Datos técnicos:
Título: Todo es posible.
Título original: Anything Is Possible.
Autora: Elizabeth Strout.
Traductora: Rosa Pérez Pérez.
Editorial: Duomo (Colección Nefelibata).
1ª edición: Octubre/2017.
Idioma: Español.
Nº pág.: 288.
Sinopsis:
Una famosa escritora vuelve al Medio Oeste americano, a la ciudad de su infancia, y desencadena una serie de historias narradas por aquellos que la conocieron: recuerdos de soledad y condescendencia, sutiles y poderosos sentimientos; y el siempre creciente abismo entre el desear y el tener.
Opinión Personal:
En febrero de 2018 leí y reseñé en este blog Me llamo Lucy Barton (reseña), en cuyo desarrollo de la trama la escritora estadounidense Elizabeth Strout da a conocer a través de una historia intimista las dos caras de la protagonista. Una historia en la que el lector conocerá a Lucy Barton como persona y como escritora, con el aliciente de que estará muy pendiente de la conversación que mantiene con su madre, a la que hacía tiempo que no veía, y que aprovecha la convalecencia de su hija en el hospital para visitarla. Todo es posible es la precuela del título mencionado al principio de este párrafo, aunque en esta ocasión entiendo que no es necesario leerla en primer lugar. En este sentido, la autora ofrece una perspectiva diferente sobre Lucy Barton a través de una serie de historias narradas por aquellos que la conocieron, para lo que aprovecha un viaje en el que la ya famosa escritora vuelve al Medio Oeste estadounidense, a la ciudad de su infancia, Amgash (Illinois).
En mi modesta opinión, entiendo que Todo es posible es una novela descarnada, en el sentido de que el lector se encontrará con una realidad contada tal y como la perciben los personajes, sin adornos ni suavizantes, si bien narrados de tal forma que la autora consigue que este calificativo no los deshumanice, porque es consciente de que tienen que adaptarse al pequeño pueblo en el que viven. Los nueve capítulos titulados que la conforman no me dejaron indiferente tal y como son relatados por el narrador omnisciente, bien a través de los diálogos que mantienen, con reflexiones incluidas, o bien a través de las descripciones que realiza la voz narrativa. Aunque la indiferencia a la que me refiero guarda relación con el lugar en el que se desarrolla la trama, Amgash, en Illinois, a través del que la autora refleja lo que es el día a día en la América profunda, y cómo son las relaciones humanas entre los vecinos, porque en todo momento tuve la sensación de que el trato es muy distante y cada uno se preocupa por sobrevivir con los recursos que obtienen de las granjas y los campos en los que cultivan maíz y soja. Pero diría que también es una novela de segundas oportunidades porque, pese a vivir en una zona en la que tienen muy pocas posibilidades para medrar, hay algunos personajes que sí logran olvidar los grandes golpes que les dio la vida durante sus primeros años, en la que estaban sumidos en la pobreza absoluta, caso de los capítulos titulados El hostal de Dotty y Cegados por la nieve.
Si Me llamo Lucy Barton es una novela claramente intimista, prefiero catalogar mejor a Todo es posible como una sucesión de historias encadenadas, en las que a través de los capítulos el lector se familiarizará con los personajes sobre los que gira cada uno de ellos, pero en los que también se encontrará con otros de los que recibirá una información puntual, a quienes conocerá más en profundidad en las historias que protagonizan. Se encontrará con una obra coral, pese a que Lucy Barton es quien une a todos ellos. Una obra coral en la que cada uno de ellos muestra sus luces y sus sombras, y en quienes los secretos están muy presentes, por lo que entiendo que este es uno de los grandes atractivos que tiene esta precuela, con lo que el lector se llevará alguna que otra sorpresa ante los descubrimientos que salen a la luz en los siguientes capítulos. Y es que, más temprano que tarde, es lo que acostumbra a suceder en un lugar tan pequeño como Amgash, pese a que se intenten ocultar algunos episodios que se consideran muy íntimos, como sucede con la historia de Richard Macauley, quizás uno de los personajes que más me impresionaron. No me olvido del capítulo titulado Rota, porque a medida que se sucedían las escenas me dije que tiene ingredientes propios de una novela de misterio e intriga, por el papel que desempeñan en el mismo los dos personajes principales en relación con una fotógrafa a la que acogen en su casa, porque asiste a un festival fotográfico en el pueblo, que está a una hora más o menos de Chicago.
En cada una de estas nueve historias encadenadas, el lector estará muy pendiente de las opiniones que vierten los personajes sobre el éxito de Lucy Barton como escritora, pues en algunos capítulos Elizabeth Strout aprovecha las escenas en las que este personaje sale en la televisión, o bien comentan su asistencia a la firma de libros y la reacción que tiene al encontrarse con alguno de sus antiguos vecinos. Conocerá los recuerdos que tienen sobre el pasado de la familia Barton en Amgash a través de los recuerdos que tienen sobre ellos, entre los que llamaron la atención las reacciones del padre en determinados episodios y el trabajo que realizaba la madre, que se dedicaba a la costura. Pero también, como adelanta la sinopsis, estará muy pendiente de la vuelta de la escritora al pequeño pueblo en el que pasó la infancia y el encuentro que mantiene con sus hermanos en la casa familiar, en la que ahora Pete vive solo.
Todo es posible es una precuela de Me llamo Lucy Barton, y cuya lectura me entretuvo mucho más que el título que le precede. El lector que se interese por ella tiene que tener muy presente que la trama se desarrolla en el Medio Oeste de los Estados Unidos, en una de las zonas que se encuadran en lo que que se conoce como la América profunda. En este sentido, me impresionó mucho cómo Elizabeth Strout se pone en la piel de cada uno de los personajes y hace un retrato magistral de la condición humana, por los rasgos psicológicos que confiere a cada uno de ellos. Una mimetización que diría se extiende a su estilo narrativo, muy directo, y en el que emplea un lenguaje sencillo pero muy cuidado, porque a través de él se adapta a la forma de ser y actuar de los personajes, lo que se pone de manifiesto en los diálogos que mantienen. En este sentido, en algunas escenas tuve la sensación de que marcaban las distancias. La crítica está también muy presente, así como las reacciones de los hijos ante determinadas formas de actuar de sus padres, caso del capítulo titulado Misisipi Mary.
Biografía:
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora, tomados de la web de Duomo. Fotografía de Elizabeth Strout tomada de la web del diario El Confidencial.