martes, 28 de febrero de 2023

La mirada de la tortuga, de Jon Arretxe.


 







Datos técnicos:



Título: La mirada de la tortuga.

Título original: Dortokaren berigara.

Editorial: Erein.

Colección: Cosecha roja.

1ª edición: Abril/2022.

Encuadernación: Rústica con solapas.

ISBN: 978-84-9109-807-2.

Nº pág.: 208.



Sinopsis:



Podría ser la calle San Francisco de Bilbao, pero se trata del barrio madrileño de Lavapiés. Allá, en una corrala, vive nuestro detective Touré, tras huir de un pequeño pueblo del Pirineo navarro y desambular un tiempo por París.

En el parque del Retiro, pensando que se trata de un lugar seguro, ha escondido un montón de joyas robadas en la capital francesa, pero han desaparecido. En el escondrijo, en lugar de las joyas, alguien ha dejado una pequeña tortuga con una misteriosa inscripción. Esa es la única pista con la que contará Touré para resolver el misterio.

Nuestro detective no estará solo en esta investigación, Sa Kené, su amiga y amante de San Francisco, será su compañera en esta búsqueda, plagada de obstáculos y peligros.

Con su habitual escritura ágil y dinámica, en esta octava entrega, Arretxe recupera el humor de los inicios de la saga. Por otra parte, y más allá del relato policial, el autor insiste en la denuncia de la dramática situación en la que viven los marginados sociales.



Opinión Personal:



Touré es ya un detective habitual en este blog. Sin duda alguna, es de los personajes con los que uno no tarda en empatizar y estar muy pendiente de las vicisitudes que le acompañan en cada una de las novelas que conforman la saga que protagoniza, de las que ya van ocho. De esta saga leí seis y desde que me topé con este peculiar detective me convertí en un fiel seguidor de este personaje, a quien su padre literario, el escritor basauritarra Jon Arretxe, le mete en unos berenjenales a cada cual más complejo. Pero la vida le enseñó a estar muy pendiente de todo lo que sucede a su alrededor, porque es consciente de que en cualquier momento pueden solicitarle documentación para comprobar que tiene los papeles en regla, ya que pueden extraditarlo en cualquier momento. Es consciente de que si la policía detecta su irregularidad, pondrá fin a un sueño que le llevó a arriesgar su vida en una patera en busca de un mundo que le ofreciera la oportunidad de tener una vida digna para él y su familia.

(Calle Ave María-Madrid)
En mi modesta opinión, diría que Touré es uno de los detectives más peculiares con los que me encontré en el panorama literario nacional y, más en concreto, en lo que a novela negra se refiere. Aunque he de reconocer que soy muy poco asiduo de los títulos de este género literario que se publican en el extranjero, a parte de los autores clásicos misterio. Además, tiene el añadido de ejercer como vidente, si bien parece que últimamente este arte adivinatorio lo tiene un tanto abandonado. No me extraña, porque los vaivenes que lo acompañan lo mantienen en un carrusel de emociones en las que uno tiene la sensación de que está metido en un círculo vicioso del que no es capaz de salir. tengo la ligera impresión de que su padre literario, el escritor basuaritarra Jon Arretxe, le tiene preparadas algunas historias más a protagonizar. De hecho, en la entrevista que publican en el diario vasco Deia resaltan que va a dar larga vida a Touré, porque este personaje es muy necesario. También me llevé una grata alegría al saber que se rodará una serie televisiva sobre este personaje, aunque también me pregunto si los responsables de la misma, guionistas incluidos, acertarán con la adaptación de esta saga literaria y, sobre todo, con la peculiar idiosincrasia que caracteriza a este emigrante sin papeles, natural de Gorom-Gorom, en Burkina Faso, ciudad situada al norte de este país.

Uno de los grandes alicientes para interesarse por esta saga es que las novelas que la conforman son autoconclusivas, por lo que no es necesario empezar por 19 Cámaras, la primera de la serie. En mi caso, empecé por la tercera, Sombras de la nada (reseña), y no me no me sentí perdido durante su lectura, porque el narrador ofrece las pinceladas necesarias para recordar lo sucedido en los títulos anteriores que preceden a la nueva historia protagoniza. Otro gran atractivo es el propio Touré, porque el lector tiene que estar preparado para las situaciones imprevisibles a las que se puede enfrentar ya que, en un principio, tal y como empieza cada historia que protagoniza parece que va a enfrentarse a una trama con pocos giros narrativos. Sin embargo, a medida que se suceden los capítulos, se retuerce y los peligros y sorpresas desagradables vuelven a estar presentes. Unos giros narrativos que pueden provocar un vuelco en las aspiraciones que tiene para conseguir por fin los papeles que regularicen su situación en el país. La presencia policial lo mantienen muy en vilo por las sorpresas desagradables que puedan acarrearle, aunque suele aprovechar los despistes que puedan tener los agentes para salir por piernas. Pero en algunas ocasiones toma decisiones muy drásticas que desencadenan un desenlace trágico. Decisiones que no dejan indiferente al lector, porque es consciente de que puede enfrentarse a una sentencia condenatoria que le llevará a pasar largos años en la cárcel.

