Sin
lugar a dudas, creo que Enrique VIII es el rey más conocido de la Historia de
la monarquía inglesa. Fue considerado un playboy, pero al mismo tiempo era
sádico y cruel con sus esposas y no le temblaba el dedo acusador al señalar a
su fiel Tomás Moro por no querer abrazar la nueva Iglesia de Inglaterra. Estaba
obsesionado con tener un hijo varón para que pudiese heredar el trono. De
acuerdo con unas investigaciones realizadas recientemente, el patrón de
nacimiento de sus mujeres y su deterioro mental sugieren que este monarca era
positivo en Kell y tenía el síndrome de Mcleod, una alteración genética que
puede llegar a afectar a la sangre, el cerebro, el sistema nervioso periférico,
músculo y corazón. Tanto el positivo en Kell como el síndrome Mcleod podrían
ser la causa de su comportamiento tiránico y de su maltrecha salud.
Era
un príncipe culto e inteligente: era músico, escritor y poeta. Empleó su
brillantez contra la reforma protestante lanzada por Lutero, por lo que se
mostró enérgico « defensor de la fe católica», título que le dio el papa León X
por El tratado de los siete sacramentos. Pero esta defensa se transformó
después en rechazo, pues quería divorciarse de Catalina de Aragón, hija de los
Reyes Católicos, por no darle un hijo varón.
Este
polémico monarca nació un 28 de junio de 1491. Nace en el pequeño pueblo de
Greenwich. Fue el segundo de la casa de los Tudor. Heredó el
trono de su padre, Enrique VII, a la muerte de su hermano Arturo, casado con
Catalina de Aragón. Ya viuda, Catalina se casó con Enrique en el mismo
año de su coronación, principalmente por razones de Estado, dentro de la
política matrimonial desarrollada por los monarcas españoles encauzada a aislar
al reino de Francia.
Ya
vimos que era un hombre inteligente y también un buen deportista, pues practicó
deportes como justas, caza y royal tennis, el antecedente del tenis actual.
Pero también era un vicioso del juego, siendo un ávido apostador y jugador de
dados.
Pero frente a estas cualidades, a las que había que sumar el ser el dueño de un país rico y próspero lo que presagiaba un reinado feliz, había un hombre que daría muchos quebraderos de cabeza y muchos de los que le rodearon pagaron con su vida su infidelidad, bien por su obsesión de no concebir un hijo varón, caso de sus esposas, de las que solo le sobreviviría la última, o bien porque no quisieron abandonar la fe católica y convertirse al anglicanismo, como le sucedió a su fiel seguidor, Tomás Moro, que murió ejecutado.
La
causa que provocó la ruptura con Roma y el surgimiento de la Iglesia de
Inglaterra, fue el no aceptar la anulación de su matrimonio con Catalina de
Aragón, alegando motivos de parentesco. Esto unido al descontento del clero
secular inglés por la excesiva fiscalidad papal y por la acumulación de
riquezas a manos de las órdenes religiosas hizo que Enrique VIII se hiciese
reconocer como jefe de la Iglesia de Inglaterra.
La Iglesia de Inglaterra
quedó desligada de la obediencia de Roma y convertida en una Iglesia nacional
independiente cuya cabeza era el propio rey, lo cual permitió a la Corona
expropiar y vender el patrimonio de los monasterios.
En 1533 hizo que Cranmer, a quien había nombrado arzobispo de
Canterbury, anulara su primer matrimonio y coronara reina a su amante Ana Bolena,
dama de honor de Catalina, con quien se había casado en secreto. El papa
Clemente VIII respondió con la excomunión del rey, a la que Enrique VIII opuso
el cisma de la Iglesia de Inglaterra, aprobado por el Parlamento (Ley de Supremacía, 1534).
Catalina, por su parte,
había apelado al tribunal pontificio y a la ayuda de su sobrino Carlos V. El
papa Clemente VII prohibió a Enrique VIII contraer matrimonio, aunque no se
pronunció sobre el divorcio.
