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jueves, 18 de noviembre de 2021

El nombre de Dios, de José Zoilo.


 










Datos técnicos:




Título: El nombre de Dios.

Autor: José Zoilo.

Editorial: Ediciones B (Grupo Pengüin Random House).

1ª edición: Septiembre/2020.

Encuadernación: Rústica con sobrecubierta.

ISBN: 978-84-666-6845-3.

Idioma: Español.

Nº pág.: 640.



Sinopsis:



Cuenta la leyenda que el rey Salomón mandó construir un objeto en el que dejaría escrito todo el conocimiento del mundo: una mesa plagada de oro y joyas capaz de colmar con su poder la ambición de quien la poseyera.

Año 711 d. C.: las tropas musulmanas desembarcan por primera vez en el sur de la península Ibérica con un afán imparable de conquista que hasta el momento no ha conocido rival. Sorprendido mientras luchaba en el norte de su territorio, el rey visigodo Roderico debe partir para defender la provincia más meridional de un reino que se enfrenta ahora a demasiados enemigos.

A la vez que los ejércitos se preparan para la lucha y las viejas rencillas comienzan a aflorar entre los nobles godos, un religioso escoltado por una pequeña partida se dirige hacia el campo de batalla portando una reliquia que podría cambiar el curso de la contienda. Es el momento de comprobar si su poder sagrado será suficiente para hacerse con la victoria, o si, por el contrario, terminará convirtiéndose en la perdición del reino.



Opinión Personal:




El nombre de Dios es una novela histórica que uno no duda en recomendar cuando la ocasión se terciaPese a ser un tocho de 640 páginas, nunca tuve la sensación de que me enfrentaba a una historia de considerable extensión, porque los ingredientes que contiene la trama y los personajes que desfilan por sus páginas incitan a estar muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los capítulos que la conforman. Sin duda alguna, coincido con la loa que ofrece la editorial al pie de la sinopsis, porque «José Zoilo es el gran descubrimiento de la novela histórica española»porque sus obras son un claro indicativo de la calidad narrativa que atesoran. Está claro que, como biólogo de profesión que es, analiza y disecciona con sumo cuidado el trabajo literario de turno para que el lector disfrute con la trama que contieneCon este título José Zoilo (Tenerife, 1977) se alza con el Premio Literario Cerros de Úbeda, que es uno de los tres galardones que se entregaron en la Décima Edición del Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda 

(Batalla Río Guadalete-S. VIII)
José Zoilo ofrece al lector una magnífica lección de historia, en la que construye un perfecto engranaje con los episodios históricos que se reparten a lo largo de los capítulos que la conforman, la subtrama que gira en torno a la aventura que origina la mesa del rey Salomón y unos personajes inolvidales y carismáticos. Como recomiendo habitualmente, merece la pena leer con detenimiento la Nota Histórica final, en la que aclara la versión de los hechos en la que fundamenta buena parte de la novela, y en la que tiene muy en cuenta las diversas fuentes que consulta para elegir la que considera más lógica. A los episodios históricos que se reparten a lo largo de los capítulos acompaña una subtrama muy entretenida que gira en torno a una reliquia, pues en ese entonces se explotaba la fuerza de la fe para que se aferraran a ella quienes veían cómo el mundo que conocen se sume en una oscuridad, de la que la Iglesia se aprovecha para hacerles ver que tienen armas poderosas con las que combatir la temible noche que se les echa encima. Y es que en El nombre de Dios cobra protagonismo una pata de la mesa del rey Salomón, plagada de oro y joyas, que el padre Bonifacio enarbola como bandera para que se sientan bajo su amparo quienes participan en la batalla del Guadalete junto a Roderico, porque les ayudará a derrotar al ejército venido del desierto, e incluso afirma que puede otorgar un poder absoluto a quien la posea porque le ayuda a dominar el mundo conocido.

La trama de El nombre de Dios está planificada y desarrollada a conciencia, a lo largo de los 40 capítulos que conforman una historia apasionante, más un prólogo y un epílogo, agrupados en dos libros, diría que bien diferenciados. José Zoilo ofrece en las guardas de la novela un mapa de la Hispania del siglo VIII en el que se detalla la constitución del reino visigodo y se resaltan las ciudades que se mencionan a lo largo de los capítulos, junto con el vecino reino franco, porque los ejércitos de al-Andalus atraviesan los Pirineos y se adentra en el reino la Septimania. En mi modesta opinión, entiendo que el primer libro es más de corte histórico, si bien ya se vislumbra la subtrama en la que la mesa del rey Salomón empieza a cobrar protagonismo. En el segundo tiene un mayor dominio la aventura, aunque sin abandonar los episodios históricos, igual de atractivos que los que se desarrollan en el que le precede. En este sentido, estuve muy pendiente no sólo del avance de las tropas musulmanas en la península, si no también por el papel que desempeñan en el mismo tanto Tariq ibv Ziyad como Musa ibn Nusair gobernador de Ifriqiya, rencillas incluidas entre ambos, quienes tienen que rendir cuentas ante el califa de Damasco. Tras lo acontecido en la batalla del río Guadalete y su avance en la conquista de Hispania, son conscientes de que las intrigas y divisiones reinan entre los visigodos, por lo que los valíes sucesores aprovechan estas disputas para llevar a cabo las políticas con las que consolidar y ampliar el territorio conquistado. Los francos de Septimania temen su presencia, por lo que son conscientes de los musulmanes no tardarán en cruzar los Pirineos, como lo podrá comprobar el lector en los episodios que se desarrollan en Carcassona, Narbona y Tolosa.