(Plaza de Cascorro-Madrid)
En La mirada de la tortuga Touré se encuentra en Lavapiés, un barrio castizo madrileño en el que hay mucho inmigrante, y que el protagonista y narrador de la trama encuentra como muy apropiado para pasar desapercibido. Acaba de llegar de París y siente que, por fin, puede empezar una vida sin sobresaltos, en la que quiere disfrutar del botín que se trajo de la Ciudad de la Luz, después de deambular un tiempo por la capital francesa. Una ciudad en la que nadó en la abundancia, porque con los «negocios» en los que anduvo metido, adiestrado por las expertas manos de Yareliz, si bien se encontró también con el lado más oscuro y cruel de la condición humana. Un botín que esconde en el estanque parque de El Retiro, porque cree que es el lugar más idóneo para que pasen desapercibidas las joyas robadas. Pero la realidad le vuelve a dar un nuevo golpe y se encuentra con que el escondrijo elegido no era tan seguro como creía porque, en lugar de las joyas, alguien ha dejado una pequeña tortuga con una misteriosa inscripción, como adelanta la sinopsis. La desaparición de su botín se convierte en un calvario más que en una investigación, porque lo que obtendría por él le ayudaría a vivir durante años sin preocupaciones. Pero el peculiar detective recibe la ayuda de su querida amiga y amante Cristina —Sa Kené, como es conocida entre los inmigrantes de la Pequeña África, en Bilbao— .

En mi modesta opinión, entiendo que el desarrollo de la trama tiene una clara influencia clásica, porque me dije que me encontraba ante una investigación de corte whodunit, porque Touré no tiene muy claro quien pudo haber cometido el robo de sus joyas, escondidas en el estanque del parque Retiro. Sólo presiente que alguien pudo haberlo seguido y esperar la ocasión adecuada para robárselas. El carácter clásico de la trama se refrenda también por las explicaciones que ofrece en el desenlace  por uno de los implicados en este robo este robo, ante la sorpresa de Touré. Pasan los capítulos y el protagonista y su amiga se encuentran en un callejón sin salida, porque no tienen muy claro quien puede ser el culpable o, cuando menos, quién o quienes pueden tener interés en robarle al subsahariano el botín que se trajo de París, y sobre todo desde que se producen una serie de muertes, entre las que se encuentra la del que creía que podía ser el principal sospechoso. Una investigación en la que, con el paso de los capítulos, los obstáculos y peligros no dan tregua, en los que la acción está también muy presente y no faltan dosis de mala leche.

En relación con lo que comenté en el tercer párrafo de esta reseña, otro de los grandes atractivos de las novelas que protagoniza el detective-vidente Touré es la ambientación. Jon Arretxe tiene muy claro que este personaje debe moverse por unos ambientes que le recuerden sus orígenes subsaharianos. Si en Bilbao es la Calle San Francisco, conocida como la Pequeña África por los emigrantes africanos, sobre todo, en París sucede otro tanto con los barrios de Barbès y Distrito 13, en La mirada de la tortuga es en Lavapiés donde vuelve a encontrarse en una situación similar, con el añadido de que este personaje encuentra un cierto paralelismo con la Pequeña África, dado el número de inmigrantes subsaharianos y de otros países asiáticos, e incluso se encuentra con las tan temidas cámaras de vigilancia que pueden grabarlo o los policías que pueden amargarle la vida y extraditarlo a su país de origen. Junto con la ambientación no tienen desperdicio los personajes que transitan por las páginas de la octava entrega de esta saga. Touré vuelve a encontrarse con un variopinto grupo de personajes que atrajeron mi atención, algunos de los cuales me provocaron más de una sonrisa por las peculiaridades que los caracterizan, caso de la ex vedette Erika, que dice haber sido una estrella del Pasapoga; el peculiar jubilado Manolo, que está al frente de una Escuela Popular de Personas Adultas; la banda de jubilados que amenizan el barrio con sus desafinados conciertos, o el singular predicador de Vallecas y sus dos acólitas, que quiere convertir al cristianismo a las muchas ovejas descarriadas que se encuentra por el barrio. Pero también se describe la dureza en la que viven muchos de los inmigrantes que malviven en pisos pateras o duermen en locales inmundos.

