Datos
técnicos:
Título: La
biblioteca de fuego.
Autora:
María Zaragoza.
Editorial:
Planeta.
1ª
edición: Abril/2022.
Encuadernación:
Tapa dura con sobrecubierta.
ISBN:
978-84-08-25590-1.
Idioma:
Español.
Nº pág.:
528.
Sinopsis:
En
el efervescente Madrid de los años treinta, Tina sueña con
convertirse en bibliotecaria. Junto con su amiga Veva, se adentrará
en un mundo de cabarets y clubs feministas, libros malditos y viejos
fantasmas. Así descubrirán la Biblioteca Invisible, una antigua
sociedad secreta que vela por los libros prohibidos.
Pronto
Madrid se convierte en una ciudad sitiada, donde la cultura corre más
peligro que nunca. En medio de una guerra que lo arrasa todo, Tina
vivirá una historia de amor clandestina que marcará el resto de su
existencia mientras trata de proteger los libros no sólo de los
incendios y las bombas, sino también de la ignorancia y los
saqueadores.
Una
novela emocionante e imprescindible sobre el amor a la cultura. Un
sincero homenaje a quienes arriesgaron sus vidas para preservar el
tesoro de nuestras bibliotecas.
A
veces las personas pequeñas hacen grandes cosas y guardan después
silencio.
Una
novela imprescindible sobre el amor a la cultura.
Opinión
Personal:
Estoy
seguro de que, quienes estén interesados en la última obra de la
escritora natural de Campo de Criptana (Ciudad Real), María
Zaragoza, La biblioteca de fuego, con la que obtuvo el Premio
Azorín de Novela 2022, no se sentirán indiferentes ante la temática
que aborda la trama, y también estoy convencido de que más de uno
despotricará a diestro y siniestro ante la barbarie que se comete
con el patrimonio nacional. Una trama que gira en torno a lo que significó la cultura
en la década de los años treinta del siglo XX, por lo que en aquel
entonces supuso salvaguardar las obras de arte y el fondo
bibliográfico español, sobre todo tras el estallido de la cruenta y
triste Guerra Civil Española. Tras este conflicto fratricida los
libros fueron sometidos a los mal llamados autos de fe por el bando
sublevado contra el Gobierno legítimo de la República, —y
que sería el vencedor de este conflicto fratricida—,
si es que puede decirse que hubo vencedor en una guerra en la que
media España luchó contra la otra media—. El nuevo régimen no dudó
en saquear bibliotecas públicas y privadas, y quemar
una ingente cantidad de obras que consideraban perniciosas, porque
«envenenaban la mente y el alma de los buenos
españoles», como afirmó en sede parlamentaria, durante la
Segunda República, Ramiro de Maeztu. La escritora criptanense rinde
un merecido homenaje a todas las personas que participaron en el
salvamento del tesoro artístico y bibliográfico durante la guerra
civil, a los invisibilizados que no dudaron en ayudar en una ardua y
peligrosa labor, porque eran conscientes de que su vida corría
peligro, sobre todo a medida que el fin de este conflicto bélico
estaba cada vez más cercano, con las consecuencias que este
desenlace supondría para ellos, como lo podrá comprobar el lector
en el tramo final.
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(Casa Profesa Jesuitas-Madrid, 1931) |
Defino
la La biblioteca de fuego como una historia circular que no
tiene desperdicio. Una historia circular en la que la protagonista y
narradora, Tina Vallejo de Mena, es una joven que desea convertirse
en bibliotecaria. Ya en Madrid, y terminada la Guerra Civil, le
recomiendan que vaya al «viejo edificio de la universidad en la
calle San Bernardo, donde se iba a celebrar el Día del Libro por
primera vez desde 1936»(pág. 11). Pero Tina se queda
horrorizada al presenciar el aberrante espectáculo que tiene lugar
una vez que leyeron un pasaje de archiconocido capítulo VI de El
Quijote. María Zaragoza ya
atrapa al lector desde las páginas que conforman el preámbulo, que
para mí supuso un claro incentivo para estar muy pendiente de lo que
me iba a encontrar a lo largo de los 22 capítulos titulados, más un
preámbulo y un epílogo, en los que se estructura el desarrollo de
la trama.
