jueves, 4 de julio de 2019

Al servicio del imperio, de Pedro Santamaría.





















Datos técnicos:


Título: Al servicio del imperio
Autor: Pedro Santamaría
Editorial: Pàmies
1ª edición: Mayo/2018
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978.84-16970-77-3
Idioma: Español
Nº pág.: 496




Sinopsis:


Año 65 d. C.
Dos muchachos deciden alistarse en una nueva unidad del ejército imperial compuesta exclusivamente por cántabros: la Cohors II Cantabrorum. Jamás han salido de su aldea y tienen un sueño: aprender de Roma para derrotarla. Pero, al contrario de lo que creen, Roma no se encuentra a un par de semanas de camino, ni es una aldea algo más grande que la suya. El imperio que gobierna Nerón es inmenso, mucho más de lo que hubieran podido soñar los jóvenes reclutas, que no saben que, al alistarse, entregan veinticinco años de su vida al emperador.
La Cohors II Cantabrorum será destinada a la otra esquina del Imperio, a la levantisca procuraduría de Judea, donde la presión fiscal, los abusos de la administración romana y las aspiraciones mesiánicas de los judíos amenazan con desestabilizar la zona. Los jóvenes cántabros se verán envueltos en una auténtica revolución, en una tierra que no comprenden y en la que tendrán que ejercer de brazo ejecutor de un imperio al que detestan y enfrentarse a un pueblo que lucha por su independencia tal y como lo hicieron sus abuelos.
La revuelta judía constituirá un terremoto histórico de primera magnitud del que aún, a día de hoy, se sienten las réplicas. La guerra, sangrienta y apocalíptica, contribuirá al final de la dinastía Julio-Claudia y al nacimiento de la dinastía Flavia. Más aún, de las cenizas del Templo de Jerusalén nacerán dos religiones hasta entonces embrionarias: el judaísmo rabínico y el cristianismo.

Opinión Personal:


Hacía ya tiempo que no realizaba un viaje literario por el Imperio Romano. Me dije que era una buena oportunidad para acercarme a una época en la que Roma dominaba el mundo conocido, acompañado de un autor de quien todavía no había leído ninguna de sus novelas de ficción histórica, como es el escritor cántabro Pedro Santamaría, de quien se dice que es uno de los mejores escritores españoles del género. El título elegido para la ocasión fue Al servicio del imperio, una novela que me encandiló todo el tiempo que me duró su lectura, y en la que el autor recrea uno de los conflictos bélicos más cruentos al que se enfrentaron las legiones romanas, como fue la primera guerra judeo-romana,en la que se pondría a prueba su poderío.

Al servicio del imperio narra la historia de unos jóvenes cántabros que abandonaron los castros en los que pasaban su vida monótona, y de esta forma vieron la posibilidad de cumplir un sueño. Arán y Noreno creían que al alistarse en una unidad al servicio del ejército imperial, formada sólo por cántabros, tenían la oportunidad de llegar hasta Roma y derrotar a su ejército, para que los castros volvieran a ser temidos y respetados. Pero con el paso de los capítulos este sueño se tornó en pesadilla, porque la realidad fue muy distinta a la que se imaginaron en un principio. A medida que el desenlace de este conflicto bélico estaba más cercano, se hicieron realidad las palabras dichas por el jinete que acompañaba al publicano que recaudaba los tributos por los castros cántabros, quien les advirtió a los lugareños que lo único que les espera a sus hijos es dolor, angustia y muerte (pág. 36).
(Ruinas Julióbriga-Cantabria)
En mi modesta opinión, puede decirse que Al servicio del imperio es una crónica novelada de todo lo que sucedió durante la revuelta judía en el siglo I d. C., en base a la rigurosa labor de documentación de la que partió el escritor cántabro para recrear todos los episodios que tuvieron lugar durante ese conflicto bélico. Una crónica novelada en la que el lector encuentra intercalados episodios históricos con otros ficticios, que tienen principalmente como protagonistas a dos de esos jóvenes cántabros que engrosaron las filas de la Cohors II Cantabrorum. En la nota del autor, Pedro Santamaría expone los motivos que le llevaron a decantarse por la documentación que le sirvió de base para recrear en esta novela los episodios que se relatan de tal forma que fueran lo más fidedignos posible a cómo se produjeron en ese conflicto bélico. Pero el hecho de que afrontemos la lectura de una crónica novelada no implica que el lector se se enfrente a un relato previsible, sino que el autor aprovecha los episodios ficticios para darle un mayor aliciente a la trama, de tal forma que incita al lector a estar pendiente de todo lo que se relata en torno a los personajes creados por la imaginación del autor. Incluso diría que en el desenlace nos encontramos con algún giro inesperado, sobre todo por la forma en cómo se iban desarrollando los episodios en torno a Arán.

