Datos técnicos:
Título: Cancan.
Autor: Jon Lauko.
1ª edición: marzo/2018.
Encuadernación: rústica con solapas.
ISBN: 978-84-946101-1-0.
Idioma: Español.
Nº pág.: 368.
Sinopsis:
Durante
los primeros años de la llamada transición política española
(1976-1984), el mercenario Andrés Morales Valle, alias Cancan,
especialista en infiltrarse en organizaciones clandestinas, se
intentará infiltrar en la organización terrorista ETA para
desbaratarla.
Años más tarde, ya en Madrid y Barcelona llevará a cabo la operación que relaciona dos hechos singulares que acontecieron durante el primer trimestre de 1981: el asalto al Congreso de los Diputados en Madrid el 23 de febrero y el atraco al Banco Central en Barcelona el 23 de mayo.
Finalmente, algunos miembros destacados de la Guardia Civil, que han sufrido las consecuencias penales del asalto al Congreso, deciden actuar para vengarse.
Opinión
Personal:
Hoy
comparto mis impresiones sobre la novela Cancán, de Jon
Lauko, un autor que está pasando de puntillas por el género negro,
pero que a mi me atraen particularmente las historias que ofrece al
lector. Trabaja sus novelas con precisión milimétrica para lograr
el efecto deseado: desde el rigor documental que queda reflejado
tanto en la ambientación que nos encontramos a lo largo de los
capítulos -que en esta ocasión nos trasladan a 1984-, como en la información histórica a la que se refiere en
algunos episodios que los conforman, consiguiendo el efecto de que
tengamos ante nosotros una crónica novelada de la época , por el
realismo y verosimilitud que reflejan los hechos que se relatan, al
igual que los personajes que desfilan por sus páginas, bien
construidos y muy creíbles, y que todo lo que sucede a lo largo del
desarrollo de la trama da la sensación de que sucedió en la época
en la que tiene lugar. En mi modesta opinión, me dio la impresión
de que había estructurado la novela de una forma muy trabajada, para
evitar que no le quedase ningún cabo suelto, de tal forma que lo
planeado siguiera su curso hasta el desenlace.
(Catedral Santa María de Albarracín-Teruel)
Cancan
es un claro ejemplo de lo que acabo de comentar en el párrafo
anterior, sin olvidarme de la primera que leí de su autoría,
Barrendero, enterrador, ferroviario (reseña), una novela
negra de corte rural, que recuerda a las protagonizadas por Plinio,
mítico personaje creado por Francisco García Pavón. Sin embargo,
Cancán no es una novela en sí misma, sino que el lector se
va a encontrar con una trilogía agrupada bajo el título que acabo
de mencionar. Donostia (reseña), Estación París (reseña) y El parque
de Cismigiu son las
tres novelas cortas que la
conforman, y que se leen con fruición, dejando un buen sabor una vez
finalizada su lectura. En mi caso, voy a compartir mis impresiones
sobre la tercera parte de esta trilogía, El parque de
Cismigiu (123 pág.), pues las dos primeras
ya fueron leídas y reseñadas anteriormente en este blog, porque las
dos primeras partes de esta trilogía fueron publicadas de forma
individual por dos editoriales distintas.
Tanto
Donostia como Estación
París se pueden leer de forma
independiente, aunque no así El parque de Cismigiu,
porque Jon Lauko recupera personajes de las dos primeras novelas de
esta trilogía, y el lector deseará conocerlos mejor porque algunos
de sus personajes desempeñan un papel camaleónico, al actuar bajo
diversos alias, según
las situaciones que tengan que afrontar. En mi caso, leí muy por
encima mis reseñas de los dos primeros títulos integrados en Cancan
para refrescarlas, ya que el autor recuerda episodios fundamentales
de esas dos novelas en las que tomaron parte los personajes
camaleónicos a los que me refiero. Uno de ellos es, precisamente, el
que da nombre a la novela, de entre otros que utiliza tanto en
Donostia como en
Estación París, y
uno de los personajes de los que estará pendiente el lector, porque
sabe de antemano el futuro que le espera, al igual que el comandante
que está destinado en el Cuartel de Gardeny, en Lérida.
