Datos técnicos:
Título: La mortaja y cuatro novelas cortas.
Autor: Miguel Delibes.
Editorial Destino y Diario El Norte de Castilla.
1ª Edición: febrero/2004.
Encuadernación: Tapa dura.
ISBN: 84-08-15154-7.
Idioma: Español.
Nº. pág.: 240.
Sinopsis:
Siempre digo que el relato es la esencia de la literatura, porque es muy difícil exponer en un trayecto corto una historia que atraiga al lector, y que al mismo tiempo cuente con unos ingredientes que ayuden a hilvanarla con consistencia, a la par que dejen un grato recuerdo tras su lectura. Miguel Delibes domina con maestría este género literario, porque en los cinco relatos que conforman este libro que hoy reseño se perciben los rasgos que acabo de comentar al principio de este párrafo.
«Si bien en La mortaja y en mis otras novelas cortas se respira alguna ternura, e incluso alguna poesía, el clima dominante es de pesadilla. Creo que en estos relatos es donde más me he propuesto inquietar al lector».
Opinión Personal:
La mortaja y cuatro novelas cortas es el segundo título con el que participo en el homenaje que organiza nuestro compañero Ful Navalón en su blog 1000 y un libros y reseñas (enlace), para conmemorar el centenario del nacimiento de Miguel Delibes. Esta edición que tengo corresponde a una colección editada por Destino para su venta conjunta con el diario El Norte de Castilla. El libro incluye los cuatro relatos que conforman Siestas con viento sur (publicado en 1957, con el que obtuvo el Premio Fastenrhat), más el titulado La partida, publicado en 1945, que es el primero que figura en el libro de relatos que lleva el mismo título.
(Palais d´Hiver-Pau-Francia) |
En la cita del autor que se expone a modo de sinopsis dice que «en estos relatos es donde más me he propuesto inquietar al lector». Supongo que quienes leyeron La mortaja y cuatro novelas cortas, o bien los relatos que conforman Siestas con viento sur y el primero de la antología La partida, sintieron esa inquietud en cada uno de ellos, en las diversas manifestaciones de este estado de ánimo que provocan las historias que cuenta el narrador de turno. Incluso diría que el primero, La mortaja, no deja indiferente al lector, por la dura situación a la que tiene que enfrentarse el joven protagonista. En los cinco relatos el escritor vallisoletano combina con maestría escenas inquietantes que mantienen en vilo al lector con situaciones en las que el humor irónico está presente. En todos ellos se encontrará también con algún giro que incrementa el interés por lo que sucede a medida que el desenlace está próximo.
La presencia de la naturaleza es habitual en su narrativa, en esta ocasión con referencias a la pesca, o símplemente a los sonidos que ofrece a los personajes. En mi modesta opinión, diría que estas últimas referencias tienen algún significado simbólico en relación con las escenas que se describen. En La mortaja incide en el perjuicio que le hace el progreso a los recursos naturales que le sirven al hombre para su sustento. La historia de Los nogales se desarrolla toda en la parcela de Nilo, el viejo. El lector estará muy pendiente de lo que sucede entre este personaje y Nilo, el joven, «ante la actitud pasiva del hijo que le removía los humores» (pág. 183). Pero también hay dos relatos en los que las historias que se narran son de ambiente urbano, como Los raíles y El loco. En el primero, el narrador omnisciente relata la historia de una saga familiar, de una familia batalladora que se había hecho a sí misma, en donde cada generación se marca como meta el ascenso laboral de la siguiente. En El loco, el anodino protagonista y narrador se dirige a su hermano Davicito, y le relata cómo el cambio de rumbo que toma al salir del banco en el que trabaja da lugar a que se encuentre con alguien en la taberna en la que decide entrar, y tiene la sensación de que «su vida actual se conectase con otra vida anterior a la mía» (pág. 113).
(Jardines de Poniente-Valladolid) |
Al igual que en algunas de sus novelas, en el titulado La partida ofrece rasgos autobiográficos, en el que sitúa al protagonista en el crucero Canarias, porque decide abandonar las tierras de Valladolid para «realizar su primer viaje en un barco de verdad» (pág. 223), sin olvidarse de su infancia, la relación que mantiene con su padrastro y la novia a quienes recuerda en varios saltos temporales.
