Sinopsis:
En
septiembre de 1977, la fotógrafa de prensa Guillermina Anglada
recibe el encargo de realizar un discreto reportaje sobre un
activista con numerosos alias, doble agente al servicio de la policía
que, según parece, pretende introducirse en la organización
terrorista ETA. Pedro Mari Gabarain, Kepa, empleado de banca e hijo
de una familia donostiarra acomodada, lleva una plácida vida de
soltero en San Sebastián e ignora por completo el peligroso
torbellino por el cual va a precipitarse su vida a causa de una
absurda confusión. Donostia, además de una novela de intriga que
trata de adentrarse en los vericuetos de la mente humana sometida a
presión, quiere ser la expresión cautivada del autor ante la luz de
un hermoso lugar, la Bella Easo.
Opinión
Personal:
Jon
Lauko, pseudónimo de Francisco Rubio, bebe en las fuentes de los
grandes autores del género en la que los personajes principales eran
espías que actuaban en los tiempos en que la llamada Guerra Fría
estaba en su máximo apogeo. John Le Carré es, quizás, quien más
ha influido en él. De ahí viene el nombre con el que firma sus
novelas.
Y
así es como surge el nombre del espía doble que aparece en sus
thrillers, dos publicados hasta la fecha. Este espía doble es un
hombre camaleónico por aquello de que se le conoce con varios alias,
como Gustavo, Marcel Cambremer, Morales, etc. Lo curioso es
que mi relación con este personaje es un tanto atípica, pues lo
conocí en Estación París, la segunda de las novelas en la
que aparece, ya con un mayor protagonismo. En esta novela que hoy
reseño, Donostia, el lector toma el primer contacto con este
personaje aunque, sin embargo, tiene menor protagonismo, pero no por
ello pasa desapercibido. Todo lo contrario. Nos lo encontramos
utilizando una empresa como tapadera para así, en representación de
ella, poder entrar en contacto con ETA. ¿Sus fines?. Más no puedo
decir porque sería desvelar demasiado. Y, como se puede comprobar a
raíz de lo que acabo de comentar, son dos novelas que se pueden leer
de forma independiente, pues en Estación París el autor nos
pone en antecedente sobre este personaje. El porqué de invertir el
orden de lectura se puede comprobar en los datos técnicos que figuran
más abajo.
Donostia
es una novela corta, una nouvelle, en la que el suspense está
asegurado desde el primer momento, desde que Guillermina Anglada es
enviada a Donostia como reportera para seguir discretamente a un
doble espía y desde el momento en el que Kepa Gabarain, como así le
gusta que le llamen, ve cómo su vida cambia radicalmente cuando
alguien, sin saber por qué, atenta contra él en el momento en el
que va a recoger su vehículo que tiene guardado en el aparcamiento
de su edificio. Él, un simple empleado de banca, es tiroteado por
unos encapuchados, que escapan dándolo por muerto, pero logra
sobrevivir al atentado. Su vida, desde ese momento, dará un cambio
radical. ¿Por qué se lo quieren quitar de en medio? Esa pregunta
hará que actúe con todas las consecuencias para así llegar hasta
el final sin pensar en el riesgo que puede correr, al ver cómo su
vida acomodada se ve alterada por la presencia del miedo, la angustia
y el recelo.
(Club Náutico de San Sebastián)
Jon
Lauko consigue que veamos las escenas que nos relata, al estar
descritas de tal forma que logra darle ese aire cinematográfico y
esa ambientación con la que realmente parece que nos transporta al
año 1977. Detrás de todo ello hay una buena labor de documentación.
Parece que estoy viendo una de esas películas de la época en la que
los personajes se levantan por la mañana y lo primero que hacen es
poner la radio para escuchar las noticias del día, o los vemos
moverse apresurados por las calles de San Sebastián sorteando los
charcos que se forman, empapados por el txirimiri que cae, o viendo
arreciar el temporal en el mar a través de la cristalera del Club
Náutico mientras disfrutan de una buena comida, pues la gastronomía
vasca estará muy presente a lo largo de la narración en una época
en la que empezaba a sonar el nombre de un tal Arguiñano. Sin
olvidarnos de la actividad terrorista llevada a cabo por ETA que
sobresaltaba la vida tranquila de la población vasca con frecuentes
atentados en una época en la que luchaban fuertemente por la
independencia de Euskadi, pese a las posturas contrarias adoptadas
por los políticos que preferían la vía dialogada, como nos lo
recordará el senador Mikel Iribarren.
