Datos técnicos:
Título: El valle del hierro.
Autora: Ane Odriozola.
Editorial: NdeNovela (Grupo Planeta)
1ª edición: Marzo/2024.
Encuadernación: Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN: 978-84-10140-03-5.
Idioma: Español.
Nº páginas: 520.
Sinopsis:
Siglo XVI. Una nueva desaparición. Dos gremios enfrentados. Unas mujeres dispuestas a imponer la única ley posible, la ley del valle.
Una lluviosa noche de 1577, el carbonero Domingo Harria sale de su caserío hacia la ferrería de Mirandaola, donde sus dueños, los Plazaola, lo están esperando. Asencia, su mujer, descubre a la mañana siguiente que Domingo no ha regresado a casa, y da la voz de alarma. No es la primera vez que alguien desaparece en el valle; tampoco será la última.
Tras varios días sin noticias, Asencia acude a la ferrería en busca de alguna pista sobre el paradero de su marido, pero, aunque allí le aseguran que Domingo nunca acudió a la cita, ella está convencida de que los Plazaola mienten. Su gremio nunca ha sido de fiar.
Años más tarde, cuando todo el valle parece haber olvidado a Domingo, salvo Asencia, aparece en su vida Jurdana, una joven de origen desconocido que no sólo guarda un gran secreto, sino que huye de un pasado al que, tarde o temprano, deberá hacer frente. Solo espera no tener que hacerlo sola.
Opinión personal:
Me gustan mucho las novelas ambientadas en la época de la revolución industrial o el germen de esta. En esta ocasión me traslado a Euskadi, al llamado valle del hierro, que da título a la novela, por las ferrerías que había, y su autora es la escritora legazpiarra Ane Odriozola. Sin duda alguna, El valle del hierro es una ficción que no dudo en recomendar, porque merece la pena adentrarse en una trama en la que todo está calculado para que no quede ninguna pieza suelta en un puzle muy complejo, como el ferrón que realiza su labor para que el trabajo que le encargan salga tal y como se lo piden.
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(Ferrería Mirandaola-Legazpia-Guipúzcoa) |
La complejidad de la trama se refleja también en el desarrollo temporal en el que tienen lugar los hechos que relatan las dos voces narrativas: una omnisciente y la otra en primera persona. La autora juega con unos saltos temporales muy precisos, muy estudiados, para que surtan el efecto deseado, y desde luego que lo consigue con creces. Es su forma de decirnos que estemos muy pendientes del devenir de los personajes. En los primeros capítulos nos pone en antecedentes sobre la desaparición en 1577 del carbonero Domingo Harria, quien le dice a su mujer que tiene que ir a la ferrería de los Plazaola, donde sus dueños lo están esperando, como adelanta la sinopsis. Esta desaparición se alterna con un hecho histórico sucedido en esa misma ferrería el domingo 4 de mayo de 1580, ya que el dueño les comunicó a sus ferrones que tenían que trabajar este día, tras asistir a misa, porque iban con retraso en la producción. Pese a la cantidad de carbón y mineral utilizado para obtener el hierro deseado, se sorprendieron al obtener tan sólo una pequeña pieza en forma de cruz. A lo largo de los capítulos, la autora desgrana estos dos hechos de los que parte la trama de El valle del hierro de tal forma que todo queda muy bien explicado, sin fisura alguna, y en pequeñas dosis. Una trama en la que también cobra fuerza la presencia de Jurdana, una niña asilvestrada que aparece en la cabaña del zapatero Ginés Ruiz de Arzúa, que trabaja en Vitoria, pero vive en la aldea de Betoñu, cercana a Legazpia. Sin duda alguna, este ejercicio literario supone un gran ejercicio de fortaleza, porque tuvo que andar con pies de plomo para escribir una historia fascinante, a la par que adictiva.
La ambientación de esta novela es magnífica. Es de agradecer que la voz narrativa de turno ofrezca un retrato muy visual de las diferentes localizaciones por las que transitan los personajes. Son unas descripciones muy claras y precisas, reflejadas con detalles efectivos, que nos incitan a hacernos una idea de cómo era el día a día en la segunda parte del siglo XVI en este valle. Detalles que ayudan a formar una fotografía clara de su fisonomía, porque las dos voces narrativas describen también los parajes que lo rodean, esenciales en algunos episodios. Buena parte de la trama se centra, sobre todo, en Legazpia y en la aldea de Betoñu, aunque también otros episodios tienen lugar en Vitoria y en Torre en Cameros, en La Rioja.
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(Calle Zaparetía-Vitoria-Álava) |
En la novela se refleja la estructura de la sociedad vasca de la época, al igual que la relación que mantienen los diferentes gremios, centrada en la tensión entre los carboneros y los ferrones, sobre todo por el peso que estos tienen en el valle, dado que poseen un mayor poder adquisitivo. Pese a lo que acabo de comentar, no les queda otra que firmar contratos de suministro entre ellos, porque el trabajo de las ferrerías depende del carbón que producen las carboneras. Una sociedad en la que también pone el foco en el papel de la mujer que, pese al matriarcado predominante, no tienen voz, sino que su trabajo es ser el sostén de las familias, lo que conlleva también las labores que se realizan en los caseríos. Pero también estuve pendiente de lo que sucede en la casa torre del señorío de Orcoz. Entre las descripciones que ofrecen las dos voces narrativas, atrajeron mucho mi atención el funcionamiento de la ferrería de los Plazaola y el duro trabajo que hacen los ferrones encerrados entre las cuatro pareces, sin olvidarme de las labores que se realizan en el caserío Harria o el trasiego que hay el día de mercado en Legazpia.
Pese a que esta ficción tiene poco más de 500 páginas, en ningún momento tuve la sensación de que me tenía que enfrentar a un tocho de tal extensión, porque el ritmo de lectura es ágil, y junto con la corta extensión de los capítulos le confieren estructura y ritmo de thriller. Un thriller en el que el dinamismo está muy presente, no sólo por la variedad de situaciones que viven los personajes, sino también por las diferentes localizaciones por las que transcurren las varias subtramas que la conforman. En este sentido, diría que son muy equilibradas, porque en todas ellas atraen nuestra atención episodios que incitan a estar muy pendientes de lo que les sucede a los personajes que las protagonizan.
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(Torre en Cameros-La Rioja) |
Biografía:
Ane Odriozola nació en 1979, en Legazpi, Gipuzkoa, localidad en la que ha vivido casi toda su vida. En el 2006 obtuvo una plaza en el Servicio de Atención al Ciudadano del Ayuntamiento de Arrasate-Mondragón, donde sigue trabajando actualmente.
Aficionada a la lectura, en 2018 se animó a autopublicar El secreto de Gibola, su primera novela, donde plasma la realidad de Legazpi a principios del siglo XX. En 2020 continuó la historia con La sombra de Gibola, y en 2021 cerró la trilogía con Conspiración en Gibola.
En 2019 obtuvo el reconocimiento Literatura Saria 2019 en la categoría de mérito cultural. Ha cosechado varios premios en concursos de relatos en euskera: el Premio Iparragirre de Literatura 2019 y 2021 en la categoría de narrativa, el premio Kimetz en 2022, y fue finalista en el III Certamen de Relato Corto Urrike. El valle del hierro es su cuarta novela.
Nota: Datos técnicos, sinopsis, fotografía y biografía de la autora tomados de la web de Planetadelibros. Imagen de la ferrería de Mirandaola tomada de la web Turismo Euskadi-Euskadi.eus. Imagen de la Calle de Zapatería de Vitoria tomada de Wikipedia. Imagen de Torre en Cameros tomada de la web La Rioja.
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