El ya nombrado
arzobispo de Canterbury, Thomas
Cranmer, declaró nulo el matrimonio y Catalina terminó recluida en
varios castillos, sin renunciar jamás a sus derechos de reina. Enrique VIII
recibía por parte del propio arzobispo la aprobación para su enlace con Ana
Bolena.
Todo
esto acontecía a raíz de su separación de Catalina pero este mujeriego
empedernido se había obsesionado con se obsesionó con la
bella y elegante Ana
Bolena , marquesa de
Pembroke y dama de la aristocracia inglesa.
Conocedora de la reputación de playboy que acompañaba al Rey, la joven dama no quería ser una simple amante y le dio calabazas negándole favores sexuales hasta que la llevase al altar. Aunque podía haber desenvainado la espada para cumplir sus ardientes deseos, el monarca absoluto optó por el papel y la pluma y declaró sus ambiciones sentimentales en varias cartas amorosas. Parece ser que se descubrió una carta, escrita en francés, en la que el monarca absoluto se dirigía a su amada con la inocencia de un adolescente perdidamente enamorado.
Los devaneos
epistolares de Enrique VIII dieron sus frutos y acabó casándose con Ana Bolena
el 25 de enero de 1533, si bien la llama del amor se apagó después de tres años
de convivencia. Pese al nacimiento de la princesa Isabel -futura reina Isabel
I-, la relación entre el Rey y su esposa se enfrió porque ella fue incapaz de
darle un hijo varón y, además, no
era del agrado del pueblo, que la consideraba la
ramera del Rey.
Enrique acabó su relación con Ana Bolena de
manera tajante, acusándola de adulterio por lo que fue condejada a muerte y
decapitada. Un nuevo matrimonio con Jane Seymour resultó muy breve, ya que la
nueva esposa falleció al año siguiente con motivo de un parto. Luego de la muerte de Jane, la corte entera guardó luto con
Enrique por algún tiempo. El Rey la consideró siempre su «verdadera» esposa, al
ser la única que le dio el heredero varón que tan desesperadamente soñaba.
Viudo el rey, volvió a
contraer matrimonio con la luterana Ana de Cleves, enlace claramente de talante
político. Tras dos años de matrimonio, Enrique la repudiaba públicamente y se
casaba con Catalina Howard, que también sería decapitada. La única de sus seis
esposas que le sobrevivió fue Catalina Parr.
En política extranjera este monarca jugaba sus cartas según
le convenía. Participó en la política diseñada por sus suegros al enfrentarse
con los franceses en la batalla de Guinegatte, obteniendo una importante
victoria para las armas inglesas. Pronto empezó el monarca británico ambigua,
ya que firmó la paz a instancias de su francófilo secretario, el cardenal
Wolsey, con Luis XII de Francia, entregándose a su hermana María por esposa.
Años más tarde regresaba a la alianza española, firmando con Carlos I el pacto
de las Gravelinas, pero temeroso del ascenso español tras la batalla de Pavía,
Enrique decide aliarse de nuevo con los franceses y con el papado, enemigos
declarados de los españoles.
Pero también promulgó
legislaciones importantes, como las varias actas de separación con la Iglesia
de Roma,de su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las Union Acts de 1535 y 1542, que unificaron a
Inglaterra y Gales como una sola nación, la Buggery
Act de 1533, primera
legislación contra la sodomía en
Inglaterra, laWitchcraft Act de
1542, que castigaba con la muerte la brujería.
Una de las facetas más significativas de Enrique VIII es la de mecenazs, amante del arte y defensor de artistas como Hans Holbein. Su cultura e inteligencia no van reñidas con su carácter de monarca duro y tiránico, especialmente en los últimos años de su reinado. Esto no resultó un contratiempo para contar con la felicidad y el cariño de sus súbditos.
Sobre la vida de
Enrique VIII recomendaría: la película Las hermanas Bolena, dirigida por
Justin Chadwich y protagonizada por Eric Bana; La serie de TV, Los Tudor,
dirigida por Michael Hirts y protagonizada por Jonathan Rhys-Meyers y Un hombre para la
eternidad, de Fred Zinnemann, con Roberth Shaw como Enrique VIII.