Me gustó mucho la historia que relata en primera persona Tina Vallejo de
Mena, una joven que pudo acceder a un estilo de vida muy diferente a las
mujeres de su clase social de aquel entonces, por obra y gracia de su
padre, como lo cuenta en los primeros capítulos. Tina aspira a convertirse en bibliotecaria pero no espera que su labor como tal vaya a ser tan arriesgada, sobre todo durante la Guerra Civil Española. Sin duda alguna,
María Zaragoza planificó y desarrolló un complejo rompecabezas en
el que van encajando todas las piezas a medida que se aproxima el
desenlace. Un complejo rompecabezas que invita al lector a realizar
un viaje literario a esa década tan convulsa del siglo XX, porque la
voz narrativa relata de forma clara los capítulos que se tienen
lugar en Madrid, con lo que el lector tiene una visión diría que
cinematográfica, porque puede imaginarse cómo son los episodios que se
suceden en la capital española. Una ciudad en la que es testigo de
cómo es el día a día durante la Segunda República, pero en la
que también se le encogerá el corazón ante el horror que se relata
durante los tres largos e interminables años que duró el conflicto
bélico fratricida. Impresiona ser testigo de cómo sus habitantes,
al igual que en el resto del país, tratan de llevar una cierta
rutina, aunque pendientes, sobre todo, de los bombardeos que siembran
de terror y muerte la capital, y tienen que salir corriendo a los
refugios antiaéreos. Una población que para sobrevivir como
buenamente pueden está muy pendiente de los escasos alimentos que
les ofrece la cartilla de racionamiento, sin olvidarse de que
empezaban a escasear y los habitantes del Madrid sitiado tienen que
apañárselas como pueden, salvo que tengan acceso a quienes les
surtieran algunos productos, sobre todo cuando son conscientes de que
la victoria de los sublevados se una realidad innegable, y no
tardarían en entrar triunfantes en una ciudad que habría que
reconstruir desde las cenizas y los escombros que provocaron los
bombardeos, cada vez más frecuentes.
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(Casa de las Siete Chimeneas-Madrid) |
A
lo largo de los capítulos se percibe un claro equilibrio entre las
diferentes subtramas que enriquecen a la principal. Subtramas en las
que las alusiones literarias están muy presentes, sobre todo en lo
que se refiere a la poesía, como se podrá comprobar en los
poemarios que leen Felipe y Tina de jóvenes, las referencias al
Romancero Gitano o Él Amor de don Perlimpín con
Belisa en su jardín, pieza teatral que desconocía del poeta y
dramaturgo granadino. Destaco Poeta en Nueva York por el
simbolismo que representa este manuscrito en la obra del escritor
granadino Federico García Lorca. También se hacen mención a los
poemas que se leen en Sevilla en la casa del poeta Fernando Villalón.
Me gustó mucho la subtrama que se desarrolla en la pensión de la
tía Paca, en la que va a vivir Tina mientras realiza sus estudios de
bibliotecaria, aunque ella era más partidaria de ingresar en la
Residencia de Señoritas. En esta pensión ubicada en la calle
Colmenares tienen lugar episodios que atrajeron, no sólo por la
figura de quien la regenta, y que además ejerce como espiritista.
Una tía Paca que sorprenderá con un secreto que guarda, y que será
revelado con el paso de los capítulos. También estuve muy pendiente de las peculiares
conversaciones que mantienen los cuatro ancianos que viven en ella,
sobre todo entre don Germánico y don Gabriel, o de Carlos, un joven
de origen humilde que estudia medicina, y que protagonizará varios
episodios de interés.
En
La biblioteca de fuego la amistad y el amor también están
muy presentes la amistad y el amor. Una amistad inquebrantable que
sobre todo mantienen Tina y Veva, que son dos mujeres de caracteres
muy diferentes pero que, con el paso de los capítulos se
complementan. Pese a que es inquebrantable, también mantienen
algunas diferencias entre ellas, pero la reconciliación las limará
y su relación cobra más fuerza. Los padres de la protagonista y narradora quieren que su hija se case, mediante matrimonio concertado, con Felipe, el hijo de un terrateniente amigo de la familia, para unir el patrimonio de ambas. Pero, como adelanta la sinopsis, Tina vive una historia de
amor clandestina que marcará el resto de su existencia, por lo que
el lector estará muy pendiente de la decisión que tome sobre su
futuro sentimental, pese a lo que comentó a su amiga en varios
episodios de la novela. En este sentido, ambas tienen afecto a Estrellita la Rápida, «era la provocación y rapidez, como indicaba su nombre artístico, y cantaba canciones de contenido sicalíptico a un ritmo poco adecuado para gente que sufriera del corazón»(pág. 61).
