viernes, 26 de noviembre de 2021

La cocinera de Castamar, de Fernando J. Múñez


 

 

 

 

 

 

 

 

 


Datos técnicos:




Título: La cocinera de Castamar.

Autor: Fernando J. Muñez.

Editorial: Planeta.

1ª edición: 01/2019.

Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.

ISBN: 978-84-947595-7-4.

Idioma: Español.

Nº pág.: 768.




Sinopsis:



En un tiempo en que la clase social se definía por la comida que se servía en la mesa, una cocinera desafiará el espíritu de su señor.

Clara, una joven caída en desgracia, sufre de agorafobia desde que perdió a su padre de forma repentina. Gracias a su prodigiosa cocina logra acceder al ducado de Castamar como oficial, trastocando con su llegada el apático mundo de don Diego, el duque. Este, desde que perdió a su esposa en un accidente, vive aislado en su gran mansión rodeado del servicio.

Clara descubrirá pronto que la calma que rodea la hacienda es el preludio de una tormenta devastadora cuyo centro será Castamar, su señor y ella misma.


Fernando J. Múñez teje para el lector, con una prosa detallista y delicada, una urdimbre de personajes, intrigas, amores, envidias, secretos y mentiras que se entrecruzan en una impecable recreación de la España de 1720.




Opinión Personal:

 

 



Estoy seguro de que, quienes hayan leído La cocinera de Castamar (Fernando J. Múñez, Planeta), no tardan en acordarse de clásicos televisivos o de libros cuya trama gira en torno a la relación que se mantiene entre los propietarios de la mansión de turno y la servidumbre, como las series Dowton Abbey, Arriba y Abajo o libros como En el piso de abajo, de Margaret Powell. En La cocinera de Castamar el lector siente que realiza un verdadero viaje literario al primer tercio del siglo XVIII, en el que se encuentra con una historia que se desarrolla pocos años después de la llamada Guerra de Sucesión Española. Un viaje literario en el que se siente un personaje más, porque observa desde su atalaya privilegiada todo lo que sucede a lo largo de los 50 capítulos en los que se estructura la trama, agrupados en cuatro partes, y cuyo desarrollo se extiende desde octubre noviembre de 1722. Una trama en la que el narrador omnisciente describe con detalle todo lo que sucede en cada uno de los episodios que la conforman, al igual que ofrece unas descripciones muy atractivas y visuales de los espacios por los que transitan un amplio elenco de personajes.

(Calle Leganitos-Madrid)
La cocinera de Castamar es una novela de lectura pausada pero absorbente porque, pese a que domina con clara diferencia la narración frente a los diálogos, su ritmo y extensión no fueron impedimento alguno para que en todo momento estuviera muy pendiente de lo que sucedía a lo largo de los capítulos. Sin duda alguna, Fernando J. Múñez construye una historia compleja muy atractiva, conformada por una verdadera telaraña de subtramas encadenadas, on el añadido de que en cada una de ellas me encontré con hechos que me mantuvieron muy en vilo ante los que se enfrentaban los personajes implicados.  En este sentido, me decía que el escritor madrileño tuvo que realizar una planificación muy minuciosa de todo lo que sucede en ellas para que confluyan en el desenlace y no se quede ningún cabo suelto. Un desenlace que, aunque previsible, invita a estar muy pendiente de lo que le espera a los personajes implicados en las intrigas palaciegas, o diría que más bien aristocráticas, porque son algunos miembros de la nobleza quienes están detrás de una tormenta devastadora cuyo centro será Castamar, su señor y Clara Belmonte, desde que logra acceder como oficial de cocina al palacio del duque, como adelanta la sinopsis. A estas intrigas hay que añadir una guerra intestinal que se entabla entre quienes ostentan el mando del servicio que atiende las necesidades domésticas del duque. Los sabores, olores y colores tienen un gran protagonismo también en la trama, por las grandes dotes culinarias de la cocinera jefe, quien sorprende a los invitados con exquisiteces gastronómicas que prepara, y son alabadas por toda la corte, dado el éxito que tienen quienes son invitados por el duque. Unas recetas que atraen la atención del lector por la forma en la que Clara Belmonte recibe los ejemplares que las contienen

