viernes, 11 de febrero de 2022

Las horas rebeldes, de Éric Marchal.

 











Datos técnicos:



Título: Las horas rebeldes.

Título original: Les heures indociles

Autor: Éric Marchal.

Traductora: Teresa Clavel.

1ª edición: Octubre/2021.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-253-6009-1.

Idioma: Español.

Nº pág.: 672.



Sinopsis:



Una vibrante novela, ambientada en la Inglaterra tradicional de principios del siglo XX, que rinde tributo a quienes se rebelaron por sus ideales y, en especial, a aquellas pioneras que lucharon por los derechos de las mujeres.

Londres, 1908. A pesar de la tirantez que se respira bajo el reinado de Eduardo VI, en las calles londinenses late el germen de la revolución. Mientras el viejo mundo se aferra a sus costumbres, una joven y valiente sufragista, un atractivo médico mestizo y un excéntrico aristócrata se dejan la piel para defender sus ideales de igualdad entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres. En su arriesgado camino hacia una sociedad más justa, se enfrentarán a dos enemigos en apariencia imbatibles: el poder establecido y un misterioso personaje apodado El Apóstol.

Una novela de aventuras de un trío de rebeldes que luchan frente al poder establecido y que tienen como causa el feminismo y la justicia social.




Opinión Personal:




Quienes disfrutan con la novela histórica tienen en Las horas rebeldes (Grijalbo, 2021) una trama que les mantendrá muy entretenidos a lo largo de los 120 capítulos en los que se estructura, agrupados en 19 partes. Quienes disfrutan de los clásicos tienen, sin duda alguna, una historia que rezuma su influencia en cada una de las 672 páginas que la conforman, porque el lector se encontrará con una historia, como adelanta la sinopsis, que se desarrolla durante la llamada época eduardiana. Quienes disfrutan de la metaliteratura se encontrarán a lo largo de los capítulos con referencias literarias, bien de forma implícita o explícita, como la presencia en algunos capítulos de quienes constituyen el llamado Círculo de Bloomsbury, la presencia en determinados episodios de sir Arthur Conan Doyle, alusiones a la figura de Jack el Destripador o a la escritora y feminista francesa Olimpe de Gouges de quien, en mi modesta opinión, Éric Marchal (Metz, Francia, 1963) toma rasgos para crear el personaje ficticio de Olimpe Lovell, y al mismo tiempo se hace referencia en algún episodio a este personaje histórico francés. A medida que se suceden los capítulos, indican que las fechas en las que se desarrolla la trama, 30 de junio de 2008 y el 7 de mayo de 2010, fueron elegidas a conciencia por el escritor francés para ubicar unos episodios que se suceden sin apenas dar tregua al lector, y no le dejan indiferente por lo que significan en la reciente historia de Inglaterra y, por extensión, del Reino Unido.

(Hospital St. Bartholomew-Londres)
Tengo que reconocer que en un principio no tenía muy claro el rumbo que iba a tomar lo que me contaba el narrador omnisciente desde las primeras páginas. Unas primeras páginas en las que me encontré con dos historias que transcurren paralelas a lo largo de los capítulos y, que tal y como se desarrollaba los episodios que contenían, tenía muy claro que ambas líneas argumentales confluirían en algún momento dado, como así fue. El escritor francés planifica y desarrolla dos historias absorbentes y muy entretenidas, porque apenas decae el ritmo de la narración a lo largo de los capítulos que las conforman. Sin duda alguna, se percibe que tiene muy claro cómo atraer en todo momento la atención del lector, porque le invita a que se pregunte qué más vicisitudes les pueden acompañar a los personajes que cobran un mayor protagonismo en una historia con cuya lectura disfruté muchísimo. Pese a que la novela es un tocho de 672 páginas, el autor se encarga de mantenerle muy pendiente de todo lo que sucede en las dos subtramas, entreteniéndolo en cada una de ellas con una gran variedad de episodios muy atractivos, en los que la intriga y el misterio están muy presentes, sin olvidarme de la sucesión de aventuras que viven los personajes, sobre todo en la que podría definirse como segunda parte, porque en la primera hay un claro predominio de hechos históricos, aunque también están presentes en el segundo tramo, pero no con la frecuencia inicial. En mi modesta opinión, también hay escenas propias de novela negra, que sobre todo se desarrollan en el East End, y el romance también está muy presente, con la intriga que se instala en las dos parejas en las que se forman un lazo sentimental, ya que me preguntaba si esta relación tendría el final deseado en una de ellas o en ambas, por cómo evoluciona el vínculo que las une, en función del devenir de los episodios en los que toman parte.