(Batalla de Tolosa-Septimania-S. VIII)
En lo que se refiere a la subtrama en la que la aventura está muy presente, en mi modesta opinión entiendo que es un gran acierto del autor intercalar los episodios históricos con aquellos en los que predomina las peripecias que acompañan a los personajes que acompañan al custodio de la reliquia. En mi caso, estos episodios ayudaron a que el ritmo de lectura fuera fluido, pese a que hay un claro dominio de la narración frente a los diálogos, y que apenas decae el ritmo narrativo. En mi modesta opinión, es una aventura que tiene su momento cumbre en el viaje que emprenden a Roma Hermigio y quienes le acompañan, aunque a su regreso a la Septimania les aguardan episodios en los que se tendrán que enfrentar de nuevo a la realidad que supone el avance musulmán. Hermigio le asegura al cura Bonifacio que cumplirá la promesa de entregar la reliquia a Sinderedo, el obispo metropolitano de Toledo, que se exilió a Roma. Incluso me dije que en la ciudad de los curas se desarrollan escenas propias de thriller, por la expectación que mantiene el lector en todos los episodios que se desarrollan en la que fuera capital del Imperio Romano, en ese entonces en declive, tal y como se puede comprobar en los escenarios que se describen de esta urbe. El lector estará muy pendiente de lo que les pueda ocurrir al portador de la reliquia y quienes le acompañan, en donde no faltan giros que invitan a estar pendiente del desenlace de este tramo de la novela. Incluso se encontrará con un secuestro que les mantendrá en vilo, porque el odio, la venganza y la ambición empujan a Ragnarico, «frustrado por no ser él quien rigiera los destinos de Astigi» (pág. 41), por lo que lleva a cabo el plan que traza para alcanzar su objetivo, que no es otro que sustituir a su hermanastro de Ademar, porque cree que le corresponde por derecho. Un derecho en el que incluso utiliza la fuerza de las armas, y en el que se afianza el deseo de darle muerte.

Uno de los grandes temores que tengo en las novelas históricas es cómo aborda el autor las batallas que se describen, o los sitios de las ciudades que deciden asediar los invasores, porque entienden que es la solución que les asegura la victoria, una vez que comprueban que con los asaltos que realizan no consiguen rendirlas. En este sentido, me sentí cómodo tanto en las descripciones de los combates como de los asedios, pese a que quizás me dio la sensación de que en algunas escenas la voz narrativa se recreaba un tanto en determinados enfrentamientos. Sin embargo, entiendo que en su conjunto el narrador omnisciente fue a lo práctico, pese a que hay episodios en los que la sangre y las escenas duras están muy presentes, sobre todo en aquellas en las que la población es la que sufre el mayor ensañamiento, una vez que que los vencedores capturan la ciudad asediada.

(Basílica Santa María de los Mártires-Roma)
Para acompañar todos los episodios que conforman El nombre de Dios, José Zoilo perfila una obra coral, en la que quienes se interesen por conocer cómo fueron los inicios de la presencia musulmana en Hispania se encontrarán con un elenco de personajes de ficción que interactúan con naturalidad con los históricos que transitan por sus páginas, y en las que incluso nos encontraremos con algunos que darán origen a dinastías conocidas. Unos personajes de ficción inolvidables y diría que carismáticos, por el poder de atracción que ofrecen sobre quienes estuvimos muy pendientes de las vicisitudes que les acompañan, siendo conscientes incluso de que nos encontramos ante una obra en la que nuevos personajes se unen o relevan a los ya conocidos. Recalco el hecho de ser obra coral porque la gran mayoría de ellos están dotados de unos rasgos muy particulares, por lo que el lector no tendrá problema alguno para seguir los pasos de aquellos que le resulten más atractivos, e incluso se sorprenderá por la evolución que se percibe en los que tienen un mayor peso a lo largo de los capítulos, al igual que las diferencias y rencillas que se reflejan en varias fases de la trama entre bereberes y árabes. Me atrajeron mucho la atención las conversaciones que se mantienen a lo largo de los capítulos, bien porque a través de ellas el lector recibe información de lo que sucede una vez que la invasión musulmana es una realidad; o bien porque, cuando se tercia la oportunidad, los personajes reflexionan e intercambian impresiones sobre el papel que desempeñaron en los episodios ya vividos, sobre todo si el remordimiento está muy presente, como sucede en Ademar, el comes de Astigi, o Argimiro, señor rural de los alrededores de Calagurris, por su papel en la batalla del río Guadalete. Pero también deliberan sobre las relaciones que mantienen entre ellos, caso de Hermigiojoven pastor de una aldea cercana a Toletum que siendo todavía un crío soñaba con empuñar una espada—, o el futuro que les depara ante el empuje de los musulmanes. No me olvido de Elvia, una astur que tiene un pasado que no olvida, y un presente que la marca, por la barbarie que sufre el pueblo en el que vivía tras marcharse de sus tierras, ni del gigantón Witerico, hombre de confianza de Ademar.