La vida de Clara Belmonte cambia desde el momento en el que es informada de que en Castamar precisan un oficial de cocina para la finca. El mayordomo Melquíades Elquiza tenía magníficas referencias de ella, por las excelentes dotes culinarias que posee, lo que supone una gran baza para la hija del fallecido doctor Belmonte accede al dudado de Castamar como oficial de cocina y la dirige en un tiempo en que la clase social se definía por la comida que se servía en la mesa, como adelanta la sinopsis. A medida que se suceden los capítulos se empieza a percibir un cambio en el apático mundo de don Diego, el duque, quien vive aislado en su gran mansión rodeado del servicio desde que perdió a su esposa en un accidente.  Este es el punto de partida de La cocinera de Castamar, al que hay que añadirle intrigas, amores, envidias, secretos y mentiras que se entrecruzan porque, que atrapan en su tejido a quienes residen en el palacio de Castamar, incluida Clara. Clara Belmonte se encontrará con el ya mencionado duque, su hermano Gabriel, que atraerá la atención del lector desde las primeras páginas por los rasgos que lo definen; doña Mercedes, la madre de ambos, quien también tendrá su interés por la amistad que mantiene con el Enrique de Arcona, marqués de Soto, a quien es muy difícil olvidar por las malas artes que utiliza este personaje y los motivos que le conducen a planificar y señalar sus objetivos. Pero también se encontrará con el mayordomo Melquíades Elquiza, y el secreto que guarda celosamente, o Úrsula Berenguer, una ama de llaves de carácter frío y mano dura, de quien de ella depende la servidumbre.

(Coliseo del Buen Retiro-Madrid)
En el párrafo anterior hago referencia a un desenlace previsible porque, en mi modesta opinión, entiendo que estamos ante una novela romántico histórica con ingredientes propios de thriller, en el sentido de que la intriga y el suspense está muy presentes a lo largo de su desarrollo. Incluso añadiría que también hay elementos propios de novela negra, porque algunos de estos nobles se sirven de personajes que viven en los bajos fondos en los que impera la maldad humana, para alcanzar los objetivos que se marcan, porque se creen merecedores del derecho que reclaman. Personajes que utilizan el hábitat al que están acostumbrados para llevar a cabo alguna de las órdenes que reciben, en lugares como el Barranco de Lavapiés y otros espacios que conocen y utilizan para provocar las embocadas que planean, o seguir las directrices de quienes les ordenan cumplir misiones peligrosas, porque tienen muy claro que son muy propicias para conseguir los objetivos que les indican. En este sentido, y en relación con el carácter clásico de la novela, diría que, tal y como se suceden los episodios, el lector irá un paso por delante de los personajes en lo que se refiere a los hechos que suceden.

Para lograr el efecto al que me refiero en el primer párrafo de esta reseña, está claro que Fernando J. Múñez realiza una exhaustiva labor de documentación. Una documentación con la que ofrece un claro fresco de la sociedad de la época, en el que se percibe la clara diferencia entre las clases sociales, y cómo la aristocracia y los miembros de la alta sociedad miran y tratan con desprecio a los estamentos más bajos, quienes eran conscientes de que tenían muy pocas posibilidades de ascender a un escalafón social superior. El autor refleja con detalle los diferentes grupos que conforman la servidumbre de la aristocracia y la estricta relación de jerarquía que hay en relación con los que ejercen el mando directo sobre ellos, como son el mayordomo y la ama de llaves o dueña, al igual que describe las funciones que desempeña cada uno de los estados en los que se estructura el servicio, y que la vestimenta que emplean en sus labores. Otro tanto sucede con los miembros de la aristocracia, porque la voz narrativa describe con detalle su regalada forma de vida, los eventos a los que asisten con asiduidad y las funciones que desempeñan en la Corte del rey Felipe V. Sin embargo, en lo que se refiere a la relación de la nobleza con la servidumbre, el lector comprobará cómo el duque de Castamar mantiene un trato directo con su servicio y no duda en apoyarlos, cuando la situación lo requiere, siempre con la mediación de los superiores, si la razón les asiste. Pero también se sentirá muy atraído por las diferentes dependencias en la que se estructura el Palacio de Castamar, que es un personaje más de la novela, de las que no perdía detalle, porque merece la pena recrearse con las claras y precisas descripciones de los ornamentos y enseres que contienen, así como las funciones a las que se dedican cada una de ellas.

(Palacio Real de Madrid)
Pese a que la sinopsis menciona a Clara Belmonte y Diego de Castamar como los personajes sobre los que se fundamenta la trama de La cocinera de Castamar, en mi modesta opinión me atrevo a decir que estamos ante una obra coral, por el amplio elenco de personajes que transitan por sus páginas, y la trascendencia que tienen muchos de ellos en el conjunto de subtramas encadenadas que confieren un gran atractivo a la novela.  En cuanto a Clara Belmonte, sorprende tanto a la servidumbre como a la aristocracia que sea una joven instruida en varias disciplinas, circunstancia muy inusual en ese entonces, porque fue su fallecido padre quien se ocupó de que recibiera una educación digna de la sociedad a la que pertenecía, pese a que tras su muerte la familia cayó en desgracia. El episodio luctuoso de su progenitor le provocó un fuerte shock, del que se deriva la agorafobia que padece. De hecho, a lo largo de los capítulos el narrador omnisciente muestra al lector una atención dinámica sobre lo que sucede a lo largo de los capítulos, porque centra su voz narrativa en los personajes que intervienen en la subtrama de turno. Esto hace que no pierda detalle de todo lo que sucede, con el añadido de que, si lo estima oportuno se retrotrae en el tiempo para relatar hechos que aclaren determinadas situaciones. Aunque el autor perfila un amplio elenco de personajes, la gran mayoría de ellos están trazados con mucha fuerza y matices, por lo que diría que no es muy difícil retener el nombre de los más trascendentales. A través de este elenco, Fernando J. Múñez ofrece una amplia representación de la escala social de la época, entre los que se refleja el trato que mantenían en ese entonces entre los diversos grupos sociales, incidiendo sobre todo en la relación entre la aristocracia, porque son los representantes de la nobleza quienes acaparan una mayor atención, si bien también estuve muy pendiente de determinados personajes que pertenecen a la servidumbre de Castamar, o a determinados personajes relacionados con lo bajos fondos madrileños de la época, a los que pertenecen personajes como El Zurdo, Hernando de la Marca o las prostitutas la Zalamera o la Jacinta.