(Iglesia de San Millán y San Cayetano-Madrid)
Disfruté mucho con La mirada de la tortuga, al igual que con las cinco novelas anteriores que leí de la saga que protagoniza Touré, conformada hasta la fecha por ocho títulos. Lo mismo sucede con el ritmo narrativo, porque Jon Arretxe le confiere de agilidad y dinamismo, con el añadido de que nos encontramos con escenas muy cinematográficas, y que ayudan a que las páginas se sucedan de forma vertiginosa, a lo que también contribuye el que predominen los diálogos muy vivos y naturales frente a las descripciones. Pese a que la novela apenas pasa de las 200 páginas, los personajes están bien perfilados, por lo que el lector no tendrá problema alguno a la hora de identificarlos. Quienes sigan las vicisitudes de este detective-vidente ya conocen cuáles son los rasgos que le caracterizan, y otro tanto sucede con Cristina, su amiga y amante. Al igual que alguna de los títulos anteriores que conforman la saga que protagoniza el protagonista y narrador, diría que me vuelvo a encontrar con una trama de corte clásico, porque la investigación que llevan a cabo ambos para esclarecer el robo de las joyas que Touré escondió en el estanque del parque del Retiro, no hay un claro culpable del mismo, a lo que hay que añadir varias muertes que echan por tierra la idea inicial sobre el que cree que puede ser el principal sospechoso. De nuevo está muy presente la denuncia social a lo largo de los capítulos: el autor aprovecha los episodios apropiados para ello para criticar la falta de protección que tienen los más desfavorecidos, y que están a la orden del día en nuestra sociedad.

La mirada de la tortuga es una novela autoconclusiva, por lo que se puede leer sin necesidad de tener que empezar por las anteriores que conforman la saga, porque la voz narrativa ofrece la información necesaria sobre lo sucedido en títulos anteriores para no sentirse perdido durante el desarrollo de la trama. Una trama en la que de nuevo Touré se encuentra con un universo de personajes en el que se siente desapercibido, y es consciente de que tiene que amoldarse a las condiciones de supervivencia en la que se mueven quienes están en su misma situación. Una situación en las que se encuentra con lo mejor y lo peor del ser humano, y con episodios en los que no falta la acción y algunas dosis de mala leche, aunque también en ocasiones respira una cierta tranquilidad, en la que puede disfrutar de la compañía de quienes siente que le apoyan.




Biografía:




Es doctor en Filología Vasca, licenciado en Educación Física y ha completado, en los conservatorios de Bilbao y Vitoria, sus estudios de piano y canto. Desde el año 2004 reside en Arbizu (Navarra).

Este polifacético y exitoso autor tiene la creación literaria por oficio, ofrece conferencias sobre sus libros o viajes y, además, canta ópera.Su incursión en la escritura fue a través de la literatura de viajes: 7 Colores, Tubabu, El sur de la memoria... aunque durante los últimos años se ha centrado más en el género negro. Ha publicado títulos como Shahmarán, Sueños de Tánger, La banda de Arruti… y, fundamentalmente, la saga de su detective-vidente Touré. Un personaje a través de cuyas andanzas el autor nos hace participes de las vivencias y penalidades de los «sin papeles». 

Autor inagotable, también ha escrito literatura dirigida al público infantil y juvenil, con títulos como Hacia la Gran Muralla o Los latidos de la Tierra.



Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de la editorial Erein. Imagen de la calle Ave María de Madrid tomada de la web Wikimedia Commons. Imagen de la Plaza de Cascorro en Madrid tomada de la web verpueblos. Imagen de la iglesia de San Millán y San Cayetano, de Madrid, tomada de la web del Ayuantamiento de Madrid. Fragmento resaltado en azul tomado de la web del diario Deia. 


















5 comentarios:

  1. Se agradece que se puedan leer de forma independiente, aunque soy un poco maniática con esto del orden de las sagas. A ver si me animo, que tienen buena pinta sus libros.
    Besotes!!!

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  2. Hola Francisco. Hace años asistí a una presentación de uno de los primeros libros de esta serie. La verdad es que el autor, como padre orgulloso, lo contaba muy bien y lo hacía muy interesante. Y además es muy peculiar y diferente. Tenía muchos ingredientes para gustarme pero la situación y el contexto con las dificultades y las cosas que pasan me parecieron muy duros. Este tiene su interés por lo de las joyas, es como un poco de aventuras, pero sigue siendo muy realista. Como son independientes y autoconclusivos, lo que es muy de agradecer, me lo voy a guardar y a lo mejor lo intento.
    Saludos

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  3. Hola Paco, aun no me he estrenado con el autor, aunque lleva en mi lista desde hace tiempo. Tengo curiosidad por conocer a Toure y me gusta que la novela sea autoconclusiva, porque así puedo animarme con ella sin preocuparme por lo que queda atrás. Besos.

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  4. A mí con las sagas me pasa lo que a muchos. Yo prefiero leerlas en orden. Del autor siempre he leído maravillas pero todavía no me estrené con él. Es imposible llevarlo todo hacia delante. Lo tendré en cuenta igualmente, Paco. Besos

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  5. Los que seguimos a Touré, este personaje de Arretxe no deja de sorprendernos, ahora en Madrid. Qué buenos momentos nos hace pasar. Hay que leerlo. Abrazos

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