Esta es mi última entrada en la Semana British que organiza nuestra compañera Carmen del blog Carmen y Amig@s.
De
todos es conocido los diversos personajes que dio a la literatura universal las
letras británicas en el campo de las novelas de espionaje. Desde la novela Kim,
de Rudyard Kipling, teniendo como telón de fondo el conflicto
político en Asia Central entre el Imperio Británico y el Imperio Ruso, llamado El
gran juego al más famoso de los espías de ficción, James Bond,
creado por Ian Flemming. El mismísimo Sherlock Holmes,
aunque se le conoce más bien como detective, en La aventura del Tratado
Naval y La aventura de los planos de Bruce-Partington, Holmes
protege secretos de vital importancia de espías extranjeros, mientras que en Su
última reverencia es un agente doble que da información falsa a los
alemanes al borde de la Primera Guerra Mundial.
Joseph
Conrad también escribiría una
novela de espías, El agente secreto. Esta es una de las
últimas obras políticas escritas por Conrad que se alejan de sus típicas
historias marítimas. Retrata los grupos anarquistas o revolucionarios
antes de las revueltas sociales del siglo XX, sin embargo, se ocupa también del
tema de la explotación, en particular respecto de la relación entre Verloc y su
cuñado.
James Bond (007) es quizás el espía más popular de todos
los que dio este género, aunque más bien se le conoce por sus adaptaciones
cinematográficas. Es uno de los primeros fenómenos que surge tras la llamada
Guerra Fría. Bond protagoniza sus propias aventuras
las cuales poseen un aspecto en común: su trabajo como espía internacional y
las aventuras que se desarrollan con cada misión. Su profesión le otorga la
denominación de agente encubierto ,
con "licencia para matar", afiliado al Servicio secreto de
inteligencia británico -conocido
actualmente como MI6.
Pero lo que no sabrán muchos lectores es que algunas de las grandes
figuras de las novelas de espionaje actuaron como espías para el gobierno
británico. Los escritores Graham
Greene, Somerset
Maugham o Arthur Ransome y el filósofo AJ Ayer trabajaron en algún momento para los
Servicios de Inteligencia Secretos Británicos (SIS), según revela Keith Jeffery en la primera historia oficial
del MI6. Hay que incluir también a John Le Carré, pseudónimo de David
Cornwell. Sorprendidos ¿no?.
En el caso de Greene,
por ejemplo, el SIS desarrolló en 1941 un programa especial de formación en
vísperas de su viaje a Freetown con visitas a las secciones política, aérea,
naval y del ejército y la de contraespionaje, que debían exponerle lo que se
esperaba de él en la visita a esa zona de África. Graham Greene fue espía. Supo
echar mano de toda su experiencia en la vida. Como periodista, cubrió la
batalla de Fat Diem, cuando el gobierno americano intentaba ocupar la posición
abandonada por Francia en Indochina. Era el año 1952 y estaba naciendo el
germen de la CIA. Así fue cómo surgió su novela El
americano impasible. También estuvo destinado en Sierra Leona como
espía al servicio de la Corona británica y de esa misión salió su novela El
revés de la trama. Nuestro hombre el La Habana es una novela en la que se ridiculiza al espionaje.
Corría el año 1993 cuando
el gran escritor David
Cornwell, conocido en el mundo entero como John Le Carré, reconoció al fin que su profundo conocimiento sobre el mundo del espionaje
inglés no se basa exclusivamente en su capacidad de investigación, sino en que
había sido uno de ellos
El creador de ese personaje apasionante que fue Smiley reconoció que su carrera comenzó cuando estaba estudiando en la Universidad de Berna, en suiza: «Me encontraba muy integrado en la comunidad inglesa. Un diplomático me encargó algunos trabajos tan triviales y minúsculos que realmente no tenían ninguna importancia, pero yo iba por el mundo considerándome el mayor espía del mundo y le entregaba un paquete a un caballero en Ginebra o buscaba a alguien con un ejemplar de la revista Time de la semana pasada. Fuere como fuere, yo me veía como la personificación masculina de Mata-Hari».
Después, Cornwell fue a estudiar al Lincoln Collage de
Oxford, donde le encargaron espiar a sus compañeros para detectar la presencia
de agentes soviéticos: «Existía la convicción de que los rusos, los soviéticos
y sus aliados, tratarían de reclutar entre las filas de los estudiantes de
Oxford en los años cuarenta de la
misma manera que lo habían hecho en Cambrigde durante los años 30»
Posteriormente, «fui
reclutado por las ramas civil y militar de los servicios de inteligencia. Creo
que cuando se me presentó la opción me pareció intensamente atractiva. Es como
si toda mi vida hubiera sido una preparación para ese momento. Era como entrar
en el sacerdocio»
El origen de su alias John Le Carré está en que cuando se decidió a
publicar su primer libro en 1961, sus jefes no le pusieron problemas, pero le
advirtieron que siendo espía no podía utilizar su auténtico nombre. Así que un
día, mientras iba en autobús lo tomó prestado del anuncio publicitario de una
sastrería.