Sin duda alguna, La cocinera de Castamar es una novela que deleita a quienes disfrutan de clásicos que abordan temas similares, al igual que los títulos que menciono al comienzo de esta reseña. Pese a que domina la narración frente al diálogo, tiene un ritmo de lectura pausado pero absorbente, un lenguaje muy cuidado y un estilo elegante, con el que el narrador omnisciente describe un exquisito fresco de la sociedad española del primer tercio del siglo XVIII. El lector se encontrará con un amplio elenco de personajes, bien perfilados y creíbles, que están trazados con mucha fuerza y matices, por lo que supone una gran ayuda para familiarizarse con los que más trascendencia tienen en la trama. A lo largo de los capítulos se entrecruzan las intrigas, amores, pasiones, envidias, secretos y mentiras, todas ellas dosificadas de tal forma que mantienen el interés del lector en todo momento.



Biografía:




A Fernando J. Múñez (Madrid, 1972) le comenzó el gusto por la escritura desde muy niño. Con catorce años empezó su primera novela, y sus primeros guiones de cine con dieciocho. Tras licenciarse en Filosofía, dirigió sus primeros cortometrajes y completó su formación académica en Cinematografía en Estados Unidos. En 2012 dirigió el largometraje Las nornas, proyectado en el festival de Alicante y la Seminci de Valladolid.

Empezó su carrera literaria en 2002 en el mundo de la literatura infantil y juvenil, donde tiene una amplia trayectoria. En 2019 publicó su primera novela para adultos, La cocinera de Castamar, a la que la sigue, en 2021, Los diez escalones.

Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomados de la web de PlanetadeLibros. Grabado de la calle Leganitos tomado de la web Wikiwand. Grabado del Coliseo del Buen Retiro tomado de la web Wix.com. Grabado del Palacio Real de Madrid tomado de la web de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.








6 comentarios:

  1. Hola Paco, la leí el año pasado y me encantó, los personajes, la historia y sobretodo la magnífica ambientación, casi me parecía estar con Clara en la cocina, elaborando y probando los platos... La verdad es que siempre la recomiendo. Besos.

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  2. Vi la serie, cosa rara en mí, y me gustó mucho, tengo pendiente leer el libro, que ya lo tengo localizado en la biblioteca, estoy convencida de que gustará. Buena reseña.
    Besos

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  3. Hola Paco, el libro no lo he leído. TAmpoco he visto la serie. Me gusta todo lo que contáis de este libro, la época y esas relaciones que se tejen entre los personajes. Pero si te digo la verdad, me llamaba más la atención Los diez escalones. Besos

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  4. Me gustó mucho esta novela. Como bien dices me trajo recuerdos de DOwton Abbey, pero a la española. El personaje de Clara Belmonte me atrajo mucho porque es protagonista, pero también el de Melquiades. Y como comentas el autor tuvo que hacer un gran proceso de documentación, que plasmó a la perfección. Un abrazo,

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  5. Hola Paco! Leí este libro durante la pandemia, era de mi hermana y como el confinamiento duró más de lo que pensábamos todos, nos intercambiamos lecturas. Me gustó mucho, a mi me recordaba Arriba y Abajo, serie que me encantaba 🥰
    No he visto la serie, aún 😁

    Mil besos 💋💋💋

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  6. Buenas tardes, Paco:
    Conozco el título de la novela, quién no. Pero reconozco que no la he leído, y no tenía intención. Lo cierto es que, en mi desconocimiento, creía que era un guion televisivo de carácter romántico. Gracias a ti ya sé que es una buena novela y que merece ser leída. Debo confesar que mis prejuicios literarios me hacen equivocarme más de una vez. Apunto con ilusión y te agradezco la detallada reseña que nos has regalado.
    Un abrazo y feliz comienzo de semana!!

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