(Colegio Mayor Ramón Llull-Barcelona)
Al
igual que los dos títulos mencionados que conforman la trilogía, El
parque de Cismigiu es una novela
de intriga que parte de unos hechos políticos de la historia
reciente de España, y que tuvieron lugar durante la transición
democrática española: por un lado, el intento de desarticular la
banda terrorista ETA al infiltrarse uno de los personajes de Donostia
en la organización armada; por otro lado, los episodios que hicieron
tambalear la incipiente democracia española, como fueron el Golpe de Estado de 1981, y el asalto al Banco Central el Barcelona (episodios
que tuvieron lugar en febrero y mayo de ese año). Pero, a parte de
esa intriga política de la que parten ambas novelas, el lector se
encontrará también con episodios muy propios de una novela negra
—diría
que de corte clásico por cómo se desarrollan a lo largo de la
trama, sobre todo tras leer una entrevista que publican en la web
Solo novela negra (enlace entrevista), y en la que menciona a autores como Le Carré,
Highsmith, Cain o Raymond Chandler—
y que estarán muy presentes a lo largo de la novela. El lector se
encontrará a lo largo de los once capítulos titulados que conforman El parque de Cismigiu -la novela que hoy reseño y que es la tercera parte de la trilogía- con ingredientes propios del género, como la venganza, la
traición, la reflexión que lleva a algún personaje a meditar sobre
sus actos, o el arrepentimiento de uno de ellos al haber tomado parte
en el juicio que se había llevado a cabo en el Servicio Geográfico
del Ejército en Campamento, en el que se enviaría a la prisión
militar de Alcalá a algunos de los participantes en el Golpe de
Estado mencionado. El parque de Cismigiu
empieza con un capítulo que ya atrae la atención del lector: uno de
los personajes que han sido condenados por el juicio militar
celebrado en Campamento, el capitán Lorenzo, sale tras cumplir
condena y toma un tren en el que se desplaza a su pueblo natal, Santa
María de Albarracín, con una idea preestablecida.
Jon Lauko ofrece al lector desde ese capítulo episodios que lo
invitan a estar pendiente de lo que va a suceder en los próximos
episodios, no dando prácticamente respiro, porque se sucederán
episodios de interés que le mantendrán en vilo a lo largo de los
capítulos. Pese a las decisiones que toman algunos miembros de la
Guardia Civil: el fiscal Cerezo, el sargento Manzano y el capitán
Lorenzo, para vengar a los que fueron condenados en el juicio militar
referido anteriormente, o a quienes tomaron parte en el atraco al
Banco Central de España en Barcelona, el lector se encontrará con
algún giro que redobla el interés por los hechos que se avecinan,
encontrándome con un desenlace inesperado pero que, como digo en
estos casos, entraba dentro de la lógica, por la forma en la que se
van desarrollando los planes que habían trazado los miembros de la
Guardia Civil citados en este párrafo, y el efecto que producen
tanto en quienes planean la venganza, como en el principal señalado
para su ejecución.
El
parque de Cismigiu es una novela
muy dinámica en lo que a localizaciones se refiere. Se nota que el
escritor turolense conoce a perfección las poblaciones que se
mencionan en la novela, descritas de forma muy precisa y visual, y
preciosita, sobre todo aquellas que le son más cercanas
geográficamente, caso de Santa María de Albarracín —de
la cual mostrará algunos espacios que invitan al lector a conocer
esta población—,
o Teruel, en las que muestra la pasión que siente por su tierra. Jon
Lauko mostrará también al lector localizaciones determinadas de
Madrid, Lérida—en donde tenía su destino actual el comandante San
Martín, en el Cuartel Gardeny—, el Colegio Mayor Ramón Llull de
Barcelona, Andorra, Bucarest, ciudad a la que escapará uno de los
personajes de esta novela que guardaba relación con la reunión
mantenida por los miembros de la Benemérita antes mencionados,
porque sabía que su vida corría peligro, sin olvidarme del puente
de Behobia, en donde tienen lugar algunas de las escenas que provocan
mayor atención en el lector, por la tensión narrativa y el suspense
que se palpa durante su desarrollo.
