Contando sólo
un año de edad, su padre, don Juan Martín de Saavedra fue condecorado con el
título de Grande de España. Abocado a la carrera militar por su condición de
segundón (su hermano mayor, Juan Remigio heredaría el ducado a la muerte del
padre de ambos), ingresó en 1802 en el Real Seminario de Nobles de Madrid
permaneciendo en él hasta 1806. Con tan solo nueve años ya le correspondían por
linaje la Cruz de Caballero de Malta, la banderola de la Guardia de Corps
supernumerario, el hábito de Santiago, etc. En 1807 fue alférez de la Guardia
Real. Luchó con valentía contra las tropas napoleónicas siendo herido en la
Batalla de Ontígola (1809). El General Castaños le nombró capitán de la
Caballería Ligera. Obtuvo también el nombramiento de primer ayudante de Estado
Mayor.
En 1823, Rivas
fue condenado a muerte por sus creencias liberales y haber participado en el
golpe de estado de Riego en 1820. Además se le confiscaron sus bienes y huyó a
Inglaterra. Luego pasó a Malta en 1825 donde permaneció cinco años. En 1830 se
marchó a París. Después de la muerte de Fernando VII en 1833, regresó a España
al recibir la amnistía y reclamó su herencia, y además en 1834 murió su hermano
mayor, Juan Remigio, y recayó en él por ello el título de Duque de Rivas. Dos
años después fue nombrado ministro de la Gobernación. Luego emigró a Portugal
por poco espacio de tiempo. A la vuelta desempeñó el papel de senador, alcalde
de Madrid, embajador y ministro plenipotenciario en Nápoles y Francia, ministro
del Estado, presidente del Consejo de Estado y presidente de la Real Academia
Española y del Ateneo de Madrid en 1865.
us
primeras poesías y sus primeros dramas muestran la influencia del neoclasicismo
(Meléndez, Valdez y Quintana). Luego, el autor se orienta deliberadamente hacia
el Romanticismo, con tres obras especialmente célebres. La primera es un poema
en doce romances :
El Moro Expósito (1834), que es un fresco realista y fantástico de las
civilizaciones árabe y cristiana en la España de la Edad Media. El prólogo fue
escrito por Alcalá Galiano. «leyenda en doce romances» sobre el tema de los
infantes de Lara y el bastardo Mudarra que es considerada pieza fundacional del
romanticismo en España.
Don Álvaro o la fuerza del sino, cuya primera representación tuvo lugar en Madrid en 1835, representó
el triunfo del Romanticismo sobre el Escenario ;
este drama fue en España lo que Hernani había sido en Francia. Las
trágicas aventuras de un héroe perseguido por el sino, el misterio, el amor y
la muerte, con una mezcla de tipos y de tonos, lances imprevistos, etc.
Todo
contribuye a crear una ilustración clamorosa del romanticismo. El Duque de
Rivas se inspiró en la vida real : tuvo una propiedad, “La Jarilla”, en
Hornachuelos y conoció la leyenda de la “Mujer Penitente”. Verdi se inspiró en
este éxito para su ópera, La Forza del Destino (1862).
Don Álvaro, un
indiano rico y misterioso que vive en Sevilla, tiene un romance con doña
Leonor, hija del Marqués de Calatrava. Como éste no aprueba esos amores, don
Álvaro decide raptar de su casa a doña Leonor. En la huida de los amantes, el
Marqués muere accidentalmente. Este hecho da inicio a la tragedia de los
protagonistas. Los enamorados desaparecen. Doña Leonor vive oculta durante un
año, de modo que todos, incluso don Álvaro, la creen muerta. Después, se retira
al monasterio de los Ángeles, en Hornachuelos.
Don Álvaro
viaja a Italia. Los dos hijos del Marqués, don Carlos y don Alfonso, han jurado
vengar la muerte de su padre y salen en busca del indiano. En Veletri se
encuentran y reconocen don Álvaro y don Carlos, lo que lleva a un duelo donde
perece don Carlos. Don Álvaro sobrevive y se refugia en el convento de los
Ángeles, en España, donde vive como fraile durante cuatro años. Por su parte,
don Alfonso, que había viajado a Perú, descubre toda la verdad sobre don Álvaro
y regresa a buscarle. Segundo duelo obligado, en el cual cae herido don
Alfonso. Ambos descubren que doña Leonor vive en la cercana ermita, y don
Alfonso, creyéndola cómplice de don Álvaro, la mata. Para don Álvaro, la única
escapatoria a su destino es el suicidio, de modo que se arroja desde una
montaña.
El drama está
divido en cinco jornadas; estructura típica del teatro neoclásico. Tiene todas
las características del teatro romántico en lo que se refiere a historia, temas
y estilo. Pero, en cuanto a las normas neoclásicas de las tres unidades,
espacio, lugar y tiempo, el autor se tomó muchas libertades: el drama se
desarrolla en diferentes lugares (España e Italia); cubre un período de cinco
años y hay una acción principal, pero también se intercalan escenas
costumbristas y cotidianas.
Uno de los
temas es el tradicional de la venganza, sobre todo expresada
en forma de duelo. Ese anhelo de vengarse parece salvar la honra familiar que
ha sufrido una ofensa. En la obra, la furia del Marqués se transforma en deseo
de venganza que pasa, como una obligación, a sus hijos.
El inicio del
problema está en el amor, o mejor dicho la pasión entre don
Álvaro y doña Leonor, que será muy breve porque será destruido por los deberes
que la sociedad imponen y por la familia de Leonor.
Pero el tema
principal es siempre “la fuerza del sino”, es decir la fatalidad
que se abate sobre don Álvaro hasta su muerte. En efecto, esta fatalidad le
impedirá vivir su amor con doña Leonor, y acabará matando al Marqués y a sus
hijos. Don Álvaro se sentirá entonces culpable por sus actos y huirá, hasta
recluirse durante cuatro años en la soledad de un convento. Por último, pasando
de fraile a enviado del infierno, don Álvaro se suicida considerándose
« demonio exterminador » y pidiendo al infierno que se lo trague. Don
Álvaro no ha salvado su alma, no ha recibido la divina misericordia.
Es éste el conflicto típicamente romántico : el hombre entre Dios y el
mundo.
En 1841 publicó
sus Romances históricos: destaca de esta colección de sesenta y nueve
romances un gusto por lo decorativo y descriptivo, por las sensaciones casi
pictóricas en las que se reconocía su afición por este arte, del que llegó a
ser un notable maestro, así como la variedad temática. De entre los de ambiente
medieval merecen mencionarse romances como Don Álvaro de Luna y Una
antigualla en Sevilla; otros se sitúan en la época de los Austrias: Un
castellano leal, Una noche en Madrid, Recuerdos de un gran hombre,
El mayor desengaño y El Conde de Villamediana.
Una vida propia de la mejor de sus obras.
ResponderEliminarNo me cabe ninguna duda sobre eso.
Besos
Desde luego, corroboro lo que dices. Besos, Paco.
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