jueves, 14 de agosto de 2025

Reseña Milhojas de jamón, de José Francisco Alonso.

 












Datos técnicos:





Título: Milhojas de jamón.

Autor: José Francisco Alonso.

Editorial: Alrevés.

1ª edición: Junio/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-1965-92-3.

Idioma: Español.

Nº páginas: 332.





Sinopsis:






Un hombre aparece asesinado por disparos de bala en un contenedor cercano a la Torre de Iberdrola. El muerto es un varón, de mediana edad y no perteneciente a ningún colectivo desfavorecido. No hay revuelo social. En consecuencia, en Bilbao, a nadie importa su muerte. Solo Loizaga cree que algo extraño se está cociendo dentro de la Torre de Iberdrola. Pero ¡qué imaginación! ¿A quién se le ocurre vincular un acto violento con una gran multinacional? ¿Y sin pruebas? El profesor promete a la madre que descubrirá al asesino de su hijo, y no piensa faltar a su palabra. Las preguntas le martillean la cabeza. ¿Quién te ha matado, Jesús Ahaztu? ¿Y por qué? Segunda entrega del profesor Loizaga, un tipo irónico luchando contra una poderosa multinacional. Como si del mejor Montalbán se tratara, José Francisco Alonso teje una conexión entre género negro, humor y gastronomía, conformando una voz propia e inconfundible dentro del panorama de la novela negra actual.






Opinión Personal:






El año pasado leí y reseñé en este blog Pisto a la bilbaína (reseña), del escritor bilbaíno José Francisco Alonso, la primera novela de la serie que la editorial Alrevés agrupa en el que llama Universo Loizaga. Un universo que ya lo conforman cuatro títulos, por lo que entiendo que puede que haya alguno más, dadas las peculiaridades del detective que las protagoniza y el éxito entre los lectores. Milhojas de jamón es la segunda entrega de esta serie, por lo que me pregunté si superaría el refrán popular de “Nunca segundas partes fueron buenas”. Un refrán popular que tuve muy en cuenta a lo largo del desarrollo de la trama, porque durante un tramo estuve dudando si superaría la calidad de la anterior. Pese a las dudas iniciales, lo supera con creces, porque el trabajo que le espera al profesor Loizaga va de menos a más, con el aliciente que este cambio de ritmo tiene para el lector y que, en mi caso, incluso presentía que podía verse metido en más de un apuro y hasta jugarse el físico, tal y como se le presentan las situaciones a las que se enfrenta.

(Torre Iberdrola-Bilbao)
Para Loizaga un buen desayuno es sagrado, como se percibe en el segundo capítulo de esta novela. Pero, en esta ocasión vino acompañado por una noticia en la prensa local que le llama la atención, pero sobre todo porque no figura en lugar destacado, para que los bilbaínos estuvieran bien informados de lo que sucede en su querida ciudad. Una vez que se informa que se ha encontrado en un contenedor de basura el cadáver de un varón cosido a balazos: siete disparos, nada menos, el silencio se apodera de la prensa mediática, porque no hay chicha interesante a la que sacarle jugo. Visto este silencio, este profesor de Filosofía, muy reflexivo él, se dijo que hasta en los crímenes hay diferencias sociales.

Pero a esta maquinaria informativa no tardó en acumulársele la faena, porque sus fieles lectores y/o televidentes siguen con interés las muy preocupantes noticias que tienen como epicentro la Torre Iberdrola, sede de esta todopoderosa compañía eléctrica multinacional. Los ciudadanos se preocupan porque hay sangre de por medio, pero sobre todo el accionariado, por aquello del valor de los dividendos a repartir entre el accionariado. La investigación saca a relucir las movidas internas que hacen saltar chispas en la dese de esta todopoderosa compañía y se teme que pueda haber un cortocircuito de muy padre y señor mío. Loizaga promete a la madre del finado de segunda que descubrirá al asesino de su hijo, y no piensa faltar a su palabra, como adelanta la sinopsis. Y vaya si lo promete, porque su empeño le lleva a toparse con un giro inesperado, tan inesperado que sorprende a todos por su desarrollo, pero que tiene una muy clara explicación, y una exposición muy literaria. Ahí lo dejo.

