jueves, 16 de junio de 2022

Stalin debe morir, de Mario J. Les.

 











Datos técnicos:



Título: Stalin debe morir.

Autor: Mario J. Les.

Editorial: Terra Ignota Ediciones.

1ª edición: Diciembre/2021.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-124634-3-9.

Idioma: Español.

Nº pág.: 431.




Sinopsis:



Agosto de 1939.

La amenaza de invasión de la Wehrmacht sobre territorio polaco es ya una realidad palpable y se avecina un nuevo conflicto bélico.

Debilitada en sus ejércitos, la Unión Soviética se ve abocada a ofrecer un pacto de no agresión a Alemania que esconde un futuro reparto del pastel de Europa. Todo está dispuesto para la firma, pero los acontecimientos se precipitan. Apenas veinticuatro horas antes de que el ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Von Ribbentrop, aterrice en Moscú para rubricar el acuerdo con su homólogo Mólotov, la NKVD aborta un intento de atentado contra Stalin, logrando salvar su vida. Sin embargo, ahora el magnicida anda suelto y, con la ayuda de un puñado de singulares personajes, trata de mantenerse a salvo, al menos durante unas horas.

En la Lubianka no hay tiempo que perder y el operativo de búsqueda se pone en marcha. Todo apunta a una conspiración interna para derrocar el régimen de terror de Stalin, que pondría en riesgo el acuerdo con los alemanes y debilitaría la posición de la Unión Soviética ante la inminencia de la guerra. Pero, ¿es acertada la teoría del complot? ¿Persigue la NKVD a un fantasma? ¿Quién está detrás de tan arriesgada operación? La respuesta se halla escondida en la memoria.



Opinión Personal:




Mario J. Les es un escritor que me sorprendió muy mucho con su trilogía dedicada al Holocausto. Las tres novelas que la conforman se pueden leer de forma independiente. No dudo en recomendarla, porque a través de ella el lector se encontrará con testimonios de los que resulta difícil asimilar la verosimilitud de las situaciones que viven los personajes que fueron víctimas de la sinrazón nazi, y que invitan a reflexionar para que semejante barbarie no vuelva a suceder. Stalin debe morir es su nueva novela, la cuarta, esta vez ambientada en un período de entreguerras, aunque ya se escuchan muy cercanos los sonidos de unos tambores que anuncian el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Una novela en la que construye una trama que es un verdadero rompecabezas, porque todas las piezas que la conforman encajan a la perfección en el desenlace. Un desenlace al que acompaña un epílogo que me encantó, porque supone un gran colofón a una historia muy entretenida y en la que se desarrolla una trama verosímil. Un epílogo en el que me encontré con un giro sorprendente, pero muy bien pensado, por lo que, sin duda alguna, incita a recomendarla todavía más a quienes se interesen por Stalin debe morir. Al igual que la trilogía, la novela está escrita con un lenguaje sencillo pero cuidado, y el narrador omnisciente dosifica la información a lo largo de los capítulos.

(Hotel Metropol-Moscú-Rusia)
Está claro que el escritor cascantino se siente cómodo con los géneros literarios que combina en las tramas que conforman la trilogía del Holocausto: aventura, novela histórica y thriller. En este sentido, diría que en Stalin debe morir los géneros que acabo de mencionar se conjugan de tal forma que constituyen un todo compacto. En base a lo que acabo de comentar, me gustó mucho cómo estructuró los capítulos, para que el lector sienta interés por lo que sucede en cada uno de ellos. Una estructura que le confiere a la trama un claro ritmo de thriller; incluso diría que ofrece la sensación de que su desarrollo transcurre en tiempo real, porque así lo da a entender el encabezamiento de los capítulos, de tal forma que, tal y como se suceden los episodios, el narrador omnisciente provoca angustia ante la incertidumbre de que los singulares personajes consigan con su plan salvar al magnicida, al menos durante un tiempo, porque son conscientes de que el minutero juega en su contra, y las posibilidades de éxito se reducen. Y es que tienen que aprovechar los eventos que tienen lugar tanto en el hotel Metropol, en el que se hospeda la delegación alemana, como en el Kremlin, porque el 23 de agosto de 1939 se firma en Moscú el Tratado de No Agresión entre la Alemania nazi y la URSS, conocido también por el pacto Ribbentrop-Mólotov, quienes firmaron este acuerdo de no agresión, ante la presencia del líder soviético, Jósif Stalin.

Al igual que sucede en la trilogía que Mario J. Les dedica al Holocausto, la portada ofrece un claro adelanto de lo que el lector se va a encontrar a lo largo de los capítulos en los que se estructuran las tramas que la conforman. Sin embargo, y al igual que me pasó a mí, estoy seguro de que los lectores se sentirán intrigados por la imagen que figura en la cubierta, en la un hombre con la cabeza rapada y el torso desnudo ofrece una ilusoria impresión en la que sostiene a una bailarina, y a su espalda se percibe la silueta de una ciudad envuelta en una niebla que apenas la hace visible. En mi modesta opinión, diría que esta intriga inicial es un reclamo más de la novela, porque su significado se revela a medida que se suceden los 33 capítulos más el epílogo en los que se estructura. Unos capítulos que tienen lugar, sobre todo, en la sede de la NKVD, situada en la plaza Lubianka, en el Kremlin, en el hogar de acogida de Pirogóvskaya, en el que asilan niños españoles republicanos, en el teatro Bólshoi y en el hotel Metropol.