En
esta novela el destino juega un papel primordial porque a veces es
caprichoso y podemos vernos sumergidos en situaciones que son ajenas
a nosotros pero que, por alguna causa desconocida, nos afectan y
cambian el rumbo de nuestra vida. Pero la casualidad también formará
parte de la relación entre los personajes, aunque de esto no puedo
desvelar más porque destriparía mucho la novela.
Jon
Lauko nos presenta, como es habitual en él, unos personajes muy bien
trazados y creíbles. Pese a la poca extensión de la novela,
llegamos a conocerlos perfectamente, haciéndosenos muy cercanos,
sobre todo los tres que llevan el peso de la narración. El autor
logra confundirnos en más de una ocasión con la forma de actuar con
algunos de ellos, caso de Guillermina Anglada, pues las primeras
escenas en las que aparece nos hacen imaginar que es una persona de
vida licenciosa y no ese personaje que desempeñará un papel
fundamental en el desenlace de la trama, pese a que, cosa que me
sorprendió mucho, pasen unos cuantos capítulos hasta que nos la
volvamos a encontrar. Lo mismo ocurrirá con Kepa Gabarain, que al
principio no comprendemos por qué viniendo de una familia acomodada
se conforma con ser un simple empleado de banca aunque, eso sí,
permitiéndose sus caprichos. Le gusta su estilo de vida y es reacio
a comprometerse en pareja, aunque conocerá a su vecina Aintzane que
estaba en ese momento de la vida cercano a las últimas posibilidades
de conseguir una pareja estable.
Donostia
está narrada en tercera persona escrita con un estilo directo y un
lenguaje preciso. Está estructurada en trece capítulos y relatada
por un narrador omnisciente. Se lee prácticamente de una sentada
pues el ritmo es trepidante y el lector no tendrá prácticamente
tregua hasta el desenlace final. Creo que merece la pena adentrarse
en sus páginas y estoy seguro que los amantes del género saldrán
satisfechos tras finalizar su lectura.
Biografía:
Jon
Lauko es el seudónimo con el que firma el profesor Francisco Rubio,
que trabajó como catedrático de Matemáticas en varios institutos
de enseñanza media y como profesor de Álgebra de la Escuela de
Caminos de Barcelona.
Además
de publicaciones de carácter profesional, tiene editado un pequeño
libro de viajes titulado Viaje
a la Comunidad de Albarracín
(Comunicación Literaria de Autores, Bilbao 1980), numerosos cuentos,
relatos y artículos viajeros en diferentes periódicos y revistas y
la novela titulada Donostia
(Meteora,
Barcelona 2011). Su segunda novela, Barrendero, enterrador, ferroviario
fue editada por Atlantis en 2012. Estación París
es su tercera publicación.
Datos
técnicos:
Título:
Donostia
Autor:
Jon Lauko
Editorial
Meteora
1ª
Edición: abril de 2011
Encuadernación:
Tapa blanda con solapas
ISBN:
9788492874361
Nº
pág.: 144
Fuentes: sinopsis y datos técnicos, tomados de la página de Ediciones Meteora; Fotografía del autor, de mi reseña de Estación París y fotografía del Club Náutico de San Sebastián, de Wikipedia.
Me gustan este tipo de libros y este no lo conocía, aunque con tanto pendiente creo que de momento no me animaré con su lectura
ResponderEliminarBesos
No me veo ahora mismo con una novela de este corte, no obstante, el hecho de que sea tan cortita me puede hacer decidirme porque no arriesgo mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Pues tiene buena pinta y no me importaría en absoluto leerla.
ResponderEliminarEl argumento promete y el género me gusta así que no la descarto.
ResponderEliminarNo me llama la atención así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarUn besote.
Me gustan las historias valientes y que aporten cosas que se han mantenido tabu durante mucho tiempo. Interesante tu propuesta.,
ResponderEliminarNo me importaría leer este libro. Aunque no me lanzaré a su búsqueda, con todo lo que tengo pendiente. Pero si se cruza en mi camino...
ResponderEliminarBesotes!!!
Me gusta mucho lo que nos cuentas. Me la llevo anotada.
ResponderEliminarGracias por tu reseña.
La verdad es que soy horrible para analizar las películas de espías; me cuesta quedarme con los nombres y las caras y tantos faroles como se marcan los buenos espías. He leído algo de Le Carré y tengo buen recuerdo. Supongo que sería capaz de enterarme de un libro como éste, jajaja
ResponderEliminarBs.
Después de leer tu reseña, aún me han entrado más ganas de leer esta trilogía. Años setenta y ochenta, País Vasco, ETA, infiltrados, mi admirado y adorado Le Carré... más no se puede pedir.
ResponderEliminarUn beso.