Datos técnicos:
Título: Lordemano.
Autor: José Zoilo Hernández.
Editorial: Ediciones B (Grupo Pengüin Random House).
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-666-7031-9.
Idioma: Español.
Nº de pág.: 592.
Sinopsis:
UN JOVEN EDUCADO PARA REGIR EL DESTINO DE LOS SUYOS
Siglo IX. Hrolf Ragnallson ha dejado atrás su Noruega natal para instalarse con el resto de su familia en la lejana Erin, donde se hará un hombre, ganará sus primeras cicatrices en la batalla y despertará al amor. Ante el ocaso de su padre, será Hrolf, como primogénito, el encargado de capitanear el Águila de las Tormentas y dirigir a sus hombres hacia otras costas, con la esperanza de obtener fortuna y renombre.
UN VIAJE A LA PENÍNSULA EN UN SIGLO CONVULSO
Atraída por las legendarias riquezas de al-Ándalus, la gran flota vikinga pone sus miras en la península ibérica. En su periplo hacia el sur, las naves nórdicas arriban a las costas de Gallecia. Confían en saquear cuanto encuentren a su paso sin dificultad, ignoran que Ramiro, el rey asturiano, ha decidido presentar batalla. Pese al valor demostrado por Hrolf, el ejército vikingo es derrotado, muchas de sus naves son incendiadas y él mismo es capturado por un grupo de asturianos.
SOLO UN VIKINGO PUEDE SER LIBRE MÁS ALLÁ DE SUS FRONTERAS
Convertido en un esclavo al que otorgan el nombre de «lordemano», Hrolf deberá sobrevivir en este territorio de cultura extraña, en una aventura en la que las guerras, las traiciones inesperadas y las pasiones imposibles serán únicamente el comienzo de su lucha por la libertad, la venganza y el amor.
Opinión Personal:
Si disfruté con la novela del escritor tinerfeño José Zoilo Hernández (Tenerife, 1977), El nombre de Dios (reseña), la misma sensación me acompañó durante la lectura de Lordemano, obra con la que se alzó ganador del galardón literario del Premio de Novela Histórica Ciudad de Cartagena, en su XXIII Edición. Sin duda alguna, refrendo la afirmación del jurado del I Premio de Novela Histórica Pozuelo de Alarcón sobre su narrativa, porque «José Zoilo es el gran descubrimiento de la novela histórica española». Antes de comenzar a exponer las impresiones que me provocaron la lectura de Lordemano, quería resaltar que, si hay algo que agradezco en un autor, y sobre todo si se trata de novela histórica, es que consiga que no tenga la sensación de que me enfrento a un buen tocho, porque planifica y desarrolla la trama de tal forma que el lector disfrute de una lectura — en este caso amena y envolvente— con las vicisitudes que acompañan a los personajes que transitan por sus páginas, sin que nunca tenga la sensación de enfrentarse a un número considerable de páginas que le hagan dudar a la hora de mostrar interés por su lectura.
(Mapa Península Ibérica s. IX) |
En mi modesta opinión, diría que José Zoilo Hernández tiene muy claro cómo conseguir que el lector se sienta cómodo durante la lectura de sus novelas. Uno de los puntos fuertes de su narrativa es la potencia de los personajes que conforman el elenco de sus tramas, de quienes logra que esté muy pendiente de todo lo que les sucede a lo largo de los capítulos que las conforman, por lo que nos encariñamos con ellos sin remedio, sobre todo con los que más peso tienen en su desarrollo. Estoy seguro de que lo que acabo de comentar incita al autor a que nos mantenga en vilo con una serie de sobresaltos que les acompañan. Unos sobresaltos que incluso pueden poner en peligro su integridad física, con lo que consigue que nos apenemos por los episodios que sufren algunos de ellos, incluso luctuosos, o la inquietud que provoca el incierto destino que les acompaña, porque en algunas fases de la trama perdemos su pista y, dada la preocupación que presienten sus compañeros de aventura, nos provoca esa misma inquietud porque, al igual que les sucede a ellos, nos tememos lo peor. A lo largo de los capítulos ofrece una magnífica lección de historia, en la que forman un conjunto armónico los hechos históricos que se relatan y las aventuras que viven los personajes, como se puede comprobar en la nota histórica que acompaña al cuerpo de la novela. Una nota histórica en la que se refleja la exhaustiva labor de documentación que realiza y en la que aclara las opciones que le parecen más adecuadas para que se acerquen lo más posible a cómo sucedieron los episodios históricos que se relatan a lo largo de los 33 capítulos más prólogo y epílogo en los que se estructura el desarrollo de la trama.
