viernes, 7 de junio de 2013

Rehenes, de Stefan Heym



Sinopsis:


La acción transcurre durante el mes de octubre de 1941 en el Protectorado de Bohemia y Moravia controlado por los nazis. La misteriosa muerte de un oficial alemán en un café de la Ciudad Vieja de Praga da lugar a que el ocupante tome a unos rehenes para ejecutarlos a los pocos días si el supuesto autor del atentado no se entrega.

Janoschik, uno de los rehenes y miembro de la resistencia, elabora una estrategia para salir temporalmente de su cautiverio y poner así en marcha una conspiración que pondrá en jaque los planes del ocupante nazi.

 
«Janoschik había estado observando los acontecimientos desde su rincón. Desde el momento en que los dos hombres de la Gestapo habían bajado las escaleras y regresado para emitir su informe a Gruber, había esperado oír aquellas palabras clave. Era el momento de darse a conocer»

 
Opinión Personal:

Al ver la calidad de esta novela uno se queda muy sorprendido y preguntándose por qué llegan con tanto retraso a nuestras librerías joyas literarias como ésta. Y estamos hablando de un best-seller que, como dice en el postfacio su traductora, Cristina García-Tornel, «vio la luz en 1942, durante el exilio del autor en Estados Unidos, bajo el título de Hostages». Por aquel entonces, el autor era todo un escritor novel y la editorial que publicó esta que fue su primera obra lanzó nada menos que una tirada de 25000 ejemplares. El éxito de la misma fue rotundo, pues catorce días después tuvieron que imprimir una tercera edición. Y, claro, Hollywood no tardó en aparecer y la Paramount encargó el rodaje  al director Frank Tuttle. El estreno de la versión cinematográfica se produjo en 1943. 

 Ya me había ocurrido algo similar con otro éxito como fue Chowrenghee, del escritor bengalí Sankar, publicada bajo el seudónimo de Mani Shankar Mukherji. Esta novela está ambientada en Calcuta. Otra joya literaria que llega a nuestro país medio siglo después, de la mano de la editorial Seix Barral,  pues se publicó en la India en el año 1962. 

Rehenes es claramente una novela antinazi como lo era su autor. Está basada en unos hechos reales que ocurrieron en Praga en octubre de 1941. En Praga el amo y señor de la ciudad era Heyndrich, nombrado por Hitler protector de Bohemia y Moravia, que implantó la Ley Marcial e hizo detener a casi toda la intelectualidad checa, ejecutando a cerca de 550 checos en menos de cinco semanas, y al resto los envió a los campos de concentración. También persiguió a la población judía checa y deportó a miles al campo de exterminio de Auschwitz. En Praga dominaba el imperio del terror de la  Wehrmartch.

En la creación de la novela, influyeron mucho en Heym el hecho de haber vivido en Alemania y Checoslovaquia, particularmente durante la primera mitad de la década de 1930 –y haber vivido el nazismo en carne propia– además de que su propio padre fue capturado por la Gestapo, que, aunque logró salir, regresó moralmente aniquilado, sólo para encontrar refugio en la muerte. Heym dedica su novela “A mi padre, que fue un rehén”.

La edición y traducción es impecable. La portada nos traslada a esa época. Vemos cómo una patrulla  motorizada de soldados alemanes cruza las calles adoquinadas de la capital checa ante la expectación de la población que  está atenta a su paso pero vigilada por los miembros de las SS, enfundados en su uniforme negro. Un uniforme que atemorizaba a la población. En esta novela las víctimas no son los judíos, las víctimas son los propios ciudadanos checos que ven cómo su libertad, la libertad que siempre defendió Stefan Heym, estaba pisoteada por un invasor cruel, inhumano. Los alemanes impartían su justicia con el látigo. Un látigo que no dudaban en utilizar con tal de amedrentar a la población. La maquinaria alemana iba demoliendo todo a su paso. Ellos decían, como lo haría Heyndrich en una ocasión mirando por el ventanal de su despacho, que todo lo que alcanzaba su vista era propiedad de los alemanes. Los alemanes habían construido las bellezas que se mostraban ante ellos y su deber era recuperarlas al precio que fuera, y ese precio era la vida de los civiles indefensos.

