Cuando tomo en mis manos una
novela que tiene el título de Gallinas nuevas en vino malo (Damián
Montes, Almuñécar, 1981) y por curiosidad leo lo que la editorial Círculo Rojo
nos intenta explicar, en la contraportada, qué es lo que nos vamos a encontrar
desde la primera página de la misma, me encuentro con lo siguiente “especie de
receta literaria cuyos ingredientes son: Un realismo sazonado con un toque
grotesco; un romanticismo decadente, aderezado con cierto tono escéptico; y la
ficción molida, a la cual se le añade un aliño de verosimilitud” y si, por
encima el libro me lo encuentro dividido, en vez de capítulos, nada menos que
en busilis (que, por cierto, me tomé la molestia de buscar el significado de dicha
palabra: Punto en que estriba la
dificultad del asunto de que se trata y con sinónimos como quid, meollo, clavo,
asunto, nudo, clave, incógnita, intríngulis o núcleo) me quedo un tanto
escéptico ante lo que el autor nos pretende narrar en este curioso relato.
Las primeras publicaciones de este escritor fueron colaboraciones
intrascendentes en revistas como Akelarre Subversivo y Androito Fanzine. Su
primera novela, También olvidado, un relato
que supone una especie de ensayo sobre temas políticos, religiosos, de
educación, sociedad e historia, narrado con un estilo grosero y cerril, a la
vez que amable y considerado, incluido en el llamado Realismo Sucio y Ficción
Transgresiva.
Pero a lo largo de las seis semanas en las transcurre la historia que el autor sexitano nos narra en tercera persona y que se desarrolla en La Pequeña Ciudad, como así la llama, me voy dando cuenta de que, a través de los variopintos personajes que en ella nos vamos encontrando, se esconde una parodia de la vida misma: temas realmente candentes en una ciudad cualquiera de nuestro país en este siglo XXI como son las drogas, el sexo, política...
Pero a lo largo de las seis semanas en las transcurre la historia que el autor sexitano nos narra en tercera persona y que se desarrolla en La Pequeña Ciudad, como así la llama, me voy dando cuenta de que, a través de los variopintos personajes que en ella nos vamos encontrando, se esconde una parodia de la vida misma: temas realmente candentes en una ciudad cualquiera de nuestro país en este siglo XXI como son las drogas, el sexo, política...
Una política corrupta,
representada por el alcalde Antonio Penas, al que todos apodan el Penavidas, dictador y prepotente donde los haya que, cuando se presenta un problema
se larga al Caribe a pasarse unas suculentas vacaciones a cuenta del erario
público. Los dos partidos de la oposición ya no saben lo que hacer, pues hasta
les limitan la libertad de expresión y el sindicato de trabajadores, no
consigue sus propósitos pese a las huelgas que le monta al regidor.
Jóvenes trasnochadores, como el
Róber o el Pacone, que solo piensan en acudir a discotecas, darse un chute o
pillar una piba a la que intentar meterle mano o que se la metan, que también
vale. Amores románticos, como el de Sarita y José Carlos, que no pueden vivir
el uno sin el otro. Sexo a troche y moche, de todo tipo y a cualquier hora.
Los adultos también tienen sus
historias, como Braulio, que ayuda en Cáritas, y no le importaba llevar ropa a
una familia del barrio bastante devota de la Virgen de la Vetustísima o la
madre de Pacone, franquista hasta la médula, que le amarga la vida a su hijo
cada vez que intenta traerse a una chica a su casa, o Marita, ama de casa que
tiene obsesión por sus pechos. Todo
ello adornado por los programas de televisión o radio de moda, que ven o escuchan sus habitantes, como el concurso “Operación Truño”,
muy del gusto de las niñas, o la música de “La Oreba de Jabón” o el
programa musical radiofónico “ los Noventa Subnormales”.
Realmente, el autor me ha
sorprendido con este estilo particular tanto por el lenguaje que utiliza,
directo, a veces ordinario, con el que consigue que sus personajes utilicen la forma de hablar adecuada a cada uno de
ellos, como en la estructura de la novela, cuyos capítulos, divididos en
pequeños fragmentos, cada uno de ellos relativo a un personaje, lo que nos mantiene intrigados de cómo va a seguir la
historia.
Animo a los lectores a que se
atrevan con este tipo de lecturas, llamadas apología de lo bajuno, porque no se
verán defraudados. Todo lo que sucede en Gallinas nuevas en vino malo
puede ocurrir en cualquier ciudad, incluso las situaciones fuertes que en la
novela nos encontramos, que también las hay en la vida real, aunque en esta
novela nos las cuenten de forma sarcástica, incluso hay momentos que nos lleva
a la carcajada.
Título: Gallina nueva en vino
malo
Autor: Damián Montes
Pág.: 288
Editorial Círculo Rojo
Colección Novela
Primera edición, abril 2011
ISBN 9788499911229
Lo he leído no hace mucho. Tengo que decir que me gustó, el autor tiene un sentido del humor muy peculiar a la hora de impregnarnos con sus letras.
ResponderEliminarYo me decanté en el blog por También olvidado, un libro que me gustó mucho. Te lo recomiendo si no lo has leído.
Un saludo
La verdad que pasé un buen rato con este libro, pese a las dudas que tenía de él, pero a medida que pasaba las páginas me daba cuenta de qué iba el tema y el sentido del humor, como bien dices, del autor. La otra no la leí. La tendré en cuenta, desde luego. Saludos cordiales.
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