Me encantó la planificación y desarrollo de la trama de Lordemano. Uno de los grandes atractivos de esta novela es el relato que narra Hralf Ragnallson en primera persona desde su partida de su Noruega natal para instalarse con el resto de su familia en la lejana Erin, donde se hará un hombre, ganará sus primeras cicatrices en la batalla y despertará al amor, como adelanta la sinopsis. Un relato en el que el narrador utiliza con una serie de recursos literarios en los que están muy presentes la mitología vikinga, de la que se percibe que el autor se documentó con minuciosidad para adaptarlas a las diferentes circunstancias a las que se enfrenta el protagonista. Circunstancias en las que están muy presentes los dioses, según la función que desempeña cada uno de ellos, al igual que otros seres mitológicos que forman parte de sus creencias. En mi modesta opinión, entiendo que el empleo de estos recursos indica que, pese a los quince largos años que transcurre en Spanland, nunca olvida sus orígenes, y su obsesión es aprovechar las circunstancias que le permitan hacer realidad su objetivo final, que no es otro que el regreso a Erin y cumplir la venganza que trama contra quien le abandonó en tierras de Gallecia porque, pese a los éxitos iniciales de esta primera incursión vikinga, ignoran que el rey asturiano Ramiro I ha decidido plantarles batalla. Una odisea en la que no falta la figura del escaldo o poeta vikingo, quien ensalzará con sus poemas las hazañas logradas por el protagonista, y será una pieza clave para que el noruego cumpla la venganza que trama contra quien le traicionó, porque no olvida lo que le sucedió una vez que el ejército vikingo es derrotado, muchas de sus naves son incendiadas y él mismo es capturado por un grupo de asturianos.
Al igual que sucede en El nombre de Dios, José Zoilo Hernández ofrece una magnífica lección de historia sobre lo que sucede en la península ibérica durante la época en la que se desarrolla la trama, el siglo IX. Una lección en la que la voz narrativa relata varios episodios históricos que presencia el protagonista y narrador, y otros de los que tiene constancia por quienes son conocedores de la presencia de la flota vikinga en Al-Andalus, pese a la derrota sufrida en Gallaecia, al igual que utiliza la incursión de Bjorn Ragnarsson en el norte peninsular, con la que presiente que su libertad y ansiado regreso a Erin está muy próximo. Una lección de historia en la que, como biólogo que es, es consciente de cuándo engarzar los episodios históricos con los ficticios para que conformen un engranaje perfecto, y en el que las diferentes subtramas que lo conforman confluyan de tal forma que conducen a un desenlace en el que invita a que no se pierda detalle de los episodios que lo constituyen. En mi modesta opinión, entiendo que esta es la mejor forma de exponer los valores que definen al variopinto grupo de personajes que acompañan al protagonista, y que definen al ser humano en su conjunto, con independencia a la época en la que se desarrollen las historias que protagonizan. Horlf Ragnallson se encontrará con una península ibérica en la que los monarcas cristianos tienen mucho trabajo por delante para reconquistar las tierras invadidas por los musulmanes. Se enrola como mercenario del conde del Bierzo, Gatón, un personaje histórico muy poco conocido y emparentado con el rey Ramiro I. Toledo pide ayuda al rey Ordoño I, quien envía una tropa al mando de Gatón para enfrentarse al ejército del emir Muhamad I en la batalla del río Guadalacete. Sin duda alguna, disfruté mucho con el relato que describe la voz narrativa sobre el devenir de esta cruenta batalla, porque está narrada de tal forma que uno se recrea, sobre todo, con la descripción de las tácticas militares que utilizaron ambos bandos contendientes, así como las consecuencias que tiene su desenlace para el protagonista. Sin duda alguna, el autor es consciente de que tiene que recrearse lo justo y necesario en las contiendas, razías y saqueos vikingos en territorio peninsular, y cuya narración no me resultó farragosa, porque en todo momento tuve la sensación de que el ritmo del relato apenas decae.
