viernes, 28 de junio de 2024

Reseña Sueños entre cenizas, de María Suré.


 








Datos técnicos:



Título: Sueños entre cenizas.

Autora: María Suré.

Editorial: Maeva.

1ª edición: Abril/2024.

Encuadernación: Tapa blanda con solapas.

ISBN: 978-84-19638-77-9.

Idioma: Español.

Nº pág.: 420.




Sinopsis:




El equipo de Lágrimas de polvo rojo, la anterior novela de María Suré, se enfrenta en esta ocasión al asesinato de una joven estudiante en la ciudad de Valencia.

Cuando Diego Lago, profesor de Historia Antigua, se despierta aturdido, encuentra a su lado el cuerpo sin vida de Olivia, su alumna y amante.

El grupo de Homicidios, encabezado por los subinspectores Runa Østberg y Rodrigo Melgar, se encargará de la investigación. Diego ha desaparecido; Rebeca, la compañera de piso de la fallecida, parece que no dice toda la verdad, y Cándido, el extraño vecino de las chicas obsesionado con la muerte y las experiencias extracorporales, en cambio, tiene mucho que contar.

Todo da un giro cuando aparecen unos restos arqueológicos en el piso de la víctima, que guardan un secreto desde hace más de dos mil años.






Opinión Personal:







Disfruté mucho con la lectura de Lágrimas de polvo rojo (reseña) (Maeva 2022), novela negra de la escritora salmantina, afincada en Valencia, María Suré, en la que da a conocer a los subinspectores Runa Østberg y Rodrigo Melgar, de la Policía Judicial de Valencia, que forman parte del Grupo de Homicidios Alquimia 10, pero mucho más con el nuevo caso que protagonizan ambos policías, Sueños entre cenizas, por lo que entiendo que la autora superó el listón marcado por el título que menciono al principio de este párrafo. No es necesario leer primero la novela anterior, porque la voz narrativa ofrece información en determinadas fases sobre el primer caso que investigan; aunque, si se quiere conocer mejor a los miembros de Alquimia 10, sí lo recomiendo.

(Estanque Neptuno-Valencia)
Sueños entre cenizas es la cuarta novela que leo y reseño de María Suré en este blog. Una novela en la que se refleja la evolución en su narrativa, así como el esmero que pone para que los lectores muestren interés por sus trabajos literarios. Unos trabajos literarios que conservan la esencia desde sus inicios como escritora autoeditada, en los que la historia está presente de una forma u otra, y los personajes muestran los valores propios de la condición humana. Lo que acabo de comentar se pone de manifiesto en los policías que menciono en el primer párrafo, porque no sólo se describe su labor policial, sino también la relación que mantienen entre ellos y la circunstancias personales de cada uno. Son conscientes de que influye en el trabajo en equipo que realizan, pero también porque tienen que rendir cuentas ante un comisario muy exigente y de fuerte carácter.

La trama comienza con interés desde las primeras líneas y no decae hasta el desenlace, en el que esperan varias sorpresas. Unas primeras líneas que forman parte de un prólogo que se desarrolla en el año 215 a. C., en Alejandría, en el que el narrador omnisciente nos presenta a un personaje histórico, la alquimista María la Judía, que presencia un fenómeno que le impacta y se hace mil preguntas al respecto. Un fenómeno que provoca las primeras interrogantes en el lector, porque siente interés en conocer qué relación puede guardar este episodio con una trama que se desarrolla en la actualidad. Una actualidad que empieza con un capítulo en el que las escenas que lo conforman describen una muerte violenta, y que se supone que guarda relación con un crimen pasional. Sin embargo, la minuciosidad del trabajo que realizan los subinspectores Runa Østberg y Rodrigo Melgar les impulsa a abrir el abanico de posibilidades necesarias para presentar pruebas solventes con las que cerrar el caso, sobre todo ante la insistencia del comisario Patiño, que les presiona para darle carpetazo con la mayor celeridad posible. La autora es consciente que ambos personajes dan mucho juego a la trama, junto con sus dos compañeros habituales, el informático Quique Vila y el peculiar Lope.