Sin duda alguna, quienes disfrutan con la novela histórica tienen en El nombre de Dios una trama que reúne unos ingredientes muy atractivos con la que sentirán que realizan un viaje literario en el tiempo al siglo VIII, por la exquisita ambientación que les hace estar muy pendiente de las vicisitudes que acompañan a los personajes en una historia épica que comienza con la batalla del río Guadalete y diría que tiene su momento cumbre en el viaje que realizan a Roma Hermigio y quienes le acompañan, para entregar la reliquia ya mencionada en esta reseña a Sinderedo, el obispo metropolitano de Toledo, ahora exiliado en la antigua capital del Imperio Romano. Pese a que domina la narración frente al diálogo, el lector se encontrará con el desarrollo de una trama amena y que apenas decae, en la que José Zoilo conjuga con maestría los episodios que se relatan tras la batalla del río Guadalete,  que origina la invasión musulmana por el ejército comandado por Tariq ibn Ziyad, la aventura a la que da lugar la mesa del rey Salomón, junto con la presencia a lo largo de los capítulos de unos personajes inolvidables y carismáticos. El nombre de Dios es una novela épica en la que están muy presentes la traición, la ambición, la venganza, el odio, la lealtad y el amor junto con las intrigas que ayudaron a que los musulmanes consolidaran su poder en Hispania, están muy presentes en la trama, junto con escenas en las que se muestra el lado más ruin y oscuro del ser humano.




Biografía:




José Zoilo Hernández (Tenerife, 1977) es un biólogo de profesión que trabaja en el ámbito de la agricultura y el desarrollo rural. Aunque su labor profesional ha discurrido por el campo de las ciencias, es un auténtico apasionado de la Historia desde muy temprana edad.

Su primera novela, El alano, fue galardonada con el I Premio de Novela Histórica de Pozuelo de Alarcón, y alabada por la crítica y los lectores. Con ella inició la épica trilogía, «Las cenizas de Hispania», una apasionante recreación de la Hispania tardorromana. Niebla y acero fue la esperada continuación. Con El Dux del fin del mundo, José Zoilo Hernández pone fin a esta espectacular recreación de un momento decisivo de la historia de la península Ibérica. Esta trilogía lo ha consagrado como una de las nuevas voces más importantes de la novela histórica nacional.


Nota: Datos técnicos y sinopsis tomados de la web de Penguinlibros. Fotografía de José Zoilo tomada de su cuenta de twitter. Fotografía de la Batalla del Río Guadalete tomada de la web Historia General. Fotografía de la Batalla de Tolosa tomada de la web somosgodos.com. Fotografía de la Basílica de Santa María de los Mártires, en Roma, tomada de la web Sygic Travel. 







4 comentarios:

  1. No me lo llevo porque ya lo he leído y coincido completamente contigo. Una gran reseña para una gran novela.
    Besotes!!!

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  2. Hola Paco, de este autor aun no he leído nada pero esta novela que traes me apetece mucho, la época en que se desarrolla me gusta y por lo que parece los personajes son de esos que no se olvidan fácilmente. Me la llevo apuntada. Besos.

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  3. Hola Paco, yo no he leído nada del autor. En casa, quien más histórica lee es mi marido. A mi no me asusta la cantidad de páginas pero sí esa tendencia que tienen algunos autores a meter datos históricos sin sentido. Veo que, en este caso, todo fluye perfectamente. Le hablaré a mi marido de este libro. Besos

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  4. Zoilo sin duda es un gran referente en cuanto a novela histórica. Por lo que nos cuentas, una novela a tener en cuenta por los amantes de este tipo de género. Me la llevo apuntada para recorrer la península del S VIII. Un abrazo

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