La
biblioteca de fuego es una novela histórica en la que la autora
focaliza la trama en torno a la labor que los bibliotecarios y
voluntarios que se comprometieron a salvaguardar el patrimonio
bibliográfico nacional, del que se realiza un minucioso trabajo para
enviarlo primero a Valencia, y desde Barcelona a Ginebra, traslado
auspiciado por las Naciones Unidas. Una trama en la que la voz
narrativa relata, cuando los episodios se prestan a ello, los hechos
históricos que tienen lugar en la década de los años treinta del
siglo XX, si bien, como aclara en los agradecimientos, «los datos
reales que aparecen en la historia han sido en varias ocasiones
modificados en fechas o detalles para ajustarse a las necesidades
del texto, ya que una novela debe ser coherente, aunque la realidad
haya hecho por su cuenta lo que le haya venido en gana»(pág.
526).
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(Biblioteca Nacional-Madrid) |
Me
gustó todo lo relacionado con la Biblioteca Invisible, que con el paso de los capítulos cobra protagonismo, y todo lo
relacionado con quienes se implican en velar por los libros
prohibidos, que es el objetivo que se marca esta antigua sociedad
secreta que vela por los libros prohibidos. Una biblioteca en la
que desempeña un papel trascendental el personaje conocido como Rayo de Luna, aunque también
estará ligado a esta sociedad secreta un personaje que da mucho
juego a la novela, a quien se conoce como Conde Duque. Un personaje
cuya presencia origina episodios que atraen la atención
del lector, por las actividades ilícitas que realiza y, sobre todo, desde que Tina está muy pendiente de la presencia de este personaje en episodios
en los que es consciente de que puede sacar algo de provecho.
María
Zaragoza también retrata a lo largo de los capítulos la sociedad de
la época y cómo evoluciona el día día en los distintos estamentos sociales,
sobre todo dependiendo del régimen político que impere en aquel
entonces. En la primera fase de la novela se refleja el ansia de
libertad, sobre todo tras la proclamación de la Segunda República.
Una Segunda República en la que el lector es testigo tanto de la
vida nocturna que describe la voz narrativa, en un mundo en el que
los cabarets y otros lugares de ocio ofrecen a los madrileños
lugares donde esparcirse y mostrar incluso a ojos de los demás sus
inclinaciones sexuales, sin miedo alguno a ser señalados como
invertidos. Pero también se percibe la implicación de la mujer
en el mundo de la cultura, como la fundación del Lyceum Club
Femenino, que tuvo su primera ubicación en la llamada Casa de las
Siete Chimeneas, en el que se reunían mujeres que tenían un elevado
nivel de educación, interés por la cultura y tiempo para
desarrollar actividades. Tal y como se narra en el
último tramo, todo este movimiento cultural desaparecerá durante la
Guerra Civil Española y postguerra, período en el que la Sección
Femenina marca la labor que desempeña la mujer en el régimen
franquista, lo que da lugar a que se dude sobre el futuro que le espera a esta asociación de mujeres. Pero en la Segunda República el lector se encontrará también con las dos Españas, que se reúnen en la tertulia que tiene lugar en La Ballena Alegre, ubicado en el sótano del Café Lion, en el incluso trabaron amistad Primo de Rivera y García Lorca, aunque también se tiran pullas y bromas, como se podrá comprobar en algún fragmento de la novela.
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(Residencia de Señoritas-Madrid) |
Por
las páginas de esta novela con la que la autora se alzó con el
Premio Azorín de Novela 2022 transita un amplio elenco de personajes
que le confieren un gran interés al desarrollo de la trama, porque
cada uno de ellos tendrá episodios en los que sobresale el papel que
desempeña. Sin duda alguna, los personajes son un gran reclamo para
el lector, porque se encontrará interrelacionados con naturalidad
los ficticios con los reales, que son un buen e interesante
ramillete. Pese a lo que acabo de comentar, no tardé en
familiarizarme con ellos, sobre todo los creados por la imaginación
de la autora, porque perfila cada uno de éstos con algún rasgo que
lo caracteriza. El hecho de que hay personajes reales, me llevó a
buscar en Internet alguno de ellos porque tenía la sensación de que
me resultaban conocidos o, tal y como se describen los episodios en
los que intervienen, tuve la sospecha de que eran reales. El poeta y
dramaturgo Federico García Lorca es el que más presencia tiene en
el desarrollo de la trama entre los reales, aunque también me
interesó la labor realizada por Blanca Chacel, que fue miembro de la
Junta de Protección del Tesoro Artístico y tuvo un papel muy
destacado en el traslado del Patrimonio Nacional desde Cataluña
hasta Ginebra en marzo de 1939, al igual que la también
bibliotecaria Juana Capdevielle, la primera mujer jefa de una
biblioteca en la universidad española. Otro tanto sucede con
miembros conocidos del Lyceum Club Femenino, caso de María de
Maeztu, Zenobia Campubrí o María Lejárraga. Me llamaron mucho la
atención también personajes reales como la escocesa Fernanda
Jackobsen y su labor humanitaria al frente de una expedición a
Madrid de ambulancias escocesas con las que apoyaba, sobre todo, a la
población civil y al traslado de heridos desde el frente, o Miguel
Artigas como director de la Biblioteca Nacional, y su papel en esta
institución una vez finalizada la guerra. Un Lyceo que atraerá la
atención del lector, tanto desde su primera ubicación en la ya
mencionada en esta reseña Casa de las Siete Chimeneas como el
incierto futuro que le espera tras la Guerra Civil Española.