Al igual que Lágrimas de polvo rojo, Sueños entre cenizas es una novela de misterio de corte clásico en la que nada es lo que parece. La trama tiene claros rasgos de thriller porque el interrogante inicial lleva a los dos miembros de la Policía Judicial a investigar quién o quiénes pudieron haber cometido el crimen al que me refiero en el párrafo anterior. La asesinada es Olivia, una joven estudiante que vivía junto con su compañera Rebeca en un piso en Valencia al que se trasladan los dos subinspectores para realizar las primeras pruebas oculares. Una trama estructurada en 51 capítulos titulados más un prólogo y un epílogo, con un ritmo de lectura fluida que entiendo que es constante porque, tal y como se desarrollan, todos los capítulos atrajeron mi atención, finalizados de tal forma que me mantuvieron en vilo por todo lo que sucede en el devenir de esta historia. Los giros inesperados que se suceden dan a entender que la información se facilita en pequeñas dosis. Una trama en la que el lector recibe una información más directa que los personajes y en la que el riesgo se incrementa desde que entra a formar parte de la investigación todo lo relacionado con los restos arqueológicos mencionados en el primer párrafo de esta reseña. Unos restos arqueológicos que incrementa la tensión en la subtrama que gira en torno a estos hallazgos, en la que se percibe que el peligro acecha a medida que avanzan las pesquisas, por lo que son conscientes de que incluso la muerte puede sorprenderles, tanto a ellos como a quienes están relacionados con su desarrollo.

(La Marina-Valencia)
María Suré centra de nuevo parte de la trama en Valencia, en donde tienen lugar escenas que atraen la atención del lector, entre las que sobresalen las que se ubican en La Marina, sin olvidarme de otras localizaciones como la Facultad de Geografía, La Ciudad de las Artes y las Ciencias o El Hospital Universitario. Pero en esta ocasión también hay episodios trascendentales en otras poblaciones de la provincia, como los magníficos parajes ubicados en torno a la pedanía El Palmar, situada en el Parque Natural de la Albufera; el embalse de Loriguilla, la población de Titaguas, en donde vive en una casa de aspecto señorial, algo alejada de esta población, la familia de Olivia, en cuya zona hay unas cuevas que incitan a ser visitadas, porque incluso en algunas se conservan pinturas rupestres, al igual que determinadas zonas de Jávea, en donde viven una parte de la alta sociedad valenciana. En este sentido, la autora ofrece información con trasfondo histórico relacionada con los capítulos en los que cabe compartirla, para que nos hagamos una idea de lo que encuentra la Policía Científica en las zonas que rastrea en busca de pruebas que ayuden a detener a los presuntos culpables.

Pese a que son los subinspectores Runa Østberg y Rodrigo Melgar quienes investigan este caso, estamos ante una novela coral, porque todos los personajes que guardan relación con las dos líneas que siguen cobran un gran peso en la trama, de tal forma que entiendo que, tal y como se desarrolla la labor policial, se produce un efecto dominó, en el que también se incluye a la familia de Olivia como a la de Rebeca, sobre todo a medida que avanza la investigación. Personaje que el lector conocerá en un principio de forma superficial, porque los dos miembros de la Policía Judicial entienden que algunos de los que interrogan les ocultan información que puede ser relevante. Una novela coral en la que la voz narrativa ofrece información sobre los problemas personales que cargan sobre sus espaldas los miembros que conforman el Grupo Alquimia 10, por lo que nos familiarizamos con su día a día y nos ayudan a empatizar con ellos, incluso con el comisario, pese al carácter de este personaje, que cada vez se manifiesta más irritable. A parte de lo que acabo de comentar, atrajo mi atención, e incluso me pusieron en vilo, una serie de episodios de carácter personal que protagonizan. En este sentido, los compañeros se preocupan por lo que pueda pasarles, dado el inestable comportamiento que muestran.