(Sierra de Nambroca-Batalla Guadacelete-Toledo) |
Sin duda alguna, José Zoilo Hernández es un escritor que está ganando a pulso con su buen hacer literario un lugar destacado en el panorama literario de la novela histórica nacional. Ofrece a los lectores unas historias muy solventes y verosímiles, ajustándose con rigor a la exhaustiva labor de documentación que realiza, para que los episodios que relata la voz narrativa se ajusten a cómo pudieron haber ssucedido los hechos reales que relata en la época en la que se desarrollan. Diría que los principales personajes de Lordemano protagonizan una verdadera odisea, por cómo se desarrollan los episodios que les toca vivir en un territorio extraño para ellos, en los que tienen que superar difíciles pruebas a las que se exponen, una vez iniciado un periplo en el que se tuercen los planes iniciales establecidos, y siempre con la mente puesta en el regreso a su tierra. Son carismáticos e inolvidables, lo que redobla el interés por lo que les sucede a lo largo de los capítulos. En mi modesta opinión, entiendo que son el punto más fuerte de su narrativa, no sólo por la potencia que muestran, sino también porque son un fiel reflejo de la sociedad de la época que les toca vivir. En el periplo que lleva a Harlf Ragnallson a través de la península ibérica le acompañan varios guerreros de esta primera incursión vikinga y algunos nativos de Spanland, caso de la cristiana Elvira o Auria, una muchacha pamplonesa que había sido enviada siendo una niña a Córdoba. Creo que el escaldo define con claridad a su pueblo: «—Un largo viaje, una tierra extraña, batallas, derrotas, victorias, amistad, valor, sacrificio...¡La intrepidez de los hijos de Odín, enfrentando cada prueba del destino hasta que logran regresar al hogar!»(pág. 399). A lo largo de los 33 capítulos más el epílogo en los que se estructura el desarrollo de la trama, la voz narrativa ofrece un relato ameno y envolvente, pese a que predomina la narración frente a los diálogos aunque, en mi modesta opinión, entiendo que esto se debe a la variedad de situaciones que viven en cada capítulo los principales personajes.
Biografía:
Su primera novela, El alano, fue galardonada con el Primer Premio de Novela Histórica de Pozuelo de Alarcón y quedó finalista del Premio Ciudad de Úbeda. Con ella inició la épica trilogía «Las cenizas de Hispania», una apasionante recreación de la Hispania tardorromana, que continuó con Niebla y acero y concluyó con El Dux del fin del mundo. Esta trilogía lo ha consagrado como una de las nuevas voces más importantes del panorama de la novela histórica nacional. En 2020 publicó El nombre de Dios y cosechó un gran éxito de la crítica.
Nota: Datos técnicos, sinópsis y biografía del autor, tomados de la web de Pengüin libros. Fotografía
de José Zoilo Hernández tomada de la web de Babelio. Imagen del mapa de la Península Ibérica tomada de la
web Castilla comunera. Imagen de la Sierra de Nambroca, en cuyo paraje tuvo lugar la batalla
del río Gadalacete, tomada de la web Villa de Orgaz.