Si en la sinopsis de Las horas rebeldes se menciona a una joven y valiente sufragista, un atractivo médico mestizo y un excéntrico aristócrata se dejan la piel para defender sus ideales de igualdad entre hombres y mujeres, entre ricos y pobres, el lector se encontrará en los primeros capítulos con dos de ellos, Olimpe Lovell y Thomas Belamy, quienes toman parte en episodios que atrajeron mi atención, porque son un indicativo del papel que ambos van a desempeñar a medida que se desarrolla la trama. Sin embargo, al excéntrico aristócrata, Horace de Vere Cole no me lo encontré hasta unos capítulos más adelante, en compañía de los miembros de lo que hoy día se conoce como el Círculo de Bloomsbury, entre cuyos componentes figuraba Virginia Stephen —quien contraería matrimonio con Leonard Woolf, y se le considera como una de las escritoras más destacadas del vanguardismo anglosajón—. A través de estos tres personajes, el lector estará muy pendiente, no sólo por las vicisitudes que les acompañan, sino también por el misterio que encierra la personalidad de los dos primeros porque, en determinados episodios, deduje que ocultaban oscuros hechos de un pasado que podría acarrearles problemas, lo que me hizo estar muy pendiente de su presencia en los capítulos que toman parte. En este sentido, tal y como se sucedían alguno de los capítulos a los que me acabo de referir, temía que se vieran obligados a desvelar los secretos que podían comprometerles, o bien que otros personajes pudieran darlos a conocer, en función a los intereses que les movieran a hacerlo.

(HMS Dreadnought)
Éric Marchal planifica y desarrolla una trama en la que la historia tiene mucho peso pero, como ya comenté en el segundo párrafo de esta reseña, la aventura también va a estar muy presente, sobre todo desde que se hace más evidente el protagonismo de Horace de Vere Cole y las bromas que organiza y lleva a cabo, sin importarle el organismo, institución o personas contra las que van dirigidas. No me olvido del papel que el romance tiene en esta novela, ni la intriga en la que se ven envueltos estos tres personajes, sobre todo desde que entra en escena un misterioso personaje apodado El Apóstol. Un personaje que incrementará todavía más el interés del lector por las intervenciones que tiene en una serie de episodios, aunque también me pregunté en varias ocasiones si actuaba por cuenta propia o seguía órdenes de alguien que se escondía en el anonimato, por lo que me dije en varias fases del desarrollo de la trama había rasgos propios de lo whodunit. Estos rasgos se perciben tanto en lo que se refiere al papel que desempeña este misterioso personaje, como a la personalidad real de la sufraguista Olimpe Lovell y el doctor Thomas Belamy. Las preguntas que me hacía en torno al personaje apodado El Apóstol no la tendría resuelta hasta el desenlace, en el que el autor ata con maestría los cabos sueltos que estaban desanudados a lo largo de los capítulos.

Sin duda alguna, uno de los grandes atractivos de Las horas rebeldes es la ambientación espacio-temporal. Una ambientación cuidada con celo por el autor, porque tal y como describe los espacios por los que transitan los personajes, provocaron en todo momento el efecto de sentirme un personaje más de la novela. Desde mi atalaya particular disfruté de una visión nítida del Londres eduardiano, efecto producido por la exhaustiva labor de documentación que realizó Éric Marchal, que se relaciona en las últimas páginas de esta novela, con las consiguientes aclaraciones que realiza el autor en las notas que ofrece antes de la relación de referencias bibliográficas, para que los episodios y personajes reales que se describen a lo largo de los capítulos se ajustaran a la época en la que se desarrolla la trama. Una capital cosmopolita descrita con detalle, aunque sin ofrecer descripciones innecesarias que distraigan la atención del lector, con las que el autor invita a imaginarse cómo era la capital británica a principios del siglo XX. Un Londres eduardiano en el que se percibe los adelantos que empiezan a ser familiares para la población en general, así como el paso a la retaguardia de todo lo relacionado con la época victoriana, cuando no al olvido, al no considerase apropiadas para el nuevo siglo. Un Londres muy diverso, porque a lo largo de los capítulos se refleja el día a día de las diferentes capas de la sociedad londinense, y en el que por momentos me recordó a la ciudad descrita por Dickens, e incluso diría que de Víctor Hugo, porque no tardé en relacionar determinadas escenas con algunas situaciones que viven algunos personajes en Los miserables, si bien prefiero que sea quien se interese por esta novela que reseño y sin duda alguna recomiendo, el que afirme que está conforme con mis apreciaciones en los episodios que acabo de mencionar.

(Flower & Dean Street East End-Londres)
A lo largo de los capítulos, el escritor francés perfila unos personajes muy atractivos, creados con mucha fuerza, por lo que parecen cobrar vida propia. Si bien el peso de la trama es llevado por los tres que ya mencioné en el tercer párrafo de esta reseña, en mi modesta opinión entiendo que hay un buen ramillete de secundarios que realizan una labor con la que complementan el papel que desempeñan Olimpe Lovell, Thomas Belamy y Horace de Vere Cole, sin olvidarme de los que pueden denominarse figurantes, por la escasa presencia y peso que tienen a lo largo de los capítulos. Al igual que el celo con el que Éric Marchal describe el Londres eduardiano, otro tanto puede decirse sobre los personajes que transitan por las páginas de Las horas rebeldes, de tal forma que interrelaciona con naturalidad los que son ficticios con los históricos. Estoy seguro de que a los lectores les gustará que Londres sea un personaje más, como se dice en estos casos, porque en todo momento tuve la sensación de que tenía ante mi un plano de la capital británica en el que la voz narrativa me ubicaba en los diferentes espacios por los que deambulan los personajes. Pero si Londres es un personaje en sí, otro tanto puede decirse de determinados edificios o zonas de la capital británica, por el papel trascendental que desempeñan en la trama, como el hospital San Bartholomew o el East End, que guarda una especial relación con uno de los tres protagonistas que se mencionan en la sinopsis.