(Tancat de la Pipa-Valencia)
Al igual que me sucedió con Lágrimas de polvo rojo, volví a disfrutar, y quizás todavía más, con Sueños entre cenizas, la segunda novela que protagonizan los subinspectores de la Policía Judicial de Valencia Runa Østberg y Rodrigo Melgar. Sueños entre cenizas es una novela de misterio de corte clásico con rasgos propios de thriller, en la que nada es lo que parece, y el lector recibe una información más directa que los personajes que conforman el elenco que transita por sus páginas. Los dos subinspectores investigan lo que parece ser un crimen pasional en un piso en el que vivía la víctima, Olivia, una joven estudiante universitaria, junto con su amiga Rebeca. Les espera un compleja labor de investigación, porque cada vez están más convencidos de que, durante los interrogatorios a los que someten a quienes guardan relación con ambas jóvenes, les dicen medias verdades. Esta sospecha se incrementa desde que aparecen nuevas pruebas que ratifican sus conjeturas, pero sobre todo desde que se descubren restos arqueológicos en el piso que compartían las dos jóvenes. Sueños entre cenizas es una novela coral porque, pese a que son los dos subinspectores los que llevan el peso de la investigación, hay un elenco de personajes que desempeñan un papel muy equilibrado en la trama. Una trama que tiene un ritmo de lectura fluido, es amena, escrita con un estilo narrativo muy cuidado, en el que los diálogos son naturales, dinámicos y le confieren mucha vida a la trama por la información que aportan. Está estructurada en capítulos cortos titulados, de tal forma que el desarrollo de cada uno de ellos provoca en las últimas páginas una intriga que incita a estar pendiente del devenir de la investigación. Una investigación en la que Valencia vuelve a estar muy presente, pero también poblaciones próximas como la pedanía de El Palmar, Titaguas y Jávea. El narrador omnisciente describe de forma clara y breve unas localizaciones y escenas muy visuales, por lo que ayudan a imaginar cómo son los espacios por los que transitan los personajes, que conforman una trama coral por el peso equilibrado que tienen en su desarrollo. Los dos subinspectores y los agentes que los acompañan dan mucho juego a la novela, en la que también la voz narrativa ofrece información sobre las emociones que los acompañan. Son conscientes que trabajan en equipo, lo que conlleva que se preocupen por los problemas que afectan a sus compañeros, como se podrá comprobar en las escenas de carácter personal que protagonizan, en donde las sorpresas están también presentes, lo que me da a entender que puede haber una siguiente entrega, pese a que el caso quedó cerrado.


Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de la editorial Maeva. Fotografía de la autora tomada de su web de escritora. Imagen del estanque de Neptuno tomado de la web Flickfr. Imagen de La Marina en Valencia tomada de la web de la Comunidad Valenciana. Imagen del Parque Natural Tancat de la Pipa, en El Palmar, tomada de la web  Infos Valencia. 


Biografía:





María Suré (Salamanca, 1973) es una escritora de novela negra y misterio que desde 2015 ha publicado cinco novela. Vive en Valencia y trabaja como analista y programadora informática.

Desde siempre ha sentido un gran interés por el pasado de su ciudad de adopción, lo que le ha empujado a investigar sobre su historia.

En Lágrimas de polvo rojo trazaba un intrigante recorrido por la ciudad de Valencia que continúa en esta segunda entrega, Ciudad de cenizas.










1 comentario:

  1. Hola Paco, no he leído nada de María Sure pero esta serie me llama la atención. Ya sabes que soy de leer las series en orden ( si puedo y las encuentro), y en este caso no creo que haya problema así que aunque esta la quiero leer si o si, empezaré por Lágrimas de polvo rojo. Besos.

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