(Puente de Behovia-Guipúzcoa)
El
parque de Cismigiu es
una novela coral, porque todos los principales personajes que figuran
a lo largo de los capítulos desempeñan un papel destacado, y puede
decirse que sus acciones causan un efecto dominó. Como ya comenté
en la reseña, algunos de ellos son camaleónicos, lo que les lleva a
adoptar diversas personalidades según los episodios que les toque
vivir en cada una de esas identidades que muestran ante los demás.
Aunque, en este sentido, el lector no tendrá problema para
identificarlos, porque al igual que en otras novelas del género,
tiene una información más directa que los demás personajes que
conforman el elenco de la novela.
Al
igual que Donostia
y Estación París,
la narración de El parque de
Cismigiu
está a cargo de una voz omnisciente. Tiene un ritmo muy fluido;
incluso diría que vertiginoso en algunos episodios, sobre todo en
los que la acción está muy presente. Está escrita con un lenguaje
sencillo y preciso, utilizando en algunos episodios la jerga de los
servicios de espionaje —sobre todo en los que se refieren a las
actividades propias de la Sección de escuchas, las operaciones que
llevan a cabo los miembos del CESID, y la estructura de este
organismo. El estilo narrativo es directo, en el que no se anda
prácticamente con rodeos a la hora de describir las escenas, sobre
todo las más dinámicas, para que el lector esté más pendiente de
todo lo que sucede a lo largo de los capítulos. Pese a que Cancan es
una trilogía, está agrupada en un único libro, y estructurada en
las tres partes citadas en esta reseña. Su
lectura es adictiva y amena, por lo que se lee prácticamente en dos
sentadas. Sin duda alguna, quienes estén interesados en conocer
episodios que tienen lugar en la Transición española, y que incluso
tambalearon los cimientos de la incipiente democracia, tienen en este
libro que hoy reseño una lectura muy atractiva.
Biografía:
Jon
Lauko es el seudónimo con el que firma el profesor Francisco Rubio,
que trabajó como catedrático de Matemáticas en varios institutos
de enseñanza media y como profesor de Álgebra de la Escuela de
Caminos de Barcelona.
Cancan
es una novela de intriga dividida en tres libros o episodios:
Donostia, Estación
París y Parque
de Cismigiu, cerrando
así un ciclo que tiene como hilo conductor al agente Morales. Un
experto y misterioso agente.
Además
de publicaciones de carácter profesional, tiene editado un pequeño
libro de viajes titulado Viaje
a la Comunidad de Albarracín (Comunicación
Literaria de Autores, Bilbao 1980), numerosos cuentos, relatos y
artículos viajeros en diferentes periódicos y revistas. Barrendero,
enterrador, ferroviario,
es su segunda novela, editada por Atlantis.
Nota: Datos técnicos y sinopsis, tomados de Goodbooks. Sinopsis, tomada de la solapa de la novela. Imagen de la Catedral de Santa María de Albarracín, tomada de Wikipedia. Imagen del Colegio Mayor Ramón Llull, de Barcelona, tomada de la web del Consejo de Colegios Mayores. Imagen del puente de Behobia, tomada de la web de Todocolección. Fotografía de Jon Lauko, tomada de otras reseñas de este autor en este blog.
En cuanto he leído lo de Transición española ya no veía nada más, chiribitas me hacían los ojos, es que me encanta el tema ¡me encanta! así que me lo llevo anotado, ojalá pudiera leerlo de verdad 😯
ResponderEliminarBesitos cielo 💋💋💋
No me sonaba de nada. Una propuesta muy interesante la que traes hoy. Me gusta el periodo que abarca, así que tomo buena nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Qué ganas de ponerme con ella. En cuanto termine la de Jim Thompson que estoy leyendo por las noches, me meto con Cancan (lo negro y/o policíaco, lo leo por la noche para dar ambiente, ja, ja)
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
Un beso.
No conozco al autor pero por lo que cuentas de la historia me apetece y me lo llevo. Besinos.
ResponderEliminarTengo pendiente del autor una obra anterior, empezaré por esa y si conecto seguiré con él
ResponderEliminarBesos