Desde 1960 hasta 1964 trabajó en la embajada inglesa en Bonn. Allí contempló cómo se levantaba el muro de Berlín, lo que le llevó a escribir su primera gran novela, El espía que surgió del frío. Gracias a su gran éxito, abandonó el MI6 y se dedicó a sus novelas. El factor humano, es una novela en la que el MI-5 comete un trágico error al asesinar a uno de los suyos que creía traidor.
Desde 1960 hasta 1964 trabajó en la embajada inglesa en Bonn. Allí contempló cómo se levantaba el muro de Berlín, lo que le llevó a escribir su primera gran novela, El espía que surgió del frío. Gracias a su gran éxito, abandonó el MI6 y se dedicó a sus novelas. El factor humano, es una novela en la que el MI-5 comete un trágico error al asesinar a uno de los suyos que creía traidor.
El MI5 es el Servicio de Inteligencia Interior, más conocido comúnmente como los cincos. Desde 1995 tiene su sede en Thames House, Londres. El MI6 es la Agencia encargada de la seguridad exterior.
Otra ex espía es la escritora Stella Rimington. La primera mujer que dirigió el MI5. Es autora de la novela La invisible. Inspiró el personaje de M en las películas de James Bond. A juzgar por lo que cuenta La invisible las dos agencias arrastran un enfrentamiento inmemorial, y es de suponer que la autora se ha divertido mucho metiéndose con ellos
Los espías se mueven en una
dudosa moralidad. A veces, incluso, traicionan a sus jefes y amigos. Su
psicología consisten en aparentar lo que no son. Parte importante de su
supervivencia es la duplicidad de su personalidad. Son una buena fuente de
inspiración para los escritores. Y, más todavía, si los propios escritores
fueron espías.
Fuentes:
www.elmundo.es, mexico.cnn.com, elpais.com, www.clarin.com, www.elreservado.es,
wikipedia.
Como siempre, una entrada muy didáctica; tengo pendiente y siento curiosidad desde hace tiempo por "Kim", de Rudyard Kipling (un día de estos le tocará el turno);
ResponderEliminardel amigo John Le Carré he leído varias de sus novelas y sigue sin engancharme, me parece que le da muchas vueltas y lo enreda todo, pero el mensaje si suele ser atractivo; aunque no sabía que fuese espía siempre lo imaginé como tal;
disfruté mucho con "Nuestro hombre en la Habana" de Graham Greene,
saludos
Kim es una novela que también me interesaría leerla. De John Le Carré leí algunas pero tengo pendiente, sobre todo, el jardinero fiel, pues la quiero leer antes de ver la película. Y, como bien dices, Nuestro hombre en La Habana es una buena novela de Green. Saludos.
ResponderEliminarIncreíble, cuánto dato curioso. Me ha encantado leer esta entrada, la he disfrutado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegro que te haya gustado, Pakiko. Un abrazo.
EliminarComo siempre entrada completísima llena de datos interesantes para retener. También me gusta leer un LeCarré de vez en cuando y ya va tocando, me ha encantado la anécdota sobre su nombre artístico jeje. Un abrazo Paco.
ResponderEliminarGracias, Yossi. Le Carré ahí está siempre con su pluma. Aún no leí las últimas. Tengo muchas ganas de leerme El jardinero fiel. Un abrazo, Paco.
EliminarOtra entrada buenísima en la que he aprendido más cositas. Aunque es un género por el que no me prodigo mucho. De las que citas sólo he leído El americano impasible, que me gustó muchísimo. Pero no he vuelto a repetir con Greene. Así que me llevo apuntados varios de los títulos que mencionas, que llaman mucho.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es muy buena novela El americano impasible y la película también. Ambas merecen la pena. Ya me contarás si al final lees alguna. Besos.
Eliminar¡Cuántas revelaciones! Yo venía preparada para decirte que James Bond ya es todo un clásico, pero cierto es que me ha sorprendido lo que nos comentas en la entrada; lo has logrado. Como siempre, un texto interesantísimo. Un abrazo.
ResponderEliminarIncluso yo me sorprendí con algunos datos cuando buscaba documentación para la entrada. Siempre aprendemos algo todos los días. Un abrazo.
EliminarOtra estupenda entrada en esta gran semana en la que hemos aprendido mucho, gracias. Besos
ResponderEliminarEstás haciendo unas entradas super interesantes y originales. Un placer!!
ResponderEliminarKisses,
Gracias, Carmen. Merci bien. Kisses.
EliminarQué interesante, hay muchísimos datos que desconocía. Me ha sorprendido saber que estos autores fueron espías. De lo que se entera una...
ResponderEliminarBesos
Yo también me sorprendí al leer sobre ellos cuando me iba documentando. Es buena verdad de que siempre estamos aprendiendo algo. Besos.
Eliminar:-O Pues no, no sabia que algunos habñian sido espias reales!! qué pasada!!
ResponderEliminarTambién yo me llevé una sorpresa en este punto, Meg. De ahí su conocimiento sobre los temas de espionaje que luego trasladaron a sus novelas. Me imagino que serían temas que ya se podrían dar a conocer. Un abrazo.
EliminarYo tampoco lo sabía... ya decía yo!! jajaja. Un gran contribución Paco. Un besito
ResponderEliminarGracias, Marilú. Creo que en este punto todos nos quedamos sorprendidos. Besos.
EliminarEnhorabuena me estan encantando estas entradas de la Semana British , un saludo
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