La
biblioteca de fuego es una novela que se puede tomar como una
magnífica lección de Historia, cuya trama gira en torno a la
salvaguarda del fondo cultural español, sobre todo tras el estallido
de la guerra civil en 1936. Tina Vallejo de Mena es la protagonista
y narradora que relata lo sucedido entre 1930 y 1939, como un
«merecido homenaje a los héroes y heroínas que participaron en
el rescate del tesoro artístico y bibliográfico español durante la
Guerra Civil Española, y que realizaron una labor extraordinaria con
todo en contra... Es también un homenaje a los que siguen creyendo
que en la cultura hay esperanza». (pág. 526). Pero también es
una aventura para la protagonista, aunque no en el sentido literal de
la palabra. Tina aspiraba a ser bibliotecaria, pero el estallido de
la Guerra Civil Española truncó su labor como tal y se vio
sumergida en una empresa muy difícil de realizar, dados los tiempos
que corrían. Leí La biblioteca de fuego con mucho interés,
porque María Zaragoza tiene un estilo narrativo que encandila, y con
el que consigue que el lector se sumerja de pleno en el desarrollo de
la trama, e incluso diría que la tome como si él participara
también en cada uno de los 22 capítulos, más el preámbulo y el epílogo que conforman esta novela.
Quizás por lo que acabo de comentar el ritmo me resultó fluido y
diría que constante, porque tuve la sensación de que apenas decaía
a lo largo del relato de la voz narrativa. El lector se encontrará
con unos personajes muy bien perfilados —diría
que de carne y hueso—. No tardé en familiarizarme con su forma de
ser y actuar, e incluso llegué a sonreír en algún episodio que
tiene lugar en la pensión de la tía Paca, en la que se aloja la
protagonista mientras se prepara para ser bibliotecaria. En mi
modesta opinión, diría que el lector se encontrará con una crónica
novelada de la época, de la que estará muy pendiente, sobre todo,
tras el estallido del conflicto fratricida y lo que le sucede a la
población de Madrid ante el continuo bombardeo al que es sometida la
capital de España.
Biografía:
María
Zaragoza (Campo de Criptana, 1982). Narradora y guionista, ha
publicado una docena de títulos entre novelas, cómics y libros de
relatos, por los que ha sido galardonada con los premios Ateneo Joven
de Sevilla y Ateneo de Valladolid, entre otros. Además, sus relatos
se han incluido en numerosas antologías y publicaciones
especializadas. También se ha adentrado en la literatura infantil y
juvenil con Baba Yagá, obra ilustrada por El Rubencio. Fue becaria
de la tercera promoción de la Fundación Antonio Gala para jóvenes
creadores. En 2011, el Instituto de la Mujer de la Junta de
Comunidades de Castilla-La Mancha reconoció su trabajo a favor de la
igualdad de género. Su obra Realidades de humo ha sido adaptada al
cine por Joaquín Loustaunau, y en 2019 recibió el XXVII Premio de
Guion Radiofónico Margarita Xirgu de RNE por «Un candidato para el
fin del mundo».Actualmente compagina la escritura de guiones de cine
con sus labores como tutora de narrativa y dramaturgia en la
Fundación Antonio Gala de Córdoba, y es columnista del diario
Manchainformación. Facebook: María Zaragoza OficialInstagram:
@mariazaragoza00.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de la web de la Editorial Planeta. Fotografía de María Zaragoza tomada de Wikipedia. Imagen de la Casa Profesa de los Jesuitas tomada de la web Jesuitas de España. Imagen de la Casa de las Siete Chimeneas tomada de la web de la Comunidad de Madrid. Imagen de la Biblioteca Nacional tomada de la web Fundación Sierra Pambley. Imagen de la Residencia de Señoritas en Madrid, tomada de la web del Diario La Razón.