martes, 18 de septiembre de 2018

Todos los veranos del mundo, de Mónica Gutiérrez.




















Datos técnicos:

Título: Todos los veranos del mundo
Autora: Mónica Gutiérrez Artero
Editor: Roca Editorial
1ª edición: Julio/2018
Encuadernación: Rústica con solapas
Idioma: Español
ISBN: 978-84-17092-92-4
Nº pág.: 320



Sinopsis:


Helena, decidida a casarse en Serralles, el pueblo de todos sus veranos de infancia, regresa a la casa de sus padres para preparar la boda y reencontrarse con sus hermanos y sobrinos. Un lugar sin sorpresas, hasta que Helena tropieza con Marc, un buen amigo al que había perdido de vista durante muchos años, y la vida en el pueblo deja de ser tranquila.
Quizás sea el momento de refugiarse en la nueva librería con un té y galletas, o acostumbrarse a los excéntricos alumnos de su madre y a las terribles ausencias. Quizá sea tiempo de respuestas, de cambios y vendimia. Tiempo de dejar atrás todo lastre y aprender al fin a salir volando.


Opinión Personal:

Hoy comparto mis impresiones de la última novela publicada hasta la fecha por Mónica Gutiérrez, Todos los veranos del mundo. Tuve el placer de leer y disfrutar sus cuatro novelas y el relato incluido en la antología La librería a la vuelta de la esquina (reseña). Y es que Mónica Gutiérrez, o mejor dicho, Mónica-Serendipia, como así la conocemos en nuestro mundillo blogueril, nos cautiva con sus atractivas historias bien contadas, que dejan un sabor agradable y placentero una vez terminada su lectura. 

Todos los veranos del mundo es, en mi modesta opinión, una novela más bien de corte romántico que de estilo feelgood, que no lo abandona del todo, aunque quizás en esta ocasión no los encontré tan influenciados por ese realismo mágico que nos encontramos en Cuéntame una noctalia (reseña), Un hotel en ninguna parte (reseña) o El noviembre de Kate (reseña). Me pareció que la novela que hoy reseño se encontraba más a caballo entre El noviembre de Kate y La librería del señor Livingstone. Como siempre digo en estos casos, estas comparaciones que hago son puras elucubraciones mías, aunque entendí que el componente romántico de la trama, al igual que paisaje y el ambiente veraniego que rodea a los personajes, me hacían recordar a lo que sucedía en torno a Kate, sin olvidarme de la presencia metaliteraria que tiene un gran peso en la novela, más próximo a La librería del señor Livingston, por el peso que las alusiones literarias tienen en la novela. Y es que el lector no solo se encuentra con alusiones literarias en los diálogos que tienen lugar en torno a a la biblioteca voladora, sino también a guiños literarios que hace a un escritor en particular -que en el tramo final de la novela tendrá también su parte de protagonismo-; el juego de palabras que hace con el nombre del dueño de esa librería, así como su descripción física, lo que dará lugar a un diálogo que seguro levantaría alguna sonrisa a los lectores, o las alusiones relativas a la archiconocida novela de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas, sin olvidarme de un chispeante diálogo metaliterario, con Jofre en el punto de mira y objeto de las chanzas de quienes aprovechaban esas alusiones para atacarle. 

Todos los veranos del mundo nos traslada al pequeño pueblo de Serralles, al que acude después de pasar un tiempo sin reunirse con su familia. Tenía razones de peso para no reencontrarse con un espacio vacío del cariño que tanto echaba en falta, porque estaba segura que la nostalgia y la melancolía se apoderarían de ella y le haría pasar malos ratos; el recuerdo que tenía de su fallecido padre lo llevaba muy metido en su interior. Pero su próxima boda con Jofre, uno de los jueces más jóvenes de la Audiencia Provincial de lo Civil en Barcelona, le sirve como excusa para presentarse ante los suyos, ante su madre y sus hermanos, y enfrentarse a esos miedos que tanto temía. El reencuentro fue mejor de lo que esperaba, pese a esa coraza que muestra ante los demás, porque su carrera profesional en la prestigiosa firma Mistral Abogados Consultores y la vida que le rodeaba junto a Jofre, su prometido, impedía que se presentase tal y como era ella en sus años más felices, en su infancia. El lector comprobará como algún que otro detalle que sucede en algunos episodios de la novela, daban a entender que se disputaba una batalla interior en Helena ante su próximo enlace matrimonial. Una batalla que se recrudecería al reencontrarse con Marc Saugrès, su íntimo amigo de la infancia. Pero los lazos familiares se van reforzando con el paso de los capítulos y le ayudan a que se desprenda de esa coraza que la protegía -que todos presumían ficticia-, y a reencontrarse a si misma pero, sobre todo, a reencontrar a los suyos.