(Gulag Vorkutá-antigua URSS)
Pero si me gustó mucho la estructura que el autor le confirió a los capítulos, o
tro tanto puedo decir de los personajes que transitan por las páginas de Stalin debe morir. Si el magnicida tiene un papel muy relevante, está bien complementado por los singulares personajes, a los que me acabo de referir en el párrafo anterior, por lo que entiendo que es una novela coral en la que hay un claro efecto dominó. Unos personajes que me mantuvieron muy en vilo, sobre todo por el papel que desempeñan algunos de ellos, con la sorpresa de que nos encontraremos con espías infiltrados, que incluso provocarán sospecha en quien es el criminal más buscado por la NKVD. El hecho de que con el paso de los capítulos el lector se encuentre con la presencia de estos espías infiltrados, origina que esté muy pendiente de los fines que realmente se proponen con este operativo. En este sentido, entiendo que es un acierto del autor introducir en el elenco personajes de este calibre, sobre todo teniendo muy en cuenta la época en la que los moscovitas, y por extensión el conjunto de la población soviética, eran «fríos números subyugados al terror permanente. Simples marionetas del baúl de juegos de Stalin»(pág. 15), atemorizados por el terror que provocado por el líder soviético, como se podrá comprobar en lo que se conoce como Holodomor o los trabajos forzados que realizaban en los gulags quienes eran apresados por la policía secreta soviética, como queda reflejado en algunos capítulos, en este caso en el de Vorkutá, en la República Soviética de Komi. Un glosario de personajes ficticios y reales que precede al cuerpo de la novela, y que Mario J. Les interrelaciona con total naturalidad. En relación con los personajes reales, a parte de Stalin, y por la presencia que tiene en la trama, destacaría la figura de Lavrenti Beria, miembro del Politburó y comisario soviético para Asuntos Internos, del que depende la principal organización de policía secreta de la Unión Soviética, ya mencionada en este párrafo. De los ficticios, destacaría el papel desempeñado por Misha, una niña del hogar de acogida de hijos de republicanos españoles, Pirogóvskaya, y María Rizlova, fotógrafa del diario Pravda, el diario oficial del régimen comunista, sin olvidarme del magnicida que atentó contra la vida de Jósif Stalin.

Stalin debe morir es una novela de poco más de 400 páginas, de lectura fluida incluso diría que en determinadas fases muy fluida—, sobre todo en los episodios más álgidos. Es una lectura amena, porque el narrador omnisciente atrapa al lector de tal forma que está muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los 33 capítulos más el epílogo que la conforman. Unos capítulos en los que se encontrará con unos cuantos giros que incrementan el interés por lo que sucede en las siguientes escenas. Una trama en la que se percibe el rigor con el que Mario J. Les lleva a cabo la labor documental, y cómo cuida al detalle las escenas descritas por la voz narrativa, para que sienta que realiza un viaje a la época en la que se firma en el Kremlin un tratado de no agresión, en la antesala del al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Como digo en estos casos, se agradece que la información que se facilita se reparta tanto por la que ofrece el narrador omnisciente como por los personajes en sus diálogos. Unos diálogos que resultan muy interesantes, tanto por la tensión narrativa que se percibe en algunos de ellos, como por los que tienen lugar entre los personajes que ayudan al magnicida. Como resultado de los interrogatorios que fue sometido por la NKVD sufre amnesia,  le impide recordar lo que sucedió durante el atentado, al igual que episodios de su pasado, y que recordará a en determinadas fases, según la información que reciba de quienes le ayudan, o a través de destellos que le traen a la memoria episodios de su vida. Un magnicida del que con el paso de los capítulos se conocerá su verdadera identidad, al igual que el papel que desempeñó realmente en el atentado contra la vida de Stalin.




Biografía:




Mario J. Les (Cascante, 1972) es miembro de la Asociación Navarra de Escritores (ANE/NIE) y regenta desde hace dos décadas el negocio familiar que abrió sus puertas allá por 1940.

Debuta en el panorama literario en 2013 con la novela El plan Bérkowitz (reseña), un thriller histórico bien acogido por la crítica. En 2015 sale a la calle Sombras tras los cristales (reseña), una secuela de su primera obra, en la que vuelve a unir en tiempo y espacio el continente africano y los campos de concentración nazis. Diciembre de 2017 ve el alumbramiento de Dile que no la olvido (reseña), una ambiciosa empresa que supone el cierre a la trilogía sobre el Holocausto.

Ahora, fiel a su gusto por la historia y la memoria del siglo XX, su prosa nos conduce a la siempre inquietante Unión Soviética de entreguerras, en Stalin debe morir.


Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de la editorial Terra Ignota. Imagen del hotel Metropol en Moscú, tomada de Wikipedia, al igual que la imagen del gulag de Vorkutá, en la antigua URSS: 










2 comentarios:

  1. Sin duda un thriller histórico muy recomendable. A mi me gustó mucho también. Muy nueva reseña Paco. Abrazos

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  2. Hola Paco, estuve viendo el libro en las paradas de Sant Jordi y estuve muy tentada a comprarlo. Al final no lo hice, y después de ver tu estupenda reseña (supertrabajada como siempre) te puedes imaginar cuanto me arrepiento. Besos

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