William Shakespeare
escribió una obra de teatro basada en este monarca: Henry VIII, All Is True.
Fuentes:www.biografiasyvidas.com,www.artehistoria.jcyl.es,ortalplanetasedna.com.ar, culturaelpais.com, wikipedia, You Tube.
estupensa entrada. De este rey si que conocía algo más. De su labor en la politica extranjera y de otras cosas casi no sabía nada, me queda por ver alguna de las adpataciones al cine que comentas. Un beso!!
ResponderEliminarSobre todo te recomendaría Un hombre para la eternidad. Es muy buena. Besos.
EliminarCreo recordar la serie de la BBC de 1970 "Las Seis Esposas de Enrique VIII" (6 capítulos, 1 por esposa; que llegaría a España más tarde); gracias por la entrada y por la recomendación de "Un hombre para la eternidad", tengo ganas de cine histórico,
ResponderEliminarsaludos
Pues ni me acordaba ya de esa serie y viniendo de la BBC habrá que intentar hacerse con ella. Un hombre para la eternidad es una gran película. Saludos.
EliminarOtra entrada para tomar apuntes, muy didáctica.
ResponderEliminarSaludos
Me alegro de que te haya gustado. Este hombre siempre estará en boca de todos. Sus hechos lo avalan. Saludos.
EliminarUna entrada muy completa sonre un personaje que provoca cierta fascinación sádica, siempre en el candelero, referencias a él en libro, series, cine... La entrada es magnífica, muy documental. Gracias Paco, un abrazo.
ResponderEliminarUn hombre que, para bien o para mal, da para mucho, Yossi. La Historia lo puso en el lugar que le corresponde. ¡Y pobre de aquél o aquélla que le estropease sus planes!. Un abrazo, Yossi.
EliminarDesde luego la vida de Enrique VIII es de las que crean afición a la historia por entretenida y misteriosa, aunque sus mujeres y los que le rodearan no pensarían lo mismo.
ResponderEliminarBss.
Tienes toda la razón, Nieves. Los que le rodeaban no pueden decir lo mismo; ya sabes cómo terminaron la mayoría de ellos. Besos.
EliminarUna entrada magnífica sobre una figura importantísima llevada muchas veces a la novela histórica.
ResponderEliminarEnhorabuena
Besos
Muchas gracias, Silvia. Un monarca cuya vida y actitud tiránica hacia los que le rodeaban siempre me atrajo. No creo puedan decir lo mismo quienes les rodeaban.
EliminarPedazo de entrada. Y muchas cosas que he aprendido con ella. Y me anoto la película última, que no la he visto y tiene muy buena pinta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Un hombre para la eternidad es una joya de película. Merece la pena verla. Cine clásico del bueno. Besos.
EliminarMuy buena, buenísima entrada. Como bien dice Paskiko, una entrada para tomar apuntes como si de una clase magistral se tratase... Gracias!!
ResponderEliminarKisses,
Pues nada, cuando gustes podemos hacer algún evento a base de clases magistrales sobre la temática que veas, je, je. Seguro que más de uno se apuntaría. Ya viste el éxito de la Semana British. Besos.
EliminarGenial la entrada, Francisco, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarNo hay duda de que fue un personaje muy interesante, a mí siempre me llamó a atención. Hoy he aprendido un poco más, ¡gracias!
Un abrazo.
Creo que merecía la pena recordar a este polémico monarca en esta semana british. Un abrazo.
EliminarQué maravilla de entrada. Interesante de cabo a rabo. Sin duda Enrique VIII ha sido uno de los monarcas más peculiares de todos los tiempos.
ResponderEliminarUn abracito.
Totalmente de acuerdo, Xavier. Muy peculiar. Que lo digan sus cinco esposas y Tomás Moro. La sexta fue la única que le sobrevivió. Un abrazo.
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