Como es ya habitual en las novelas de Mónica Gutiérrez, nos ofrece un elenco de personajes entrañables, cercanos, bien construidos; en definitiva, de carne y hueso. No solo nos familiarizamos con sus rasgos físicos, sino también con los rasgos psicológicos, que nos ayudan a conocer mejor las reacciones de cada uno de ellos ante las situaciones que viven obre todo en el entorno familiar. A esos rasgos que acabo de comentar hay que añadirle los diálogos interiores de Helena, que le dan ese toque intimista a la novela, y las reflexiones que nos encontramos a lo largo del desarrollo de la trama, que ayudan a que los lazos familiares se afiancen definitivamente, y salgan a la luz los problemas que preocupan a cada uno de ellos. Y es que, al igual que ocurre en la vida real, no todos expresamos de la misma forma nuestros sentimientos y emociones, sino que los hay quienes prefieren utilizar los gestos para hacer ver a los demás el afecto que sienten hacia ellos; otros aprovechan determinadas situaciones para vaciar las preocupaciones que los atormentan. 

Todos los veranos del mundo es una novela escrita con una prosa fresca y narrada por Helena en primera persona, con unos diálogos muy vivos y dinámicos, chispeantes y ocurrentes en ocasiones. Mónica Gutiérrez utiliza un estilo directo, un lenguaje sencillo, y un ritmo de lectura fluido, a la par que absorbente. Pese a que la trama es previsible, la diversidad de situaciones que viven los personajes atraen nuestra atención, de tal forma que las páginas se suceden casi sin darnos cuenta, sobre todo en el momento en el que se reencuentra con Marc Saugrès, su amigo de la infancia. La amistad, el amor materno-filial y el fraternal, así como la solidaridad, están muy presentes en la novela. Mónica aprovecha también el dilema que se le presenta a Helena ante su ya cercano enlace matrimonial, para que reflexionemos entre lo que realmente nos conviene como personas, ante las posibilidades que se nos presentan a la hora de enfrentarnos a una vida que colme nuestras aspiraciones. El lector que guste de estas novelas tiene ante sí una lectura placentera que le hará disfrutar de una historia bien contada, y le invita a aislarse por un momento de los problemas que le rodean.


Biografía: 

 
Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y en Historia por la Universitat de Barcelona (UB).
Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog Serendipia.
Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas críticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos de Amazon. 

Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía de la autora, tomados de la web de la editorial, así como la fotografía de Mónica Gutiérrez, aunque de la publicación de su novela El noviembre de Kate.  






14 comentarios:

  1. Siempre es un placer leer a Mónica. Te inunda de buenas sensaciones.

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  2. Me apetecía estrenarme con esta autora con La librería del señor Livingston", y por lo que comentas de esta creo que es lo que haré, después iré indagando en el resto de su obra.
    Un beso.

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  3. Me encantan los libros de Mónica, sin lecturas que te hacen sentir bien. Esta, al igual que el resto, me gustó mucho.
    Besos

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  4. Muchísimas gracias por tu estupenda reseña, Paco, es un honor pasarse siempre por tu casa literaria. Estoy totalmente de acuerdo contigo, creo que "Todos los veranos del mundo" me ha quedado más romántico que el resto, como bien señalas. Por cierto, no sabes la ilusión que me hace cuando los lectores encuentran mis manías y mis guiños, como mi obsesión con Alicia ;-) Un beso enorme y mil gracias por leerme de nuevo.

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  5. A ´mi también me parece que esta novela tira más hacia lo romántico que hacía el feel-good. En todo caso, siempre es un placer leer las historias de Mónica
    Besos

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  6. Y yo todavía sin leerla ¡ya verás como voy a ser el último mono! 😅😅😅

    Besitos carinyet 💋💋💋

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  7. A mí me ha gustado pero estoy de acuerdo contigo en que quizás sea más romántica que sus anteriores novelas.
    Un beso

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  8. La previsibilidad de la trama ya la han comentado por ahí varias reseñas, en cualquier caso, es esa frescura a la que aludes la que hace a los lectores buscar una y otra vez a Mónica.
    Besos

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  9. A pesar de lo que me cuentas, yo no disfruto del todo de este tipo de género. Un abrazo

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  10. Pues mira, creo que tienes razón. Es más romántica que feel-good pero como deja tan buen rollo. Dan ganas de ir a Serralles y pasarse allí una semana. Y de paso visitar esa librería. Yo también he disfrutado mucho de la lectura de esta novela. Mónica tiene magia. Besos

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  11. Mónica siempre es una gran elección, éste no fue una excepción
    Besos

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  12. Hay rasgos de la novela que podrían atraerme, pero no soy mucho de este género y la voy a dejar pasar.
    Un abrazo.

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  13. Una maravillosa contadora de historias... y no sólo es genial escribiendo y creando, también lo es recomendando novelas... me he dejado llevar por varias reseñas suyas y ¡Chapeau!, he descubierto libros increíbles... ;)

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  14. Uf, què va, este tipo de novelas no son de mi estilo, ni las feel good ni las románticas contemporáneas, y menos is tiene toques intimistas....Lo que más me atrae es lo de las referencias y la parte metaliteraria, pero qué va, no me convence.

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