Si bien Arán y Noreno son los personajes que llevan el mayor peso de la trama, puede afirmarse que Pedro Santamaría construye una historia coral. El lector se encontrará a lo largo de los capítulos con personajes secundarios que comparten protagonismo con los dos jóvenes cántabros, e incluso algunos de estos secundarios atraen nuestra atención en varias fases de la novela, haciéndonos olvidar el papel relevante de los dos personajes citados al principio de este párrafo. Pedro Santamaría construye unos personajes fuertes, muy vivos, a través de los que refleja el día a día del ejército romano y las costumbres judías. Junto a los ya mencionados Arán y Noreno, el lector se encontrará con otros secundarios ficticios muy atractivos, caso de Valerio -el prefecto de la Cohors II Cantabrorum-, Marcelo, Numerio, Enmanuel o Ruth, dos jóvenes judíos que pasarán a desempeñar un papel crucial en la vida de Arán. Quería hacer mención a parte de Teómaco, un médico griego amigo personal de Valerio, con quienes el lector se topará por primera vez en Cesárea Marítima, porque le da mucho juego a la trama. Estoy seguro que levantará más de una sonrisa al lector, sobre todo por los diálogos cruzados que mantenía con Valerio -en los que no faltaban improperios que se nos harán muy familiares con el paso de los capítulos-, y reflexiones que atraen nuestra atención, sobre todo por la forma en las que las explica o las comparaciones que utiliza para referirse a los temas que aborda. Estos personajes ficticios se cruzarán a lo largo de los capítulos con otros históricos, algunos de ellos conocidos por los lectores, caso de Séneca, el emperador Nerón, Vespasiano o su hijo Tito. Entre los históricos, merece particular atención el perfil que se ofrece de Nerón, cuya forma de reflejarlo la aclara el escritor cántabro en la nota del autor.
(Destrucción del Templo de Jerusalén)
Al servicio del imperio es una novela en la que el lector recibe, de forma dosificada, información didáctica sobre la época en la que se desarrolla la trama. Por un lado, asistimos a un cambio de dinastías, pues la Julio-Claudia da paso a la Flavia. También asistimos al cambio de relaciones de Roma con Grecia, tras el paso de Nerón por Corinto. La organización militar romana, el adiestramiento de las legiones y las tácticas militares que prepara el ejército imperial para acabar con la revuelta judía se describe a lo largo de los capítulos. También se recibirá información sobre la práctica de la ley judía por los hebreos, y las diversas facciones que había entre ellos, en base a la aplicación de sus preceptos, o las funciones que desempeñaban algunas de ellas en la comunidad judía. El narrador informará sobre los ritos que se llevan a cabo tanto para la conversión al judaísmo (si bien los relativos a la conversión me parecieron un tanto precipitados, pero entiendo que hay que tener en cuenta el momento en el que tienen lugar) como para el matrimonio. Pero también presenciaremos escenas costumbristas, en donde observamos el papel que desempeña la mujer judía y nos podremos imaginar la estructura de la ciudad y templo de Jerusalén, tanto por la información que recibimos por parte del narrador, como a través del plano que se ofrece antes de comenzar el cuerpo de la novela.