Las horas rebeldes es una novela histórica que, pese a ser un tocho de 672 páginas, tiene un ritmo de lectura que me resultó muy fluido en su conjunto, porque apenas decae en todo el desarrollo de la trama, ayudado por una exquisita labor de traducción de Teresa Clavel. Me atrevería a decir que hay un claro equilibrio entre la narración y los diálogos, y que estos me resultaron muy dinámicos e interesantes, sobre todo si se intercambia información en las conversaciones que mantienen los personajes, resaltan la tensión narrativa que se vive en algunas fases de la trama o sirven para familiarizarse mejor con los personajes, ante las reacciones que muestran en determinadas conversaciones, sobre todo si les afectan de una forma muy directa. Éric Marchal ofrece información interesante en relación con la labor de las sufragistas para solicitar el derecho de la mujer al voto, sobre todo en lo que se refiere a la actuación policial en las manifestaciones o actos que convocan las dirigentes de la WSPU, y las duras consecuencias que tienen para algunas de ellas las medidas tomadas por las autoridades. Otro tanto sucede con la labor llevada a cabo en el Hospital San Bartolomew en Londres, sobre todo en lo que se refiere al departamento de urgencias. No me olvido de la serie de bromas que encabeza Horace de Vere Cole, si bien dada la excentrididad de este personaje, el lector se preguntará por el desenlace que tienen, sobre todo tras una minuciosa preparación. Tampoco me olvido de los dos romances que se fraguan a lo largo de los capítulos, ante las preguntas que me hacía por el desenlace que les espera a las dos parejas en las que se fragua la relación sentimental, derivadas de la sucesión de episodios que viven los personajes que las conforman y que pueden afectar al vínculo que los une. Sin duda alguna, es una lectura muy recomendable, teniendo en cuenta las razones que expongo en el primer párrafo de la novela, aunque también tengo que reconocer que el escritor francés supo atraer mi atención desde las primeras líneas con un interés creciente a medida que se suceden los capítulos, hasta desembocar en un desenlace que es un magnífico colofón para una novela absorbente y muy entretenida.



Biografía:



Éric Marchal nació en Metz en 1963. Diplomado en Farmacia, es un apasionado de la novela histórica.

El sol bajo la seda (Grijalbo, 2014) consiguió el favor unánime de libreros, lectores y crítica especializada, se mantuvo durante meses en la lista de los libros más vendidos en Francia y disfrutó de una excelente acogida en España. Con Allí donde se construyen los sueños (Grijalbo, 2018) y Las horas rebeldes (Grijalbo, 2021), Éric Marichal se confirma como todo un referente entre los autores de novela histórica.


Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía de Éric Marchal, tomadas de la web de Pengüin Libros. Imagen del Hospital San Bartholomew de Londres tomada de la web Wikimedia Commons. Imagen del HMS Dreadnought tomada de la web Gosport Heritage Open Days. Imagen de Flower & Dean Street East End tomada de la web Jack The Ripper Tour. 

































7 comentarios:

  1. Me gustan mucho las historias ambientadas en este período y ésta tiene muy buena pinta.Tomo nota.
    Besotes!!!

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  2. Muy buenas mi querido Paco, la verdad es que me atraía pero no estaba muy segura si era del todo mi estilo o no, hasta que has nombrado que tiene tintes de novela negra, en ese momento ya todo me ha parecido maravilloso 😁😉

    Completísima reseña.
    Besos 💋💋💋

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  3. Mira que la pintas bien, que tiene una buena mezcla de ingredientes (tintes de novela negra, romance, parte histórica, personajes fuertes...) pero no termina de convencerme.

    Creo que este no es mi momento para esta novela.

    Un saludo.

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  4. Qué bueno, Paco. Qué hubiera sido de nosotras sin aquellas mujeres que, dicho sea de paso, me parece que abogaban por un feminismo mucho más coherente que el de ahora. No me imoprtaría echarle un ojo. No estos momentos, que tú sabes cómo ando, pero para más adelante. Besos

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  5. Se nota que te ha gustado mucho y todo lo que cuentas hace de ella una novela muy interesante. Estoy intentando recordar en qué novela que leí hace pocos meses mencionaban a Olimpe de Gouges...
    Besos

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  6. Me atrae la época en la que está ambientada y algo de lo que cuentas, pero no me veo leyéndolo en este momento. Interesante es, y no sé, quizá en otro momento.
    Besos

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  7. Cuando vi la novela llamó mi atención, y sin duda tu reseña me deja claro que es una novela de las que disfrutaría. Se nota que te ha hecho vibrar. La época y la trama me atraen mucho, ese Londres eduardiano parece no tener desperdicio. En cuanto al autor, no he leído nada de él, pero veo que hay que tenerlo en cuenta. Abrazos.

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