Delibes es también un gran conocedor del alma castellana y diría que, por extensión, del alma humana. Es un maestro a la hora de ubicar al lector en los escenarios en los que se desarrollan cada una de las historias, por el conocimiento que tiene de las localizaciones por las que transitan sus personajes, quienes se mimetizan con los paisajes que les rodean, ya sean rurales o urbanos. Tanto los rasgos psicológicos de los personajes como su forma de ser y actuar están descritos de forma magistral, lo que ayuda a que el lector se familiarice con cada uno de ellos. En este sentido, y pese a que estamos ante relatos, uno se sorprende por la evolución que se percibe sobre todo en los protagonistas o los personajes secundarios que atraen la atención del lector. En mi caso, no perdía detalle de todo lo que sucede en escenas que se manifiestan cruciales y que el narrador describe como si de fotogramas se tratara. En este sentido, atrajeron mi atención las que protagonizan en La mortaja el Senderines y Pernales para amortajar a Trinidad, el recién fallecido padre del joven protagonista. En El loco, hay unas escenas muy tensas que tienen lugar en Pau, entre el narrador y Robinet. En Los raíles, es el desenlace que le espera a Tim Fernández ante el tribunal opositor, y en La partida las escenas que tienen lugar en el camarote del contramaestre.
El escritor vallisoletano es uno de los grandes narradores de nuestra literatura. En La mortaja y cuatro novelas cortas el realismo y las escenas costumbristas están muy presentes, como en toda su narrativa de ficción. Su estilo narrativo imanta de tal forma a quienes se acercan a su extensa obra literaria que siempre se descubre algo nuevo en ellas, pese a que ya se hayan leído, o se sienten atraídos si deciden leer alguna de sus obras por primera vez, en las que se encontrarán con unas magníficas y muy visuales descripciones sobre las escenas que protagonizan los personajes. A sus obras les imprime un ritmo narrativo fluido, lo que ayuda a que el lector se sumerja enseguida en la historia de turno. Los personajes son muy cercanos y reales, por lo que no tarda en empatizar con ellos. Su estilo narrativo es inconfundible: utiliza un lenguaje sencillo con el que se amolda a los personajes que crea, pero que se embellece con la prosa elegante del autor, en la que hace gala de una riqueza de vocabulario. Sin embargo duda en utilizar el lenguaje coloquial cuando la situación lo requiere, al igual que el humor y la ironía.
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Biografía:
es alargada, Premio Nadal 1947. Su extensa obra literaria le ha valido numerosos galardones, entre ellos el Nacional de Literatura, el de la Crítica, el Premio Nacional de las Letras y el Premio Cervantes de Literatura. En 1973 fue elegido miembro de la Real Academia. Su extraordinaria capacidad para extraer de la vida diaria los más puros resortes de su arte, su profunda creencia en el individuo y en la naturaleza, convierten su obra en una referencia inapelable para entender la literatura y la sociedad española del siglo XX.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados del libro. Fotografía de Miguel Delibes, tomada de Wikipedia. Imagen del Palais D´Hiver, de Pau, tomada de la web CPArama. Imagen de los Jardines de Poniente, de Valladolid, tomada de la web del diario El Norte de Castilla.
Gracias por participar en el reto y por leer y homenajear a Miguel Delibes, sin duda uno de los grandes escritores españoles. Yo lei Siestas con viento sur y me parecieron unos relatos geniales, me faltaría La partida, ese viaje en el crucero Canarias que nos cuentas, que sin duda parece muy interesante. Son relatos 100% Delibes, donde podemos encontrar los rasgos característicos del autor que muy bien nos has explicado. Un abrazo
ResponderEliminarEstos no los he leído, pero este tipo de relatos vienen muy bien para desengrasar entre otros libros. Un abrazo
ResponderEliminarAy, qué mal llevo yo este reto porque se acaba el año y no he leído ninguno... tengo que intentar solucionarlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me encanta La Mortaja, ya sabes lo fan que soy de los relatos y de Delibes.
ResponderEliminarUn autor que en casa veneramos.
Muy buena reseña Paco.
Besitos 💋💋💋
Sólo he leído el de La mortaja, que me gustó muchísimo. Tomo nota dle resto de relatos, a ver si los encuentro en alguna antología. Grandísima reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
Hola Paco, no he leído ningún relato de Delibes, en su narrativa siempre me he inclinado por la novela. Me los apunto que me llama mucho esa intención del autor de "inquietar" a los lectores. Besinos.
ResponderEliminarCómo me gustó este libro. Creo que es perfecto para acercarse al autor.
ResponderEliminarLa verdad es que Delibes es un autor que disfruto mucho siempre que leo, me gusta por lo que comentas de la cercanía de los personajes, todos son creíbles y es fácil empatizar con ellos.
Besotes
Este es un autor del que me gustaría leer más, y quizás los relatos no sean mala opción :-)
ResponderEliminarUn beso.
Como me tientas cada vez que me poso en las letras de tu blog, gracias y veré que se me cruce.
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