Pero, sin duda, donde mejor se mueve este escritor de origen alemán es en la descripción del alma humana. Me recuerda Stefan Szweig  que falleció, precisamente, en 1942, otro gran conocedor del ser humano, de su interior y de su exterior.

En unos pequeños habitáculos son encerrados los veinte presos, el autor nos muestra cómo reaccionarán cinco de ellos ante una muerte que saben que está cercana, que sus días están contados.  Ese final que cada vez tienen más cerca da lugar a que desgranen sus vivencias, sus deseos, sus historias de amor, que discutan entre ellos pero que también se apoyen. Sin duda, no tiene desperdicio alguno el pasaje en el que Janoschik consigue entrevistarse con el comisario Reindhart. Un total combate dialéctico a través del cual, y adoptando una determinada actitud estudiada por el preso de forma premeditada, pretendía llevar a cabo un plan de fuga. 

Con un lenguaje directo, en el que incluso hay atisbos de ironía y humor ácido fruto de la situación agónica que viven los prisioneros, un narrador omnisciente nos irá relatando lo que ocurrió en aquellos fatídicos días. La novela está estructurada en catorce capítulos. Una novela en la que el autor urde una trama que nos engancha hasta el final. Con un ritmo más bien pausado se logra que no perdamos detalle de todo lo que acontece aunque no por este motivo decae el interés por lo que sucede.  Estaremos informados en cada momento de lo que ocurre en cada uno de los escenarios por los que se mueven los distintos personajes. Unos personajes que, de una manera u otra, tienen algo que ver con el protagonista pasivo, que no es otro que el fallecido oficial Glasenapp. Su desaparición es un misterio y esto hace que el comisario Reinhardt se encargue de la investigación. 

 
Rehenes es una novela contra la tiranía y en defensa de la libertad. Una libertad de la que se vieron privada veinte prisioneros elegidos por el comisario para así lograr que se encontrase al asesino del oficial nazi. Pero ellos serían la espoleta que provocaría, finalmente, que temblase el suelo que pisaban los alemanes, que se vieron sorprendidos ante la reacción que ocasionó el fusilamiento de los condenados. Tuvieron miedo a soltarlos porque así se convertirían en héroes pero esto se volvió contra los verdugos. La población vio, en ese momento, que la libertad era posible.

En esta novela el autor «expone las motivaciones que inducen a los jerarcas totalitarios a instaurar un entorno hostil e injusto para el sometido, así como las estratagemas que aplican —la brutalidad o el asesinato premeditado— y justifican —como represalia por actos de guerra— para apuntalar su omnipotencia». Sin duda, merece la pena su lectura, pese a quienes digan que sea otra novela más sobre la barbarie nazi. 

 
El autor:

Nació en Chemnitz (Alemania), en 1913, en el seno de una familia judía acomodada de comerciantes. Su temprana vocación literaria y preocupación social las plasmó en un poema antimilitarista que publicó en el periódico local socialdemócrata Chemnitzer Volksstimme y que, tiempo después, cuando tenía 18 años, hizo que los nazis fijaran su punto de mira en él. Como consecuencia tuvo que abandonar el país. Cambió su nombre real, Helmut Flieg, por el seudónimo de Stefan Heym y huyó a Praga.

 Dos años más tarde se estableció en Estados Unidos. Los 17 años de exilio en ultramar fueron muy gratificantes para Heym en el terreno profesional: se labró un nombre como periodista y, poco después, como novelista, pues su primera y su tercera novela escritas en inglés, Hostages (1942) y The Crusaders (1948) se convirtieron en best sellers. Tras participar con uniforme norteamericano en el desembarco de Normandía, tuvo que abandonar Estados Unidos por la caza de brujas del senador McCarthy. Así, en 1952, decidió instalarase definitivamente en la RDA.

De entre las más notables distinciones que recibiera a lo largo de su vida destaca la de ser el primer escritor alemán en obtener el Premio Jerusalém de Literatura (1993), galardón que va dirigido a aquellos escritores que expresan la idea de “libertad del individuo en la sociedad”. Murió en Jerusalén en 2001.

