Nadie Sabía, de Áurea L. Lamela

Sinopsis:

Una persona desilusionada deja una carta de despedida. Diez años después unos turistas encuentran en un río de las afueras de Lugo un cadáver en estado de descomposición. Lo que en un principio parecía tratarse de un ahogamiento accidental trasciende a la apertura de una investigación policial. El muerto vivía en una residencia psiquiátrica de la que llevaba desaparecido dos años; pero en la residencia nada es lo que parece. Poco a poco, la investigación desvela una red de conexiones entre internos, empleados, directivos y el mundo de la noche. El respetable tejido social de la ciudad quedará en entredicho. Al frente de la investigación están dos personajes ajenos a la tupida red social de esta ciudad de provincias: el recién llegado y joven inspector Zalo Alonso, y la forense Carmela Archer,
reputada criminóloga y emigrante retornada de segunda generación. Ambos tendrán que merodear en la vida rutinaria de un enjambre de conocidos que mantienen su cultura privada, su historia compartida, sus mitos y valores propios. Las tramas mafiosas, el nepotismo, y la sólida tradición caciquil que subyace tras todo ello, sale a flote durante la investigación. Mientras tanto, nadie sabía…

«Visitaron y entrevistaron a los vecinos de diez casas más. Se acercaron a la isla y volvieron a rastrear todo, buscando alguna prenda de ropa, tela o algo que sugiriese un chaquetón o un jersey. Tomaron notas, las mismas, nada extraño, nada especial, nada que señalar. Mañana seguirían otra vez»

Opinión Personal:

Cuando leemos una novela vemos cómo en alguna parte de ella siempre pone la coletilla ya  consabida por todos: «Esta novela es ficción y no se basa en ningún hecho real. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia y ajeno a mi voluntad» Y esto viene a colación porque quien haya leído o tenga interés en leer la ópera prima de Áurea L. Lamela (Lugo, 1959) Nadie sabía, verá cómo una de las subtramas de la misma es el origen de este comentario. A veces, pues, la realidad supera a la ficción, como este es el caso, porque nadie podía imaginar que, meses después, se destaparía una trama que salió en prensa durante un tiempo por una redada que se hizo en la ciudad de las murallas y en ella había personas de varios estamentos de la sociedad lucense, empleados públicos incluidos.

(Ínsula de Seivane-Lugo)

Nadie sabía comienza con una carta de despedida fechada el 1 de julio de 1998. Una carta que suena a ruptura de una relación sentimental. ¿Qué tendrá que ver esa carta con los hechos posteriores?. Desde esa fecha damos un salto de diez años. Zalo Alonso llega a la Comisaría de Policía de Lugo como nuevo inspector. Él será el encargado de averiguar lo ocurrido tras el hallazgo de un cadáver en la ínsula de Seivane, en el río Miño, El cadáver se supone que corresponde al interno de la residencia psiquiátrica «San Froilán», desaparecido poco antes del día de Reyes en el año 2007. 

El inspector y su equipo de ayudantes comienzan a indagar qué hay detrás de la muerte de ese interno. Al grupo se une la médico forense Carmela Archer. No sospechaban que la aparición de ese cadáver iba a dar lugar a que se descubriera una maraña de asuntos sucios que implicaban a personal del propio centro. Un centro que pretendía aparentar que allí no pasaba nada, que todo funcionaba a las mil maravillas pero que sus dirigentes se escondían tras acciones calificadas de nepotismo pero, lo más grave, es que había desconfianza en el comisario y sus agentes por el fallecimiento de dos personas que, en su día, trabajaron en la residencia. 

Nadie sabía es una novela que nos mantendrá en vilo hasta sus últimas páginas, cuando se dé por cerrado el caso pero el lector se verá sorprendido por la serie de giros que se irá encontrando. Una trama en la que vemos cómo la autora aprovecha bien sus conocimientos profesionales, sobre todo a la hora de retratar a los personajes que nos iremos encontrando a lo largo de las 488 páginas que conforman la novela, estructurada en capítulos cortos. Unos personajes que cobran vida pues todos ellos son muy creíbles, en su forma de ser, de actuar, de pensar.

Los protagonistas son el joven inspector de policía Zalo Alonso, destinado a la Comisaría de Policía de Lugo, y la médico forense Carmela Archer, emigrante retornada de segunda generación. Pero luego nos encontramos con otros muchos personajes secundarios, como son el personal y los pacientes de la residencia psiquiátrica o los miembros de la Comisaría de la Policía y otros que en su día han tenido alguna relación con el cadáver encontrado. Estamos, prácticamente, ante una novela coral pero nos iremos familiarizando con todos los que en ella intervienen porque el narrador omnisciente sabe llevarnos perfectamente al lugar y al momento oportuno para así no perder el hilo de los hechos que se irán sucediendo hasta llegar al desenlace final. Un cadáver cuya aparición sorprenderá a los ciudadanos de esa ciudad porque creían que en ella no ocurría nada pero que había tejida una red de corrupción en la que los interesados en beneficiarse de sus trapicheos se tapaban unos a otros. Incluso veremos cómo aparecen por la comisaría miembros de asuntos internos pues se sospechaba que también había policías implicados.       

                                                                                                                                                
Áurea L. Lamela nos presenta una novela en la que utiliza un lenguaje sencillo, aunque a veces incluye términos científicos que hacen falta a la hora de exponer los análisis clínicos y forenses realizados, lo que le da un carácter más realista a la narración. Un realismo que también notaremos a la hora de las descripciones minuciosas que realiza de los lugares  por donde transitan los personajes, invitándonos a pasear por las calles de Lugo, tanto la zona antigua como la nueva, así como por los parajes próximos a la ciudad. Pero también se trasladarán a Londres, en donde se pondrán en contacto con una antigua psiquiatra de la residencia que trataba al paciente cuyo cadáver había sido hallado. Una psiquiatra que, pese a la reticencia que mostraba al principio, finalmente colaborará y será fundanmental para que el inspector Zalo Alonso pueda dar por cerrado el caso.

Nadie Sabía es una novela negra  que sigue la estela de los autores escandinavos o británicos de este género. Esto lo deduzco por la afición de la esposa del inspector a estas novelas, a cuyos autores suele hacer referencia en las conversaciones que participa. Ella sigue con interés todo lo relacionado con las investigaciones que se llevan a cabo para resolver el caso y aporta sus impresiones sobre las mismas tal y como lo hubiesen hecho sus investigadores favoritos en la ficción. Sin duda, merece la pena su lectura.

La autora:

Aúrea L. Lamela es Médico Psiquiatra. Ha estudiado en la Universidad de Santiago de Compostela y trabaja actualmente en Lugo, ciudad de la que es nativa.
Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas sobre la bipolaridad, la violencia contra las mujeres y la esquizofrenia.
Haciendo uso de sus conocimientos como médico y conocedora de los entresijos del sistema, nos presenta una novela con tintes policiales y de misterio, donde nada es lo que parece.

Título: Nadie Sabía

Autora: Áurea L. Lamela

Editorial: Ediciones Osiris

ISBN: 9788496226890

Nº Páginas: 492 

Fuentes biografía y sinopsis: loslibrosdemolist.wordpress.com

Puntuación Reto Cruce de Caminos: 7/10