Datos técnicos:
Título: Murciélagos blancos.
Autor: Óscar Montoya.
Editorial: AdN (Grupo Anaya).
1ª edición: Octubre/2024.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
ISBN: 978-84-10138-58-2.
Idioma: Español.
Nº páginas: 296.
Sinopsis:
Cuevas del Río, Granada, 1987. Lucas, Gloria y María Celeste son tres chavales que tienen una curiosa costumbre: cada vez que coinciden en la cueva de los Fiambres, se acuestan juntos en la misma cama, sueñan con ser escritores y se cuentan historias de miedo. Pero no hay nada tan terrorífico y sorprendente como el amanecer. Al día siguiente de una de esas noches de relatos, la familia más peligrosa del lugar reaparece y las heridas provocadas por unas tierras expropiadas se reabren. Las rencillas y la desconfianza aflorarán, y nadie se molestará en escuchar a los chavales: uno de ellos sabe mucho de mucha gente.
Murciélagos blancos es una crónica hilarante a ratos, emocionante siempre, en la que nada es lo que parece, y cuya trama ahonda en reflexiones sobre la adolescencia, la emigración, la corrupción rampante de los adultos y el poder transformador de las palabras.
Opinión Personal:
Desde que tuve la oportunidad de leer Últimos días de maternidad (reseña), novela autopublicada en Amazon en 2017 por Óscar Montoya (Alicante, 1975), me dije que estaba ante un autor que tiene muy claro cómo atraer la atención del lector. Un lector que se encuentra con historias cotidianas y cercanas, con las que nos sentimos muy identificados, pero que la voz narrativa de turno relata con un estilo fresco y distendido. Un estilo que hace que uno se sienta muy cómodo y esté muy pendiente de las vicisitudes que le acompañan al protagonista de turno. Situaciones que tienen la hilaridad por bandera, porque el escritor alicantino, aunque residente en Vigo, sabe sacarle ese punto de humor a episodios a los que nos enfrentamos en nuestro día a día, y que uno no se imagina que puedan ser contados de esa guisa, siempre con el respeto que se merecen.
En su última obra publicada, Murciélagos blancos, el autor me dejó muy gratamente sorprendido con la trama, el narrador empleado, pero sobre todo el estilo narrativo que utiliza. Sin embargo, pese a lo que acabo de comentar, tiene muy claro que, pese a los cambios que manifiesta, su señal de identidad está muy presente, consciente de que es el imán que atrae a quienes se interesan por su narrativa. Sin duda alguna, es un autor que tiene mucho ingenio y lo sabe explotar. Se agradece toparse de vez en cuando con quien nos sorprende con historias en las que se sirve de las técnicas narrativas tradicionales para conferirles su impronta.
Óscar Montoya nos sorprende con un noir rural, -con crítica social incluida-, que no tiene desperdicio, porque tal y como se relata la trama, no tardé en darme que, conforme avanzan los capítulos, nada es lo que parece en Cuevas del Rio, en la provincia de Granada, un pueblo en el que los días se suceden sin sobresaltos, porque cada mochuelo se preocupa por su olivo. Sin embargo, lo que parece que no deja de ser un atasco más, de los muchos que se aglomeran a la entrada de las poblaciones, se torna inquietante: uno de los afectados, conocido como el Trastornao, y con el aliciente de que acaba de salir de la cárcel, sale de su coche, escopeta en ristre, y la lía parda y acongoja a los demás afectados.
Murciélagos blancos es una novela coral que me mantuvo muy en vilo a lo largo de su desarrollo. Un desarrollo en el que en más de una ocasión me pregunté qué más situaciones intrigantes me esperaban, porque el retorno del hijo pródigo, el ya mentado Trastornao, abre la caja de Pandora, aunque puede decirse que sin él saberlo, porque el hombre no tiene muchas luces; ni el Trastornao, ni su parentela, el Buitre y la Mala Sombra, hermanos del susodicho. Y es que, como adelanta la sinopsis, junto a la reaparición de la familia más peligrosa del lugar, las rencillas provocadas por unas tierras expropiadas se reabren. Esto que acabo de comentar está magníficamente reflejado en la portada, porque ofrece una idea clara de qué provocó esas rencillas que tanta tensión provocaron entre los habitantes del pueblo. Pero también otro pueblo cercano, Bénar, cobra protagonismo en estas disputas, por el papel que desempeña uno de sus vecinos, al igual que los miembros de la Benemérita, que están muy pendientes de todo el embrollo que se monta, cual bola de nieve. Rencillas preocupantes, porque toman una dirección muy preocupante, con el temor que esto provoca a medida que se aproxima el desenlace. Sin duda, la Guardia Civil tiene que enfrentarse a un buen miura.
En mi caso, uno de los grandes atractivos de Murciélagos blancos es el estilo narrativo. En esta ocasión, el autor se decanta por una narrativa indirecta, con diálogos entrecomillados. En mi opinión, entiendo que es muy acertado el empleo de este recurso literario, porque le va como anillo al dedo a las voces narrativas que emplea, tres en concreto, a los que hay que añadir alguna más a medida que se aproxima el desenlace. Lucas, Gloria y María Celeste son tres amigos que viven en Cueva del Río, en dos cárcavas colindantes. Óscar Montoya tiene que hilar muy fino para que las opiniones de los tres se complementen y no provocar que se crea que el narrador de turno está volviendo sobre lo mismo, sino que ofrece su punto de vista, sobre todo desde que los hechos se vuelven más complejos y cada uno de ellos defiende lo que le corresponde. Una narración en la que las alusiones literarias están también muy presentes, y que le confieren ese factor atractivo que tanto nos gusta
Murciélagos blancos es una novela por la que transitan personajes bien perfilados, verosímiles y que parecen estar dotados de vida propia, y que nos incitan a estar muy pendientes de las peripecias que viven. A estas peripecias les acompañan esos recuerdos que no se olvidan y que nos transportan a la niñez que ya se va dejando atrás. Los tres narradores son conscientes de que empiezan a formar parte de una cruda realidad. Personajes que transitan por unas localizaciones que son un fiel reflejo del mundo rural que les rodea, y que tan bien retrata el autor con certeros trazados. Certeros trazados con los que podemos imaginarlos cómo son a medida que avanza la lectura, sobre todo en los episodios en los que se viven las situaciones más álgidas. Situaciones en las que el invierno también está muy presente, con una nevada del copón, por lo que los habitantes de Cuevas del Río se encuentran con una dificultad más que añadir a las que se enfrentan esos días.
Murciélagos blancos es una novela muy bien escrita, que va de menos a más, y que nos incita a estar muy pendiente del desenlace que nos espera, porque puede arder incluso hasta Troya, o se alinean los astros para que no llegue la sangre al río, y aquí paz, y después gloria. Lucas, Gloria y María Celeste son tres jóvenes que ven cómo es una cruda realidad formar parte de un mundo que nada tiene que ver con los agradables recuerdos que guardamos de nuestros primeros años de vida. Para disfrutarla.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor tomados de la web de la editorial.
Biografía:
Óscar Montoya Martínez (Alicante, 1975) es licenciado en Derecho y reside en Vigo, donde trabaja en una empresa dedicada al comercio exterior. Tras haber escrito y autoeditado su primera novela, Últimos días de maternidad (2017), AdN apostó en 2019 por De otro lugar (finalista del premio Silverio Cañada, de la Semana Negra de Gijón) y Lo que te persigue (2021). Murciélagos blancos es su cuarta novela.