Título: Rehenes
Título original: Der Fall Glasenapp
Primera edición publicada en inglés, Hostages, Nueva York, 1942
Autor: Stefan Heym
Editorial: Funambulista (Primera edición, junio de 2012)
Traducción y postfacio: Cristina García-Tornel.
Maquetación de interiores y cubierta: Gian Luca Luisi
Encuadernación: rústica con solapas
ISBN: 9788493985585
Nº páginas: 443

Fuentes: www.funambulista.net, wikipedia, de la que tomé alguna información sobre la novela y el autor. Las imágenes son sacadas de google imágenes y corresponden a Heydrich, la sede de la Gestapo y el Puente Carlos. 

Reseña de Francisco J. Portela



18 comentarios:

  1. no conocía esta novela y al leerte hablar tan bien de ella no tengo más remedio que llevarla a mi lista.

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  2. Creo que merece la pena leerla. La novela interesa, sobre todo, por el carácter psicológico que encierra la novela.

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  3. Vaya joya nos traes hoy, me la llevo directa al listado de pendientes,
    saludos

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    1. Y muy interesante, aunque sepas cómo acaba la historia pero lo que ocurrió y, sobre todo, lo que pasa en la celda entre los cinco presos checos, merece la pena. Es increíble que novelas así tarden tanto en llegar a nuestro país. Saludos.

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  4. Pues de nuevo me traes una novela que no conocía y me tientas mucho, que esta temática me atrae y parece que nos encontramos con otra buena novela.
    Besotes!!!

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    1. Sin duda, Margari. Una muy grata sorpresa me llevé con ella y la forma de escribir de este autor. La traducción es muy buena. Besos.

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  5. Pues vaya! Yo intentando no engrosar mi lista de pendientes y tú trayendo esta historia tan apetecible... Me la llevo, gracias por presentármela! 1beso!

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    1. Novelas así merecen la pena darles una oportunidad. Un buen trabajo el de Funambulista, sin duda. Besos.

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  6. No conocía la novela. Pero es difícil resistirse a la temática, la editorial y tu reseña.

    Gracias y un saludo!

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    1. Si te gusta este tipo de novelas creo que deberías darle una oportunidad, siempre que uno pueda, por supuesto. Saludos.

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  7. No había leído hasta ahora nada de esta novela y me llama muchísimo. Veré si puedo conseguirla por aquí, eso espero. Muchas gracias por tu recomendación.

    Saludos.

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  8. No conocia esta novela pero una joya asi no se conoce todos los dias, un beso

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  9. Tiene muy buena pinta, Paco. Muy, muy, buena pinta.
    Me lo llevo
    Besos

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  10. Hola, Paco. Hace tiempo que no me paso por aquí, pero esta reseña tendría que leerla sí o sí. Parece que merece realmente la pena su lectura; a mí, desde luego, me has convencido. Además esa comparación con Zweig y el periodo histórico en que transcurre la acción juegan muy a su favor. Gracias.

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  11. Excelente reseña, Paco, me ha llamado la atención que dijeras que "En Praga dominaba el imperio del terror de la Wehrmartch". Es un apunte interesante porque todos los que se refieren a las fuerzas alemanas de aquella época se refieren a ellos como "nazis" y en realidad, la Wehrmartch era las fuerzas armadas alemanas, tenían bajo su mando la aviación, la marina y demás fuerzas militares, y muchos de los que componían esa gran fuerza armada no pertenecían al partido nazi, aunque sí luchaban por Alemania. Encontré el link de esta reseña en Twitter, por Francisco Arsis. Voy a ver si la consigo en versión digital, porque en papel va a ser muy difícil por aquí.
    Un abrazo,
    Blanca

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  12. Tal vez ha tardado tanto en publicarse porque la novela histórica no tendría tanto público en nuestro país, no lo sé, aunque parece que ahora está en auge.
    Me alegro de que hayas disfrutado con la lectura, pero esta temática no entra dentro de mis gustos literarios, eso sí, me gusta mucho la idea del libro viajero.

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  13. No había oido hablar de esta historia,otra más que sube aún más arriba el listón de la drueldad nazi. Me pondré este libro en la lista porque me ha llamado la atención.

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  14. No conocía este título y tampoco al autor. Una vida interesante, intensa y dura.
    Besos!

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