La peculiar forma de ser de Loizaga incita al lector a acompañarlo durante los 56 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama. Pese a que determinadas reflexiones indican que está de vuelta de todo, se implica de pleno en los compromisos que adquiere, aunque tampoco admite que le toquen los bemoles cuando no está de acuerdo en algunas decisiones que se toman, si hay que opinar al respecto, como se refleja en algunos episodios. Loizaga es un sabueso que no pierde detalle de todo lo que sucede a su alrededor y pueda servirle para resolver la investigación de turno, sobre todo si es consciente de que se estanca. Emula al mítico Pepe Carvalho, porque disfruta con todo lo relacionado con la gastronomía, si bien entiendo que el bilbaíno es más sibarita. Incluso a través de esta pasión se percibe su estado de ánimo, como se refleja en algunos episodios, al igual que para hacer crítica social, según cómo les gusten a la mayoría de los ciudadanos los productos que consumen. También le sirve de excusa para reunirse en torno a una buena mesa con sus dos compañeros inseparables: el subinspector de la Ertzaina, Román Escudero, y la jueza Anne Campuzano, en la que departir sobre la marcha del caso que investigan.

(Alameda de Rakalde, Bilbao)
José Francisco Alonso planifica y desarrolla una trama que nos lleva por lugares emblemáticos de la capital vizcaína, muy relacionados con las situaciones que rodean a los personajes. Localizaciones entre los que la Torre Iberdrola es un personaje más de la novela, pero también los acompañamos por espacios en los que buscan pistas que les sirvan de apoyo en sus pesquisas, caso del templo de los leones del Athletic, el nuevo San Mamés; la Sociedad Bilbaína, o las visitas a Barakaldo, de donde era el asesinado, y Erandio. Loizaga y sus dos inseparables socios se sirven del paseo de El Arenal, al igual que de los templos gastronómicos que frecuentan, tanto en el Casco Viejo como en la zona nueva, como el que se ubica en la Alameda de Rekalde, un poner.

Por las páginas de Milhojas de jamón transitan personajes bien perfilados, muy cercanos y creíbles, sobre todo los autóctonos, que son fiel reflejo de la idiosincrasia euskaldún, a los que hay que añadir los trajeados que pululan por la Torre Iberdrola, y sin trajear, que también los hay. En esta segunda entrega el autor profundiza más en la vida privada del profesor de Filosofía, de quien uno se pregunta si surgirá algo entre él y la jueza Anne Campuzano, -a quien el prota la mira de cuando en vez por el rabillo del ojo- o por el papel estelar que en esta ocasión tiene ama Loizaga, y lo bien que se lo pasa cuando le toca entrar en escena -pese a las advertencias de su hijo-. No deja indiferente María Moraleja, la madre del finado, dadas las circunstancias personales que la rodean. En el plano personal hay una subtrama a seguir, y que gira en torno a la hija adolescente del protagonista. Un protagonista que departe en alguna ocasión con don Miguel, «bedel y única persona que leía en todo el instituto» (pág. 64), o el padre Aguirre, con quien también gusta reunirse.

Me gustó mucho Milhojas de jamón, segunda entrega de la serie que la editorial Alrevés bautiza como Universo Loizaga, y que protagoniza este peculiar profesor de Filosofía en el instituto Miguel de Unamuno, de Bilbao. José Francisco Alonso planifica y desarrolla una trama que va de menos a más, porque el último tercio de la novela da un vuelco tal que sorprende mucho su desarrollo. Pese a lo que acabo de comentar, está muy bien pensado y me parece muy literario, lo que entiendo que supone un doble interés para el lector. En mi caso, el ritmo de lectura me resultó más bien pausado, pero constante, por la variedad de situaciones que se desarrollan a lo largo de los 56 capítulos en los que se estructura la trama. Una trama en la que la gastronomía, la ironía y el humor están muy presentes, al igual que el relato desenfadado, cuando el episodio de turno se presta a ello.







Biografía:





José Francisco Alonso. Bilbao (1968). Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto. Trabaja, igual que su protagonista, Loizaga, como profesor de Filosofía, en este caso en la ciudad de Valladolid. Pisto a la bilbaína, Milhojas de jamón y Café cortado forman el Universo Loizaga, las tres novelas publicadas en Alrevés.






Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de la Editorial Alrevés. Imagen de la Torre Iberdrola en Bilbao tomada de la web de la Cadena SER. Imagen de la Alameda de Rekalde tomada de la web del diario Deia. Imagen de la Sociedad Bilbaina tomada de la web Bilbao Turismo. Fotografía del autor tomada de la web Vitoria Negrasteiz.






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