El lector se encontrará con una novela de lectura fluida, pese a que tiene por delante un tocho de casi 500 páginas. Al servicio del imperio está estructurada en 76 capítulos de corta extensión, agrupados en cuatro partes más un epílogo. A esa estructura le añadiría el dinamismo que conforman los diversos escenarios por los que se desarrolla la trama, pues los personajes se mueven por diversos enclaves de Judea, sobre todo en donde el conflicto bélico alcanza los momentos más álgidos, por la crudeza de algunos enfrentamientos entre los contendientes, pese a que el ejército imperial estaba mejor pertrechado y adiestrado. Junto a la crudeza de los combates, el narrador describirá escenas sobrecogedoras y espeluznantes, principalmente en los asedios de Jotapata y en Jerusalén, en donde el narrador describirá episodios provocados por la hambruna. Durante la lectura de estos episodios, nos acompañará la eterna pregunta de por qué el ser humano cae en las mismas aberraciones y no se aprenda nunca de las atrocidades cometidas en situaciones similares con el paso de los siglos.

Pedro Santamaría demuestra en su novela Al servicio del imperio que es un apasionado del imperio romano y consigue trasladar al lector a la época de los césares con un estilo narrativo impecable. La lealtad, el odio, el compañerismo, la amistad, la intriga y el amor están presentes en esta atractiva novela. Si bien la trama romántica me pareció un tanto forzada en algunos episodios, en mi modesta opinión, las decisiones que adopta Ruth a lo largo de los capítulos en los que toma protagonismo me resultaron comprensibles. Pedro Santamaría utiliza dos voces narrativas que ofrecen al lector una visión complementaria de todo lo sucedido en la revuelta judea: Noreno relata algunos capítulos en primera persona una vez cumplido el período que le ligaba al ejército imperial, y un narrador omnisciente ofrece una visión más cercana de todo lo que sucede en ese conflicto bélico. Sin duda alguna, tengo muy claro que leeré alguna novela más de este escritor cántabro.



Biografía:


Nació en Santander en 1975. Es licenciado en derecho por la Universidad de Canterbury, Inglaterra, país donde ha vivido, estudiado y trabajado desde los catorce años. Después de haber viajado a Taiwan, donde fue profesor de inglés y castellano, decidió volver a su tierra natal para establecerse definitivamente.
Es autor de seis novelas, todas ellas publicadas en Pàmies: Okela (2011), El águila y la Lambda(2012), Peña Amaya (2014), Rebeldes (2015), que le valió el premio Hislibris a Mejor Autor Español de Novela Histórica, Godos (2017) y Al servicio del Imperio (2018).



Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de la editorial. Imagen ruinas de Julióbriga, tomada de la web abcViajes. Imagen Destrucción Templo de Jerusalén, tomada de la web de National Geographic. Fotografía del autor, tomada de su web. 

7 comentarios:

  1. Pues tiene delito que con lo que me gusta la novela histórica no conociera a este autor siendo uno de los mejores escritores del género. Me lo apunto desde ya y buscaré alguna de sus novelas. Besinos.

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  2. Hola Paco! últimamente he tentado mucho a la suerte con este género, y me ha salido bien, las cosas como son, pero creo que de momento voy a parar, me saturo rápidamente, ya ves, con tres novelas históricas 😅😅😅

    Besitos 💋💋💋

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  3. Arán y Noreno se quedarían muy sorprendidos si supieran que aún se celebran conmemoraciones de la lucha de los cántabros con el Imperio Romano. Es la Fiesta de las Guerras Cántabras que se celebra a finales de agosto y principios de septiembre en Los Corrales de Buelna desde hace ya varios años.
    Como ya he comentado, no me atraen mucho las historias ambientadas en épocas tan antiguas. Lo que me parece más grave para mi cultura es que ni me sonaba el autor que dices que es de lo mejor del género en España.
    Un beso.

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  4. No conocía ni al autor ni a la novela, pero me gusta la novela histórica, así que le echaré un vistazo, tiene buena pinta.
    Besos

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  5. Este es el típico libro que le encanta a mi marido, así de anotarlo será para él Paco. Besos

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  6. Pues me has puesto los dientes largos. Yo tampoco conocía al autor, pero creo que lo tendremos que tener en cuenta. Sin duda una muy buena historia, que veo que has disfrutado. No me importaría leer la historia de Arán y Noreno por la Roma de Nerón. Un abrazo

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  7. Éste no me lo llevo; el imperio romano es la época histórica que menos me atrae en literatura
    Besos

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