porque al igual que en otras novelas del género, tiene una información más directa que los demás personajes que conforman el elenco de la novela.

Al igual que Donostia y Estación París, la narración de El parque de Cismigiu está a cargo de una voz omnisciente. Tiene un ritmo muy fluido; incluso diría que vertiginoso en algunos episodios, sobre todo en los que la acción está muy presente. Está escrita con un lenguaje sencillo y preciso, utilizando en algunos episodios la jerga de los servicios de espionaje —sobre todo en los que se refieren a las actividades propias de la Sección de escuchas, las operaciones que llevan a cabo los miembos del CESID, y la estructura de este organismo. El estilo narrativo es directo, en el que no se anda prácticamente con rodeos a la hora de describir las escenas, sobre todo las más dinámicas, para que el lector esté más pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los capítulos. Pese a que Cancan es una trilogía, está agrupada en un único libro, y estructurada en las tres partes citadas en esta reseña. Su lectura es adictiva y amena, por lo que se lee prácticamente en dos sentadas. Sin duda alguna, quienes estén interesados en conocer episodios que tienen lugar en la Transición española, y que incluso tambalearon los cimientos de la incipiente democracia, tienen en este libro que hoy reseño una lectura muy atractiva.



Biografía:




Jon Lauko es el seudónimo con el que firma el profesor Francisco Rubio, que trabajó como catedrático de Matemáticas en varios institutos de enseñanza media y como profesor de Álgebra de la Escuela de Caminos de Barcelona.

Cancan es una novela de intriga dividida en tres libros o episodios: Donostia, Estación París y Parque de Cismigiu, cerrando así un ciclo que tiene como hilo conductor al agente Morales. Un experto y misterioso agente.

Además de publicaciones de carácter profesional, tiene editado un pequeño libro de viajes titulado Viaje a la Comunidad de Albarracín (Comunicación Literaria de Autores, Bilbao 1980), numerosos cuentos, relatos y artículos viajeros en diferentes periódicos y revistas. Barrendero, enterrador, ferroviario, es su segunda novela, editada por Atlantis.

Nota: Datos técnicos y sinopsis, tomados de Goodbooks. Sinopsis, tomada de la solapa de la novela. Imagen de la Catedral de Santa María de Albarracín, tomada de Wikipedia. Imagen del Colegio Mayor Ramón Llull, de Barcelona, tomada de la web del Consejo de Colegios Mayores. Imagen del puente de Behobia, tomada de la web de Todocolección. Fotografía de Jon Lauko, tomada de otras reseñas de este autor en este blog.  









5 comentarios:

  1. En cuanto he leído lo de Transición española ya no veía nada más, chiribitas me hacían los ojos, es que me encanta el tema ¡me encanta! así que me lo llevo anotado, ojalá pudiera leerlo de verdad 😯

    Besitos cielo 💋💋💋

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  2. No me sonaba de nada. Una propuesta muy interesante la que traes hoy. Me gusta el periodo que abarca, así que tomo buena nota.
    Besotes!!!

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  3. Qué ganas de ponerme con ella. En cuanto termine la de Jim Thompson que estoy leyendo por las noches, me meto con Cancan (lo negro y/o policíaco, lo leo por la noche para dar ambiente, ja, ja)
    Gracias por la recomendación.
    Un beso.

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  4. No conozco al autor pero por lo que cuentas de la historia me apetece y me lo llevo. Besinos.

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  5. Tengo pendiente del autor una obra anterior, empezaré por esa y si conecto seguiré con él
    Besos

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